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  • Narcisismo, gemelidad y sacrificio.

    Narcisismo, gemelidad y sacrificio.

     Daniel Gerber

     

    1. La imagen y el doble

     

     Un conocido pasaje del texto de Freud Introducción del narcisismo dice: “Es un supuesto necesario que no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que ser desarrollado. Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya” (1). ¿Cuál es esa nueva “acción psíquica”? En 1936 Lacan presenta su tesis sobre el “estadio del espejo” que puede considerarse la respuesta al interrogante dejado por Freud.

     

     La imagen especular unifica al sujeto y posibilita la constitución del yo como unidad imaginaria. Es el momento del “narcisismo primario”, de la alienación en la imagen que fascina y se puede concebir como el “doble” en la dimensión especular. Este doble especular es el otro del espejo, generador del transitivismo a consecuencia de la confusión yo-otro y de la agresividad, el otro semejante con quien se establece esa disputa por un objeto que permite a Lacan afirmar que “el deseo del hombre es el deseo del otro”.

     

     Pero hay otra dimensión del doble que surgirá años después con el trabajo en torno al registro de lo real: el doble real. En esta dimensión el doble no es el de la competencia y la rivalidad en el plano especular sino eso que anuncia que el propio cuerpo del sujeto puede quedar a merced del Otro como objeto de goce de éste último.

     

     La distinción tiene su importancia porque existe la tendencia a confundir el otro especular, el que ocupa el lugar de lo unificado/integrado, con el doble como real. El doble imaginario está en una relación de exclusión con el sujeto bajo dos modos diferentes: el de la disputa por el mismo objeto o el de la competencia por el deseo de un tercero. Todo esto en el campo de lo imaginario. Pero cuando se trata del doble como real, la aparición de éste último supone que algo se va a desprender del sujeto. Los ojos arrancados en El hombre de arena de Hoffman (2) pueden considerarse un paradigma de este efecto. Freud recuerda (3) que el protagonista del relato, desde lo alto de la torre, ve avanzar a Coppelius y que la sola señal de que este se acerca lo coloca en una posición “enloquecida”, de modo que lo primero que hace es intentar arrojar a su novia, ofrecer a otro, un doble de él mismo, a quien lo amenaza con la pérdida de su condición de sujeto. En ese momento el hermano de la novia la defiende, por lo que sólo le queda la opción de arrojarse él que, como hipnotizado, no puede dejar de reaccionar como autómata: algo lo empuja sin poder evitarlo a responder a ese llamado.

     

     Se puede decir entonces que, cuando el sujeto se encuentra ante la imagen del doble en su dimensión real, el propio cuerpo pasa a ser objeto del Otro. En este momento la imagen ya no es imagen: el sujeto no se identifica con lo que se le presenta, en él no se produce ningún cambio pero sí en el Otro. La película La danza de los vampiros de Roman Polansky presenta una escena ilustrativa de este momento del surgimiento del doble real como siniestro cuando la pareja se aproxima bailando hacia el espejo en el que sólo se refleja la imagen de uno de ellos: la ausencia de imagen transforma al otro, que antes era heim, familiar, en unheim, literalmente no familiar o, como se traduce, siniestro u ominoso; otro que en todos sus rasgos aparece como humano pero que no se refleja en el espejo. Es en este otro en quien se percibe una transformación mínima pero esencial: aparece unos colmillos que lo muestran como vampiro: este es el momento del paso de lo familiar a lo siniestro porque el otro es el mismo de antes pero levemente modificado y esta leve modificación marca el momento en que el protagonista deviene otro, otro que en esta situación puede ser “chupado”, pierde su condición de sujeto para convertirse en una mera fuente de sangre. Aquí es cuando el doble es el propio sujeto como doble de él mismo al experimentarse como puro objeto, puro objeto de goce. Lacan lo señala de esta manera: “El hombre encuentra su casa en un punto situado en el Otro más allá de la imagen de la que estamos hechos. Este lugar representa la ausencia donde estamos. Para suponer lo que ocurre si ella se revela por lo que es –s saber que se revele la presencia en otra parte que lo que hace este lugar como ausencia-, entonces, ella es la reina del juego, se apodera de la imagen que la soporta y la imagen especular deviene la imagen del doble con lo que aporta de extrañeza radical. Para emplear términos que toman su significación por oponerse a los términos hegelianos, ella nos hace aparecer como objeto, por revelársenos la no autonomía del sujeto” (4).

     

     El doble como real implica así la pérdida de la condición de sujeto causada por la posibilidad de convertirse en objeto del goce del Otro. Cuando se produce su aparición el sujeto deviene objeto, pierde su lazo con el significante que le asegura ese estatuto y queda aislado, excluido de todos los significantes de una cadena. Despojado así de la subjetividad y transformado en puro objeto, allí se encuentra con el doble real, como objeto del Otro en una posición imposible de soportar. Precisamente en ese instante en que corre el riesgo de devenir objeto se presenta la angustia.

     

     Innumerables obras literarias han tratado el tema presentado ese momento en que lo imaginario, por el camino de lo siniestro, se aproxima a lo real. Es el momento señalado por Lacan en su texto De nuestros antecedentes: “Lo que se manipula en el triunfo del hecho de asumir la imagen del cuerpo en el espejo, es ese objeto evanescente entre todos por no aparecer sino al margen: el intercambio de las miradas, manifiesto en el hecho de que el niño se vuelva hacia aquel que de alguna manera le asiste, aunque sólo fuese por asistir a su juego” (5). No sólo se trata de la imagen; está también lo que se recorta como mirada, objeto no reflejado en el espejo, diferente en su estatuto de la mera imagen del otro.

     

     Es importante destacar que el personaje literario del doble adquiere en el siglo XIX un significado muy diferente al que tuvo en la antigüedad con autores como Plauto en obras como El anfitrión o incluso en el renacimiento y el barroco. La dimensión lúdica del parecido físico que posibilitaba la sustitución y suplantación del protagonista en las tramas amorosas y políticas, que provocaba la confusión humorística de identidades para concluir con un final feliz, dio paso a lo siniestro en la medida en que el doble no sólo duplica físicamente al sujeto sino que también establece una continuidad inquietante; no es el fiel acompañante sino el heraldo de la muerte o el amenazador alter ego que puede aniquilar.

     

    1. El mito de Edipo y el llamado al sacrificio

     

     Es preciso situar el tema del doble en referencia con el mito de Edipo. El núcleo de éste último está constituido por la prohibición del incesto, cuya función no es solamente la prohibición de relaciones sexuales entre madre e hijo o entre consanguíneos. Su alcance simbólico no se limita a impedir la confusión de generaciones y mantener el orden del linaje según la paternidad pues al prohibir la madre, el hermano y la hermana –en su acepción más restringida- el complejo de Edipo excluye toda relación que pueda tener como efecto el de crear una identidad de sustancia entre sujetos. 

     

     En otros términos y a título de ejemplo, si un hijo desposa a la madre, sus hijos serían a la vez hijos y nietos o hijas y nietas de su madre. La relación incestuosa haría surgir así el espectro de un ser que reuniría en una sola sustancia dos posiciones subjetivas que el orden simbólico distingue absolutamente. Por esto la estructura del Edipo implica, más acá inclusive de la problemática de la castración que regula la relación del sujeto con el objeto de deseo, la cuestión más primordial todavía de la separación que es lo que permite que el objeto de deseo se desprenda como tal a la vez que el sujeto se engendra por efecto de este desprendimiento mismo: “(…) es de su partición de donde el sujeto procede a su parto” (6), dice Lacan en 1960. La afirmación parece muy abstracta pero se esclarece si se la vincula con otra que formula muchos años antes en el texto de 1938 acerca de la familia, cuando todavía no hablaba de separación ni de objeto a, ni había creado el mito de la laminilla. Lo que plantea es la estructura edípica bajo el nombre de “complejo de destete” para situarlo como “la forma primordial de la imago materna” (7).

     

     Esta imagen primordial o imago es la de una plenitud donde el niño y la madre –o más precisamente el niño y el seno- se encuentran reunidos en una común satisfacción: “El rechazo del destete es el que instaura lo positivo del complejo; nos referimos a la imago de la relación nutricia que tiende a reestablecer” (8). A este respecto Lacan se refiere al “deseo de la larva” (9) en el ser humano, que puede describirse como un goce Uno que el complejo vuelve más consistente a medida que lo torna más imaginario, en tanto lo evoca con una nostalgia que puede desarrollarse hasta llegar a algunas formas de suicidio.

     

     Lacan indica que ese goce no depende simplemente de la relación con el cuerpo biológico de la madre, como si fuera la manifestación de un instinto, sino que está socializado de entrada: “Mientras que el instinto tiene un soporte orgánico que sólo es la regulación de éste en la función vital, el complejo sólo eventualmente tiene una relación orgánica, cuando reemplaza una insuficiencia vital a través de la regulación de una función social. Es lo que ocurre en el caso del complejo de destete” (10). Así, lo que Lacan llama en 1938 “complejo de destete”, ubicado en el origen de una imagen materna que realiza imaginariamente la unidad del niño con la madre nutricia, o lo que ya en los años sesenta denominaría la “dialéctica de la separación” por la que el sujeto se engendra separándose de una parte de él mismo que aísla como el objeto perdido de la pulsión, son consecuencia de la regulación del lenguaje por la que el sujeto, en su lazo con la “madre primordial”, establece una relación primaria de exclusión, de exilio, de nostalgia entonces, con respecto a una entidad que de un modo general se puede llamar el todo.

     

     De este todo es rechazado, lo que implica que el Todo como tal no existe más pues no es solamente lo que representa el Otro materno primordial; es también “socializado” por un complejo que en 1938 Lacan denomina “dependencia vital del individuo con relación al grupo”, grupo que puede ser el familiar u otros más extendidos que van a tomar el relevo del primero dando a la nostalgia del Todo un apoyo en el que puede sostenerse. Así, las últimas afirmaciones de Lacan en el capítulo sobre el complejo de destete remiten a Psicología de las masas y análisis del yo de Freud y el capítulo concluye con la afirmación de que la “imagen materna” tiene el carácter de paradigma del todo y causa de una nostalgia que es aspiración a la muerte: “Si pretendiéramos definirla en la forma más abstracta en la que se la observa, la caracterizaríamos del siguiente modo: una asimilación perfecta de la totalidad al ser. Bajo esta fórmula de aspecto algo filosófico, se reconocerá una nostalgia de la humanidad: ilusión metafísica de la armonía universal, abismo místico de la fusión afectiva, utopía social de una tutela totalitaria. Formas todas de la búsqueda del paraíso perdido anterior al nacimiento y de la más oscura aspiración a la muerte” (11).

     

     Estas últimas afirmaciones que hacen referencia a una aspiración a la totalidad del ser pueden sintetizarse en la expresión “goce del Uno”; goce imposible en tanto el sujeto se reunificaría aquí con la parte perdida de él mismo imaginándose unido al Otro en una completa fusión, es un goce que muestra el carácter mortífero de esta aspiración y permite introducir un lazo entre la dialéctica del destete o separación y lo que puede nombrarse llamado al sacrificio.

     

     Si la imagen materna, saludable en el origen en tanto posibilita la constitución de un yo unificado, puede devenir factor de muerte, es porque el goce Uno que se asocia con su exigencia, se opone por sus características no sólo al reconocimiento de todo Otro –incluso del Otro en tanto Otro- sino que implica el rechazo por el sujeto de su división estructural, de su existencia misma entonces. Sólo habría goce Uno si ya no hay Otro, lo que implica en este caso que tampoco podría haber sujeto. Es por esto que en las formas extremas de apego al Otro materno, donde se encuentra –como en la anorexia o en algunos casos de toxicomanías o somatizaciones diversas- desgarrado entre la exigencia de este goce Uno y el anhelo de mantener un deseo que se opone a la satisfacción, el sujeto se experimenta aspirado literalmente hacia una forma de suicidio lento y no necesariamente violento. Freud llamaba a esto masoquismo primario, concepto que alude al hecho de que el sujeto tiene que responder a la vez al imperativo de goce que le impone reencontrar el objeto perdido y hacerse uno con él y a la exigencia de mantenimiento del deseo cuya condición es el rechazo del objeto para preservar la falta necesaria.

     

     Sólo el autosacrificio suicida parece satisfacer estas dos exigencias a la vez: refugiándose en la muerte el sujeto puede al mismo tiempo reencontrar la cuna del ser y negarse a esto como viviente. Pero si otro, un hermano por ejemplo, aparece de repente en posición de gozar inocentemente de esta totalidad del ser a la que él aspira desesperadamente, en ese momento se producirá un doble movimiento en el sujeto por medio del cual realiza el pasaje del autosacrificio al sacrificio. En primer término se identifica con su hermano pero inmediatamente quiere su destrucción: “(…) la no violencia del suicidio primordial engendra la violencia del asesinato imaginario del hermano” (12).La intrusión narcisista del hermano determina el paso desde la posición masoquista a la sádica, del autosacrificio al sacrificio; en este sentido Lacan menciona un poco después el caso de los gemelos que vendría a confirmar esta tesis: “Sabemos que múltiples mitos les atribuyen el poderío del héroe, por el cual se restaura en la realidad la armonía del seno materno, aunque a costa de un fratricidio” (13).

     

     En relación con esto último cabe recordar que en la Grecia antigua, como en otras culturas, la gemelidad, por el exceso de semejanza que manifiesta, es considerada como mancha o impureza. La simple existencia de gemelos constituye en los mitos griegos una mancha de la que la ciudad tiene que liberarse. Los gemelos son portadores de una criminalidad latente que amenaza extenderse, por contagio, a la ciudad entera. También en algunos mitos mesoamericanos los gemelos son considerados productos de partos monstruosos, temidos como extraños y portadores de malos augurios. El Dios perro Xolótl es el de los gemelos y las deformidades. Entre los aztecas los gemelos constituían una amenaza mortal para sus padres, de tal modo que uno de ellos debía ser sacrificado al nacer. El temor ligado a ellos se derivaba del hecho de que personificaban el tiempo mitológico de la creación.

     

     Así, los gemelos aparecen con frecuencia en la mitología de la creación de aztecas, mayas y otros pueblos. Son caracterizados como monstruos asesinos y a la vez héroes que crean el entorno y los materiales necesarios para la vida humana. Son pues creadores del orden pero también encarnan la personificación de conflictos y cambios. En este sentido Quetzalcóatl es identificado con los hermanos gemelos: su nombre contiene el cóatl que significa a la vez gemelo y serpiente; supone pues la identidad de ambos: Quetzalcóatl es la serpiente con plumas, el doble preciosos, el ave de las edades, la gema de los ciclos, el ombligo o centro precioso, la divina dualidad, lo femenino y lo masculino, el pecado y la perfección, el movimiento y la quietud. Frecuentemente es emparejado con Xolótl y Tezcatlipoca debido a la dualidad que representa: la serpiente evoca el cuerpo físico y sus limitaciones, las plumas representan los principios espirituales. Así, el universo posee esa naturaleza dual o polar. Por otra parte, entre los toltecas el ser supremo posee una doble condición: crea el mundo y lo destruye: la función destructora corresponde a Tezcatlipoca, cuya referencia a la gemelidad está ya en su nombre que significa humo del espejo.

     

     ¿Cuál es la razón de esta criminalidad latente atribuida a los gemelos? Podría pensarse que los nacimientos gemelares tienen cierto parecido con los de animales donde el parto múltiple es regla general y que esto evocaría la amenaza de retorno, en el seno de la comunidad humana, de formas de goce prohibidas como el canibalismo que pueden atribuirse a animales. Pero esta explicación es insuficiente porque –como lo dicen de algún modo los mitos, los gemelos evocan más bien la realización del Todo, es decir, de ese goce Uno mortífero.

     

    1. La gemelidad, el sacrificio y el mito nazi

     

     El fenómeno histórico del nazismo que tiene como sustento fantasmático la relación de Hitler con el judío puede tomarse como un lazo de gemelidad paradigmático, al punto que este lazo condujo finalmente al sacrificio del Otro, los judíos en este caso, así como al autosacrificio del pueblo alemán. En este sentido se puede considerar el sentido de lo que se ha llamado el Holocausto como la tentativa de eliminar radicalmente en los judíos esa parte que para el discurso antisemita significaba un acceso directo a un goce “animal”.

     

     Es preciso destacar cierta relación de doble, de fraternidad, de gemelidad inclusive –con las características señaladas- que ligaba a Hitler por sus orígenes, y al pueblo alemán por su historia y sus creencias, con lo que ellos denominaron “el judío”. Relación de gemelidad que, como se ha dicho, desde tradiciones muy diversas es asociada con la idea de una mancha, de contaminación incestuosa tal como se desprende de una afirmación de Hitler acerca del “peligro” que los judíos representaban para los arios. De este modo, siguiendo lo que formulan esas tradiciones, era necesario el sacrificio, si no del gemelo al menos de un sustituto que pudiera representarlo, lugar éste que precisamente iba a ocupar el judío.

     

     Este sacrificio se inició con el proceso de aislamiento y estigmatización que se aplicó a los judíos antes de decretar su concentración y exterminio, como una forma cruda de exposición del gemelo como desecho o como una tentativa de “desgemelización” por la degradación de la imagen corporal. En este sentido se puede pensar que los campos de concentración, antes de que se transformaran en campos de la muerte, tuvieron la función esencial de eliminar el goce supuesto a los judíos imponiéndoles el exterminio por el trabajo, considerado en este caso como antinómico del goce. Hay pues una lógica sacrificial en el nazismo en la medida en que el exterminio de judíos tenía el valor de un sacrificio ofrecido a algún oscuro dios de la ciencia: uno de sus nombres era la Salud.

     

     Un aspecto de esa gemelidad puede definirse así: a lo largo de los siglos los judíos formaron un pueblo “espiritual” alrededor de la noción de Ley (Torá). Los nazis, por su parte, buscaron fundar un pueblo “material”, concebido como un gran cuerpo orgánico, alrededor de un imperativo de salud: la pureza de la sangre. Esto fue entendido como un objetivo “natural” por una doctrina que mezclaba la ideología hitleriana con el discurso médico y biológico.

     

     Para los nazis, la naturaleza -descifrada por la ciencia- imponía un imperativo absoluto de salud del cuerpo nacional, lo que implicaba la necesidad de curar este cuerpo de sus enfermedades, de purificarlo de sus desechos, de amputarlo incluso de sus “apéndices gangrenosos”, según los términos con los que un médico designaba el exterminio de judíos en Auschwitz. Este lugar devino, en el espacio de cinco o seis años, la encarnación de la “nueva medicina” al servicio del pueblo, “medicina” en la que los médicos seleccionadores se consideraban como los dispensadores de la “Terapia Magna”, para lo que utilizaban la sigla T.M. que designaba la cámara de gas, otras veces llamada “Hospital Central”. Otros médicos “aprovechaban” sus funciones en el campo para organizar ahí algunas experiencias de laboratorio, regocijándose de las inmensas “posibilidades científicas” que se les presentaban. Señalaban en este sentido que en Auschwitz el hombre era un animal de experiencia “más barato” que la rata.

     

     Para el discurso nazi los judíos constituían un obstáculo a la homogeneidad, es decir, a la integralidad del cuerpo popular alemán –que debía ser biológicamente coherente e indivisible para estar en perfecto estado de salud- por su persistente condición “extranjera”. El médico debía ser entonces un verdadero “soldado biológico” del partido y colaborar en la eliminación de todo lo que pudiera introducir una división en ese cuerpo. En Mi lucha, Hitler escribe: “Este mundo no pertenece sino al hombre fuerte ‘entero’ y no al débil ‘medio hombre’”.

     

     Por otra parte, las condiciones de vida en los campos eran tales que, muy rápidamente, los judíos se enfermaban, se volvían portadores de epidemias y parásitos, y llegaban inclusive a perder su apariencia humana, lo que “justificaba” aún más la decisión médica de eliminarlos. Pero este exterminio tenía otro objetivo, más secreto, que podía encontrar el asentimiento del médico como funcionario “al servicio de la vida”. Este objetivo se aclara si es posible responder a la pregunta acerca de qué quería Hitler arrebatar a los judíos al exterminarlos, ¿qué “beneficio” esperaba de ese sacrificio masivo?

     

     La respuesta este interrogante está en Mi lucha, donde el autor habla de la lucha entre los dos pueblos “elegidos”, el judío y el ario, para constatar con sorpresa irritada que los judíos son auto conservadores mientras que los alemanes son siempre individualmente proclives al auto sacrificio en provecho de la comunidad del pueblo. Es así como pretende explicar la extraordinaria supervivencia del pueblo judío a todas las persecuciones de las que fue víctima y de este modo se puede detectar la paradoja de que Hitler, odiándolos intensamente, admira a los judíos y siente celos hacia ellos precisamente por su resistencia y lo que denomina su inmortalidad.

     

     Esto último impone recordar que en Alemania, el mito del judío errante que todo el mundo conocía a principios del siglo XX recibía el nombre de “der ewige Jude”: el judío eterno. Es esta eternidad lo que Hitler quería arrebatar a los judíos para transferirla a los alemanes y fundir ésta en una sustancia orgánica al servicio del Reich milenario. El problema que no podía advertir consistía en que, al concebir la noción de pueblo en el plano biológico, Hitler no podía comprender que la “eternidad” de los judíos se situaba en otro plano que el del cuerpo material del pueblo y así su objetivo no podía llevar sino a un impasse: ¿cómo dar a un cuerpo viviente la única cosa que le faltará para siempre, aunque fuese orgánicamente unificado y purificado: la eternidad? ¿Cómo transformar en provecho del pueblo alemán la eternidad biológica que creía arrebatar a los judíos que eran enviados a las cámaras de gas?

     

     Es aquí donde la lógica del sacrificio se invierte y el auto sacrificio toma necesariamente su lugar: como ilustran las óperas de Wagner, sólo la muerte, paradójicamente, puede dar acceso a la eternidad. La vida arrebatada a los judíos en los campos de la muerte no podía sino transformarse en auto destrucción del pueblo alemán. El proceso podría entenderse de esta manera: al condenar a los judíos al trabajo como el medio para eliminar el goce que encarnaban, los alemanes no podían sino condenarse aún más al deber, pues el goce extraído de uno de los gemelos no podía dejar de amenazar con retornar en el otro. La paradoja y el impasse esencial del nazismo fue esta imposibilidad de eliminar el goce porque en la medida en que más procuraban despojarse de él eliminando a los judíos, más retornaba éste en su seno bajo una forma insidiosa, provocando la necesidad de nuevos autosacrificios alemanes y nuevos sacrificios de judíos: el gemelo que elimina a su hermano se mata él mismo en el otro.

     

     “El judío está siempre instalado en nosotros”, decía Hitler, y agregaba otra frase reveladora del desconocimiento total en que lo situaba su posición subjetiva, desconocimiento que su fantasma disimulaba: “Pero es más simple combatirlo en carne y hueso que bajo la forma de un demonio invisible”. No por azar Joseph Mengele consagró lo esencial de sus “investigaciones científicas” en Auschwitch-Birkenau al estudio de los gemelos. Encarnaba así, de modo enteramente inconsciente, el punto extremo del fantasma hitleriano y su impasse trágico en lo real: en su afán de suprimir al gemelo judío del pueblo alemán para arrebatarle la elección “divina” (14), el nazismo apuntaba a fundar un nuevo pueblo “elegido” que, en el extremo, si la biología racial hubiera sido llevada hasta las últimas consecuencias, no había sido integrado sino por gemelos arios de una misma sustancia cuyo destino no podría ser otro que la mutua destrucción.

     

    1. Freud: Introducción del narcisismo. En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 74.

    2 Cf. E.T.A. Hoffman: El hombre de arena. Factoría Ediciones, México, 2007.

    3Cf. S. Freud: Lo ominoso. En Obras completas, Tomo XVVI. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 215.

    4 J. Lacan: Le séminaire. Livre X. Langoisse. Seuil, Paris, 2004, p. 60. Las cursivas me pertenecen.

    5 J. Lacan: De nuestros antecedentes. En Escritos 1, Siglo XXI, México, 1995, p. 64.

    6 J. Lacan: Posición del inconsciente. En Escritos 2. Siglo XXI, México, 1994, p. 820.

    7 J. Lacan: La familia. Ed. Argonauta, Buenos Aires/Barcelona, 1978, p. 30.

    8 Ibíd., p. 33.

    9 Ibíd., p. 36.

    10 Ibíd., p. 40. Las cursivas pertenecen a Lacan.

    11 Ibíd., p. 43.

    12 Ibíd., p. 51.

    13 Ibíd., p. 60.

    14 Una declaración de Ella Ligens, médica en Auswich, es reveladora respecto a esto: “Una vez me dijo (Méngüele) que sólo había dos pueblos elegidos en el mundo, los alemanes y los judíos, y que era cuestión de tiempo ver quién era superior. De manera que decidió que había que destruirlos” (citado en G.L. Posner y J. Ware: Mengele. El médico de los experimentos de Hitler. La esfera de los libros, Madrid, 2005, p. 73)

  • Narcisismo, psicosis infantiles y autismo.

    Narcisismo, psicosis infantiles y autismo.

    Liora Stavchansky Slomianski

     

    El atractivo de los niños reposa en gran parte en su narcisismo, en su actitud de satisfacerse a sí mismos y de su inaccesibilidad, lo mismo que el de ciertos animales que parecen no ocuparse de nosotros en absoluto, por ejemplo, los gatos y las grandes fieras. Análogamente, en la literatura, el tipo de criminal célebre y el del humorista acaparan nuestro interés por la persistencia narcisista con la que saben mantener apartado de su yo todo lo que pudiera empequeñecerlo.

    Sigmund Freud. Introducción del narcisismo.

    En el 2010 el actor mexicano Diego Luna dirige y produce la película Abel. Abel, un niño de nueve años (al que la crítica propone como autista), internado en un hospital psiquiátrico a causa de su extraño comportamiento. Cecilia, madre soltera, está segura de que lo mejor para su hijo es regresar a casa con el resto de la familia. Convence al doctor para que deje salir a Abel por una semana, tiempo en el que intentará probar que no es necesario transferirlo a un hospital infantil en la Ciudad de México. Con su padre ausente, Abel se convierte en una figura paternal poco convencional que, de una u otra manera, consigue unir a su familia, pero esto no es posible puesto que el padre después de dos largos años de ausencia (supuestamente) regresa de Estados Unidos.

    En cierto sentido, este film surrealista resulta especial por diversos motivos. Es una historia que podría ser real, pero que sobrepasa esos límites para llegar a un nivel de irrealidad que sólo es posible en el mundo de Abel y en el cine. En primer lugar, porque es una película con niños, de las cuales hay pocas en México. Asimismo, por otro lado, si nos movemos por los caminos de la psicología y la psiquiatría, Abel resulta ser la mirada a una familia que padece del mismo autismo que el personaje: viven en un fraccionamiento apartado, retrata una célula que ha parado su desarrollo, aislada de la sociedad con serios problemas de comunicación e incapaz de mantener un asertiva interacción emocional entre sus integrantes. Éstas son exactamente las mismas características “conductuales” del autismo: asilamiento, falta de comunicación y emocionalidad. Los pocos momentos en los que se deja ver un ligero «funcionamiento» en la familia suceden justo cuando Abel logra poner en armonía, través de su nuevo rol, el ambiente en casa. La familia logra trabajar por un objetivo común: la “salud” de Abel.

    Esta es una breve reseña que invita a estudiar junto con la teoría… Es sabido que el DSM da cuenta de la problemática de definir – en un cuadro clínico – la variedad múltiple de las manifestaciones y trastornos en la infancia. Particularmente en 1981 el DSM-III presentó una nueva clasificación que evalúa las psicosis en la infancia en relación con los “Trastornos de espectro autístico” (TEA). Las pautas que se toman en cuenta son déficits sociales y de comunicación, así como intereses y objetivos fijos y conductas repetitivas. El TEA vino a sustituir a los Trastornos Generalizados del Desarrollo (autismo, Asperger, Rett, trastornos desintegrativos infantiles, etc.), siendo el marco del espectro(1) lo que viene a ocupar el sitio de todo trastorno generalizado no específico en la infancia.

    En este punto es que el psicoanálisis ha logrado sustraerse del cruce médico, político, económico y pedagógico, entre otros, discursos que se han encargado de trasmitir a la humanidad la idea de que el niño es aquel que está en vías de desarrollo biológico, social y emocional, y en camino también de dominar un lenguaje vasto, para –a fin de cuentas– lograr con-sumarse (¿o con-sumirse?) en un adulto adaptado, educado y productivo, y así abandonar “las conductas primitivas” que lo definen. De esta manera el infante logrará inscribirse en el universo cultural, y por consiguiente regirse por las leyes morales e ideológicas que lo arrojan.

    El lugar que la cultura le ha asignado a la niñez es el de habitar en potencia. Es decir, el niño tiene en “potencia todo” lo que necesita para evolucionar, para no atorarse en el camino y logar un desarrollo adaptativo. Aquí, los padres, el maestro o el adulto en general, aparecen como puro “accesorio”; como herramientas que sólo ex–sisten para destrabar lo que obstaculiza el “buen” progreso del niño (ya sea en lo biológico, en lo pedagógico o en lo social). Es así que tanto las psicosis infantiles como el autismo en singular, están sostenidos por los discursos dominantes (científico, ideológico y religioso) que insisten en cuestionar e interpelar a la infancia y al lenguaje en todas sus fronteras.

    A principios del siglo pasado, con la autoridad con la que Freud propuso las ideas alrededor de la sexualidad infantil (etapas psicosexuales y el niño como perverso polimorfo), y la posición clínica sobre los padecimientos psíquicos en la infancia, se modificó el horizonte de la significación del niño. Frente a la inmensa posibilidad de lugares que el niño puede ocupar en los entramados familiares y parentales, también han co-existido diversas formas de ir siendo niño en los lazos sociales, en los discursos médicos, económicos, políticos, pedagógicos, y en la vida misma.

    Jacques Lacan, por su parte, apuntó a subrayar que el niño es siempre el resultado de una operación matemática en la que se juega el deseo de la madre y la relación con la ley. El niño sólo puede ser niño, si es producto que cae de un cruce de relaciones que lo arrojan y le otorgan significación. Nada nos garantiza que el organismo que nace sea un bebé. Nombrarlo es darle la posibilidad de que ahí se arme un cuerpo y se escriba una historia…

    Así, tanto la propuesta psicoanalítica de Freud como la lectura artesanal que hace Lacan no escapan a la dificultad que nos plantea la infancia. Ambos autores, y de forma distinta pero insistente, se preguntaron sobre la estructuración subjetiva, la infancia, la sexualidad, la psicosis, el narcisismo y el deseo. Si nos adentramos en las psicosis y particularmente en el autismo para circunscribir la infancia, necesariamente estamos obligados a formular la pregunta: ¿operan de la misma manera psicosis y autismo? ¿O se trata de dos estructuras distintas?

    Estas preguntas dividen a los analistas en su quehacer clínico, principalmente porque las psicosis en sí mismas son una pregunta que interpela a la infancia y viceversa. Desde el punto de vista teórico, tenemos la sensación de que estamos partiendo de algo ya constituido, es decir, las psicosis pertenecen esencialmente a la infancia. Pero si miramos con lupa vemos también que se trata de un concepto confuso y turbio, donde las especulaciones emergen alrededor de las psicosis, pero también alrededor de la infancia misma, siendo el psicoanálisis quien con su mirada de reformulación ética, observa lo ambiguo de este anudamiento.

    ¿Se puede ubicar la distancia que habita entre las psicosis infantiles y el autismo? ¿Se puede detectar esta diferencia en la infancia? Demos un recorrido para subrayar la pregunta. Si nos enfocamos en la teoría psicológica y del desarrollo, nos encontramos con que el objetivo de un tratamiento para una psicosis infantil o un autismo será el de ofrecer recetas o respuestas que busquen una adaptación conductual por parte del niño que padece esta perturbación. Esta perspectiva desarrollista adquiere relevancia en el terreno de la biología, ya que está orientada hacia una independencia con los demás (padres, hermanos, maestros, compañeros, etc.). Pero si nos movemos hacia el camino de Freud, nos empuja a situar al complejo de Edipo como fase terminal y como modelo de fin de análisis. Asimismo, al sustraerse de la biología, Lacan formula una concepción de sujeto que ex-siste al desarrollo. Un sujeto hablante habitado por un cuerpo que goza, que no evoluciona ni progresa. La propuesta lacaniana es la de un goce que angustia por intentar entender la verdad más éxtima.

    Entonces el sujeto autista o psicótico, bajo esta mirada, está tentado a plantearse la posibilidad de armarse en un-saber-hacer con ese goce que lo anida. En otras palabras, saber hacer un “buen” síntoma, es esculpir la estructura significante para armar-se en un estilo de vida y lograr posicionar-se en los lazos sociales.

    Sigamos un poco más en estos dos caminos planteados. Uno, el del autismo como estructura, que es una propuesta construida por algunos analistas, y el otro camino es el de ubicar que las psicosis infantiles (y así lo dijeron Freud y Lacan) se entienden desde las parafrenias (distintas a la paranoia). En el seminario 3, Lacan hace una reflexión esencial y radical acerca de la perspectiva freudiana del caso Schreber. Ahí establece una diferencia entre la paranoia y lo que para Kreapelin era la demencia precoz, a la que pertenece la esquizofrenia. Lo sorprendente, admite Lacan, es que el recorrido que hace Freud es justo para resaltar que la paranoia en Schreber tiene un importante lazo con el narcisismo, más que con las demencias, puesto que el período narcisista, según el padre del psicoanálisis, es aquel donde el yo se toma por objeto de amor. De ahí que el pensamiento paranoide puede operar tanto en la psicosis como en la neurosis.

    “[…]por último, no concluiré este trabajo, que a su vez no es sino un fragmento de un contexto más vasto, sin anticipar las dos principales tesis hacia cuyo puerto navega la teoría libidinal sobre las neurosis y psicosis: que las neurosis brotan en lo esencial de conflictos del yo con la pulsión sexual; y que sus formas guardan las improntas de la historia de desarrollo de la libido… Y del yo.” (Freud, Caso Schreber, 1911)

    Por lo tanto, la paranoia es efecto de la formación del yo, el cual resulta paranoico en el sentido de que proyecta sobre otros lo que está en juego en su deseo sexual, es decir, con la libido en términos de Freud. Lo que soporta la estructura paranoide es la pregunta sobre el amor del otro, que sencillamente puede ser cambiado en odio como una forma de responder a las conjeturas sobre la posición amorosa. El odio, entonces, es el reverso del amor; es correlato porque retorna de la luz que se proyecta sobre la pantalla en la que está en juego el objeto.

    Freud nos recuerda que la psicosis habita en un tiempo anterior a la formación del yo, en aquel momento en que el autoerotismo anhela el amor de objeto. Son dos anudamientos distintos frente al objeto. El primero es el narcisismo primario, en donde no hay distancia ni intercambio con el otro, por lo tanto no hay objeto al cual aspirar. Tiempo de la psicosis. Y el segundo nudo es la paranoia como construcción, que tendrá su singular tonalidad si es operada desde la psicosis o la neurosis. Podríamos decir que es la cuota de locura que pagamos por vivir.

    Desde la neurosis, cabe destacar lo que llamamos un “narcisismo del deseo” en la infancia, tal como lo dice Luciano Lutereau.(2) Esta observación también se encuentra en la referencia de Freud cuando habla de una “sobrestimación del poder del deseo”. La primera forma de éste último, en los niños, se basa en el apoderamiento. Querer algo, para un niño, es querer hacerlo propio. De este modo, el deseo es posesión. Que esta actitud está destinada al fracaso no sólo se observa en que la vida con otros implica cierto margen de renuncia. Lo primero que se aprende en un jardín de infantes es “a compartir”, es decir, en la metamorfosis que el deseo experimenta cuando empieza a ser vivido en función de los demás. Después de aprender a compartir, lo siguiente que aprendemos es que queremos lo que el otro desea y, en otras oportunidades, que queremos desear junto él.

     

    Cabe mencionar que en la psicosis (a diferencia del autismo, que se define por su escasa verbalización, desarticulación y falta de coordinación en los movimientos del cuerpo y el aislamiento social) se habla a la “perfección” aunque se desconozca la lengua, ya que esta última esta sostenida por la estructura del lenguaje. Lacan dirá entonces que el punto nodal consiste en dar cuenta de por qué el lenguaje aparece en lo real. Inevitablemente algo ocurre en la articulación entre lo real, lo simbólico y lo imaginario para que sea neurosis o psicosis.

     

    En este sentido, y regresando a lo propuesto anteriormente, es en el intento por definir si “ese cuerpo” que nace corresponde a un bebé o un niño, donde dibujamos los primeros significantes para que “ese cuerpo” devenga un sujeto. Es esencial que el niño construya una versión mítica, es decir, una historia que le “asegure” una relación con el universo del lenguaje lejos del cuerpo real de su madre. Para ejemplificar esto, es común observar que para los niños el mundo se estructura en torno al saber. A ellos les gusta que se les hable en serio, en eso consiste lo infantil. De ahí que muchas veces nos devuelvan nuestro mensaje invertido, cuando ellos mismos comienzan a preguntarnos: “¿Sabías qué pasó hoy en la escuela?”, “¿Sabías que ya sé andar en bici?”, etc. De esta manera, y en el ingenuo cambio del tiempo verbal (del “sabes” al “sabías”) nos destituyen de esa presunción de conocimiento que caracteriza al mundo del adulto.

     

    En su texto “Introducción del narcisismo” (1914), Freud hace una aclaración importante al respecto, subraya la inmoralidad y la transgresión cuando hace referencia a la vida psíquica infantil: “… una sobrestimación del poder de sus deseos y de sus actos psíquicos, la ‘omnipotencia de los pensamientos’, una fe en la virtud ensalmadora de las palabras y una técnica dirigida al mundo exterior, la ‘magia’…”. (3) Entonces, la tarea radica en matizar la perspectiva narcisista en la infancia, para no caer en tentaciones pedagógicas de clasificar las conductas del niño (como lo hace el manual psiquiátrico), y para cuidar también que los diálogos con los niños no sean puras instancias de reconocimiento temeroso de la autoridad adulta. Por esta razón, los psicoanalistas nos alejamos de incluir en nuestros esfuerzos teóricos, ideas que nos conduzcan a posiciones evolucionistas, a pensar al niño en “potencia”, sin embargo, tampoco es fácil no tropezarnos con el desarrollo en la infancia.

     

    Por lo tanto, y para concluir esta breve reflexión, las psicosis infantiles son efecto del sitio que el niño ocupa en la familia. Un lugar que conlleva las señas que perturbarán la relación que se establece con el lenguaje y el mundo exterior. Así es como el delirio resulta como el intento por inscribir algo en el orden del lenguaje, algo que revela la construcción del vínculo con el Otro. Freud dirá que el delirio es un parche que anhela curar la desgarradura del vínculo entre el yo y el mundo exterior. El psicótico no esta invitado ni convocado por los sueños, los lapsus, los olvidos y el síntoma… mientras que en la neurosis el sujeto es palabra, es significante. Entonces lo que pierde al entrar al lenguaje, es su cuerpo como pura biología para convertirlo en organismo sexuado; barnizado con palabras que metaforizarán perpetuamente su cuerpo. La palabra en la psicosis opera, entonces, como puro órgano (real) en el cuerpo del niño

    1. La posición del niño como espectro es una hipótesis desarrollada en el libro Tejiendo la clínica: entre el niño y el Otro (2013). Siguiendo la propuesta de M. Recalcati sobre Marx y Derrida, la lógica espectral es necesaria para poder ubicar el lugar del niño como espectro. Retomando el inter que el sujeto está destinado a ocupar siempre en la cadena significante, para ser representado por un significante para otro significante, da así una posibilidad de localización en el Otro, y como consecuencia un lugar en el mundo.
    2. Cfr. Lutereau, L. . “El idioma de los niños”, Editorial Letra Viva, Buenos Aires, 2013. Pp. 37.
    3. Freud, S. “Introducción del narcisismo”, (1914), en Obras completas, t. XIV, Trad. José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu. Pp. 73.

    Bibliografía:

    • Freud, S. “Manuscrito B. La etiología de las neurosis”, en Obras completas, t. I. Trad. José L. Etcheverry, Buenos Aires. Amorrortu, 1986.
    • Freud, S. “Estudios sobre la histeria. El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, en Obras completas, t. II. Trad. José L. Etcheverry, Buenos Aires. Amorrortu, 1986.
    • Freud, S. “Recordar, repetir y reelaborar”, en Obras completas, t. XII. Trad. José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu.
    • Freud, S. “Introducción del narcisismo”, (1914), en Obras completas, t. XIV, Trad. José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu.
    • Freud, S. “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905), en Obras completas, t. VII. Trad. José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu.
    • Lacan, J. El Seminario. Libro 10, La angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006.

     

    • Lacan, J. El Seminario. Libro 23. El sinthome, Buenos Aires, Paidós,
    • Lacan, J. «Dos notas sobre el niño», en Intervenciones y Textos 2. Buenos Aires, Manantial, 2007.
    • Lutereau, L. “El idioma de los niños”, Editorial Letra Viva, Buenos Aires, 2013.
  • El resto es silencio. Viñeta de lo acontecido entre Freud y Jung alrededor de la concepción y desarrollo del Narcisismo.

    El resto es silencio. Viñeta de lo acontecido entre Freud y Jung alrededor de la concepción y desarrollo del Narcisismo.

    Alejandro Madrid

    En 1914,

    el movimiento psicoanalítico se parece a Europa,

    en el umbral de la guerra,

    agitado por la crecida de todas las resistencias nacionales.

    E.Roudinesco.

     

    La Introducción del Narcisismo, es, como lo dice la reseña de James Strachey uno de los escritos más importantes de Freud, y puede considerárselo como uno de los pivotes de la evolución de sus puntos de vista[1]. Sin duda, hoy celebramos la escritura de tan importante texto en la elaboración freudiana. Cabe rescatar para la intención de esta ponencia, el detalle de que tratamos, en palabras de Ernest Jones, con un trabajo en transición[2]. Freud está inmerso en este periodo histórico en una serie de conflictos teóricos que llevarán, tanto a la ruptura con varios de sus más cercanos colaboradores, como al desarrollo de su metapsicología en 1915. Esto nos ubica en el sentido del ‘por qué’, Freud se refiere al texto sobre el Narcisismo como un escrito que tuvo un parto doloroso [sic].

    Vayamos adelante. Strachey dice: el artículo aborda las controversias con Adler y Jung No cabe duda que uno de los motivos de Freud al redactar este artículo fue mostrar que el concepto de narcisismo constituye una alternativa frente a la “libido” no sexual de Jung y a la “protesta masculina” de Adler[3]. Sin duda encontraremos que esta referencia nos habla de una disputa profunda en la conceptualización de la energía sexual; Roudinesco sostiene que desde la fundación de la IPA, la cuestión de lo sexual está en el centro de los debates[4] (no olvidemos la formación tradicional de algunos miembros, entre ellos el mismo Jung, cuyo padre fue pastor luterano) Pero lo que poco sabemos es que debajo hay una pugna personal; aquellos año[5]s eran tiempos difíciles para el movimiento del psicoanálisis. La unión estaba puesta en duda y se veía violentada en cada frente.

    Una cita de Jones que data de 1910, nos presenta claramente las rajaduras que presentaba el grupo reunido en torno a Freud. Son los albores de la IPA, en el segundo congreso Internacional, celebrado en Nüremberg el 30 y 31 de Marzo de aquel año. Freud llevaba un tiempo ocupado con la idea de reunir a los analistas en una lazo más próximo[6], Ferenczi interviene a petición del mismo Freud, luego de que este haya presentado (y la nota no es ociosa) el artículo sobre Las Perspectivas Futuras de la Terapia Psicoanalítica[7]. Jones escribe: En su discurso [Ferenczi] había hecho algunos comentarios despectivos sobre la calidad de los analistas Vieneses, y sugirió que el centro de la futura administración sólo podría estar en Zurich y con Jung como Presidente[8] en su respuesta, Freud apoya totalmente dicha idea. Así, el grupo de analistas vieneses, Adler y Stekel principalmente, ven su antiguo esfuerzo y suma lealtad completamente ignorados. La furia es calmada pronto por Freud quién sube al cuarto de hotel donde duerme Stekel y donde se han reunido para quejarse amargamente, Freud los enfrenta, envainando la realidad histórica de su momento: sería plenamente ventajoso establecer una base más amplia, fuera de Austria y sobre todo una base no-judía. A demás y de forma compensatoria, les anuncia su renuncia a la posición como presidente de la Sociedad Vienesa y la intención de poner a Adler en ese lugar, permitiendo la creación del Zentralblatt für Psychoanalyse, que competiría con el Jahrbuch de Jung. Roudinesco añade que: “Al querer asegurar la unidad del movimiento psicoanalítico, se produce su dislocación[9].

    ¿Qué nos brinda esta breve nota de 1910? Sin duda, el correlato de una ruptura inminente, anunciada; comienzan a partir de este punto las grandes disensiones dentro de la cerrada élite psicoanalítica, comienzan los hijos a mostrar su furia frente al padre que los ha reunido y les ha proveído; Es importante acá señalar la respuesta del grupo más cercano ante la revolución y la turbulencia que representaba todo esto, la creación del Comité Secreto en 1912. Todos conocemos la historia alrededor del grupo que como Viaja Guardia custodiaría el avance teórico freudiano desde distintas ciudades a lo largo de Europa: Jones, Rank, Sachs, Ferenczi, Abraham y Eitingon[10].

    Sin embargo, ya desde 1910, año en que Freud realiza un viaje de verano a Sicilia con Ferenczi, se huele una futura ruptura con los suizos. Parece ser que en este viaje habló con Ferenczi de las Memorias de un Enfermo de Nervios, de Daniel Paul Schreber, un texto que le había sido propuesto por el mismo Jung para su análisis sobre la paranoia y que para él prometería el punto de acuerdo con la psiquiatría de Bleuler. La verdad es que dicho texto será la entrada a la batalla final. A su regreso, de Sicilia comenzará la ruptura con Ferenczi[11]: Freud lo describió con una actitud de admiración tímida y oposición muda durante su estancia en el sur italiano. En 1911, la ruptura final con Adler, un episodio sin duda doloroso para Freud, pero superado por la cálida amistad de Jung y Putnam, ese bastión al otro lado del atlántico.

    En el congreso de Weimar realizado el 22 de Septiembre de 1911, Freud presenta su texto Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente un texto que preconiza sin duda lo que devendrá dentro del grupo de psicoanalistas. En un año, donde todo parecía marchar, Freud y Jung están en los mejores términos aunque pueden escucharse ciertos comentarios poco corteses[12], Freud da un golpe decisivo con la presentación de este texto que finaliza una larga discusión con el doctor Jung. Discusión sobre la dementia praecox[13] Ese trastorno psicótico que dividirá en su fondo al movimiento y cuya discusión se remonta a cartas de 1908 y a un escrito de 1907, pero en mayor medida, una discusión en torno a la naturaleza etiológica de ese padecimiento en la figura del presidente Schreber.

    Es de todos sabido que el vórtice de la pugna final entre Freud y Jung, se remonta a la naturaleza sexual del aparto psíquico, pero no es posible aducir esto si no es por el surgimiento del Narcisismo y no es posible por su parte, separar el nacimiento del concepto de Narcisismo, de la discusión sobre la dementia.

    El concepto que introduce el texto que nos reúne hoy, demostró ser un paso esencial en la comprensión de la psicosis o como Freud nos invita a nombrar, las parafrenias. Horacio Etchegoyen en su reflexión sobre el texto y contexto del Narcisismo dice La gran diferencia entre estos pacientes (los psicóticos) y los neuróticos es que en ellos la libido se da verdaderamente separada del objeto; de esta forma este proceso va más allá del fenómeno de la Introversión descrito por Jung en su ensayo de 1910 Los Conflictos Psíquicos del Niño”… el [concepto de] Narcisismo fue introducido en la teoría de la libido para dar cuenta de la esquizofrenia.[14],[15]

    Freud mismo, en el texto de Introducción del Narcisismo va a elaborar esta defensa y recuerda aspectos del texto sobre Schreber sosteniendo que, Primero: un motivo acuciante para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la premisa de la teoría de la libido el cuadro de dementia praecox (Kraepelin) o esquizofrenia (Bleuler)[16] Segundo, que el extrañamiento del interés en el mundo exterior de los pacientes psicóticos (Neurosis Narcisistas antaño) los hace inmunes al psicoanálisis, empero esto es porque a diferencia del neurótico, estos pacientes han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas.

    Freud venía desarrollando ya el concepto de narcisismo en un intercambio de ideas directamente con Jung, de 1906 a 1914, año en que se publica el libro que hoy celebramos, que significa sin lugar a dudas uno de los grandes clavos que se pondrán al féretro de la relación entre los dos. La divergencia de Jung respecto a los conceptos Freudianos se había sostenido por la exclusividad sexual de la libido en Freud y a pesar de que se trataba claramente, de una diferencia con resonancia personal en las creencias morales de Jung, él buscaba comprobarlo por la vía teórica. Una prueba de esto es que el doctor Jung intentó comprobar que el retiro libidinal en el terreno de los pacientes psicóticos que preconizaba Freud, se trataba más bien de una explicación incompleta y propone desde aquí una teoría de los “complejos psicológicos” organizados en rededor de un núcleo conflictivo de naturaleza personal y arquetípica. A mi juicio, Jung no escribía sobre narcisismo bajo el mismo campo que Freud, más bien entendía un vocabulario diferente para el mismo fenómeno[17].

    Así, vamos viendo como el narcisismo representa en buena medida el corte final a la relación y a la disputa teórica por las parafrenias. Por su parte, Freud piensa para 1914, que la esquizofrenia habita bajo dos características: 1.- Falta de interés en el mundo externo y la megalomanía. En esto, él encuentra que la hipótesis de la libido narcisista resuelve claramente el conflicto etiológico de la enfermedad, conflicto que sostenía lateralmente con Jung: la libido separada del exterior explica la falta de interés, su aplicación al yo y la megalomanía. Esto Freud ya lo trabaja en Tótem y Tabú (1913) pero sobre todo en el caso Schreber(1911), el texto que nos reúne hoy, es su claro remate a gol.

    Entonces, la discusión sobre las psicosis se pone en el centro y calienta la relación profesional, es cierto, pero poco se ha dicho de la otra cara de la pugna teórica, la diferencia entre Freud y Jung sobre la Introversión de la Libido, un concepto jungiano de suma importancia respecto a la etiología de la dementia y que para Freud sólo describe el proceso propio del neurótico siendo otro, el caso de los parafrénicos, [quienes] parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía[18]

    Así, desdicho Jung, Freud avanza y un poco después sostiene lapidariamente sobre la diferencia teórica: Otra cosa sería, naturalmente, si se demostrara que la teoría de la libido ha fracasado ya en la explicación de [la psicosis].. . C. G. Jung lo aseveró, con lo cuál me forzó a hacer las anteriores puntualizaciones, que de buena gana me habría ahorrado. Hubiese preferido seguir hasta el final el camino que emprendí en el análisis del caso Schreber callando acerca de sus premisas. Ahora bien, la aseveración de Jung es, por lo menos, precipitada. Sus fundamentos son pobres.[19] Freud dixit. Continúa con la disputa incluyendo la alusión de que Jung piensa que Freud tuvo que ampliar el concepto de libido por dificultad con el análisis de Schreber, es decir, tuvo que resignar el contenido sexual y hacer coincidir libido con interés psíquico en general. Esta idea jungiana, me parece, lo hace sentir acusado de haber confeccionado a la medida de sus intereses la teoría completa de la libido, lo cual Freud mismo desmiente. Llama entonces, siguiendo en el texto de introducción del narcisismo a su batallón de defensa y cita a Ferenczi quien, en palabras de Freud, también admite la interpretación falsa de Jung.

    La discusión no para ahí, continúa al finalizar el primer capítulo, ya que Freud no se permite lo que Jung ha apuntado sobre la introversión de la libido sexualis[20], lo llama una inapropiada comparación, incapaz de llevarnos a decisión alguna y concluye finalmente diciendo “las investigaciones de la escuela suiza, con todo lo meritorias que son, sólo en dos puntos han contribuido a esclarecer el cuadro de la dementia praecox: la existencia de complejosy la semejanza entre los productos de fantasíay los mitos de los pueblos: pero no ha podido echar luz alguna sobre el mecanismo de la contracción de la enfermedad, podemos desechar el aserto de Jung según el cual la teoría de la libido ha fracasado en arrancar los secretos de la dementia praecox y por eso quedó liquidada también respecto de las otras neurosis[21].

    Sin duda alguna, todo esto contribuye a una separación ideológica entre nuestros dos personajes que marca una tensión y una declaración de cómo serán las cosas para el futuro del psicoanálisis. No hay que olvidar que desde 1912 la ruptura es efectivamente inminente, Jones piensa personalmente que la visita de Freud a Binswanger[22] en Kreuzlingen dinamitó la relación ya que Freud no notificaría a Jung de esta cercana visita, también la ausencia al cargo presidencial de la IPA en Septiembre de 1912 para impartir un seminario en Nueva York no es bien digerida por Freud, así como la árida reunión que tienen en Noviembre en Munich[23], hacen de todo esto un panorama insostenible[24]. Roudinesco parece darle importancia al tema del Asunto Otto Gross[25] en la disolución de la amistad, pero también habría que incluir aquí sin duda el episodio jungiano con Sabine Spielrein. En fin, no quiero decir que la ruptura se da unilateralmente por el concepto de Narcicismo y ni por la diferencia respecto a las parafrenias. Lo que sí sabemos es que todo esto ayudó a minar un campo que de por sí, caminarlo con Freud, resultaría complicado.

    Para 1913, año de la escritura de la Introducción del Narcisismo, Jung sigue siendo presiente de la IPA y editor del Jahrbuch, pero para Septiembre, en el congreso de Munich, a pesar de la postura de Freud de apoyar al grupo suizo, dos quintas partes de la audiencia se abstienen de votar por la ratificación de Jung como presidente, después de esto y como frase lapidaria: solo quedaron las formalidades.

    Para Septiembre de 1913, Freud viaja a Roma y escribe ahí el borrador de la Introducción de Narcicismo. En Octubre Jung renuncia a su cargo como editor del Jahrbuch y escribe a Jones diciendo que la situación es absolutamente incurable, anuncia así que ninguna cooperación futura con Freud sería posible. Recién a fines de febrero de 1914 Freud dio comienzo a la versión final, que quedó terminada un mes después. En abril de 1914, Jung renuncia a su cargo como presidente de la internacional y Abraham toma el interinato hasta el siguiente congreso en Dresden. Justo ante el inminente estallido de la Guerra, Jung anuncia su separación absoluta del movimiento.

    Las dos últimas cartas que se escriben, versan entre la tristeza pasional y la respetabilidad aria, no sin dejar leer a nivel del subtexto el enfado general. A manera de finiquito Freud escribe primero: Estimado Doctor: … En consecuencia, propongo que abandonemos nuestra amistad enteramente, no pierdo nada con ello pues mí único vínculo emocional con Ud., ha sido durante un largo tiempo, un delgado hilo, debido al prolongado efecto de pasados desacuerdos y Usted tiene todo a ganar, en vista del reparo que recientemente hizo en Munich acerca del efecto de una profunda amistad con un hombre que inhibía su libertad científica. Por consiguiente diré: tome su total libertad y ahórreme sus supuestas charlas personales en beneficio del interés general de su ciencia (rama de esfuerzo). Ud. Nunca tendrá motivos para quejarse por falta alguna de cortesía de mi parte. En cuanto a nuestro común entendimiento y la persecución de objetivos científicos concierne, quiero decir: No existe para ello más razón en el futuro que en el pasado. Por otra parte, espero lo mismo de Ud. Saludos, Freud.

    Y Jung contesta, del lado que tenía más que perder y gozaba de mucho menor descontento sin censura personal:

    Querido Profesor Freud: Accedo a su deseo de abandonar nuestra amistad, pero nunca tiraré (por la borda) la mía con su persona. Ud. Mismo es el mejor juez para saber lo que en este momento le significa.

    El resto es silencio.

     

     

     

    REFERENCIAS:

     

    1.- Freud, S. Introducción del Narcisismo. Obras Completas, Amorrortu. Buenos Aires. Vol XIV p. 68

     

    2.- Jones, E. Life and Work of Sigmund Freud. Basic Books. New York. Book 2. p.339 (traducción propia)

     

    3.-Freud S. p. 68

     

    4.-Roudinesco, E. La Batalla de los Cien Años. Edit Fundamentos. Madrid. 1993 p. 101

     

    5.-Jones, E. p.273 (traducción propia)

     

    6.- y es que Freud introduce En este texto el concepto de contratransferencia en la teoría Psicoanalítica, a demás no es sin importancia la nota de Roudinesco, E. (p. 101) “Freud encarga a Ferenczi, en el congreso de Nuremberg, plantear la cuestión de la creación de la IPA. El Húngaro preconiza la creación de una República de las élites, parecida a la que Platón había establecido con los filósofos y defiende el que la organización del psicoanálisis no se tiene que parecer a las tradiciones democráticas” Freud estaba de acuerdo con la idea.

     

    7.- Ibid

     

    8.- Roudinesco, E. p 101

     

    9.- Según Roudinesco, “La creación del comité secreto representa de hecho la actualización de la componente mística de la judeidad freudiana” ya que “Después de haber querido desjudaizar el psicoanálisis creando una asociación internacional dirigida por un hijo de pastor en rebelión contra la religión de su padre, Freud vuelve a centrar las actividades del movimiento de Viena y reanuda con una judeidad de la que nunca renegó” p 121

     

    10.- Habrá que añadir aquí que la cita es de E. Jones quién al parecer sostiene una disputa personal con su exanalista Ferenczi que terminaría en una acusada censura de la obra del Húngaro de parte de Jones y en influir negativamente en la opinión que tenía Freud sobre este. No está de más recordar que antes de esto Freud se expresaba así de alguien a quién incluso deseó como yerno “Hungría, tan próxima a Austria en lo geográfico y tan distanciada en lo científico, hasta ahora no ha brindado al psicoanálisis sino un sólo colaborador, S. Ferenczi; pero tal que vale por toda una sociedad»

     

    11.- Jones, E. p 283

     

    12.- Concepto utilizado por primera vez por Havelock Ellis en su artículo de 1898 y usado por Freud en una carta a Fliess del año siguiente. Roudinesco, E. p 115

     

    13.- Etchegoyen, H. On Narcissism: An Introdution: Text and Context. En la edición de Freud, S. On Narcissism:An Introdution, Edit. Karnac. Contemporary Freud Turning Points & Critical Issues. London. 1991. p.57 (Traducción propia)

     

    14.- En Capobianco, R. In the Beginning: Jung and Freudian on Introversión, podemos leer un cita al texto de Jung, “Psychic conflicts in a child (1910) en donde dice el psiquiatra suizo: “Part of the love which formally belonged and should belong to a real object, is now introverted, that is, it is turned inward into the subject and there produces increased fantasy activity”. A esto sería importante revisar “Sobre la dinámica de la Transferencia” de Freud, S. donde hace un análisis importante sobre este aspecto. (1912)

     

    15.- Freud, S. p 72

     

    16.- Robinson, H. y Graham Fuller, V. Understanding Narcissism in Clinical Practice. Edit. Karnac. London. p.69

    17.- Ibid

     

    18.- Freud, S. p 77

     

    19.- Jung, C. G. Versuch einer Darstellung der psychoanalytischenTheorie. Citado en Freud. S. p.78

     

    20.- Freud S. p. 78

     

    21.- Ludwig Binswanger (1881-1966) , psiquiatra suizo, autor pionero de la Psicología Existencial, amigo de Heidegger.

     

    22.- Referencia a la carta de Freud a Jung de enero de 1913, citada al final de este artículo.

     

    23.- Jones, e. p. 324

     

    24.- Roudinesco, E. p 103. Otto Gross (1977-1920) , Psiquiatra y anarquista, analizado por Jung, controversial para Freud su diagnóstico de Neurosis Obsesiva y Dementia Praecox.

     

     

  • Una experiencia de grupo grande con guerrilleros: GRUPO MAMUT.

    Una experiencia de grupo grande con guerrilleros: GRUPO MAMUT.

     Margolis Jorge, Valadez Fernando

     

    Introducción

    Objetivo

    Propósitos del escrito (paper):

    Difundir la experiencia de la aplicación del conocimiento de los grupos aplicados a los guerrilleros en los campamentos de paz en Guatemala.

    Dar a conocer que elementos de la teoría psicoanalítica de los grupos, el psicodrama y la utilización de otras técnicas grupales son aplicables a grupos grandes.

    Dar a conocer una experiencia original y única de la salud mental en los procesos de paz.

    Los participantes en grupos grandes pueden obtener beneficios de salud mental con la metodología aplicada.

    Difundir una práctica mexicana, latinoamericana en una publicación de habla inglesa.

    Conceptos clave

    El grupo grande psicoanalítico combinado con movimiento corporal, ensoñación dirigida, psicodrama y sociodrama. Se usaron instrumentos específicos de elaboración de situaciones traumáticas y duelo.

     

    Marco Teórico

    El grupo grande lo estudiamos desde el punto de vista psicoanalítico, comenzando por el material clásico aportado por Pontalis con el grupo objeto y con Anzieu con el grupo como una ilusión y como un sueño. Desde esta perspectiva, incluimos los aportes de Freud en sus escritos sociales como Totem y Tabú, Psicología de las masas y análisis del yo  El porvenir de una ilusión y el Malestar en la cultura. Son interesantes también el Porqué de la guerra y el Moisés y el monoteísmo. De Melanie Klein lo relacionado con las ansiedades básicas y específicamente las esquizoparanoides y las depresivas en su ir y venir del desarrollo, que consideramos se presentan en las experiencias de grupo  como fenómenos universales en los diferentes momentos del proceso grupal. De Bion, tomamos su experiencia en grupos y  los supuestos básicos, de Meltzer su concepto sobre la belleza y aterrizamos en el conjunto teórico del psicoanálisis de grupo con Kaës y su grupo de la CEFRAP, pensamos que es el autor que desarrolla la teoría psicoanalítica de los grupos más completa.

    De Pichon-Rivière el Esquema Conceptual Referencial Operativo (ECRO)  y algunos elementos del Grupo Operativos. De Marie Languer  sus textos clásicos con Grinberg y Rodrigué y de manera especial, la experiencia Nicaragua. Martínez Bouquet, Pavlovski y otros con sus conceptos  y técnicas psicodramáticas psicoanalíticas y su teorización acerca de la creatividad.

    La AMPAG que tiene una experiencia de 39 años en la formación teórica y técnica de los grupos psicoanalíticos desarrollando el instituto con 19 generaciones de estudiantes y la clínica que mantiene más de 55 grupos psicoterapéuticos trabajando semanalmente.

    Además la asociación ha tenido desde hace años intervenciones institucionales con prácticas de grupo grande. Este sinnúmero de experiencias generó por medio de González, Margolis y Doring el grupo Mamut.

    Entendemos el grupo grande psicoanalítico como la técnica que se ha utilizado para un grupo grande sin la inclusión de otras técnicas. Grupo que muchas veces se queda estacionado en las experiencias de las ansiedades esquizoparanoides y de ahí no pasa dado el poco tiempo que existe para trabajar un grupo grande con el juego del desarrollo de las ansiedades esquizoparanoides y depresivas.

    Observando estas limitaciones del grupo grande, hemos pensado un grupo grande con una combinación de técnicas que sea útil para desarrollar otras experiencias diferentes que el grupo grande psicoanalítico clásico tal y como se observa en la experiencia de la IAGP en Jerusalén en el año 2000.

    Esta observación la hizo José Luis González hace muchos años en otra reunión de la IAGP, en Praga, en la que se encontró con 80 personas en un círculo enorme,  el diálogo y la conversación nunca se desarrollaron. González junto con Rosa Doring y Jorge Margolis desde 1984, también en una reunión de la IAGP en México, desarrollamos un grupo grande que le llamamos grupo mamut y que consiste en la combinación de un conjunto de técnicas psicológicas que incluyen la ensoñación dirigida, la verbalización, el movimiento corporal, el psicodrama, la escultura humana lúdica y otras, siempre con una concepción psicoanalítica para la comprensión del proceso y los fenómenos grupales.

    Este conjunto de técnicas no tenía una metodología ni una experiencia previa en 1984 así que mucho era la espontaneidad en el uso de las técnicas. Con el tiempo, esta espontaneidad fue formando una estructura metodológica que hemos repetido en congresos de psicoanalistas, en instituciones públicas y privadas, dejando siempre la espontaneidad para adaptar el grupo mamut a cada grupo de manera diferente.

    Esta experiencia del Mamut y las  vividas en AMPAG fueron las que influyeron para organizar la metodología del taller para el cambio de vida de los guerrilleros.

    De ahí que el comenzar con la “sopa de dominó” se da el primer paso para formar el aparato psíquico del mamut. En esta actividad, se le va dirigiendo a los sujetos del mamut para que tomen conciencia de sí mismos, de su cuerpo en primer lugar, de su respiración, de su manera de caminar, de sentir sus músculos en movimiento, de concentrarse en sus informaciones propioceptivas y esto se combina con una mirada a los otros con los que forma el mamut. De ahí que pensamos que promovemos la formación de un yo incipiente formado por la conciencia del cuerpo y de los otros tal y como Freud lo propone como definición del yo como cuerpo y el yo con los otros como identificación. El juego de la sopa de dominó con su caminar sin dirección pero con límites señalados del lugar donde vamos a trabajar y conociendo el tiempo de trabajo nos da un primer movimiento psicológico interno hacia la conciencia de sí mismo, de espacio y de tiempo que tiene que ver con el encuadre. Así formamos el continente interno y externo, la combinación de la subjetividad del sujeto, del grupo y automáticamente de la cultura a la que el grupo corresponde, lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo y lo transubjetivo.

    Esto crea un rompimiento de la cercanía con que los sujetos llegan al grupo junto con sus conocidos. Este primer momento, esquizoparanoide, hace defender a los sujetos quedándose pegados a sujetos conocidos, a amigos. Luego de la “sopa de dominó”, los sujetos quedan solos, concentrándose en sí mismos, y al pensar en sí mismos los vamos haciendo que se relacionen con todos los demás del grupo. Al final de la “sopa de dominó”, está construida la sensación de confianza básica (Erikson) y comienza el desarrollo de una transferencia positiva hacia el mamut.

    Después  viene el movimiento corporal. Nos acompañamos de música rítmica. Esta es una experiencia que comenzamos haciendo movimientos inventados por nosotros y pasando la idea de movimiento a los participantes para que ellos propongan. En este punto, el principio es que todos siguen al líder y se va pasando el liderazgo de los coordinadores a los participantes. Esta manera la seguimos haciendo pero hemos sofisticado el movimiento con técnicas de “Río Abierto” que son expertos en masaje y movimiento corporal con un sentido de salud y de trabajo psicológico a través del movimiento. Así, el movimiento relaja y hace sudar y se convierte en una experiencia lúdica que crea el afianzamiento del aparato psíquico del grupo, mueve elementos psicológicos de confianza para el siguiente paso del mamut que es el de pedir a los integrantes fantasías y sueños.

    Esta parte incluye un primer intento de interpretación para lo cual tomamos a las fantasías y sueños como prestados para el mamut quitándole el significado personal y haciéndolos rápidamente grupales. Colocamos a los contadores de sueños y fantasías en un círculo al centro y a los demás les pedimos su atención para escucharlos. En este tramo, podemos profundizar usando interpretaciones que sirvan para el crecimiento mental del mamut.

    Les pedimos a los que escuchan que se identifiquen con un sueño o fantasía, que se coloquen en línea atrás de quien lo contó y así a cada grupo formado se le pide que haga una representación escénica del sueño. Se ponen a trabajar en pequeños grupos y pueden formar una escena lo más parecido a la narración del sueño o ya en la dinámica de la construcción de la escena puede resultar una muy diferente. Todos aportan para la construcción de la escena.

    Luego viene el momento de representar las escenas. Grupo por grupo lo hace y los demás se quedan de espectadores. Depende del tiempo y del grupo grande con el que trabajamos, las representaciones son interpretadas en base a lo que entendemos los coordinadores y además desde la opinión de los participantes. Esta parte del mamut es la parte donde se profundiza en los sueños y las fantasías. Estas interpretaciones, inspiradas en la subjetividad del mamut es una de las partes más psicoanalíticas y aportan para su crecimiento mental.

    Posteriormente a la representación de las escenas dramáticas, le pedimos al grupo que haga un mamut. Puede ser uno solo, puede ser un macho y una hembra y puede ser un macho, una hembra y un bebé. Depende del tamaño del grupo y de sus características. El mamut lo construyen entre todos y lo forman colocando sus cuerpos en forma creativa para dar la semejanza de un mamut. Así algunos formaran la cabeza, los cuernos, la trompa, las orejas, otros el cuerpo, las patas, la cola y algunas veces definen el sexo del mamut por si mismos colocándose como pene o vagina. Es una parte lúdica que permite la identificación general de las personas con el mamut, se pone en movimiento y con la emisión de algún sonido les da el ritmo para desarrollar el movimiento. La sensación de fraternidad, de compañerismo, de que todos son importantes, de que se necesita la participación de cada uno, les da una cohesión de grupo que se sostiene muchas veces con elementos ideológicos muy fuertes como sucedió en el mamut de los guerrilleros.

    Es la parte lúdica más importante, creadora de identificaciones y de satisfacciones de estar consigo mismos y con los demás. Es una parte que expresa las redes transculturales que atraviesan al mamut, es una parte en la que los roles de género y de familia pueden aparecer con una transparencia evidente. Sirve para determinar el tipo de cultura sexual que los rodea.

    El mamut representa el grupo madre, el grupo útero en el que los integrantes tienen una participación en la construcción de la madre que los envuelve y los cobija y al mismo tiempo son los que se meten en la madre para investigar, para conocer y para participar colectivamente. El mamut funciona así como una transición entre la institución guerrillera que los cobijaba y el mundo civil al que iban a insertarse.

    Terminamos con la despedida. En el mamut, la despedida sirve para cerrar la experiencia. Desde el principio, en el encuadre se advierte que es una experiencia que comienza y que termina.

    Es una combinación de lo que vimos los coordinadores del desarrollo del mamut y lo que vivieron los participantes.

    La despedida nos invita a preguntar a los participantes que se llevan de la experiencia. Las respuestas más frecuentes indican la importancia que se le da a lo lúdico, al desarrollo de la confianza en la gente y a la posibilidad de crear situaciones comunitarias en instituciones, las que sean. Ha servido para trabajar situaciones de análisis institucional.

    Es finalmente, un ritual comunitario en el que los seres humanos conviven las posibilidades de vida.

     

    Contexto.

    Guatemala, como otros lugares de Centroamérica, ha vivido el problema histórico de la persistencia de la estructura colonial con una profunda desigualdad  social       y el poder económico centrado en unas pocas familias y  con formas de gobierno que se han caracterizado por la autocracia y la frecuente presencia de dictaduras.

    La primavera democrática abierta por los gobiernos de Arévalo y Arbenz de los años 44 al 54 fue interrumpida por la intervención desestabilizadora de la CIA que promovió su derrocamiento y la consiguiente dictadura de Castillo Armas.

    Desde entonces, las carencias económicas de la mayor parte de la población y la falta de salidas políticas dieron lugar a la aparición de movimientos guerrilleros en los años 60. Desde 1983 distintas organizaciones político militares tales como Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), El Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) confluyeron en una organización común: la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Esta guerra generó 200,000 muertos, el desplazamiento interno de cientos de comunidades, el refugio en México con más de 150,000 personas, 40,000 viudas y 200,000 huérfanos.

    La modificación de las condiciones políticas y económicas, nacionales y mundiales abre las posibilidades para un diálogo político entre las partes en conflicto que se inicia en 1987 y permite establecer desde el 29 de diciembre de 1996 los Acuerdos de Paz, Firme y Duradera que dan fin a una guerra civil de 36 años. Una de las guerras más cruentas en la historia de Latinoamérica.

    Los acuerdos contemplaron distintos capítulos entre los cuales destacan: (1) Democratización y derechos humanos, (2) Fortalecimiento del poder civil y reducción y modificación a las funciones del ejército acordes con una sociedad democrática,  (3) Identidad y derechos de los pueblos indígenas, (4) Reformas constitucionales y régimen electoral, (4) Cese del fuego, desmovilización de los combatientes de la guerrilla e incorporación de la URNG a la vida política del país, así como (5) Reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armado.

    Se estableció un proceso de reincorporación a la vida civil y legal de los excombatientes  de la guerrilla en tres etapas: La desmovilización (3 de marzo hasta 2 de mayo del 97, 2 meses), la inserción (3 de mayo del 97 hasta el 2 de mayo del 98, un año) y la incorporación (3 de mayo del 98 hasta el 2 de mayo del 2002, 4 años).

    Durante la concentración de los guerrilleros desmovilizados en los campamentos establecidos por la ONU cerca de los distintos frentes de guerra, además de entregar las armas a la Misión de las Naciones Unidas para Guatemala (Minugua),  los guerrilleros recibieron atención en documentación, educación, orientación vocacional y salud (física, dental y psicológica).

    Se logró de cada ex-combatiente un diagnóstico económico, social, educativo, de orientación vocacional, de trabajo y de salud  para conocer y planificar el desarrollo en cada una de esas áreas para ellos, sus familiares y  sus comunidades

    .        Como parte de las acciones de salud integral se estableció un taller vivencial intensivo de salud mental denominadoPara el cambio de vida”, que buscó elaborar y facilitar el cambio tan radical que va de la vida ilegal a la legal, y de lo político militar a lo político civil. El taller tuvo un carácter preventivo,  buscando elaborar las situaciones traumáticas y los duelos sufridos antes y durante la participación en la guerra, así como establecer una reflexión sobre las condiciones de la incorporación a las comunidades elegidas por cada quien en un futuro inmediato. Se promovió el conocimiento y la reflexión anticipando este cambio de vida por parte de cada uno de los participantes, así como la posibilidad de contrastarlo y discutirlo con sus compañeros, a fin de lograr la perspectiva más realista posible que facilitara su reinserción a la vida civil.

    El trabajo se realizó durante la etapa de desmovilización, visitando a los 8 campamentos que se establecieron por parte de la ONU y la comisión guatemalteca en las zonas principales donde operaba la guerrilla: la selva del Petén y del Ixcán, las montañas centrales del triángulo Ixil, y la zona de la costa del Pacífico.  La primera etapa de trabajo la realizamos en los campamentos de Las Abejas, Claudia y Los Blanco. La segunda etapa, en Mayalan, Sacol, Tululché y Tzalbal. La población total alojada en los campamentos y con la cual se trabajó fue de 3600 personas.

    Descripción de la experiencia

    Objetivos del taller

    • Realizar el taller de salud mental para 3600 guerrilleros a la firma de la paz en Guatemala
    • Profundizar en la comprensión de los desmovilizados el cambio de vida de lo político militar a lo político civil
    • Lograr que los participantes inicien un proceso de elaboración de los duelos y las situaciones traumáticas
    • Promover en los participantes la confianza de que lo que aprendieron durante la guerra les fuera útil para su cambio de vida
    •  Aumentar la identidad colectiva en el cambio de vida político militar a la vida ciudadana.
    •  Afianzar los mecanismos comunitarios para la obtención de una mejor vida, individual, familiar y comunitaria.
    • Formar un Equipo de Salud Mental integrado y cohesionado alrededor de la tarea

    Reuniones de planificación

    En un monasterio de Coyoacán en la ciudad de México nos reunimos los representantes de cada una de las organizaciones de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) para decidir el tipo de servicio de salud mental que se les iba a proponer a la OPS, y al gobierno de Guatemala para dar a los guerrilleros durante la desmovilización un servicio de salud mental. Se tenía que elegir entre una encuesta de salud mental y un taller vivencial de salud mental decidiéndose por el taller vivencial.

    Después se realizó el taller de homogeneización de salud con diferentes miembros de la organización guerrillera, la OPS (Organización Panamericana de Salud) y algunos miembros del equipo de salud mental (ESM). Compartimos una serie de técnicas y conocimientos  que sirvieron para comunicar las experiencias previas entre guatemaltecos y mexicanos, además de ponernos de acuerdo con otros miembros del equipo de salud para la organización general.

    En México, nos reunimos el ESM para planear la metodología y las técnicas que íbamos a seguir. Se propuso un grupo mamut adaptado a las necesidades del taller.

    Otra reunión se realizó en Guatemala con todo el ESM que integró a los guatemaltecos con los mexicanos y se decidieron detalles  finales de la metodología del taller.

    La metodología de trabajo fue la siguiente:

    Preguntas guía:

    ¿Cómo vivimos antes de incorporarnos a la organización político- militar?

    ¿Cómo vivimos durante la guerra y qué aprendimos?

    ¿Cómo vivimos el cambio hoy?

    ¿Qué podemos hacer para el futuro?

    Actividades:

    1. Reunión con los mandos para compartir información sobre la tarea a realizar.

    2. Estructurar con el ESM los tiempos, espacios y tareas a desarrollar.

    3. Como punto de partida del trabajo, la formación militar de todos con los mandos, para la presentación del equipo e informar la tarea a los participantes.

    4. El calentamiento y la relajación en grupo mediano con movimiento corporal.

    5. El ejercicio del ensueño dirigido, con la visión retrospectiva y prospectiva, dependiendo del objetivo.

    6. La charla del pequeño grupo con las experiencias personales.

    7. La coordinación para facilitar la charla y la escritura de la síntesis, leerla y                                                          estar todos de acuerdo con ella.

    8. La elaboración de un acto creativo que represente la síntesis. Con un sociodrama, un dibujo, un poema, una canción, una pantomima o una escultura.

    9. Presentación de la obra en grupo mediano. Elección de la mejor escena para representarla en grupo grande. Despedida (ejercicio de los nombres, seudónimos, de las camionetas, de los compañeros del campamento, de los fusiles, la lista de nombres de caídos),  y evaluación en grupo mediano.

    10. Juego de los animales, evaluación final y despedida en grupo grande.

             Los talleres para el cambio de vida

    Encuadre. Estuvo dado por la designación de dos días en cada campamento dentro de la desmovilización y fueron organizados para que lo hiciéramos en un lapso de un mes, con una semana  de descanso (semana santa) y de reflexión. Se dio una supervisión externa al equipo de mexicanos para puntualizar algunas de las dificultades y poder abordarlas mejor.

    Los dos días eran después de desayunar hasta antes de cenar con un espacio para la comida. Calculamos entre 4 y 5 hs. para  cada sesión. El encuadre estaba dado frente a los participantes al principio de cada taller y se hacía utilizando la formación militar  característica de la organización del campamento. Se pedía que todos participaran y se cortaban todas las actividades menos las que requerían de una acción impostergable para ese día.

    1 La reunión organizativa con los mandos fue la apertura del taller “Para el cambio de  vida”. Estas reuniones, además de esenciales para los acuerdos organizativos, pretendían lograr un nivel de confianza básica y transferencia grupal positiva que facilitara la tarea. En ellas nos enterábamos del tipo de personas que formaban el campamento: número, fuerzas regulares o irregulares, hombres y mujeres, indígenas monolingües o con dominio del castellano, traductores y apoyos para el taller como el Equipo de Salud Interno (ESI) los equipos de educadores y de capacitación política. Además se especificaban los lugares de trabajo y los  horarios, enfatizando que la invitación era para que participaran todos. Les pedíamos que los mandos se ocuparan de la presencia de los participantes en los horarios y lugares establecidos.

    La tarea era organizada y dirigida por el equipo de salud mental (ESM) y el tamaño de los  grupos era: grupo grande (250 a 680 personas) grupos medianos (20 a 70 personas), grupos pequeños (10 personas).

    2 El equipo de 10 trabajadores de salud mental (ESM), se componía de una mezcla distinta y complementaria de conocimientos, cultura, nacionalidad, género, extracción de clase y conciencia política. Fuimos 6 analistas de grupo de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica de Grupo (AMPAG) 3 hombres y 3 mujeres y 4 psicólogos guatemaltecos 1 mujer y 3 hombres, provenientes de diferentes  escuelas psicológicas. Las semejanzas y diferencias se lograron canalizar adecuadamente para lograr un trabajo creativo y a la vez homogéneo. Los problemas que aparecieron dentro del trabajo se resolvieron en reuniones necesarias para tener una discusión útil y productiva. Las diferencias del equipo fuera del trabajo se canalizaron apropiadamente para un trabajo de gran homogeneidad. Se lograron los objetivos a pesar de la vertiginosidad de las situaciones.

    El ESM tuvo tal nivel de cohesión que permitió hacer el trabajo psicológico: abreacción, catarsis, elaboración de la situación traumática y  de los duelos, creatividad y sublimación, de los participantes  al hablar de su historia, su origen, su familia, su comunidad, su nombre, su seudónimo, las armas, la guerra, los roles de género, la profundización de la conciencia  psíquica, hacer conscientes aspectos inconscientes.

    3 Con los integrantes del ESM teníamos la programación  de actividades por desarrollar en cada campamento. Hicimos un programa general para cada medio día de los dos días de trabajo: media hora de calentamiento y ensoñación dirigida,  una hora y media para la discusión en pequeño grupo,  media hora para organizar una representación de la síntesis, una hora representación en grupo mediano de los grupos unidos en dos para elaborar la síntesis, media hora para representaciones colectivas , media hora para despedida y valoración en el último cuarto del taller.

    Comentábamos las especificidades de cada campamento para organizarnos y  cada uno de nosotros en el ESM supiéramos donde íbamos a trabajar y con quienes.

    4 “Sopa de dominó” y movimiento corporal. Se delimita un espacio de trabajo a los participantes, los que llegan en una situación de temor ante lo desconocido (situación esquizoparanoide), se realiza un ejercicio dirigido de conciencia corporal, espacial, temporal y personal, con el objeto de que se conecten consigo mismos como individuos distantes y cercanos entre ellos.

    Todos los participantes tenían experiencia previa de hacer ejercicios y otro tipo de actividades colectivas. No fue una novedad el que las hicieran dentro del taller como uno de los elementos que utilizamos para cohesionar el grupo y usarlo como ejercicios de relajación que los preparaba para la ensoñación dirigida.

    5 La ensoñación dirigida (imaginería) tenía como objetivo principal que cada individuo examinara y recorriera en su memoria eventos que habían sucedido en su vida o que les permitiera imaginar un futuro en el momento del cambio. Fueron utilizados para el pasado cuando hablamos de su vida antes de la guerra y antes de que fueran organizados en la guerrilla. También fue utilizada para que pensaran como estaban viviendo el cambio, en el que se hicieron importantes los ejercicios de los seudónimos y el cambio hacia su nombre original así como el adiós a las armas. El otro momento de usar la ensoñación dirigida fue cuando se les pidió que imaginaran el futuro en los distintos elementos de la vida tales como la familia, el trabajo, la tierra y por supuesto el cambio de la actividad político militar por la actividad político civil

    6 Grupos  pequeños de discusión (charla).

    Coordinados por uno de ellos con un sintetizador,  un número aproximado de 10 personas, se contaban las ensoñaciones y experiencias vividas, recordadas o imaginadas.

    Esto lograba tener en los grupos pequeños la actividad para usar la palabra, acompañada de los elementos afectivos al contar sus historias personales. Estas historias, tal cual,  no habían sido contadas en la guerra (lo no dicho por cuestiones de seguridad en la clandestinidad). Era la primera ocasión de decir y escuchar  sus propias historias. En esta actividad se dieron tanto la palabra y la escucha compartidas con los compañeros y usadas para distintos objetivos: para contar duelos, experiencias traumáticas, pérdidas de lugares, de familiares, de compañeros, logrando así elaborar individual y colectivamente tanto elementos de duelo como de situación traumática. Funcionaron como grupos de contención.

    Otros elementos valiosos se dieron al experimentar la reacción en espejo, producto de las identificaciones proyectivas e introyectivas que se fueron dando a través de las narraciones. Fue un espacio de intersubjetividad, intrasubjetividad y transubjetividad

    Resaltaron las distintas culturas, con  idiomas, vestidos  originales que se dieron durante las conversaciones. Así, consideramos que todos los que tuvieran un idioma original propio, conversaran con su lengua madre por la confianza básica que esto producía y porque al usarla podían expresar dentro de su cultura,  emociones y vivencias compartidas con los otros con mayor profundidad.

    Consideramos que los pequeños grupos permitieron tener la abreacción emocional que dio el tono de desarrollo a toda la experiencia. Considerada por los participantes como nueva e irrepetible por el instante del cambio en que se dio. Es aquí cuando se dieron las historias personales de todo tipo durante la guerra. Aquí donde se pudieron contar de las masacres y de la represión, así como de la discriminación y de la opresión en que se encontraban. Es aquí donde reforzaron los lazos de fraternidad y compañerismo que se dio durante la época de la guerra. Donde compartieron todo lo que habían aprendido y les permitía tener una actitud más optimista frente al cambio, es en este tipo de actividad donde lloraron por los seres queridos desaparecidos, los compañeros caídos,  las armas personales que los habían acompañado en toda  la guerra.

    En cada una de los grupos, se hacía una síntesis y posteriormente se juntaban con otro u otros dos grupos y se elaboraba el material para la siguiente actividad.

     7 Dramatizaciones, poesías, canciones, dibujos.

    Se presentaba al grupo grande la representación elegida para expresar la síntesis de las discusiones y relatos.

    En esta actividad, se producía una elación de la tensión producida por los recuerdos contados y por las vivencias  compartidas. Aquí también se expresaron todas las dudas y reflexiones para el cambio de vida, tanto las individuales como las colectivas. En términos generales la describimos como una actividad lúdica elaborativa usando la creatividad como medio colectivo de expresión y como método de sublimación. Cuando se reunían para elegir la forma de expresión y su contenido trabajaban muy en serio todo lo que la síntesis les indicaba. Cuando se exponía frente al grupo grande era elación, risa y otras emociones dadas principalmente por la parte lúdica elaborativa.

    Uno de los elementos culturales que más llamaron la atención fue cómo a través de las dramatizaciones, expresaron su vida en la aldea, en la escuela, en el trabajo, en la salud, etc. La expresión cultural de clase, principalmente campesina, con el colorido de sus diferencias y de sus tejidos humanos. La riqueza inventiva fue dada desde las mismas carencias de todo y así se organizaron actos colectivos muy determinantes de la expresión de los distintos integrantes.

    En suma, cada participante pasaba por un examen de su vida tanto de su pasado como de sus fantasías hacia el futuro, permitiendo aumentar su fuerza yoica en la medida que el taller les permitió reflexionar esto consigo mismos, con los compañeros y con el grupo grande que sumaba todo el campamento.

    8 El juego de los animales (mamut, danta, tapir).- Inspirado en una de las actividades del  grupo mamut, al final se pedía que todos los participantes en grupo grande  organizaran la construcción de un animal. En la técnica original del grupo grande llamado Mamut, al final siempre se construye un mamut. Como el mamut era un animal desconocido para ellos, con sus cuerpos formaban un tapir, un cocodrilo y otros animales. Todos juntos  en esa atmósfera lúdica gritaban lemas ideológicos que los identificaban. Esta actividad lúdica determinaba el final del taller y nos preparaba para la evaluación y despedida con el grupo total.

    Es un momento de gran cohesión grupal.

    9 La despedida.  Fue ahí donde  expresaron los participantes  el adiós al taller y a la actividad de salud mental que se había terminado. Esta despedida reforzaba  la elaboración del cambio para una nueva vida, con la menor idealización posible y con el tono depresivo elaborativo que permite entrar en las dificultades del cambio con mayor fortaleza y optimismo.

    Una mujer dijo: -“Solo quería decir compañeros que… tal vez es un momento que estamos junto ahorita, que va a ser difícil que nos unamos de nuevo así…. como estamos ahorita, todos juntos pues,.. diferentes lugares,.. diferentes etnias.. ya cuando salimos aquí, ya no se sabe pues hasta donde nos vamos… y hasta cuando nos vamos a juntar de nuevo con todos los que nos miramos aquí en este colectivo….  y también darle gracias a ellos que nos vinieron a dar esta actividad, que nos despertó la mente, que entendemos a otros compañeros,… por ejemplo lo que hacíamos antes,… lo que sentimos en la guerra,… lo que sentimos ahorita, es mucho pues lo que compartimos”

    Un hombre dijo:- “La lucha armada ya concluyó…., ya se terminó… ahora pasamos a la otra etapa que es la lucha política, bien… pero la lucha armada nos dejó muchos recuerdos,… muchas cosas importantes,… muchas cosas positivos, esas cosas positivas que son los acuerdos de paz…. y esos acuerdos están en el papel entonces… ¿Quién va a trabajar para que se cumplan esos acuerdos? Si no somos nosotros,…. nosotros tenemos que irnos a las comunidades, somos la pieza importante en una comunidad, en un municipio exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de paz…. solamente,…. gracias.”

    Los participantes  dijeron la última palabra en cada taller, opinaron que se les había dado una oportunidad de pensar en ellos, en su historia, en la que le tendrán que contar a sus hijos y a los hijos de sus hijos, que no conocían las historias de tantos compañeros, algunas de ellas llenas de sufrimiento, esperanza, experiencias vitales profundas y una gran conciencia política desarrollada durante la guerra.

    Esperanza y temor al futuro.

    El temor o la convicción de que no va a ser bien recibido o por la familia o por la aldea, por la comunidad o por los afectados más cercanos de la guerra. Sin embargo, hay una ignorancia de la atmósfera  social a raíz de los acuerdos de paz por parte de los que nunca salieron de la montaña.

    Los más, saben que tienen algo que aprendieron durante la guerra y que les va a servir para seguir trabajando en lo político y en algún trabajo.

    10 El equipo de trabajadores de salud mental (ESM). Este equipo trabajó bajo la dirección de uno de sus miembros. Se llevó a cabo con personas expertas en grupo psicoterapéutico que permitió tener lecturas psicoanalíticas del proceso del taller de tal manera que además de facilitadores, funcionábamos como un equipo que reflexionaba los elementos transferenciales y contratransferenciales que se producían y al comprenderlos,  nos permitía  llevar a cabo la tarea más adecuadamente. El sinnúmero de obstáculos encontrados a través de una tarea que no estaba perfectamente pensada, planeada y elaborada permitió la afluencia de muchos elementos espontáneos de los participantes. Al mismo tiempo, la estructura del plan de trabajo en sus elementos gruesos era mantenida como se mantiene el encuadre en el trabajo psicoanalítico. De esa manera funcionamos como continente de los contenidos del taller. Esto hizo que los integrantes del equipo fuéramos sensibles a todas las sensaciones, emociones e ideas, poderlas compartir para llevar a cabo la tarea y además cuidarnos como equipo para que no hubiera fracturas dentro de la elaboración de los talleres. Creo que este trabajo del equipo, que incluyó una supervisión por parte de un colega con mucha experiencia en psicoanálisis y en grupos, facilitó la buena terminación de los talleres. Este examen del coordinador de grupos dentro del taller, es el mismo examen que hace el psicoanalista con su paciente y el terapeuta de grupo en las sesiones colectivas y es lo que hicimos en el equipo para trabajar con el grupo grande.

    11 El duelo y las situaciones traumáticas. El duelo fue removido de tal manera que durante la actividad en grupos pequeños, muchas personas se pusieron a llorar. Durante las representaciones de muerte era una verdadera elaboración junto con emociones que iban desde las risas a las expresiones de dolor.

    Las situaciones traumáticas se elaboraron colectivamente. No hubo tratamiento personal de estas experiencias sin embargo, en la manera como lo elaboraron, fue definitiva la influencia de  la cultura de la muerte de la guerrilla y también la muerte desde la perspectiva indígena comunitaria. En la cosmovisión indígena, la vida  entre la naturaleza, las deidades y el hombre permiten tener una vivencia de la muerte distinta a la que conocemos en el mundo occidental. Dentro de la guerrilla, la muerte era considerada como la disposición a todo frente a sus ideales. Las actividades requeridas permitían poco el duelo personal; sin embargo, la forma colectiva inducía a las personas a luchar con más fuerza para honrar la sangre de los compañeros caídos. Los eventos colectivos permitían tener una elaboración parcial de estos acontecimientos dolorosos.

    Nos parece importante mencionar que la guerrilla formaba un entretejido psicológico con diversos significados para los guerrilleros. Uno de ellos es la manera como cada persona colocaba las ansiedades psicóticas personales (Elliot Jacques) dentro de la institución guerrillera. Muchos de los conflictos individuales estaban controlados por la institución madre que mientras existió estaban incrementados los aspectos fraternos y solidarios y de salud y de vida. Se mantenían reprimidos los aspectos más agresivos y más enfermos. La institución guerrillera funcionaba como un útero protector de los impulsos personales más destructivos. Cuando se termina la guerra, todas las ansiedades psicóticas  deben moverse de vuelta para los sujetos que formaron la guerrilla y este proceso es parte de todo lo que tuvieron que trabajar para elaborar la terminación de la guerra.

    Evaluación

    Los integrantes del ESM quedamos profundamente conmovidos y satisfechos de una tarea bien realizada, muy compleja y muy exitosa, haciendo esta observación quedamos con una valoración muy positiva de la realización de los talleres y de los resultados comentados por los mismos participantes. Todos  tuvieron algún espacio en el proceso del taller para hacer sus comentarios críticos, la mayoría de los cuales fueron de un gran aprecio para la tarea realizada. Algunos comentarios fueron tomados por el equipo y fueron mejorados rápidamente para el siguiente campamento. Esta actitud del equipo hizo que en cada campamento fuéramos haciéndolo mejor, con más confianza y con mas destreza e inventiva. Las evaluaciones fueron hechas también con los participantes, principalmente al final donde llegamos a desarrollar una despedida muy eficaz que incluía preguntas y respuestas y comentarios al taller.

    Fue valorada la tarea de tal forma que tuvimos varias reuniones para repartir material, compartir información y finalmente aminorar los temores frente a una tarea de semejante envergadura. Siempre fue necesario confrontar los acomodos y desacomodos de las personas del equipo. Estuvimos juntos un mes y a pesar de tener amistad de muchos años, no estábamos acostumbrados a estar juntos tanto tiempo. Los viajes en la camioneta en caminos difíciles de tierra, dormir en los campamentos, comer la comida sencilla que les servían a todos, en fin, estar  involucrados en la vida guerrillera del campamento que se nos metía en la piel y en la mente. Vemos aquí claros aspectos contratransferenciales unos vinculados con elementos netamente emocionales y otros con la historia política de algunos de los integrantes

    La última reunión de evaluación fue en el campamento de Tzalbal. En ella sobresalió la satisfacción del trabajo realizado, la idea que los objetivos del taller estaban cumplidos. Sin embargo salió algo de lo que se había estado callando: críticas al equipo, al conocimiento, a los “elementos teóricos científicos” que se habían usado o que se habían omitido.

    Supervisión externa

    Después de la primera semanade trabajo en Guatemala, regresamos a México y contratamos a un colega, el Dr. José Luis González Chagoyán, muy respetado por todos (fundador de AMPAG) para que interviniera como agente externo y nos supervisara. Uno de los puntos que destacó el supervisor fue  el dolor que el ESM experimentaba por el trabajo con  la muerte, la intolerancia,  la discriminación,  la opresión  y la represión vivida por los participantes.

    El otro aspecto que señaló fue que el coordinador con sus defectos y virtudes era el “jefe” por lo que el ESM   tenía que ser disciplinado. La coordinación del ESM tenía el objetivo de sacar la tarea adelante y  consideró a los compañeros del equipo como personal experto. Al principio llevó un liderazgo centralista democrático que fue haciéndose más democrático conforme pasaba el tiempo.

    CONCLUSIONES.

    • El taller de salud mental para 3600 guerrilleros a la firma de la paz en Guatemala fue una experiencia completa, que se realizó de principio a fin.
    • Los psicoanalistas grupales, y psicólogos somos capaces de trabajar con grupos grandes cuando hay un marco teórico de referencia común.
    • La planificación es fundamental para el manejo de grupos grandes.
    • Se debe tener un grupo interventor cohesionado alrededor de la tarea y con una coordinación experimentada.

    Los guerrilleros profundizaron en la comprensión  del cambio de vida de lo político militar a lo político civil

    Los participantes lograron  iniciar un proceso de elaboración de los duelos y las situaciones traumáticas.

    Se promovieron los mecanismos comunitarios para la obtención de una mejor vida,      individual, familiar y comunitaria.

    •  La teoría psicoanalítica, con sus  desarrollos grupales y sus técnicas pueden ser aplicadas en experiencias breves de grupos grandes.
    •  Logramos estimular el imaginario social en esta población de que los psicólogos  sirven para atender problemas de salud mental.
    •  La experiencia es un aporte al desarrollo de las técnicas para el manejo de grupos grandes.
     

    BIBLIOGRAFÍA.

    1)  Anzieu, Didier; Martin, Jacques-Yves (1968). La Dinámica de los Grupos Pequeños. Ed.

    Kapelusz, Argentina, 1971.

    2) Anzieu, D. y col. (1972). El Trabajo Psicoanalítico En Los Grupos. Ed. Siglo XXI, México,

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    3) Anzieu, Didier (1981, Segunda Edición de la publicación original de 1975). El Grupo Y El

    Inconsciente. Lo Imaginario Grupal. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, España,1986.

    4) Bernard, Marcos (1991). Introducción a la lectura de la Obra De Rene Kaes. Asoc.

    Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Bs. Aires.

    5)  Bion, W. R. (1948). Experiencias En Grupos. Ed. Paidós, Bs. Aires, 1979.

    6) Erikson, Erik H. Infancia y Sociedad. Ediciones Hormé. Bs. Aires. 1959

    7) Freud, Sigmund (1905). Obras Completas. Ed. Amorrortu, Bs. Aires.

    8) González, José Luis (1988). Psicoanálisis Y Grupos. Ed. Pax, México.

    9) Grinberg, L.; Langer, M.; Rodrigué, E. (1959). El Grupo Psicologico. En La Terapeutica,

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    10) Grinberg, L.; ,Langer M.; Rodrigué, E. (1957). Psicoterapia del Grupo. Editorial Paidos. Bs. As.

    11) Jacques, Elliot.; Los Sistemas Sociales como Defensa contra las Ansiedades Persecutoria y

    Depresiva, en Nuevas Direcciones en Psicoanálisis, Paidós, Bs. Aires, 1965

    12) Kaës, René (1993). El Grupo Y El Sujeto Del Grupo. Elementos Para Una Teoría

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    13) Kaës, René; Anzieu, Didier (1976). Crónica De Un Grupo. Ed. Gedisa, Barcelona, 1979

    14) Kaës, René, (1977) El aparato psíquico grupal. Construcciones de grupo. Granica Editor, Barcelona.

    15) Kaës, René; El psicodrama psicoanalítico de grupo. Amorrortu, Bs. As. 2001

    16) Kaës, René; La palabra y el vínculo. Amorrortu, Bs. As. 2005

    17) Klein, Melanie.   Obras Completas Editorial Paidós, Barcelona, 1986.

    18) Langer, Marie (1988). Experiencia con grupos terapéuticos didácticos con estudiantes de

    psicología clínica, en el marco de su  formación universitaria, Análisis Grupal (México), V (3):78-85.

    19) Laplanche, J. y  Pontalis, J.B. (1993) Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Editorial Labor

    20) Lapassade y otros (1977). El Análisis Institucional. Por Un Cambio De Las

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    21) Martínez Bouquet, Carlos (1977). Fundamentos Para Una Teoría Del Psicodrama. Ed. Siglo XXI, México.

    22) Martínez Bouquet, Carlos y otros (1971). Psicodrama. Cuando y Por Que Dramatizar.

    Ed. Proteo, Bs. Aires.

    23) Martinez Bouquet, Carlos (2006).La Ruta de la Creación. Ediciones Aluminé. Barcelona.

    24) Meltzer, Donald.; Harris Williams, Meg. La aprehensión de la belleza. 1990. Patía Editorial

    25) Pichon-Rivière, Enrique (1971). Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Galerna. Argentina

    26) Pichon-Rivière, Enrique (1985). Teoría Del Vínculo. Ediciones Nueva Visión, 1999.

    27) Pontalis, J-B. (1968). Después De Freud. Ed. Sudamericana, Bs. Aires, 1974.

    28) Pontalis, J-B.  (1963). El pequeño grupo como objeto. Gallimard, París. 1968.

    Las Despedidas. De la vida político militar a la vida político civil. Jorge Margolis y Col. from Fernando Valadez on Vimeo.

  • El cabo Lortie. Una reflexión sobre el caso a poco más de 30 años de distancia y desde una nueva perspectiva.

    El cabo Lortie. Una reflexión sobre el caso a poco más de 30 años de distancia y desde una nueva perspectiva.

     Rose – Marie Mariacca Fellman.

    Conferencia dictada en Xalapa, Ver. por Rose – Marie Mariaca Fellman (miembro de la elp) autora del libro Le parlem du caporal Lortie. Publicado por la Editorial L’Unebévue. 13 de mayo de 2015 Facultad de Psicología.

    El 8 de mayo 1984  (hace ya 31 años) un cabo militar quebequense de 25 años, fuertemente armado, irrumpe en la asamblea Nacional de Québec matando a tres personas e hiriendo a trece. Eran las 10 de la mañana hora en la que  según le habían informado, estaría la asamblea en plena sesión de trabajo. Su intención era matar a los asambleístas, principalmente a René Lévesque, presidente del partido québécois y Primer ministro de Quebéc. Al llegar al Salón  azul se dio cuenta -contrariamente a lo que esperaba- que la sala estaba vacía, sesionaban ése día a las dos de la tarde.
    Fue en dirección a la silla  del Presidente de la Asamblea, se sentó en ella  con la metralleta en mano y disparó Es necesario precisar que: (apuntó expresamente la sexta silla de la primera línea a la derecha, silla del 1er ministro de Québec Lévesque, se encontraron varias marcas de bala)  se quitó la prótesis dental, la lanzó .

    Las palabras de Lortie al entrar al salón azul de la Asamblea fue:
    Quiero (sacar, limpiar) al Québec de ésos gansters.
    ¿Quienes eran esos gansters? El Primer ministro del partido Québecois René Lévesque y los miembros de dicho partido.
    El móvil principal fue publicado por el periódico La Presse:

    Denis Lortie quería destruir al Partido Québécois por el mal hecho al francés’.
    Declarando amar y respetar su lengua materna, el caporal Denis Lortie era de la opinión que el Partido québécois tenía que ser destruido, justamente a causa del mal que hizo al francés desde su llegada al poder (…) Sostiene que hubiera podido atacar con éxito tanto a los edificios del Parlamento federal, como a embajadas,  inclusive al cuartel general de la Defensa nacional. Es a Québec sin embargo a quien quería golpear porque es ahí, según el, que se hizo más para destruir al francés.

    Algunas de sus palabras:
    Son personas que han hecho mucho mal a la lengua francesa, al Québec en Canadá.
    Mi lengua está en Québec y no quiero que nadie la destruya.
    El francés con el partido, con la ley del Primer Ministro Lévesque. No podremos hablar en francés. (pp.105)  .

    Y curiosamente algo le pasaba a él con su lengua francesa, había dejado de hablarla con fluidez.

    Pese a aparecer en la primera plana y ser uno de los enunciados más repetidos por Lortie –como la razón que lo lleva a irrumpir en el Parlamento- éstas palabras no fueron tomadas en cuenta, hay un silencio al respecto o en su defecto cobran mayor importancia las interpretaciones que terminan por anular lo dicho o hacer caso omiso.
    Hacer caso de sus palabras no significa  victimizarlo, inocentarlo, hacer de él una víctima. Mató a 3 personas, hirió a otras 13,  su responsabilidad está  clara. Y Lortie cumplió con la pena a la cual fue condenado.
    En la primera sentencia es declarado culpable de homicidio en primer grado y condenado a 25 años de prisión . En la segunda sentencia –después de una apelación- es declarado culpable en segundo grado, teniendo que cumplir una condena de 10 años de cárcel.

    Cassetts:
    Un dia antes de lo ocurrido en la Asamblea Lortie grabó tres cassetts con su voz, dirigido a un comandante de las Fuerzas Armadas, a un locutor de radio y a su esposa, en ése entonces. Estos cassetts  fueron escuchados por aquellas personas que estuvieron y formaron parte del proceso jurídico, me refiero a abogado, jueces, psiquiatras pero el contenido de las grabaciones son palabras que no trascendieron la dimensión judicial, es decir el ámbito e la escucha jurídica. Lortie quería que se supiera porqué iba a hacer lo que hizo, por eso es que una vez que grabó los entregó personalmente. El cassett para el locutor de radio estaba dirigido al público en general, le solicita expresamente que lo difunda en su emisión de radio.

    Lapsus

    Retomar éstas palabras y las demás  grabadas, es el punto de interés en la elaboración de éste libro que fue contundentemente reforzado al escuchar decir a Lortie

    “lo hago porque destruyo un parlem…(hé?) (hein?) un partido político que hace mal a la lengua francesa.

    Efectivamente intenta destruir un parlem
    Pero, ‘cual?

    Cuando se presenta un lapsus  de ésta naturaleza, hay que tomarlo en cuenta porque revela que el inconsciente esta en juego en todo su esplendor, de lo contrario, ignorarlo, es hacer oídos sordos a lo que esta dicho y a lo que le estaba pasando.
    Es a partir del momento de su arresto que se inició la dimensión que prevalecerá a lo largo de todo lo que fue la construcción‘del caso del caporal Lortie’, me refiero a una dimensión jurídica en busca de una sentencia y una psiquiátrica en busca de un diagnóstico.

    No me interesó el caso Lortie, como caso, me interesó Lortie,  hacer caso de lo que Lortie dijo, y lo que dijo lo dijo en esos cassettes.  El libro es  una transcripción, un establecimiento y una lectura  hecha a partir de la voz de Lortie y de los significantes que se desprendieron de ahí,  a partir de los cuales propongo una lectura. No una interpretación. Esa es la diferencia entre construir un  caso y hacer caso …a alguien.

    Establecimiento

    Hubo una transcripción ( es decir un pasaje de lo dicho por Lortie a una escritura)  por el buró du Greff (instancia jurídica).  Es un establecimiento que se adecuó a los parámetros en los que está inserto el ámbito jurídico, quiero decir con esto que hicieron un texto legible gramaticalmente, poniendo  una puntuación sintácticamente correcta,  pero que dista,  y por mucho, de ser lo que Lortie dijo. Las repeticiones de algunas sílabas no fueron tomadas en cuenta, así como ciertas expresiones y equívocos; los lapsus fueron directamente eliminados -como el anteriormente mencionado -. Se entiende que esto no tiene ningún valor para aquellos que buscan hacer una lectura con el objetivo de emitir un juicio, pero  tiene importancia desde otro lugar que no es el lugar del juzgar sino del escuchar y hacer litera a ésas palabras,  un acuse de recibo que permite -en el mejor de los casos- dar curso a lo que quedó atorado, sin recepción.
    De ahí la pertinencia de establecer otra transcripción a partir de la voz de Lortie en el que dejé  intacto este tipo de manifestaciones verbales.
    Porqué?

    El inconsciente es agramatical, a-sintáctico,  importa tal como se manifiesta, sea lo que sea que se diga, como los lapsus, es un fenoméno de lalangue . .

    Y es así como el inconsciente se manifiesta, analizar es buscar al analfabeta. El Inc. es ignorante de la escritura ortográfica, de ahí su riqueza, en su cifrado. La letra.

    No se trata de buscar significados a los signifiantes, sino de dejar que éstos hablen y ver a qué significados se pegan , si es que lo hacen. No tiene ningún interés construir una ‘novela’ coherente desde un punto de vista literario de lo sucedido con Lortie. A diferencia de las actuales publicaciones de biografías clínicas, lo que importa aquí es escuchar lo que dice y ver a donde nos lleva. Esta es la parte más valiosa de lo que Lortie aportó. Lo que menos importa aquí es establecer un relato con principio,  trama y desenlace. Importa lo que dice y a que remite, cuando remite a algo y cuando no, queda en suspenso, abriendo –en el mejor de los casos-  nuevos interrogantes: Hay en las palabras algo del orden de lo inagotable. El efecto de las palabras van más allá de lo que se puede decir sobre ellas, la entonación de algunas de ellas riman entre si, se conectan, es casi imposible dar cuenta de ellos en el pasaje a lo escrito.
    La agramaticalidad del inconsciente nos remite a lalangue entendida como una formalización lenguajera, es decir como una emergencia del real a través de un enunciado, un lapsus, una palabra, una letra, que no solamente se presenta sino que  establece un decir único

    Declaración estatutaria

    Una vez detenido, Lortie tuvo que redactar una  ‘declaración estatutaria’ en el que a pedido de los que lo solicitan -en este caso la policía-  tuvo que describir paso por paso lo acontecido,  haciendo un detallado relato de cómo sucedieron las cosas, una tras otra cronológicamente desde un día antes del evento, ésta  es una solicitud de rutina en cualquier proceso penal.
    El documento escrito por Lortie  es valioso en  la manera como está escrito, me refiero a la agramaticalidad, a la puntuación, a los taches, a las mayúsculas. Nos remite  al terreno  del inconsciente y su ‘ciframiento’.

    Palabras escritas como:
    Mêttre  con acento circunflexo (poner y amo) maître
    Parlement y parlement (parlamento y hablar, parlotear)
    Coronel Arsenault (Arsenault) juego homofónico en francés  con arsenal.
    êtat Unis (estado unidos) (estado de ánimo unido)
    Hay algo con los acentos muy importante en Lortie. Los acentos son signos diacríticos. Un  signo diacritique ( viene del griego que significa  διακριτικός diacritikós, « que distingue ») es lo que acompaña una letra  para   modificar el sonido o para distinguir una palabra de otra palabra homónima..
    •    Su objetivo es: modificar el valor fonético de la letra, permitir una lectura más precisa, evitar ambigüedades entre homofonías..
    Lortie al acentuar ciertas palabras quiso evitar una ambiguedad y las  implantó, provocando una ambiguedad  con la connotation corporal que tiene. Los significantes se implantan  en el cuerpo.
    Otras palabras fueron:
    ajeter (tirar y comprar) (que es lo que hace con su dentadura)
    trois personne (tres y  nadie o persona en singular)
    palabras escritas en maýusculas  como Arsenault y letras en mayúsculas como H o KItbag. Parlement
    Palabras repetidas como parlement
    Esto para para nombrar algunas.
    Piensen ahora en la grabación que es la oralidad pura. No hay un escrito que fije un sentido, que ancle. Esta perseguido por lalengua (escrito en una sola palabra).

    Porque importa esto? porque en la combinación de los acentos está la musicalidad de la lengua. La musicalidad es el resultante de las acentuaciones, resultado de las diferentes entonaciones por ejemplo de la ‘e’ é è ê ait. est, ai, est, et,
    Fait- fête-fé.

    Los significantes son una manifestación del inc. sólo hay que saber leerlo, a la letra. No interpretar. El desciframiento marca la diferencia entre un análisis a un no análisis.
    La a-gramaticalidad del inconsciente nos remite a lalangua,   es decir como una emergencia del real a través de un enunciado, un lapsus, una palabra, una letra, un sonido, que no solamente se presenta sino que establece un decir  único. Con único me refiero a que no es susceptible de poder ser extraído de su contexto, de su red y de ser leído sin ipso facto quedar difuminado en una dispersión que no lleva a nada.  Hay una «in-coherencia» que habla, es decir que lo dicho no obedece a  la coherencia conciente, racional de la lógica formal a la que estamos acostumbrados. Se trata de un ‘frayage’, de vías que se abren  a partir del efecto de ésa manifestación del inconsciente, no sin obstáculos y no sin discontinuidades.  No es del orden de la comprehensión.
    Cuando le preguntaron porque había hecho lo que hizo dijo que el primer Ministro de Québec René Lévesque  y el partido en el poder querían destruir su lengua que él llama ‘materna’: el francés.

    ¿Pero ¿Qué es  una lengua materna? Que es lo materno? (caso de hijos educados por el padre (seria lengua paterna? O seguiría siendo materna? Pero entonces porque materna?  o por abuelos o  abuelas de otra naconalidad, tias, adoptados etc…). Si es la primera lengua que escuchan sea quien sea que les hable, lo materno sería los sonidos escuchados en el vientre.
    La lengua materna, el Dr Lacan la llama en una sola palabra.  lalangue viene de la homofonía con ‘lallation’. Lallation viene de lalare latin que designa el canto lala para adormecer a los niños. El término designa el balbuceo de los niños que todavía no hablan, pero que ya producen sonidos. Es el sonido separado del sentido, pero no separado del estado de contento de los niños.  Esta  lengua es en toda lengua, su exceso, lo que en cada lengua no es formalizable, escapa a todo análisis lingüístico porque está constituida precisamente por aquello que el lingüista sólo puede ver como falla, como error y que, sin embargo, revela la presencia de un sujeto (del sujeto del inc.) Se trata del efecto del significante, en tanto que su grado de certeza toma un peso proporcional al vacío enigmático que se presenta  primero en el lugar de la significación. – hay vacío de la significación-.
    Es un efecto de afecto.

    No es lenguaje haciendo frases, proposiciones, es más bien lengua es decir multiplicidad inconsistente de elementos diferenciales que no fijan un sentido.
    Así como está escrita la declaración estatutaire de Lortie y lalengua en los cassetts.

    La acentuación,
    No hay una escritura que fije un sentido, solamente palabras, pausas, que juegan y que riman.
    Levesque (sin acento) es el apellido de su esposa y Lévesque (con acento) es el apellido del Primer Ministro del Parti Québécois. Lo notorio es que en el cassett dirigido al locutor hace un especial énfasis al pronunciar  ‘L é v e s q u e’ refiriendose al Primer Ministro, enfatiza el acento,  y al referirse a esposa lo pronuncia algo así como ‘Révéque’ que suena  como un apellido diferente al Lévesque que quiere aniquilar. Hay dos artículos en el periódico que confirman  esto, hablan del posible temor de Lortie  a la violencia en contra de Levesque (su esposa)  y de sus hijos.
    Pero,  su pasaje al acto vendrá a revelar que ésa violencia y ésa destrucción se resolvió de otra manera, no hacía sus hijos y/o esposa, sino hacia aquél y aquellos que él identifica que querían destruir(lo) su lengua. Un acento viene a marcar la distinción, ésa destrucción se resolvió no hacía Levesque sino hacía Lévesque con acento. Cabe señalar que la acentuación  es un asunto que remite directamente a lalangue.
    Lortie estaba perseguido en su lengua, en la destrucción de lalengua que él llama ‘materna’,  y curiosamente algo le pasaba en su lengua, que ya no podía hablarla fluidamente. Esa destrucción es sentida por el como  un goce, el goce de lalengua. Aqui se vislumbra un poco lo que es el vinculo entre lalengua escrita en una sola palabra y la lengua. Hay un saber que tiene que ver con el goce. Su lengua lo lleva lejos de si mismo, lalangue se hace cargo de las sensaciones y de las emociones que lo desbordan. Surgen como líneas de fuga sonora intensas,

    Estando sentado en la silla del presidente de la asamblea agarra su dentadura y la lanza.
    Esta dentadura localiza el lugar del implante del significante en el cuerpo,  y que no deja de tener un vínculo con lo que dice: “c´est une dent que j´ai contre le Québec. Contre le Parlement, exactement contre le Parti québécois.” « Es un diente que tengo contra el Quebéc, contra el Parlamento, exactamente contra el partido québécois”.
    Cuando está sentado en la silla del presidente del Parlamento, se quita la dentadura y la tira, dentadura que le impedía hablar bien, pronunciar bien. Aquí es donde se puede apreciar el implante, la encarnación del significante ‘dent’ en el cuerpo.
    Por otro lado, es curioso también, no tener dentadura a los 25 años.
    No hay una escritura que fije un sentido, solamente palabras, pausas que juegan y que riman, baile sonoro.

    Legendre:
    La dimensión jurídica fue promovida por la publicación del «caso» Lortie por por Pierre Lo que está promovido en un primer plano es el estatuto de la imagen, registro del imaginario, pero desconectado de su lazo con los significantes que se articulan, así como desvinculado con el registro del real, fundamental en todos los casos, más aquí tratándose de un asunto de lalangue. Éste des anudamiento lo conduce a una lectura privilegiada del imaginario.
    Cuando le preguntan a Legendre : que es un padre?  contesta: nada es más incierto, por la constitución humana que ésta noción de padre, que diría surge fundamentalmente de lo institucional puro.
    Claramente Legendre está instalado en el orden jurídico.

    Porque volver al asunto Lortie 30 años después?
    En 1995 salió publicado un libro escrito por su ex esposa Lise Levesque, que vuelve a poner el asunto en primer plano. Este libro viene claramente a reforzar, según mi lectura, que había algo en ésta historia de no concluido. Esto bastó para que retome lo que Lortie dijo escuchándolo desde otro lugar. Lo que permitió que salga a la luz algo diferente a todas las interpretaciones que se hicieron sobre el hasta entonces.

  • Histeria en el siglo XXI.

    Histeria en el siglo XXI.

     Lucy Marlén Orozco Hernández.

    Genealogía de la histeria

    Antigua Grecia

    Desde el inicio de los tiempos el ser humano se ha preguntado el por qué de todo lo que se encuentra a su alrededor, desde aspectos ajenos al sujeto como los fenómenos naturales, hasta otros que están tan inmersos en nuestra persona y que causan angustia, sufrimiento, dolor, preocupación e incluso la muerte, como lo son las enfermedades; uno de tantos padecimientos que ha causado extrañeza  es la histeria, debido a sus manifestaciones tan llamativas.

    Hipócrates de Cos (460 a. c.- 370 a. c.) quien resalta dentro de la genealogía de la histeria debido a que fue el quien nombró a esta enfermedad “histeria” que deriva de la palabra griega hystera, que significa útero,  mencionó que la histeria era causada por el desplazamiento del útero, al igual que los egipcios, este desplazamiento se presentaba, por un lado,  en mujeres que nunca han estado embarazadas o que no habían tenido ningún contacto sexual,  y por el otro mujeres que abusaban de esta actividad carnal, por lo tanto recomendaba como tratamiento que las mujeres jóvenes contrajeran matrimonio, y las viudas se volviesen a casar. (Roudinesco, 1999).

    Por otro lado la opinión que tenía Galeno de Pérgamo (130 d. c. -216 d. c.) sobre la migración de la matriz le parecía anatómicamente imposible, por lo tanto consideró que la histeria era provocada por una retención de sangre menstrual o de semen femenino (en la antigüedad se pensaba que las mujeres también eyaculaban), por consiguiente, si la retención de semen provocaba histeria, entonces, también debía de existir la histeria masculina. (Simon, 1984).

    Edad media

    En la edad media desapareció la concepción médica de la histeria, debido al poder que tomó el cristianismo, lo cual hizo que las incógnitas se vieran aclaradas por el pensamiento reduccionista que ofrecía la religión, por lo tanto,  la histeria y algunos trastornos psicóticos fueron catalogados  como posesiones demoniacas.

    El discurso de un Dios omnipresente y cruel que no tolera ninguna expresión del cuerpo, a no ser la sumisión y el sacrificio. La religión católica somete al cuerpo, principalmente al femenino, el cual es visto como un instrumento del diablo que tiene que ser controlado. Los síntomas histéricos se vuelven en contra de la ley de Dios que no tolera comportamientos extravagantes. (Ghedin, 2009).

    Es entonces, cuando se ve a las mujeres con estos comportamientos extraños, fuera del control de la ley de Dios y manipuladas por su propia naturaleza la cual como menciona Ghedin es un instrumento del diablo; se las cataloga como endemoniadas. De ahí es cuando se inicia con la casa de brujas la cual “dura dos siglos, y entre las víctimas supuestamente ‘poseídas’ se incluyen sobre todo a las histéricas.” (Roudinesco, 1999, p. 38).

    Más antecedentes históricos

    Siglo XVIII

    En la época renacentista, la histeria deja de ser un tema religioso y empieza a estudiarse por la medicina, como fue abordado en la antigüedad, estas teorías son reinsertadas en el paradigma científico, de igual forma, en esta etapa se empezaron a tomar en cuenta aspectos emocionales.

    Estos pensamientos de la antigüedad a la vez que son retomados por unos, son criticados por otros como, por ejemplo Charles Lepois (1563-1633) que critica la teoría sobre la retención de sangre menstrual, porque niñas que aún no menstrúan, señoras que dejaron de menstruar y mujeres que menstrúan en abundancia presentaban histeria. Afirma que esta enfermedad provine del cerebro, ya que se presenta en ambos sexos. (Roudinesco, 1999).

    Otro investigador que contribuyó al saber de la histeria fue Edward Jorden (1569-1632), quien dijo que la enfermedad también podría tener una causa emocional; “Las perturbaciones de la mente son muchas veces la culpa de esto y muchas otras enfermedades. (…) no somos maestros de nuestros propios afectos”. (Thornton, 1976, p. 120).

    Por otro lado Thomas Sydenham (1624-1689),  veía a la histeria y a la hipocondría como una misma enfermedad, cuando aquejaba a las mujeres afectaba desde el útero llamándola histeria y cuando los hombres la padecían era llamada hipocondría. (Rebollo, 2002).  Respecto de la definición de dicha enfermedad  Sydenham “llama histeria a todo desorden somático de origen psíquico (…).” (De la Mota, s.f., p. 2). A partir de Sydenham  la concepción orgánica decrece y es él mismo quien empieza a ver a la histeria como un padecimiento psicológico.

    Una vez que se empezó a ver a la histeria como un padecimiento de los nervios William Cullen (1710-1790), asignó el concepto de neurosis. El termino neurosis surge de las investigaciones que durante el siglo XVIII se realizaron con relación al sistema nervioso.

    John Ferriar (1761-1815) “da a los ataques y síntomas histéricos el nombre de conversión, rescatado después en el concepto de histeria de conversión” (De la Mota, s.f. p.2). El progreso logrado por Ferriar consiste en abogar por que se preste atención a la angustia de los histéricos, sin embargo, estos cuidados no son exclusivamente provistos por parte de los médicos, sino también por los amigos, quienes según Ferriar son los encargados de ayudar al que padece un mal espiritual. (De la Mota, s.f.).

    Más adelante nos encontramos con Philipe Pinel (1745-1826) médico de la Salpêtrière, quien da origen a la psiquiatría moderna, considera “la alienación  mental como una enfermedad (…), una perturbación de las funciones superiores del sistema nervioso. Por eso las ubica en la clase de las neurosis, es decir, de las afecciones del sistema nervioso ‘sin inflamación ni lesión de estructura’ (…)”. (Bercherie, 1980, p. 13).

    Pinel reconoce solo cuatro formas de psicosis: manía, melancolía, demencia e idiocia. En la manía, se pueden observar actitudes extravagantes, o exageradamente joviales o tristes.  Tiene un carácter puramente nervioso, sin alteración orgánica. (Ackerknecht, 1993). Si observamos la descripción que realiza Pinel sobre las manías, nos daremos cuenta que sus características se asemejan al cuadro de la histeria, poniendo al relieve la carencia de explicación orgánica.

    Siglo XIX

    Llegado el siglo XIX algunos de los teóricos que estudiaron la histeria fueron, por ejemplo, Paul Briquet (1796-1881) quien publicó un estudio sobresaliente acerca de la histeria, en dónde examinó más de cuatrocientos casos, descubriendo que la histeria, se presentaba predominantemente en mujeres, sin embargo no era exclusiva de este género, ya que, por cada veinte casos en mujeres, se encuentra uno en hombres. También detectó baja incidencia de la enfermedad entre la población de monjas y alta en prostitutas, rebatiendo la idea que se tenía en la antigüedad y que perduró siglos, de que este padecimiento tenía su causa en la frustración sexual. Decía que la histeria, era una neurosis del cerebro que perturba la expresión emocional. Además observó, cómo una mala herencia genética se combinaba con emociones violentas para poner en marcha la enfermedad. (Makari, 2012).

    Robert Brudenell Carter (1828-1918) quien escribió un influyente libro sobre la histeria en 1853, aconsejó para el tratamiento de esta enfermedad, duchas frías, ampollas y la cauterización. Propuso que los médicos dijeran a sus pacientes el siguiente discurso: “Comenzar con una afirmación positiva de que ella no tiene nada en absoluto al respecto, y en realidad, se encuentra en perfecto estado de salud; siendo sus dolencias, imitaciones fraudulentas de la enfermedad real (…)” (Thornton, 1976, pp.130).

    Bénédict Morel (1809-1873) describe la locura histérica, y plantea que se caracteriza por “(…) la presencia de alucinaciones y de delirios ‘extravagantes’, las tendencias impulsivas (homicidio, suicidio, (…)), la tendencia a ‘terminaciones deplorables’, (…), la degradación y una demencia precoz”. (Bercherie, 1980, p.65).

    Posteriormente nos encontramos con Jean – Martin Charcot (1825-1893) médico de la Salpêtrière, quien afirmó que la histeria  “es psíquica por excelencia” debido a que la sugestión puede provocarla o suprimirla.

    Charcot define a la histeria como neurosis, otorgándole un lugar dentro de las enfermedades nerviosas, de origen hereditario y orgánico, esto da el soporte para separarla de la simulación; atribuye a ésta un origen traumático vinculado con el sistema genital. (Roudinesco, 1999). Demostrando luego la existencia de la histeria masculina, que si bien ya se había hablado de ella, pocos eran los que realmente la consideraban viable.

    Charcot crea una clasificación de los ataques histéricos, la cual consta de en 4 fases. (Roudinesco, 1999):

    1) Epileptoide, con sus movimientos tónicos.

    2) De los grandes movimientos, con movimientos circulares y crisis de rabia.

    3) De las actitudes pasionales (alucinatoria), acompañada de actitudes de súplica  parálisis extáticas.

    4) El periodo termina, con contracturas generalizadas.

    Respecto a la terapéutica, Charcot introdujo a la hipnosis en el terreno médico, percatándose del importante papel de la sugestión y la ausencia de toda lesión orgánica en esa enfermedad, de esta forma  “descubrió que los síntomas no eran provocados por el choque físico, como se pensaba, sino por las representaciones ligadas a él que sobrevenían en el curso de un estado psíquico particular”. (Pérez-Rincón, 1998).

    Siglo XX

    Posterior a Charcot, la idea de la hipnosis quedó arraigada y dio pie a futuras hipótesis referentes a la histeria, como por ejemplo la de Hippolyte Bernheim (1840-1919) quien “coloca a la sugestión como módulo de la hipnosis (…). Afirmaba que los fenómenos de la histeria se debían a la sugestión”. (Melgratti y Antognazzi, 1991, p.8). Por lo tanto esta tenía su cura a partir de la hipnosis.

    Pierre Janet (1859-1947) alumno de Charcot quien igualmente utilizó la hipnosis como tratamiento terapéutico, convierte la histeria en una depresión o una alteración del espíritu, en la que los fenómenos ya no son sintetizados. (Roudinesco, 1999). Para Janet, “lo síntomas histéricos son el resultado de una disociación de la personalidad, en la que el sujeto manifiesta estados de conciencia que hasta entontes han permanecido en el subconsciente. En el subconsciente, dónde se encuentra la ‘idea patógena’” (Chertok, 1999, p. 21).

    Siguiendo la cronología estaríamos en este momento hablando de Breuer y Freud y su primera concepción de la histeria, pero en este apartado se omitirá para posteriormente abordarlo junto con las dos teorías que plantea Freud sobre la histeria desde la visión psicoanalítica.

    Entonces nos enfocaremos a hablar sobre investigadores que discutieron el concepto de  histeria, en pleno siglo XX, así podremos observar como la noción de esta va a dar un gran salto, como bien se ha ido observando en el marco de cada una de las épocas.

    Retomando el rumbo, nos encontramos con que en 1919 el psiquiatra y neurólogo Robert Eugen Gaupp (1870-1953) (Gaupp citado en Maleval, 1994) dijo: “(…) desembaracémonos del nombre y del concepto de histeria. No existe, y lo que denominamos histeria no es otra cosa que un producto artificial, iatrogénico, cuando no una mezcla de síntomas que podemos encontrar en cualquier clase de enfermedad y que no son patognomónicas de nada en concreto”. (p. 274). De la misma forma el psiquiatra y neurólogo Oswald Bumke  en 1925 afirma la desaparición de la histeria, un año después, el psiquiatra Emil Kraepelin (1856-1926) declara que la histeria es un síndrome indefinido. (Maleval, 1994).

    Es entonces cuando observamos el descontento de los psiquiatras del siglo XX con respecto a la nomenclatura de la histeria, afirman que esta es obsoleta, que es como un saco en donde se meten diversos síntomas.

    Por su parte André Breton (1896-1966) escritor y teórico surrealista y Louis Aragon (1897-1982) poeta y novelista, afirman en 1928 que la histeria no es un fenómeno patológico. Creen que se la debe considerar como el medio de expresión por excelencia. (Maleval, 1994). Estos literatos “publicaron un manifiesto surrealista titulado ‘El cincuentenario de la histeria (1878-1928)’” (Pérez-Rincón, 1998, p. 70).

    El psicoanalista Lucien Israël (1925-1996), tiene una idea distinta a las ya expuestas, el planteó en 1989 que: “La histeria (…) es una manera de rechazar la adaptación social. Entonces, no es necesario mirar muy atrás ni en el tiempo ni en el espacio para descubrir que la adaptación a ciertos regímenes (políticos) es una alienación consentida. (…)” (Maleval, 1994, p.271).

    A finales de los años setenta, dos autores estadunidenses, Hollender y Shevitz, publicaron en el Southern Medical Journal un artículo titulado «La paciente seductora», que parece ser un tipo de instructivo para que el médico general pueda reconocer la personalidad histérica: “En general la mujer es atractiva, usa ropa de colores vivos y con escote. Se maquilla exageradamente, sus movimientos corporales suelen ser sexualmente sugerentes (…)” (Hollender y Shevitz, citados en Pérez-Rincón, 1998, p.86).

    Este instructivo que plantean Hollender y Shevitz difiere del pensamiento psicoanalítico, el cual no establece un número de criterios predeterminados a cumplir para determinar una patología sino que intenta a partir de cada caso clínico hacer un estudio particular que rechace los bosquejos simples.

    Siguiendo con la idea sobre, pretender enmarcar un cuadro clínico estricto, utilizando un esquema rígido, buscando que el paciente encaje perfectamente en la descripción que se presenta, nos encontramos con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), el cual, es un claro ejemplo de croquis que se debe seguir rigurosamente.

    Respecto del DSM Chertok (1999) menciona que la exclusión de la histeria en este manual “es coherente con los criterios básicos con que se construyen esos sistemas que, al definir trastornos observables bien delimitados, no admiten síndromes tan polifacéticos y móviles como son los síntomas de la histeria.” (p. 5).

    La histeria desde el enfoque psicoanalítico

    Qué es la histeria

    La histeria está definida en Laplanche y Pontalis (2004) como una “clase de neurosis que ofrece cuadros clínicos muy variados. (…) la histeria de conversión, en la cual el conflicto psíquico se simboliza en los más diversos síntomas corporales, paroxísticos (ejemplo: crisis emocional con teatralidad) o duraderos (ejemplo: anestesia, parálisis histéricas, etc.)”. (p. 170).

    La histeria de conversión, en la cual “el cuerpo del histérico sufre de dividirse entre la parte genital, asombrosamente anestesiada y aquejada por intensas inhibiciones sexuales (…), y todo el resto no genital del cuerpo, que se encuentra paradójicamente, muy erotizado y sometido a erotizaciones sexuales permanentes.” (Nasio, 1991, p. 14). Entonces en lugar de que el falo sea la parte genital, éste se vuelve hacia todo el cuerpo, siendo el histérico en su totalidad el falo, no el portador del falo.

    La histeria expresa un conflicto que, incapaz de ser elaborado mentalmente, se traduce en síntomas físicos. Una crisis histérica podría ser considerada como la realización de un sueño. Estas manifestaciones dramáticas, físicas y afectivas pueden ser vistas como un intento de expresar y simbolizar un conflicto psicosexual y, al mismo tiempo, defenderse de reconocer el conflicto. (De Mijolla, 2005).

    El histérico no es consciente del trauma que lo aqueja, el solo se percata del problema por las manifestaciones físicas, el trabajo del psicoanalista es descubrir junto con el paciente el origen del malestar; el objetivo del psicoanálisis es buscar la cadena asociativa y lo que envuelve toda la problemática. “Ningún síntoma histérico puede surgir de una vivencia real sola, sino que todas las veces el recuerdo de vivencias anteriores, despertado por vía asociativa, coopera en la causación del síntoma.” (Freud, 1896, p.196).

    “El no saber de los histérico era en verdad un… no querer saber, más o menos consciente (…)”. (Breuer y Freud, 1895, p.276). Respecto a eso, Freud menciona “un no querer saber”, porque el suceso fue vivido o fantaseado por el sujeto, por lo tanto, no lo ignora y lo sabe, pero lo olvida, lo reprime, en el caso de acontecimientos reales; respecto a la fantasía, ésta siempre fue inconsciente.

    Etiología de la histeria

    Freud y su primera concepción del trauma

    Freud al inicio plantea una relación directa entre las escenas traumáticas, y los síntomas histéricos de sus pacientes, por lo tanto, es preciso empezar con entender que es un trauma y cómo se configura. El trauma es  “un aflujo de excitaciones excesivo, en relación con la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y elaborar psíquicamente dichas excitaciones.” (Laplanche y Pontalis, 2004, p. 447). Un suceso puede ser traumático para una persona mientras que para otra no, dependiendo de esta capacidad de control y elaboración, que están determinadas por la construcción psíquica de cada sujeto.

    “Las más de las veces no se tiene un síntoma histérico único, sino un conjunto de ellos en parte independientes entre sí, en parte enlazados. No se debe esperar un único recuerdo traumático y, como su núcleo una única representación patógena, sino que es preciso estar preparado para encontrarse con series de traumas parciales y encadenamientos de ilaciones, patógenas de pensamiento” (Breuer y Freud, 1985, p. 293).

    “Puede ocurrir que en el material patógeno haya en juego más de una núcleo”. (Breuer y Freud, 1985, p. 295). Estos diversos núcleos, provocan distintos traumas y pueden estar encadenados entre sí; esto ayuda a la comprensión del surgimiento de un trauma, que es a partir de una escena que causó controversia y que en un futuro se repite. Más tarde el objetivo del tratamiento con pacientes histéricas cambia, y la búsqueda de las escenas traumáticas cede su paso al despliegue de las fantasías y su efecto patógeno, a la asociación libre que conducirá a una rehistorización del relato y vivencias de la paciente de tal manera que eso signifique de manera diferente su vida y logre introducir cambios subjetivos que hagan posible un reposicionamiento frente a los otros y el mundo.

    La fantasía, como concepto clave en la configuración de la teoría sobre la histeria

    Cabe aclarar que este concepto varía dependiendo del autor y la traducción al español, inicialmente se tradujo este concepto en la obra de Freud como fantasía, posteriormente se habla de fantasma. La traducción nunca es completa, el dicho dice traduttore tradittore, y el término alemán equivale no sólo a fantasía, sino imaginación, visión fantástica, etc.

    En Estudios sobre la histeria, Freud planteaba que el trauma se instauraba por la sobre estimulación sexual dada de un adulto a un niño, pero posteriormente se da cuenta que esta sensación afectiva, no necesariamente tenía que ser real, esto quiere decir que en algunas ocasiones era formada por el inconsciente de niño. A éstas representaciones inconscientes Freud las llamó fantasías.

    Freud en su segunda teoría, considera que la histeria ya no depende de acontecimientos traumáticos reales en la historia del paciente. Ahora se obtiene una explicación en dónde la sexualidad infantil surge a la vista, pensar en nuestra infancia y ver el desarrollo del propio cuerpo pulsional, comprendiendo cada una de las experiencia vividas durante la niñez, tomando en cuenta las diferentes zona erógenas (boca, ano, músculos, piel, ojos), cómo fuente de una experiencia traumática. (Nasio, 1994).

    De Mijolla (2005) menciona que el fantasma es el “trabajo en el inconsciente del secreto inadmisible de Otro (el incesto, el crimen (…)). Su ley es la obligación de la ignorancia. Su manifestación, como la ansiedad, es el retorno del fantasma con palabras extrañas y actos y síntomas (fóbico, obsesivo (…)).” (p. 1265). Es el deseo que no tiene cabida dentro de la norma instaurada por el otro.

    En esta nueva teoría, el fantasma (…) está tan sometido a la represión (…) y también es portador de un exceso insoportable de afecto, exceso que ahora denominamos angustia. Angustia que, al desbaratar la acción de la represión, hallará su expresión final en un trastorno del cuerpo. (…) La angustia es el nombre que adoptan el deseo y el goce una vez inscritos en el marco del fantasma (Nasio, 1994, pp. 42-43).

    “La niña o niño histérico están proclamando una inocencia de conocimientos para hacer valer a su propia relación sexual previa a la madre. (…) ataca el desarrollo cognitivo mediante la desactivación de uno mismo en la maduración, siempre simbólicamente celebrando la posición del niño inocente.”(Bollas, 1999, p. 22). El histérico busca agradar a la madre por medio de la inocencia sexual,  que ella misma incita.

    Sobre esta teoría Freud (1896) menciona que al momento de seguir el encadenamiento mnémico, el ámbito sexual siempre sale a relucir acontecimientos traumáticos en la pubertad y a pesar de que estas parecen las determinantes en la causalidad de la histeria,  llegan a ser banales. Las histéricas presentan un horror a la sexualidad, que en los demás sujetos desempeña un papel fundamental en la pubertad, es entonces que se acrecienta hasta lo patológico y puede volverse duradero; serían, en cierta medida, personas que no pueden responder de manera suficiente en lo psíquico a las demandas de la sexualidad.

    El complejo de Edipo y la amenaza de castración como fantasma inconsciente

    Durante la etapa fálica se presenta el complejo de Edipo, el cual se caracteriza por el amor hacia el padre del sexo opuesto y la rivalidad hacia aquel del propio, suscitándose sentimientos de ambivalencia hacia este último. (Freud, 1923). Esta ambivalencia se presenta cuando la niña y el niño se dan cuenta de que su objeto de amor ya es objeto de alguien más, y decide aliarse al que fue su enemigo.

    Este conflicto se presenta de diferente forma en niños y en niñas, Freud (1923) plantea esta etapa y el proceso que conlleva:

    En el niño, surge  la angustia de castración, en donde él teme ser castrado  por el que si posee pene, que es el padre; este temor de castración surge porque el pequeño toma como objeto de amor a la madre, pero se da cuenta que no puede ser de él porque ya es del padre, por lo tanto para evitar la castración decide aliarse con el padre para aprender a ser como él y conseguir una mujer como su madre, es ahí en donde el conflicto edipico termina, por lo tanto es la castración la que marca el final de esta etapa.

    Por el contrario en la niña surge la envidia fálica, es cuando la niña se da cuenta que al igual que ella la madre se encuentra en falta y la culpa de haberle heredado esa condición;  a diferencia del niño que supera el complejo de Edipo a partir la de castración, en la niña esta castración es la que da pie al complejo.

    Posterior a este proceso, la niña puede tomar uno de los tres caminos para la construcción de la sexualidad femenina. Estos tres caminos son descritos por Freud (1931), en dónde narra que:

    1. Alejamiento de la sexualidad al verse insatisfecha respecto a la falta de pene. Un ejemplo podría ser una monja.
    2. La esperanza que guarda la niña de algún día llegar a poseer un pene, convirtiéndose esta esperanza en la fantasía de ser un hombre (complejo de masculinidad). Pensando en las características que socialmente son atribuidas al hombre ¿podría ser una sujeto exitosa jefa de alguna institución, en donde es déspota con sus subordinados, prototipo de complejo de masculinidad?
    3. La niña toma al padre como objeto de amor debido a que es el poseedor del pene y así apareciendo el complejo de Edipo. Respecto a este, Freud plantea que es el camino que la mayoría de las mujeres toma, es cuando la pequeña al ver que no puede poseer al padre porque este ya es de la madre, busca a un hombre parecido a el quien le pueda dar un hijo varón (el bebé sería la representación del falo).

    Millot (1988) comenta que: “A través del complejo de Edipo se operaría la integración de la cría humana al orden simbólico, (…) el complejo de Edipo desaparece tras su resolución y con el desaparece la fuente de conflictos neuróticos.” Por lo tanto el origen de la neurosis está en la no resolución de Edipo, pero ¿qué sucede en esta etapa, que es tan determinante en la vida del sujeto? Para comprenderlo tenemos que saber que  “‘El deseo del padre es siempre el elemento patógeno’, esto dio lugar a la hipótesis de que, ‘el deseo de su padre, sería reprimido dando origen a la histeria’ (Teoría de Edipo)”. (Silva y Fischer, 2006, p. 271). Siguiendo la idea del complejo de Edipo como núcleo central de la neurosis histérica y el padre como elemento patógeno, “(…) se ha pasado del subjetivo al genitivo objetivo: la fuente de la histeria sería el deseo reprimido por el padre y no el atentado sexual cometido por éste”. (Millot, 1988, p.15).

    Es así que: “Esta obsesión permanente de los peligros fantásticos que acechan la integridad de su falo y, más allá, la integridad de todo su ser, es una angustia intolerable, inconscientemente intolerable, que es preciso quitarse de encima.” (Nasio, p. 58). ¿Y cómo deshacerse de ella?, definitivamente no la puedes desechar, porque una vez que algo entra al psiquismo ya no puede salir, a lo que recurren los histéricos es a la represión; alojarla en las profundidades de su inconsciente para pretender que no existe.

    También el mismo Nasio nos indica:

    En el fantasma histérico, la amenaza de castración entra por los ojos, y la angustia que de ella resulta, es inconsciente pues está sometida a represión, acaba por convertirse en sufrimiento de la vida sexual del histérico, consistente en una erotización general del cuerpo a la que suma, paradójicamente, una inhibición localizada en el nivel de la zona genital. (Nasio, p. 73).

    Esta represión, que es lo que el histérico utiliza para poner una barrera a la angustia de castración, se ve reflejada en lo corporal por medio de la conversión. El histérico, con el afán de quitarse de encima la angustia causada por la castración debido al deseo incestuoso, la convierte en síntoma, ahí es cuando “deviene él mismo el objeto imaginario que le falta al Otro. Sea que transforme la angustia de castración en sufrimiento neurótico o que él mismo devenga el objeto fálico del Otro (…), lejos de desembarazarlo de su angustia, fijan al sujeto a ella.” (Nasio, 1998, p.96).

    En las histéricas, se ve al padre como este abusador sexual y a la madre como pura, es entonces que, la histérica busca un retorno a la madre a través de una desexualización de sí misma y de la madre, mientras que los sujetos no histéricos progresan a través de una sexualización del yo y el otro. La desexualisación generalmente se logra a través de la idealización de la madre, convirtiéndola en una virgen. Con el objetivo de ser la niña perfecta o niño perfecto, la histérica energiza idealización a través de la libido como desexualisación. (Bollas, 1999).

    Siguiendo la idea del párrafo anterior, se entiende que la niña o el niño que se convertirá en histérica (o) intentará mantener un rígido ideal, el cual se dirige específicamente a percibir su vida sexual como algo degradante,  y tratará de alejarse de éstas prácticas manteniendo su ideal de castidad a través de la buena conducta y su retiro de todas las relaciones sexuales, o bien todo lo contrario, cayendo en ejercicios perversos que lo que demuestran es una escisión de la conciencia.

    La represión como supuesta protectora del psiquismo

    La represión es el “conflicto en el seno del yo entre por un lado, una representación sobrecargada que intenta liberara su exceso de energía, por el otro la presión constante de la representación, la cual aislando a la representación, le impide dejar fluir su sobrecarga.” (Nasio, 1991, p. 29). La represión como mecanismo de defensa aparece para no dejar salir del ello el deseo que para el yo podría ser perturbador, por lo tanto el superyo surge como protector del yo al ver su debilidad y es ahí donde se instaura la represión.

    Freud (1905) nos hace evidente: “(…) la existencia de una verdadera intencionalidad de la mente que busca olvidar, para causar que ciertas representaciones desagradables desaparezcan. Estas representaciones están aisladas en una ‘segunda conciencia’ (…). Separado de la corriente principal de pensamiento”. (p. 12).

    La psique a partir de entonces “disocia” las ideas desagradables después de haber sido relegado a otro lugar “reprimido”, lo que bloquea cualquier descarga de la emoción dolorosa que podría estar asociada con él. (De Mijolla, 2005). Se deshace momentáneamente de la culpa, alojando las ideas en el inconsciente.

    Conversión siempre histérica

    Comprender el mecanismo de conversión histérica parece esencial para comprender en su totalidad el funcionamiento de este padecimiento. No se trata de un síndrome asociado al cansancio, el estrés, o algún tipo de variación hormonal, cómo sostienen algunos psiquiatras, sino una transformación en el campo de lo psíquico:

    La conversión es el mecanismo de formación de síntomas (…).  Consiste en una transposición de un conflicto psíquico y una tentativa de resolución del mismo en síntomas somáticos, motores (por ejemplo, parálisis) o sensitivos (por ejemplo, anestesias o dolores localizados). (…) lo que caracteriza los síntomas de conversión es su significación simbólica: tales síntomas expresan, a través del cuerpo, representaciones reprimidas. (Laplanche y Pontalis, 2004, p.85).

    “Con el fin de poner fuera de juego a la represión, el exceso de energía pasa de un estado primero – sobrecarga de una representación intolerable – a este otro estado de carga que es el sufrimiento corporal” (Nasio, 1991, p. 29). Este cambio de energía de un estado a otro, de lo psíquico a lo corporal se denomina conversión.

    La angustia que se presenta en el infante al experimentar la sobre carga sexual, como ya se ha venido diciendo es intolerable, por lo tanto el histérico no encuentra más solución que transferirla a sufrimientos corporales  o como dice Nasio (1994) “a los sufrimientos neuróticos. (…) La conversión redujo quizás en lo inconsciente el exceso de angustia, pero ahora se ha transformado en otro exceso, el de la erotización/inhibición dolorosa del cuerpo.” (p.92).

    El motivo para enfermar es, en todos los casos, el propósito de obtener una ganancia. “El enfermar (…), se presenta como la solución económicamente más cómoda en caso de conflicto psíquico (refugio en la enfermedad), por más que la mayoría de las veces se revele después inequívocamente el carácter inadecuado de esa salida.” (Freud, 1905, p. 39).

    Histeria del siglo XXI

    Síntomas de la histeria en el siglo XXI

    “Son los dolores más comunes y difundidos de la humanidad los que con mayor frecuencia parecen llamados a desempeñar un papel en la histeria; (Breuer y Freud, 1895, p.199). Y es que si bien esto se escribió un siglo atrás, aún sigue vigente, la humanidad ha cambiado, claro está, y con ella van surgiendo y transformándose las enfermedades, como la histeria.

    González (2002) menciona que el trastorno histérico ha tenido diferentes interpretaciones y abordajes terapéuticos, dependiendo del contexto cultural. En la Edad Media, se expresaba a través de las posesiones demoniacas, cuyos síntomas daban un certificado de veracidad al amo cultural de la época, llamado la Biblia; en el Renacimiento, responderá a su nuevo amo, la ciencia, dramatizando las lesiones neurológicas degenerativas, para dar fama a médicos de la época. En la actual época globalizante, el nuevo amo ya no es la ciencia, más bien es la ciencia al servicio de la informática y el mercado.

    Respecto de la época y su relación con los síntomas histéricos González (2012) comenta que: “(…)  lo que los mercados más venden son: el trastorno depresivo, el trastorno ansioso, la bulimia, la anorexia, la fibromialgia, las dificultades sexuales, los trastornos somatofrmos y el trastorno de agotamiento”.

    Buscan solución a estos problemas por medio de fármacos que contrarrestan los malestares físicos por un periodo de tiempo determinado generalmente corto, creando una dependencia,  obsequiándole al sujeto un manto con el cual cubrir su sufrimiento, malestares que no desaparecen, solo se esconden y están ahí latentes listos para resurgir y ser apaciguados nuevamente con los medicamentos, creando un circulo vicio en donde no se llega a la verdadera cura.

    Es entonces, cuándo se empiezan a “transformar los antidepresivos en una psicoterapia reconcentrada, con el fin de universalizar su consumo y desentenderse así de las múltiples causas que originan eso que llamamos depresión (…).” (Jervis, 2004, p. 202).

    Cabe destacar que en siglos anteriores esta sintomatología no variaba mucho, si bien las diferencias a simple vista se notan drásticas, nos damos cuenta, que la fibromialgia no es más que los dolores o adormecimientos de ciertas partes del cuerpo sin un origen orgánico, y sobre esto ya se hablaba desde la época de Freud y mucho antes, entonces ¿cuál es la diferencia?, esta recae en que actualmente los especialistas en salud se han empeñado en nombrar “nuevas enfermedades” sin indagar sobre su genealogía, por lo tanto ¿podríamos afirmar que la fibriomialgia no es una enfermedad, sino, un síntoma de la histeria?

    En el artículo de Silva y Fischer (2006) se muestra un estudio comparativo entre la fibromialgia y la histeria según Freud y llegan a la conclusión de que existen diversas similitudes entre estas dos enfermedades, por lo tanto presentan la hipótesis de que la fibromialgia no es una enfermedad contemporánea, sino más bien un síntoma histérico contemporáneo.

    Respecto a la anorexia y la bulimia, en la industria de la moda se observa que los problemas de alimentación son frecuentes en nuestra época, ya que se presenta en una sociedad en donde la única función del sujeto es el consumo, a una velocidad incansable que es difícil de seguirle el paso. Y es entonces cuando nos encontramos comprando productos que no necesitamos pero que el mercado nos presenta como útiles en la vida diaria. Son estos padecimientos un ejemplo de la demanda del mercado, entonces podríamos pensar que son estas las enfermedades reproducidas por las histerias, pero ¿son todas las pacientes con anorexia y bulimia, histéricas?

    Casos de histeria en el siglo xxi

    México D.F. 2007

    El caso del centro educativo “Villa de las niñas” sale a relucir en el momento en que se piensa en la existencia de la histeria en la actualidad, Ortega (2007) lo nombra “la fábrica de la histeria” y con mucha razón, ahora indagaremos un poco más sobre el caso:

    Las chicas afectadas, han sufrido dificultades para caminar, parálisis de las piernas, mareo, vómito, dolores de cabeza y musculares. Las niñas, aseguraron que esa enfermedad que mantuvo a 600 de sus compañeras sin poder caminar, se debió a una “extraña maldición” que les cayó porque una de las niñas fue sorprendida por las religiosas jugando la quija (El Mundo. Diario de Córdoba, Veracruz. 03/04/ 2007). (Ortega, 2007, p.1).

    En la declaración que las mismas niñas dan sobre el problema hace recordar el pensamiento medieval, en donde los sucesos extraños se adjudicaban a entidades superiores, este mismo pensamiento es rectificado por uno de los profesores que en su momento llegó a dar clases en esa institución y tuvo problemas debido ideas que diferían o iban en contra de las normas religiosas imperantes en la escuela:

    De palabras de Julio Ortega, rescatamos que la encargada del internado, una mujer religiosa busca que “(…) la institución siga siendo un “Castillo de la pureza”, que no tenga ninguna relación con el mundo, y se facilite así, la labor de adoctrinamiento, represión y violencia, desorientación y fanatismo religioso, que ejercen sin piedad contra esas adolescentes (…).” (Ortega, 2007, p. 3). Es entonces en donde nos damos cuenta que uno de los determinantes en el surgimiento de la histeria, es la educación religiosa, ya que esta enseña a reprimir y cargar siempre con la culpa.

    Ortega (2007) menciona que este caso de “histeria colectiva” fue un acontecimiento único en el mundo, y de gran valor en la historia de las enfermedades mentales desde hace ya medio siglo, claro está sin tomar en cuenta a las tan conocidas histéricas que Charcot reunía de diversas partes de Europa en el hospital de la  Salpêtrière a finales del siglo antepasado.

    Es por eso que hacen oídos sordos a “(…) la voz que surge del síntoma en esas niñas – con tanta desesperación – no les dice nada. Los políticos, se conforman con explicaciones seudocientíficas. A los periodistas, la noticia les empieza a dejar de interesar. (…)” (Ortega, 2007, p.4).

    El Carmen de Bolívar, Colombia 2014

    El segundo caso que se presentará es de año 2014, y tiene semejanzas con “la fábrica de las histéricas”, la noticia alarmó a la población Colombiana y ahora se ha vuelto un evento de interés mundial.

    La noticia aparece el 15/07/2014, en donde se expone la problemática siguiente: 23 niñas estudiantes de la institución educativa del Espíritu Santo en Carmen de Boliviar, Colombia, fueron ingresadas al centro de salud de la comunidad luego de recibir la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), sin embargo no se está seguro de que esta vacuna sea realmente la que provoque los malestares en las niñas, porque las vacunas se reciben de la Asociación Panamericana de la Salud, quienes a su vez cuentan con el aval de la Organización Mundial de la Salud. (El problema empezó a presentarte meses antes, en mayo, cuando se les aplicó la vacuna del papiloma humano).

    Inicialmente el nombre de la escuela nos hace pensar en una institución cargada del pensamiento religioso altamente moralista, que puede llegar a asemejarse a la “Villa de las niñas”, dando como consecuencia la resistencia a dicha vacuna, la cual previene de una enfermedad sexual.

    Posteriormente nos encontramos con otra noticia del 23/08/14, en donde informan los síntomas, los cuales son continuos desmayos, dolor de cabeza, adormecimiento en brazos y piernas y estado de rigidez.

    Estos síntomas nos hacen recordar a las pacientes de la Salpêtrière, si bien estamos hablando de épocas diferentes, podemos encontrar similitudes en los escenarios en donde se desenvuelven estas niñas colombianas, porque en el siglo XVIII el pensamiento religioso, especialmente el católico era parte del actuar social, y si bien, esto ha cambiado, aun nos encontramos con lugares como “villa de las niñas” o incluso comunidades enteras en donde esta forma de vida sigue arraigada.

    Siguiendo la noticia, vemos que el 27/08/14, son más de 200 niñas internadas, el ministro de salud comenta que estos acontecimientos son producto de la sugestión y mientras más difusión se le dé mayor será el número de niñas que presenten los síntomas.

    Es entonces cuando encontramos la semilla que implanta la idea de una afección psíquica, sin embargo esta tardará en germinar, porque estamos como sociedad tan acostumbrados a restar importancia a lo psicológico y damos un mayor valor a los malestares físicos que son observables y fácilmente analizables.

    El 08/09/14 en un periódico de Colombia (El Colombiano), hablan sobre la situación que está aconteciendo en el Carmen de Bolívar, llama la atención el título de la noticia “Ni loca ni satánica”, en este se comentan que las primeras 23 niñas que ingresaron al centro de salud, alumnas de la escuela Espíritu Santo, fueron catalogadas por los pobladores como poseída, es entonces que se pensó en casos de satanismo, esa fue la primer versión que se tuvo del problema; se dice que las madres empezaron a manifestar su disgusto y señalar a la vacuna VPH como causa de los malestares, remarcando que esta se aplicó sin el consentimiento de las niñas, respecto de esto último infectólogos de la Universidad de California declaran que la vacuna no es la responsable.  Respecto de la premisa que se disparó por parte de los lugareños, nos hace pensar en un pueblo altamente religioso.

    En esta misma noticia aparece que la secretaría de Salud de la Gobernación de Bolívar publicó en su página web un diagnóstico en donde se exponen cinco hipótesis, “(…) intoxicación por agua o alimentos; reacción adversa a la vacuna VPH; pertenencia a una secta satánica o juego con la tabla ouija; intoxicación por agua y alimentos, quinta, consumo de sustancias sicoactivas.” (El colombiano, 8 de septiembre del 1014, p.1). Posterior a esto se descartan rápidamente las dos primeras hipótesis referentes a intoxicación por agua y alimentos, se da una explicación sobre esto en la noticia, posteriormente se dice que el tema sobre el satanismo se descarta de igual forma debido a que la ciencia no lo contempla.

    En primer lugar, cómo es que incluso la secretaría de salud llegó a considerar esta idea mística-religiosa como una posible causa de los padecimientos de estas niñas, y en segundo lugar, cómo pudo haber sido la tercera razón en ser descarta por debajo de las ideas de intoxicación; si bien con base a la información que se obtuvo respecto al pueblo en donde están ocurriendo estos acontecimientos, nos encontramos con una población sumamente religiosa, ahora nos damos cuenta del alcance que tiene la religión incluso en el departamento de Bolívar, llegando ésta influencia a cuestiones gubernamentales y de salud pública.

    Siguiendo con el reportaje encontramos que las madres de las  niñas afectadas se quejaron, debido al trato inadecuado de algunos empleados del hospital local, los cuales etiquetaba a las niñas como locas, satánicas o faltas de marido. Esta última nos recuerda a esa idea que nació en la antigua Grecia, en donde se hablaba sobre la migración del útero por falta de calor causado por las relaciones sexuales, vemos que estos pensamientos no se han desarraigados, o que si bien las personas no tienen conocimientos exactos sobre esta deducción, la idea se ha ido perpetuando de generación en generación.

    Respecto de los exámenes toxicológicos, neurológicos y psiquiátricos que se le practicó a una de las niñas se encontró que “(…) dado que ninguna prueba clínica de las hechas arrojó anormalidad física, a la niña se le consideró como paciente sin alteración orgánica con trastorno conversivo, por lo que se decide dar egreso”. (Opinion y Salud, 2014, p.1).Este reportaje fue publicado el día 7 de octubre.

    Siguiendo con la indagación sobre causas psíquicas de estos padecimientos, se encontró un reportaje en donde se realizó una entrevista a Rodrigo Córdova, presidente de la Asociación Latinoamericana de Psiquiatría. Podemos observar en la afirmación de Córdova la concepción psiquiatra que se tiene de este acontecimiento. “El término de histeria se asocia con síntomas que tienen cierta teatralidad, como si se estuvieran simulando. Este no es para nada el caso. Es más apropiado llamarlo trastorno por conversión, enfermedad psicogénica masiva, o trastornos por reacción de estrés colectivo.”

    Siguiendo con esta idea del estrés el psiquiatra dice que consiste en “una situación de estrés personal que se propaga por vínculos culturales en un determinado grupo social, y que se manifiesta a través de ansiedad y dolores abdominales realmente existentes, mareos, dolor de cabeza, desmayos, náuseas e hiperventilación.” (El tiempo, 2014, 8 septiembre, p. 2). Como ya vimos el termino de histeria fue sustituido desde el DSM-III y se cambiaron todas las enfermedades por trastornos, es ahora que nos encontramos con el trastorno de conversión, que vendría siendo la histeria, pero nada tiene que ver con la reacción de estrés colectivo, como lo afirma Córdova.

    Por otro lado, vemos como presta importancia a la vacuna VPH, afirmando que “son elementos que inciden en su propagación, por lo general entre personas muy jóvenes, con muchos temores de enfrentamiento con el entorno. En este caso, el detonante fue una vacuna, relacionada con el inicio de la sexualidad, con su prevención.” Es importante esto que menciona sobre la relación de la vacuna y el inicio de la vida sexual, y como señala, este tema crea temores en la población joven, no en cualquier población provoca el mismo impacto, no todas las adolescentes viven con miedo esta etapa, entonces ¿qué sucede con estas chicas del Carmen de Bolívar?, ¿es la crianza que modela a las niñas con en base a un ideal de castidad en donde temas sexuales son tabú, la determinante?

    Conclusiones

    Hemos observado cómo es que las manifestaciones de la histeria van cambiando dependiendo de la época, y esta relación de síntomas y contexto no es exclusiva de esta enfermedad, se presenta también en diversos padecimientos; porque como seres humanos estamos sujetos al ambiente que nos rodea, el cual determina nuestro actuar, nuestro pensar y en general nuestro vivir.

    Nos damos cuenta cómo es que en la actualidad siguen presentándose ejemplos de histeria como se las observaba en la edad media, éstos son catalogados de la misma forma; así como el caso del Carmen de Bolívar y el de la institución Villa de las niñas, podemos encontrar muchos más, que quizá no han dado de que hablar porque se presentan con normalidad en ese ambiente, me refiero a las supuestas posesiones demoniacas, sobre estas podemos encontrar infinidad de ejemplos tanto en México como en diversos países, porque las ideología cristianas y de otras religiones han nombrado este tipo de manifestaciones y adjudicado un poder divino o místico que cruza la frontera de lo natural.

    Estos dos ejemplos el de villa de las niñas citado anteriormente, y el del Carmen de Bolívar analizado en este trabajo, son claras muestras de la repercusión que tiene el ambiente ante la histeria, en el segundo caso podemos destacar la educación que se profesa en dicho lugar, iniciando la identificación con el nombre de la institución en donde comenzó el broté, el cual da certeza de una educación católica “Escuela Espíritu Santo”, y es bien sabido que esta religión no ve con buenos ojos los temas sexuales, idea que seguramente fue inculcada en las niñas; posteriormente el programa de salud pública llega a vacunarlas contra el VPH, enfermedad de trasmisión sexual, ¿qué se les está diciendo a las niñas con eso?, o más bien ¿qué entienden las niñas al ser vacunadas?, podría ser una permisiva, algo que acredite que las niñas se encuentran en condiciones de iniciar su vida sexual, y si así fuera ellas estarían mostrando su angustia ante este acontecimiento, esos síntomas son un rechazo a la vida sexual, es una aceptarlo, al momento de dejarse vacunar, y luego devenir el sentimiento de culpa e impugnarlo.

    Eso por un lado, por el otro nos encontramos con la sintomatología actual, que en ciertos casos viene siendo la misma que la que se presentaba en siglos anteriores, las cuales causan intriga tanto por su “recién llegada”, como por los causantes de estos padecimientos, al saberse incomprendidos por el cuerpo científico. Este es el caso de la fibromialgia, porque se dice que no existe ningún indicio de alteración tanto orgánica como fisiológica, por lo tanto nos hace pensar en que lo psicológico se encuentra la respuesta, la incógnita sería entonces, ¿qué sucede con los especialistas en salud mental, que no dirigen sus investigaciones hacia ese campo?

    Siguiendo con los padecimientos actuales nos encontramos con la depresión, la anorexia y la bulimia, que se encuentran dentro de los primero en la lista de padecimientos en la población mundial, que al igual que la fibromialgia son tan populares, que los medios de comunicación nos bombardean con publicidad al respecto, como campañas contra dichas enfermedades, así como medicación para contrarrestarlas o como ideales de belleza que superan el estándar de lo que se considera saludable, el mercado nos incita a consumir, a vestir, a vivir, a pensar y a sentir lo que ellos quieren, todo con el fin de comercializar sus productos y servicios, que muchas veces pueden llegar a ser perjudiciales para nuestra salud mental y física, atentando a si a nuestro bienestar. De igual forma la anorexia y la bulimia así como son padecimientos en donde el índice de mujeres es mayor a la de hombres, también podemos observar una renuncia de los deseos, como lo es la ingestión de alimento, ese buscar el deseo, encontrarlo y vomitarlo por miedo al goce, o simplemente evitarlo.

    La histérica desde el complejo de Edipo, busca como la mayoría de las niñas la aceptación del padre poseedor del falo, pero ésta es coercida por la madre, quien se muestra pura y santa, a diferencia del padre sexual, es entonces que la niña reprime sus deseos hacia el padre y se somete a la voluntad de la madre; finalmente este patrón se repite, el cual se muestra como el buscar el falo, verlo casi obtenido y dar vuelta atrás por miedo al goce, sin embargo siempre está el sentimiento de querer agradar a ese que tiene el poder, mostrándose de esta forma en la actual época globalizante en donde lo que interesa son estas nuevas enfermedades, estas que “están de moda” y conciernen al otro de la salud mental.

    Respecto del gran número de pacientes histéricas mujeres a comparación de hombres, se podría pensar en la posibilidad de que la cultura sea la responsable, porque nos encontramos en un mundo en donde el patriarcado reina por sobre todas las cosas, y si bien actualmente se ha tratado de contrarrestar, aún existe, claro está que no en comparación con épocas pasadas, por lo tanto el sujeto se encuentra atravesado por esa visión, la cual ha tenido sus consecuencia en la histeria, entonces, ¿podríamos decir que las mujeres están siempre sometidas por este otro que no le permite conocer, experimentar y profundizar en temas sexuales, a diferencia de los hombres?

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  • Comunicación en la sociedad del espectáculo.

    Comunicación en la sociedad del espectáculo.

     Horst Kurnitsky

    Todos los seres se comunican de una u otra manera. De no hacerlo solo existiría la nada. Esta reflexión acerca de qué es la comunicación y sus muchos medios fue una conferencia dictada el 20 de febrero de 2015 en el Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco.

     

    Cuando hoy hablamos de comunicación hablamos de los medios de comunicación: el teléfono, los celulares que se encuentran en los bolsillos de cada vez más gente, la radio, la televisión y los periódicos que ofrecen las noticias del día. Pero también hablamos del internet que usan cientos de millones de personas en el mundo para enviar y recibir mensajes electrónicos de amigos y familiares, así como de las empresas que lo utilizan para transmitir propaganda y vender sus mercancías, o de los científicos, para saber cómo andan las cosas en el mundo de sus especialidades. La palabra comunicación se ha vuelto un lugar común, un término en boga ahora que los medios masivos sirven a la expansión del mercado mundial.

     

    ¿Pero qué significa comunicación? En rigor, todo el universo es un sistema de comunicación, de atracción y repulsión —como explica la ley de la gravitación de los cuerpos celestes o la ley de la difracción de la luz por ellos—, un sistema de reacciones físicas y químicas producido por el encuentro de dos sustancias que lo transforman en una tercera sustancia. De la misma manera, el mundo biológico está determinado por las innumerables reacciones físicas y químicas: las plantas atacadas por insectos o amenazadas por plagas comunican a las plantas vecinas el peligro por medio de sustancias mensajeras, por aire o por tierra, para que movilicen sus defensas. Y en la fauna, los animales se comunican para acceder a los alimentos y al agua o para advertir la cercanía de algún enemigo. Sabemos que los animales marinos y terrestres se comunican mediante sonidos: los elefantes trompetean fuertemente o emiten gruñidos para contactarse con manadas que se encuentran lejos; los changos chasquean la lengua; los pájaros chiflan al percibir adversarios, y hay peces que se comunican mediante señales eléctricas. En suma, donde hay algo, hay comunicación, y donde no hay comunicación, no hay nada. En términos filosóficos se puede decir que tanto la naturaleza orgánica como la inorgánica consisten en múltiples formas de comunicación; en cambio, la nada se distingue por la ausencia de cualquier forma de comunicación. Por eso, como seres humanos, no tenemos experiencia alguna de la nada. La nada es algo imaginado y contrapuesto al mundo en que vivimos.

     

    Como ente físico, el ser humano también vive de la comunicación. La existencia de organismos cuyas múltiples células individuales deben cumplir sus tareas conforme a los requerimientos del organismo como un todo, exige que las células posean un sistema de generación, transmisión, recepción y respuesta compuesto por gran cantidad de señales que las comuniquen e interrelacionen funcionalmente entre sí. Estas señales son eminentemente químicas y permiten que unas células influyan en el comportamiento de otras. El cuerpo humano posee alrededor de 10 billones de células. Dentro de ellas y entre ellas ocurre la comunicación de muy distinta manera. Constantemente una célula recibe y envía mensajes. En el cuerpo humano las señales enviadas a células distantes son los neurotransmisores que viajan por los circuitos sanguíneos a las diversas regiones para dejar ahí sus mensajes. Sin la comunicación celular de estos 10 billones de células se acabarían la cooperación y la coordinación que posibilitan los movimientos musculares, el apetito, la respiración, etcétera. Sabemos que la ausencia de ciertos neurotransmisores causa huecos en la comunicación y con ello enfermedades como el Parkinson, pues la neurotransmisión es un tipo especial de comunicación celular electroquímica entre las células nerviosas. En el cerebro, el flujo de información eléctrica recorre la dendrita y el axón de las neuronas en una sola dirección hasta alcanzar la sinapsis, y, en la hendidura que separa ambas neuronas, la neurona presináptica secreta unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores que son captadas por la neurona postsináptica, la cual transmite y responde la información. Cuando nuestras sinapsis se encadenan y las células se conectan, podemos reflexionar y nos podemos comunicar. De otro modo, caemos en el imperio mudo de la nada.

     

    Como podemos advertir, todo da vueltas en torno a la comunicación: todo debe ser comunicado. Lo que no es comunicado no existe. Parece que en el fondo, la comunicación mantiene al mundo reunido y en ello encuentra su raíz. Comunicar no significa solamente un comunicado, una información o el intercambio de una idea, sino la constitución de una comunidad y la formación de nuevas comunidades, de nuevas ecclesĭas. Por eso, la excomunión (en latín excommunicatio) significa la exclusión de la comunidad católica. En cambio, la comunión (del latín communĭo) es la participación en la conservación de las creencias, los ritos y los valores de esta comunidad. Claro que el concepto comunicar responde al desarrollo histórico de la lengua, pues el sentido de las palabras, al igual que su construcción gramatical en ella, se modifica con las transformaciones de la sociedad donde esta misma lengua se usa.

     

    El psicólogo René Spitz investigó cómo desde el nacimiento de cada ser humano se desarrolla el sistema de comunicación entre la madre y el hijo.[1] Mientras el feto está conectado a los sistemas de comunicación de su madre por vía sanguínea y células comunicantes, alimentándose de sustancias nutritivas y suministradas de oxígeno, su estado es plenamente satisfactorio. Por esta razón, a partir del desmembramiento del cordón umbilical, el recién nacido buscará el restablecimiento de tal estado. A él se remitirá la memoria inconsciente que propicia el deseo personal y colectivo que da lugar a imaginar paraísos perdidos. Como toda comunicación, la memoria tiene su origen en la búsqueda de la satisfacción de los deseos. El deseo alcanza su fin en la restitución de un estado satisfactorio imaginado o real. Incluso el odio pertenece al mismo ámbito, al igual que el celibato y la promiscuidad. Ahí se encuentra el punto de origen de toda economía social y personal.

     

    Las caras pálidas de los usuarios iluminados por las pantallas ilustran la fascinación infantil por la reunión de esta nueva comunidad de zombis, la cual renuncia a la reflexión y a la creación para dar el clic que los introduce en el espectáculo

     

    Cuando un bebé entra en diálogo con su madre, primero de manera táctil y más tarde verbal, este ser egoísta solamente quiere satisfacer sus deseos, y, viceversa, a través de ese diálogo, la madre satisface deseos propios, físicos y mentales. El diálogo comienza cuando el lactante busca con sus labios el pezón de su madre, para lo que también apoya sus manos, las cuales, desde entonces, se desarrollan como un instrumento prominente respecto de cualquier comunicación física entre los seres humanos, desde las caricias hasta los golpes mortales. Spitz descubrió, además, que la expresión física del no (antes del desarrollo de la capacidad verbal de decir “no”) —que en las sociedades occidentales consiste en un movimiento de la cabeza de derecha a izquierda y viceversa— tiene su origen en la búsqueda del lactante del pezón de su madre. El no es la expresión más fuerte: quiere decir “esto no lo quiero”, “esto no me satisface”, “estoy buscando un estado de satisfacción”. Por eso, la negación domina cualquier sistema, tanto matemático como lingüístico, al igual que la dialéctica filosófica.[2]

     

    Toda comunicación significa la satisfacción de deseos inmediatos mediante rodeos. Los seres humanos desarrollaron la lengua para la comunicación verbal y el pensamiento para la coordinación de sus actos con el fin de lograr un estado de satisfacción plena, como el bebé en el diálogo con su madre. La ausencia de diálogo entre madre e hijo, ya en las hordas de los simios, causa el empobrecimiento de la personalidad e inhibe la actividad sexual, produciendo la extinción de la especie. El ser humano que en su etapa lactante ha sido privado del diálogo con su madre, o con otra persona en su lugar, se convierte en una envoltura vacía, está mentalmente muerto y es un posible aspirante a un hospital psiquiátrico. La exclusión de las formas rudimentarias de comunicación conducen a los individuos si no a su muerte, sí a una deformación grave. La raíz de la palabra comunicación nos remite a la oscuridad de la prehistoria, cuando los seres humanos se asociaron y formaron comunidades. A diferencia de animales como los simios, los lobos o los leones, que se organizan en hordas, manadas o familias, los seres humanos “ponen en común”, es decir, afirman su comunión con la ayuda de fiestas y ritos sacrificiales. Este tipo de prácticas conscientes distingue a los seres humanos de los animales y en ellas se ubican no solamente las raíces de las formas de la convivencia sino también de la comunicación social. Para reconocer dichos rituales, las personas emplean un catálogo de actos y objetos simbólicos que determinan la fiesta de la colectividad que asegura su comunión y cohesión sociales.

     

    La palabra símbolo procede del griego symbállein (‘juntar, reunir, comparar, contribuir’). El símbolo (en griego symbolon) es un signo, un emblema, y denota el vínculo con un significado o con su propietario. Su origen se halla en la Antigüedad grecorromana, cuando, al despedirse, un huésped le entregaba a su anfitrión un pedazo de una tabla de barro rota (tésera) o un pedazo de un anillo de barro. Este pedazo servía como signo de reconocimiento cuando el anfitrión o un miembro de su familia devolvían la visita a la casa del huésped. Al juntar los pedazos, el anterior anfitrión y el huésped podían reconocerse. Esta fue una antigua forma de comunicarse y reunirse. El anillo abrió la puerta a algo más: significó ‘amistad’, unión.[3]

     

    Aparte del reconocimiento por el acto de juntar dos pedazos de una tabla rota, del símbolo se deriva el contrato, el acuerdo o el convenio. Los símbolos deben entenderse como documentos obligados de la fe (por ejemplo, el credo apostólico y la confesión agustiniana). Pero también se debe recordar que el simbolismo de las cifras pasa por el pensamiento teológico, cuyo fundamento es el 3 como número de la Trinidad y las virtudes teologales, y el 4 como número del mundo: 4 horas del día, 4 estaciones, 4 puntos cardinales, elementos, edades y virtudes cardinales (fe, esperanza, caridad y misericordia), 4 ríos del paraíso (Éufrates, Tigris, Pisón, Guijón). Asimismo, 4 son los profetas y los evangelistas. 3 más 4 son 7, y 3 por 4 son 12. 7 son las virtudes, los pecados mortales y las artes liberales, y 12 los meses del año, las tribus de Israel, los pequeños profetas y los discípulos de Jesucristo. Cualquier cultura con sus partes —como planteó Claude Lévi-Strauss[4]— se presenta como un conjunto de sistemas simbólicos (la lengua, las relaciones de parentesco, la economía, el arte, la ciencia, la religión) y constituye un conjunto de formas de comunicación.

     

    Además de los símbolos materiales —como las tablas de barro—, todas las comunidades emplean en su comunicación una variedad de símbolos abstractos para asegurar su comunión y celebrarla. Las comunidades religiosas poseen este tipo de símbolos para que sus miembros identifiquen su pertenencia al grupo. En el fondo, son símbolos de sumisión, como la cruz, el pañuelo en la cabeza o la kipá. Más importantes aún son los instrumentos y los objetos que usan para sus rituales de sacrificio: las hachas para la matanza del animal, las brochetas o asadores con las cuales cocinan la carne y distribuyen las partes entre la comunidad. A partir de estos asadores (obeloi, en griego) se desarrollaron los óbolos que todavía debemos pagar y las monedas con las que todas las comunidades y sociedades organizan hasta hoy en día sus relaciones económicas. Cualquier intercambio significa una forma de comunicación con el fin de cumplir la mutua satisfacción en el consumo. Este es el fondo de la sociedad de consumo que actualmente atraviesa una transformación radical.[5]

     

    En el presente, los celulares, el internet, la prensa, etcétera, son medios de comunicación que muchas veces no sirven para ponerse de acuerdo con otra persona sobre algún problema o asunto, sino solo para conectarse y quedarse conectado, de modo que el medio es el contenido y el fin de la comunicación. Estar conectado es la consigna del día. La fascinación por las pantallas de celulares, computadoras y televisión no deja lugar a dudas. Son el medio de regresión a un servicio pararreligioso de sumisión ante un espectáculo: el retorno a la reunión de la tribu en una ceremonia sacrificial donde lo que se sacrifica es el interés particular y la satisfacción de los cinco sentidos a favor del calor de la comunidad de sacrificio sentada alrededor de una fogata, en este caso la pantalla. Las caras pálidas de los usuarios iluminadas por estas pantallas ilustran la fascinación infantil por la reunión de esta nueva comunidad de zombis, la cual renuncia a la reflexión y a la creación para dar el clic que los introduce en el espectáculo.

     

    En la economía llamada neoliberal, la cual domina actualmente al mundo, la concreción de los intercambios, con los cinco sentidos, por medio de una mercancía concreta consumible desaparece progresivamente, mientras que el dinero se mueve a sí mismo, se produce y se reproduce por medio del dinero. Lo que permanece es la propaganda del consumo virtual. La reducción del uso de los objetos al consumo de su propaganda comercial conduce a la desobjetivación de su goce físico: finalmente, solo se realiza en la alucinación. El conflicto pulsional que ocurre tanto en el individuo como en la sociedad permanece irresuelto, pues en cierto modo es prorrogado o reprimido hasta que el aumento de tensión desencadena un próximo intento de evasión. La ausencia de una verdadera vivencia placentera requiere que un sustituto ocupe su lugar; esto obliga a la propaganda a cargar de nuevo el proceso y a ser incluida en una ilusión de carácter inmediato que, como la aventura de ir de shopping o de viaje, o sea, con las estrategias de la propaganda, deja a la pura propaganda atrás. Frente a la ilusión, los objetos concretos del consumo se vuelven insignificantes. Así, el evento del consumo en el mercado se convierte en la vivencia de un acontecimiento, en un espectáculo, pues en el hecho absoluto de la vivencia resultan innecesarias las siempre frustrantes relaciones con la realidad. La evidencia de la vivencia conecta origen y destino de tal manera que cancela también su tensión en la vivencia del momento. Esta es la esencia de la fascinación por la catástrofe y el mundo del espectáculo.[6]

     

    Pero la pérdida de lo concreto ya se había manifestado en el mundo de la posguerra hace 50 años, como observó Guy Debord en su libro La sociedad del espectáculo, donde analiza los mundos capitalista y comunista de ese tiempo. Él escribió: “Toda la vida de las sociedades en que reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes era vivido directamente se ha alejado en una representación.”[7] Y más adelante comenta que:

     

    El espectáculo es la reconstrucción material de la ilusión religiosa. La técnica espectacular no ha disipado las nubes religiosas en las que los hombres habían depositado sus propios poderes desligándolos de sí mismos: los ha ligado solamente a una base terrestre. De tal manera que es la vida más terrestre la que se torna opaca e irrespirable. Ya no confina en el cielo sino que alberga en sí misma su recusación absoluta, su falaz paraíso.

     

    El espectáculo es la realización técnica del exilio de los poderes humanos en un más allá; es la escisión consumada al interior del hombre;[8] es el discurso ininterrumpido que el orden presente hace sobre sí mismo, su monólogo elogioso; es el autorretrato del poder en la época de su gestión totalitaria de las condiciones de existencia. La apariencia fetichista de pura objetividad en las relaciones espectaculares esconde su carácter de relación entre hombres y entre clases: una segunda naturaleza parece dominar nuestro entorno con sus leyes fatales. Sin embargo, el espectáculo no es ese producto necesario del desarrollo técnico mirado como un desarrollo natural. La sociedad del espectáculo es, por el contrario, la forma que elige su propio contenido técnico.

     

    Si el espectáculo, tomado en el sentido restringido de “medios de comunicación de masas” —su manifestación superficial más arrolladora—, puede parecer invadir la sociedad en tanto que simple instrumentación, no es en realidad nada neutro sino la instrumentación exacta que conviene a su automovimiento total. Si las necesidades sociales de la época en la que se desarrollan tales técnicas no pueden encontrar satisfacción más que a través de su mediación, y si la administración de esta sociedad y todo contacto entre los hombres no pueden ejercerse más que por intermedio de esta potencia de comunicación instantánea, es porque esta “comunicación” es esencialmente unilateral, de tal suerte que su concentración consiste en acumular en las manos de la administración del sistema existente los medios que le permiten proseguir esta administración determinada.[9]

     

    Esta es la hora de la televisión y el video con los que el hombre y la mujer contemporáneos empiezan la huida de su propia historia de percepción a lo no-olfativo, no-sensible, no-audible y, finalmente, a lo no-visible, a la Nada, porque los signos no son imágenes. Este es el salto atrás a aquel pasado vital donde ontogénica y filogenéticamente no existía todavía una diferenciación entre los sentidos y la sensualidad, donde todavía no había una conciencia del tiempo. Este parece ser el ingrediente determinante del progreso a la regresión. En la embriaguez de las imágenes parpadeantes de los monitores (Flimmerbilder), de las sombras electrónicas pasando rápidamente y de los supuestos sonidos esféricos extraterrestres pegados al oído, la vivencia del video se coloca en el lugar de la experiencia real. Separadas por la pantalla del mundo real que se encuentra allá afuera, aparentemente otra vez en la cueva de Platón, las sombras del mundo real no traen consigo algo físico, sino que los signos electrónicos transmiten el mundo. Pero, aunque son parte del mundo real, ¿transmiten los signos de este verdaderamente dado que ya no requieren más de los sentidos parciales que sirven como puentes? En efecto, la huida al mundo proyectado en las pantallas anula la sensibilidad, reduce las percepciones, corta las relaciones con el mundo real.

     

    Equipado con eyephone y dataglove, el último resto del mundo percibido por los ojos que hasta entonces separó al computer freak de su máquina de huida y adicción desaparece. El individuo puede simularse directamente en el mundo digital moviéndose sin trabas en la corriente de los datos. Puede también simularse como comunicación en un mundo virtual, o como una unión asexual. Para los propagandistas del ciberespacio esto no significa una pérdida puesto que desean liberarse o ya se han liberado milagrosamente de los conflictos y las tensiones que impone la vida en sociedad. Con alabanzas y elogios anuncian el tecno-zen, celebrando el juguete digital como el nuevo medio para la “expansión de la conciencia”. La posibilidad de salir finalmente del angustiado túnel de la realidad donde el individuo se frustró o atropelló permanentemente y la posibilidad de moverse locamente con la velocidad de la luz por el mundo digital parecen la traducción de la verdaderamente enorme velocidad de la circulación del dinero en un espectáculo electrónico. Lo que parece expansión de la conciencia en realidad funciona como cualquier droga: quien usa el simulador se libera de los viejos sentidos del olfato y del tacto en la embriaguez digital. Esto le permite —con la ayuda de los más abstractos sentidos— simularse regresivamente para alcanzar el estado de su objeto, es decir, ser dependiente así como lo fue en su infancia.[10]

     

    No es únicamente la huida de una realidad que ya no es accesible; la adicción a la pantalla incita a dar un salto mortale al mundo de los signos, donde la pantalla se ofrece como una “boca de origen” (Ursprungsmaul), es decir, como el retorno al paraíso perdido del útero materno. Convertido en inofensivo, este monstruo invita a jugar. Sin diferencia de la realidad, lo imaginario en la pantalla aparece donde la realidad y la irrealidad se confunden. Y como la pantalla es para el usuario el otro o la otra —cualquier otro u otra— el conflicto entre los sexos también se puede, aparentemente, neutralizar. Estilizada en la “boca de origen” que succiona y devora, la pantalla se transforma —como dice Jean Baudrillard— en una máquina de soltería (machine célibataire) que convierte el amor en un mecanismo de muerte. La pantalla representa el sexo imaginado de la madre, al que el pequeño o tal vez el gran Edipo, salta y se introduce para disolverse, para desaparecer. Lo que busca el adicto a la pantalla es, finalmente, una regresión, una liberación de la coacción de la realidad para volver al estado fetal y sentirse de nuevo nadando en el líquido amniótico, conectado a los sistemas que le proveen todo sin esfuerzo, sin trabajo. Klaus Heinrich señala que:

     

    La fascinación por la catástrofe se presenta igualmente en la filosofía del acontecimiento [Heidegger] de nuestros días como en la transformación de todas las posibles exhibiciones de acontecimientos y cadenas de acontecimientos, desde el efecto alucinógeno de la arquitectura posmoderna expuesto en las fachadas de las calles, hasta el evento de compras en un almacén, la boutique psicodélica y la permanente fiesta escandalosa de nuestras ciudades. Aquí se fija una disposición psíquica. El acontecimiento neumático, la estilización de cadenas de acontecimientos del consumo cotidiano y el afán de participar en los horrendos y más novedosos acontecimientos en este mundo son todas formas del ejercicio de la catástrofe […]. Así es hoy en día: fuera de la dialéctica del desengaño y el no-desengaño de nuestro mundo real, el neumático acontecimiento —una palabra encubridora de catástrofe— se reinterpreta en una promesa de salvación, y la resistencia contra la catástrofe se evapora en las preparaciones adventistas para la recepción de la catástrofe.[11]

     

    La mezcla de un miedo a la catástrofe vivido conscientemente y una inconsciente fascinación por esta genera una necesidad cuya tendencia autodestructiva se muestra en la virtualidad de los excesos en el cine, la televisión y los juegos de video. Pero la popularidad de las películas de guerra y catástrofe, al igual que los fines letales a donde llegan los juegos de video, señalan un deseo que con toda probabilidad no se detiene en formas virtuales de satisfacción. Las bestialidades cometidas por bandas de militares, policías y guerreros religiosos o fundamentalistas que a veces cuelgan sus atrocidades en internet confirman esta tendencia. El temor y la fascinación por las catástrofes favorecen a los grupos redencionistas autoritarios y terroristas, los cuales, al igual que en la Edad Media, se rebelan en contra de la miseria y prometen una salida a la crisis general. El retorno de mitos intemporales y la tendencia a la mistificación del mundo parecen ser una característica esencial de estos movimientos. En este contexto, el neoliberalismo, es decir, la creencia en que una mano invisible dirige los destinos de la economía, la sociedad y los individuos para conducirlos al bienestar, funge como una variante adicional en el conjunto de las nuevas doctrinas de salvación fundamentalistas, las cuales se unen en el consenso básico de liquidar la Ilustración. En vez de ilustrar a las personas acerca de sí mismas y de sus propias metas, de darles las armas para participar realmente en la sociedad, todas estas posturas tratan de convencerlas de que una fuerza mística y oscura, al igual que un espectáculo de efectos estroboscópicos, de luces intermitentes y sonido ensordecedor, traen la salvación del mundo.

     

    Como formación reactiva frente a la indudable crisis vivida como catástrofe social y económica, actualmente se produce (en el sentido psicoanalítico de este síntoma) una alegría casi histérica que caracteriza por igual a todos los nuevos movimientos de salvación representados en los fundamentalismos —incluido el neoliberalismo y su cultura posmoderna—, así como la histeria loca de la drogadicción, que encuentra sus raíces en la misma formación reactiva: la angustia frente a una temida catástrofe. En este estado, no importa que el individuo tema una catástrofe o se encuentre ya sumido en ella.

     

    Sabemos que los seres humanos, al igual que los simios, poseen un mecanismo de autodefensa consistente en la liberación de beta-endorfina para disolver la angustia. Del mismo modo, las sociedades producen su propia droga. La droga ha sido, a lo largo de la historia, una conditio humana para manejar tanto la angustia social como la individual. El estado de drogadicción, al evaporar la autoconciencia del individuo, diluye también todo concepto de proceso histórico, borra toda experiencia traumática y favorece la aparición de fantasías infantiles todopoderosas como formas de regresión al estado de plena satisfacción. El estado de drogadicción vincula actualmente la política con el éxtasis del drogadicto, representado no solamente en el mundo de la droga real, sino también en los productos posmodernos que inundan los medios de comunicación donde desde hace mucho tiempo el espectáculo ha sustituido las formas de información, comunicación e ilustración. A pocos les preocupa hoy acceder a la inteligibilidad de la complejidad mundial. Los sujetos desean percibir el mundo y la historia solo como un simultané que los disuelva, como en el éxtasis de la droga. El espectáculo posmoderno presenta el mundo y su historia en formas simplificadas, como si estuvieran a la completa disposición de cualquiera, alterando las antiguas nociones de tiempo y espacio, prescindiendo de toda mediación y sirviendo como ingredientes alucinógenos capaces de producir y reproducirse al infinito sin que exista utilidad empírica alguna. Freud sintetizó todo esto muy bien: irritado por la pérdida de su meta pulsional, el individuo busca, con sus semejantes, el calor que irradia una fogata. Frente a ella se abandona sin conciencia y emprende el camino hacia un supuesto paraíso, al retorno de lo reprimido. Así escribe:

     

    Esta plasticidad extraordinaria de los desarrollos del alma no es irrestricta en cuanto a su dirección; puede designársela como una capacidad particular para la involución —para la regresión—, pues suele ocurrir que si se abandona un estadio de desarrollo más tardío y elevado no pueda alcanzárselo de nuevo. Ahora bien, los estados primitivos pueden restablecerse siempre; lo anímico primitivo es imperecedero en el sentido más pleno.[12]

     

    Esta regresión psíquica permite explicar la existencia y el consumo de la variedad de productos posmodernos que inundan el mercado actual, mostrando su fascinación por la posibilidad de la catástrofe, cuyo sabor ya conoce el individuo deprimido, frustrado o desencantado. En el mercado, que hoy en día se presenta como espectáculo, los consumidores pueden imaginarse en un estado libre de conflictos después de la catástrofe; en este estado la historia se representa fragmentada como episodios inconexos de un espectáculo posmoderno, ordenados estos de manera casual, uno junto al otro. El hecho de que los participantes en estos espectáculos o eventos de diversión y consumo se encuentren, en términos psíquicos, en un estado de regresión o infantil es confirmado por las formas de diversión de masas, así como por la inclinación general al juego, al entretenimiento y a la diversión que matan el calamitoso tiempo. De forma más radical, esta tendencia la encontramos en los productos de la industria del tiempo libre. Una semana de televisión con sus videoclips, sus programas de música y diversión no dejan dudas al respecto. Los consumidores van como zombis que temen, lloran o ríen de un evento a otro, sin haber tenido una experiencia real que suponga elaborar sus propias vivencias. El movimiento (la vivencia) es todo, mientras que el fin (la experiencia) es nada. El carácter alucinógeno de los espectáculos, de los eventos de consumo, impide a los consumidores que participan en el carrusel de atracciones tomar conciencia de que ellos reclaman y los medios de comunicación les proporcionan la huida de su propia vida e historia para eso, para “matar el tiempo”, es decir, para cancelar la posibilidad de comunicarse y proyectar su propio futuro y el de su sociedad.

     

    [1] Spitz René. No and Yes: On the Genesis of Human Communication, International Universities Press, New York, 1957.

     

    [2] El hecho de que existan culturas donde el levantamiento de la cabeza significa no, como en Bulgaria, Albania, Turquía y partes de la India, puede tener otro origen, pero no le quita el peso al no como la expresión más fuerte. El no quiere potencialmente todo, aparte de lo negado.

     

    [3] “Symbolum est indictum, nota, tessera […] quæ in omni actu legitimo, profano vel sacro, humano vel divino, civil vel canonico interveniunt aspectabilica; ut testamentis aes et libra” (Rodolphus Goclenius, “Symbolum”, en Lexicon Philosophicum, Hildesheim, 1964).

    [4] Lévi-Strauss, Claude . “Introduction à l’oeuvre de Marcel Mauss”, en Marcel Mauss, Sociologie et Anthropologie, Les Presses Universitaires de France, Paris, 1968.

     

    [5] Kurnitzky, Horst . La estructura libidinal del dinero, Siglo XXI, México, 1978/1992.

     

     

    [6] Kurnitzky, Horst. “Un supermercado de baratijas”, en Vertiginosa inmovilidad: Los cambios globales de la vida social, Blanco y Negro, México, 1998; “Vivir en el paraíso”, en Una civilización incivilizada: El imperio de la violencia en el mundo globalizado, Océano, México, 2005.

     

    [7] Debord, Guy . La sociedad del espectáculo, Ediciones Naufragio, Santiago de Chile, 995, p. 8.

    [8] Debord, óp. cit., p. 14.

    [9] Ib., p. 15.

    [10] Kurnitzky, “Vertiginosa inmovilidad: La sociedad de información”, en Vertiginosa inmovilidad: Los cambios globales de la vida social, óp.cit.; “Vertiginosa inmovilidad”, en Una civilización incivilizada: El imperio de la violencia en el mundo globalizado, óp.cit.

     

    [11] Sigmund Freud, “De guerra y muerte: Temas de actualidad (1915)”, en Sigmund Freud, Obras completas, vol. XIV, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992, p. 287.

     

    [12] – See more at: http://archivo.estepais.com/site/2015/comunicacion-en-la-sociedad-del-espectaculo/#sthash.XXgDP161.dpuf

     

  • Introducción del narcisismo una propuesta económica.

    Introducción del narcisismo una propuesta económica.

     José Eduardo Tappan Merino

    El ensayo de Freud se llama introducción del narcismo, no al narcisimo, por lo que el interés gravita en mostrar la manera en que el narcismo irrumpe en la vida psíquica y la forma se introduce en la subjetividad, no es una introducción al tema del narcisimo. Sin embargo, presenta un conjunto de consideraciones sobre lo que es su noción de narcismo despojándola de sus antiguas connotaciones, para ir articulándolas con su propuesta teórica.

    El presente artículo sigue el uso que se le ha dado por las traducciones a Freud entendido como Introducción del narcisismo.

     

    En el universo freudiano, el narcisismo en un fenómeno complejo, podría decir que se trata de un continente aún por descubrir, es más lo que ignoramos que lo que conocemos.

     

    Freud considera que el psicoanálisis se hermana con los procesos de conocimiento que emplean los métodos conjeturables más que con los estrictamente empíricos, por eso no es una ciencia de la conducta sino de los resortes que la gobiernan. Se trata de crear hipótesis y modelos que permitan visibilidad sobre los fenómenos de la vida que antes no podían comprenderse, que muestren las operaciones inconscientes. El psicoanálisis busca la inteligibilidad, es una perspectiva esencialmente crítica a los irracionalismos. Arma su propuesta a partir de varios criterios teóricos que orientan el análisis y la posibilidad de intervenir la subjetividad. Debemos comenzar con lo que se conoce como teoría tópica, que a su vez presenta dos consideraciones: la primera es la de comprende el psiquismo a partir de tres clases de operaciones: inconscientes, preconscientes y conscientes (1900-1920), y la segunda que articula a tres instancias: el Ello, el Yo y el Superyó (1920 en adelante). La segunda propuesta es dinámica, aquí presenta esencialmente la teoría de las pulsiones: parciales, de meta inhibida, yoicas, sexuales, de muerte etc, además del Ananké entendiendo a esa fuerza imperativa que empuja a la sobreviviencia. La teoría económica (energética) que es el caso del presente trabajo, muestra la manera en que la subjetividad va dando importancia y restándosela a los diferentes fenómenos que intervienen en la vida anímica: objetos, circunstancias, el cuerpo o la propia persona. Finalmente la propuesta estructural permite la articulación de sus consideraciones teóricas con las prácticas, es decir con la comprensión dinámica en la casuística clínica.

     

    Pero… ¿Cómo pensar el narcisismo? Lo distingue en dos clases: El narcisismo primario y el secundario. El primario es «el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación» (Freud p. 72) El narcisismo secundario la libido se dirige a los objetos, a partir de esto, aparece una nueva operación psíquica que constituirá el yo, investido libidinalmente como el resto de los objetos y éste a su vez puede investir o reinvestir otros objetos.

     

    Pero regresemos sobre la idea de ese «complemento libidinoso del egoísmo» que constituye el narcisismo primario ¿El egoísmo puede ser pensado en un animal que lucha por su sobrevivencia? Creo que no, para que exista egoísmo es indispensable un ego. Por ello, podríamos decir que al ser el complemento libidinoso, lo que genera propiamente es la separación del antiguo orden autoerórico, para crear la instancia psíquica llamada «el yo» y hace que sea relevante, que tenga una importancia que no tenía antes, eso genera un egoísmo. Ese distanciamiento con una condición anterior en que el cachorro humano se encontraba confundido, indiferenciado crea un sentido de existencia, ahora propia y autónoma. Es egoísta el que piensa en sí mismo, el que no comparte, el que se separa del rebaño. Por lo tanto, ese complemento libidinoso es lo que transforma al ente de su condición anónima a un ser transitivo, que puede ser siendo en y por su egoísmo. Teniendo conciencia de su existencia a partir de ese egoísmo. Aunque habría que agregar a nuestra mezcla requerida para el surgimiento de nuestra singularidad: la identificación y la agresividad, para reunir algunos de los ingredientes propuestos por Freud en la constitución de nuestro egoísmo fundante, cómo condición de posibilidad del surgimiento propiamente del yo.

     

    «Es un supuesto necesario que no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que ser desarrollado. Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo que tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya» (Freud p. 74)

     

    Tarea a la que Lacan dedicó algunos esfuerzos y escribió El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, tema temprano en sus problematizaciones, pero que adquiere su forma conclusiva en 1949. Podemos pensarlo más como un complejo que como un estadio, ya que la idea de estadio nos conduce a una serie de ideas equivocadas: etapa, desarrollo y/o maduración, tiempo cronológico, personajes (la madre y su vástago) etc. Se trata de una operación de carácter simbólico, que aparece en un momento lógico, en la que operan diferentes funciones sostenidas por al menos tres agentes, uno que será el soporte de la mirada deseante, otro que se transforme en soporte de esa mirada y un tercero que realice la operación del juego de miradas, para tomar al soporte con extrañamiento y agresión, para posteriormente identificarse con el, transformado ahora en su imago. Como el mito de Narciso, ahora en esta operación el Sujeto se ahoga en su imagen, se abisma en ella, que es de lo que reviste al yo de su brillo seductor, ahora articulando las funciones del moi con el je. Entonces el yo se constituye como una instancia que busca pacificarnos frente a un mundo que parece sin sentido (al principio era el caos), busca detener la angustia frente a las incoherencias de su experiencia inmediata la vida, por lo que siempre encuentra respuestas, siempre encuentra o fabrica sentido, es por eso que es el recinto de la alienación.

     

    La imago, como esa imagen arquitectural, que construye el nosotros mismos (moi), a partir del momento de haber cumplido con su encomienda de apuntalamiento del yo (je), resultará ominosa, esa operación del desapego de la imagen, el extrañamiento con ese otro que somos nosotros mismos, se representará en el doble mitológico que nos amenaza y persigue desde entonces, de ese odio a esa imagen que identificamos primero como otro, proviene la agresión esencial a la función del yo, desde los orígenes mismos de nuestra singularidad, de nuestra condición humana es que ese otro que somos nosotros mismo, aparece representado como el gemelo, el doble que proyectamos sobre los orígenes de la humanidad, del que se construyen infinidad de mitos y leyendas.

     

    El narcisismo anida en el yo, pero ese no es el único objeto en el que reside, la libido narcisista se encuentra en otros objetos por lo que nos reconocemos y regodeamos en ellos, los poseemos, los coleccionamos, los codiciamos etc. Esta propuesta económica nos ayuda a comprender la manera en que entran en la subjetividad diferentes instancias y los distintos pesos e importancia que le vamos otorgando, así como los soportes de los que se sirven. Las operaciones económicas solo son discernibles por sus consecuencias, por sus manifestaciones. ¿Cómo son discernibles esas operaciones desde una propuesta conjetural?.

     

    «Por cierto, representaciones como las de libido yoica, energía pulsionanal yoica y otras semejantes no son aprehensibles con facilidad, ni su contenido es suficientemente rico; una teoría especulativa de las relaciones entre ellas pretendería obtener primero, en calidad de fundamento, un concepto circunscrito con nitidez. sólo que a mi juicio esa es, precisamente, la

    Rss u diferencia entre una teoría especulativa y una ciencia construida sobre la interpretación de la empeira.(…) en nuestros días vivimos idéntica situación en la física, cuyas intuiciones básicas sobre la materia, los centros de fuerza, la atracción y conceptos parecidos están sujetos casi a tantos reparos como los correspondientes del psicoanálisis». (Freud p. 75)

     

    En realidad de lo que habla Freud en este ensayo es del conjunto de operaciones necesarias para constituir la realidad, es decir el mundo y a nosotros en el. Todo lo que va constituir el mundo, lo será a partir de que sea cargado de libido, al ser investido cada elemento de nuestro entorno aparecerán en la subjetividad, no existe absolutamente nada más allá de esta realidad psíquica, más que la Cosa (categoría kantiana). Los perros, los gatos, las nubes, el alma, también los objetos admirados y denostados por nosotros, así como el yo, el ideal del yo, el yo ideal, Las fantasías, las alucinaciones, los delirios, las ideas etc. No existe un mundo material y otro ideal, son uno mismo. Esa idea, de algunos lacanianos, de un real que irrumpe y avanza por la fisuras del tejido simbólico, es simplona, toda fisura del orden simbólico no permite más que aperturar la angustia, e intuir algo de la presencia de la Cosa que no puede ser conocida, es inefable, irrepresentable, no tiene sombra, porque no es de este mundo.

     

    El principio económico elaborado por Freud nos ayuda a comprender por que podemos percibir que el mundo es dinámico, envuelto en un juego dialéctico, los objetos de nuestro entorno varían de importancia e incluso de significado constantemente, lo mismo que nuestro yo, en ciertos momentos podemos sentirnos grandiosos y en otros totalmente derrotados. Cada cabeza es un mundo, nada es mas auténtico que eso, sin embargo no es arbitrario y además de alguna manera hace lazo social, tenemos la ilusión de que es consensuado por nuestra comunidad cultural. Es verdad que se comparten un conjunto de ordenamientos simbólicos, culturales, morales, religiosos etc. que hace que los miembros de una comunidad se sientan identificados y que se encuentran a su vez diferenciados de los otros, a los que llaman extranjeros o simplemente los otros, pero en realidad cada cabeza es un mundo.

     

    La dinámica de la realidad o de aquello que llamamos mundo, como decíamos, varía de una persona a otra, de un momento a otro, ya que los parámetros, los sistemas de clasificación y jerarquía con los que nos relacionamos y creamos el mundo cambian debido a nuestra experiencia, estados de ánimo, circunstancias familiares, laborales, sociales, por nuestra salud, género, preferencias sexuales, inhibiciones, angustias, edad, etc. Lo que colocamos en cada uno de los objetos, representaciones, instancias psíquicas, síntomas, varía, por esos montos libidinales Freud descubre que son esencialmente sexuales, sin embargo una vez investido el yo, éste es el único de los objetos que al mismo tiempo puede redirigir sobre otros objetos la energía libidinal. Cargarlos y hacerlos relevantes, o quitársela y hacerlos menos importantes, sin embargo esa libido apuntalada en los objetos y la libido narcisista se entremezclan, se pasan de un objeto a otro, como decíamos y comandando ese proceso narcisista se encuentra el yo, redirigiendo la libido a la masa identitaria asía sí mismo, al yo que está constituido por el je y el moi, pero tembién a los ideales el ideal del yo, el yo ideal, que constituyen el superyo. Pero al tratarse de operaciones de carácter lógico y no cronológico, es que la libido se dirige o se retira a lo que es en un momento dato dado, a lo que fue, a lo que querría haber sido, a lo que debería haber sido; a la historia y al futuro que son construidos en el presente. La relevancia de cada suceso y cada objeto irá cambiando a partir de cada momento. Por eso es que la historia nos determina en tanto que la determinamos a partir de la libido depositada en esos hechos, en esas vivencias; en otras palabras podríamos decir que la historia se construye a partir de operaciones de carácter lógico y económico. Es necesario subrayar que la libido es una ficción teórica de la que se sirve Freud, para pensar una dinámica psíquica, por lo tanto es por entero un elemento esencial de la lógica simbólica, no se trata de una energía de carácter biológico.

     

    De esta manera como si se tratara de operaciones bancarias, los montos destinados a alguna inversión pueden ser trasladados a otra, ya sea una parte o toda. El sistema, mantiene una cantidad constante por lo que para que algo se convierta en importante requiere de la libido que fue trasladada de otro objeto u objetos. Debieron prestar esas cargas, por lo que las perdieron; para que algo sea relevante al menos otro objeto debe dejar de serlo, lo que gana uno es lo que pierde otro, el mundo es un sistema en el que todos los objetos, de alguna manera, se encuentran conectados, relacionados unos con otros, por lazos de contigüedad, de libido compartida, en su papel significante etc.

     

    El mundo se mantiene y es administrado por la libido que es retirada y depositada, gracias a nuestros sistemas que ordenan y clasifican, los diferentes objetos (representaciones) y sucesos en nuestra realidad, les dan jerarquías y sentidos a cada uno de los objetos dentro del sistema relacionando los unos con los otros. Con lo que se nos muestra que toda realidad es psíquica, aún lo somático se encuentra gobernado por la subjetividad. Realidad y mundo son construcciones que gobernamos por las leyes inconscientes que comandan el universo simbólico, pero los objetos son en realidad representaciones, propiamente los objetos son las producciones simbólicas que nos distancian de la Cosa, que se sobreponen a la misma; pero lo que investimos es propiamente a las representaciones que tenemos de los objetos. Lo que existe en nuestra realidad psíquica son las huellas de las hullas que constituyen nuestro mundo, como la caverna de Platón.

     

    Entendemos a la eficacia simbólica, como al efecto placebo muestran que tienen la capacidad de crear o revertir problemas somáticos, cánceres, enfermedades consideradas incurables etc. Curar por la intermediación de la fe y de prácticas rituales o mágicas, que no son otra cosa que la posibilidad de dar dirección en el sentido deseado del conjunto de operaciones y normas que regulan la acción simbólica, y encaminarlas a la constitución o en la solución del problema somático. Esto sería una operación en la que a partir del narcisismo redirigimos las cargas libidinales narcisistas, y las colocamos a otras representaciones. La eficacia simbólica conlleva un reordenamiento del mundo.

     

    Generalmente consideramos una personalidad narcisista a la que se se sitúa a sí mismo en el centro de su mundo, como el objeto más importante en el. Como si las cargas libidinales otrora apostadas en objetos se retiraran de éstos y se apuntalaran en su yo, en su cuerpo, su persona sin embargo como hemos dicho la constitución del mundo es esencialmente narcisista, una persona puede ser una gran samaritana, una ecologista aguerrida, una luchadora por las causas sociales incansable, un mecenas y pueden ser todas estas acciones entendidas en algunos casos como esencialmente narcisistas, ya que están haciendo todo eso porque se quieren decir a sí mismas lo buenas y lindas que son, verse como héroes o heroínas. Si el sacrificio resulta la moneda de cambio para lograr el reconocimiento Superyoico pues se sacrificarán para obtener esos aplausos que esperan a si mismas. Nadie se encuentra libre de buscar el reconocimiento propio y por otros, sin embargo, lo que es distinto es lo que cada quien está dispuesto a hacer para obtenerlos, y la instancia que se busca se crezca por nuestros actos, ya que para el Superyo siempre estaremos cerca, pero nunca lograremos el éxito, siempre nos hará falta un esfuerzo extra, en el caso del yo, será el triunfo del idiota, el éxito soso, -¡ya lo obtuve! … ¿y ahora?-; sin embargo, si se visibiliza que ese aplauso siempre es una trampa, entonces se puede buscar la vía del deseo, la satisfacción de obtener eso que nos compete, que nos hace sentirnos vivos, algo que está mas cerca de la satisfacción que del aplauso, esa verdad que sólo se devela por el deseo y que puede sorprender al yo, una verdad que les es íntima y desconocida.

     

    El narcisismo puede ser pensado como una fuerza gravitacional que atrae a los objetos sobre su yo o que los expulsa, en la medida en que el mundo se constituye a partir de dinámicas de atracciones y expulsiones, es decir de intercambios libidinales, podemos decir que es una condición que es la que articula y da proporción, simetría, dimensión y jerarquía a los objetos del mundo, relacionando a los unos con los otros, eso es lo que nos crea una realidad, y que a lo que podemos acceder de esas operaciones libidinales, tienen que ver con sus efectos dentro de un espectro en el que es posible que nos sean más evidentes, mientras que on otros momentos pasarán desapercibidas.

     

    Entonces el narcisismo no es otra cosa que la constitución de un mundo y de una persona situada en el, actúan sin que lo percibamos, cómo si el mundo fuera independiente de nosotros, con los parafrénicos «el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto al mundo exterior (personas y cosas)» (Freud. p. 72) y en la psicosis, en el caso Schreber «… la explicación de Freud es que el enfermo pasa a una economía esencialmente narcisista.» (Lacan p.149). Es que las operaciones narcisistas pueden ser más claras. El amor y la homosexualidad como las propone Freud, son otro ejemplo de narcisismo en que lo que realmente está en juego no es buscar una pareja del mismo sexo, sino no poder aceptar la diferencia sexual, no es que le gusten las personas de su mismo sexo, sino que no soporta a las del otro.

     

     

    Todos nos encontramos en el centro de nuestro mundo, cualquier relación con otra persona es a partir de nuestro mundo y del suyo, constituyendo burbujas impenetrables, como la pizarra mágica que es un ejemplo que emplea Freud, para señalar que nuestra percepción del mundo está intermediada por una barrera (capelo), por lo que la son las huellas de la realidad las que tocan ese capelo nunca entran en contacto directo con nuestra subjetividad, sino sólo a través de esa separación, nuestra subjetividad toma contacto con representaciones de los objetos, nunca con los objetos, y mucho menos la Cosa. Sin embargo, de alguna manera en la neurosis y en la perversión puede saberse que no es la realidad en si con la que intercalamos, lo que conduce a un cuestionamiento a dudar de nosotros; aquellos que no dudan y se encuentra llenos de certezas, se colocan en extremo del espectro narcisista, son lo que propiamente identificamos como narcisistas.

     

    Por eso el contraste o su extremo estridente son necesarios para visibilizar y explorar el narcisismo, podemos hacerlo a partir de las posiciones en el mundo que no fluyen, que resultan distintas con respecto al resto de las personas, que muestran un mal-estar. Entendemos de esa manera por que un pequeño ratón o una araña al fóbico puede despertarle un sentimiento tan intenso, mientras que a otros no, el fóbico no tiene idea del desplazamiento que hace para que ese animal le sea tan abominable, supone que esos sentimiento son naturales y que cualquier persona debería sentir lo mismo, el asunto es que por la reacción de los demás es que infiere que la suya es exagerada, o bien cuando contrastamos la manera en que se estima la omnipotencia infantil y lo simétricamente opuesto que supondría una intervención divina o mágica para que todo salga mal. El amor, como decíamos, es otra forma de observar con claridad como los sapos se hacen príncipes y las ranas princesas y una vez que desaparece el encanto (la libido se dirige a otro objeto) uno descubre al batracio del que estuvo enamorado,el amor además es esencialmente narcisista también en le hecho que señala Freud de que se ama al otro en tanto espejo de a uno mismo, o bien ama al otro por que lo ama, amo que me amen.

     

    De esta manera es que nuestra construcción del mundo, que es lo que llamamos realidad, se monta sobre sistemas de clasificación y jerarquía, como si así fueran las leyes de la naturaleza y la cultura y la subjetividad no tuvieran nada que ver, se revierte la creación sobre el creador generando una ilusión de autonomía e independencia. Un ejemplo de esto es que queremos pensar que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, cundo revisamos a los diferentes dioses vemos que cada uno se parece mucho a su pueblo: Zeus, Atón Ra, Anú, Zoroastro, Odín, Wotan, Changó o como el Dios de los judios, los cristianos y los musulmanes que si bien es el mismo es diferente, cada uno proyecta su cultura, su idiosincracia y por su puesto, cada pueblo se piensa que es su pueblo más querido.

     

    El narcisismo se despliega en una espectro amplio, constituido por los objetos que han sido dotados de la libido: fantasmas, extraterrestres, brujas, cosmogónicas, panteones, hechizos, himnos o banderas, personas, mascotas, sentido de vida, el más allá, el más acá, el significado de la muerte etc. El tiempo en el que se despliega el narcisismo es esencialmente lógico y no cronológico por lo que conviven de manera simultánea nuestra infancia y nuestra condición adulta; lo que fuimos, somos y seremos, lo que hicimos, lo que hubiéramos querido hacer y lo que deberíamos haber hacho, incluso lo que simplemente no hicimos, se relacionan con nuestros sueños, miedos, inhibiciones, traumas, angustias, logros, satisfacciones, cada uno de los objetos que puebla nuestro universo real y fantástico etc. Nuestro mundo y nuestra realidad es esencialmente narcisista, está conformada de manera compleja, las opciones sobre las que elegimos determinan con cada paso lo que somos.

     

    Bibliografía citada.

    Freud Sigmund. Introducción del narcisismo. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 2001

    Lacan Jaques. Seminario 3. Las psicosis. Ed. Paidós. Barcelona 1981

  • Encrucijadas de “Introducción del Narcisismo”.

    Encrucijadas de “Introducción del Narcisismo”.

     Nayanith Rivera Murrieta

    Para acercarnos a las aportaciones del texto escrito por Freud en 1914 es necesario plantear de inicio cuestionamientos que nos ayuden a clarificar y circunscribir dicho propósito: ¿Cuál es la razón de existir del concepto de narcisismo? En la historia del psicoanálisis: ¿Qué hace necesaria su existencia? ¿Qué planteamientos viene a resolver, o incluso a proponer por primera vez, de manera más delineada con respecto a propuestas anteriores?

    Introducción del Narcisismo,  no solamente se considera como uno de los escritos más importantes de Freud, sino también revolucionario y subversivo con respecto a los propios puntos de vista freudianos. Peter Gay comenta que si Freud lo etiquetó como introductorio, no fue porque se tratara de una falsa modestia, sino porque “le había resultado desagradable y que tuvo dificultades para encerrar dentro de aquel marco los pensamientos que lo desbordaban” [1].

    Cinco años antes de Introducción del Narcisismo, en noviembre de 1909, en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, al comentar un artículo de Isidor Sager, Freud había sugerido el narcisismo como el apasionamiento hacia la propia persona y como una etapa necesaria del desarrollo en la transición desde el autoerotismo hasta el amor objetal. Proposiciones semejantes fueron expuestas por primera vez en su ensayo sobre Leonardo da Vinci (1910); más tarde recurrió al planteamiento en el trabajo sobre Schreber (1911) formulando el narcisismo como un estadio normal de evolución de la libido, pero lo hizo de una manera más sucinta y sugestiva en Tótem y tabú (1913), enunciado que “La persona se comporta como si estuviera enamorada de sí misma; en ella, nuestro análisis no puede separar todavía las pulsiones yoicas y los deseos libidinosos”[2] y enfatizando ciertos cuestionamientos a los que más tarde les dedicaría un trabajo específico expone:

    “Aunque todavía no nos resulta posible trazar con la precisión suficiente una caracterización de este estadio narcisista, en el cual las pulsiones sexuales hasta ese momento disociadas se conjugan en una unidad y el yo es investido como objeto, vislumbramos desde ahora que la organización narcisista nunca se resignará del todo. El ser humano permanece narcisista en cierta medida, aún después que ha hallado objetos externos para su libido; las investiduras de objeto que él emprende son, por así decir, emanaciones de la libido que permanece en el yo, y pueden ser retiradas de nuevo hacia éste. Los estados de enamoramiento, psicológicamente tan asombrosos y que son los arquetipos normales de las psicosis, corresponden al máximo nivel de estas emanaciones comparado con el nivel del amor al yo” [3].

    El concepto de narcisismo adquirió en el pensamiento de Freud y en sus elaboraciones gran significación, pero también consiguió un uso general e incluso irresponsable en el diagnóstico, como etiqueta de perversión sexual, de modo impreciso como una etapa de desarrollo, también se explotó para designar una descomposición de la cultura del tiempo e incluso como una denominación de la autoestima exagerada.

    En la historia de vida que Peter Gay hace de Freud, declara que por el período en que apareció “Introducción del narcisismo”, Freud todavía declaraba estar más o menos resignado a una clasificación de las pulsiones según apuntan hacia la auto conservación y las que apuntan a la satisfacción sexual, sin embargo empezaba a advertir que al dilucidar el narcisismo como autoamor sexual, y no sólo como una perversión especializada, anulaba su antiguo esquema, ya no podía conservar una separación clara entre estas dos clases de pulsiones, el hecho era que el amor a sí mismo y el amor a otros solo diferían por su objeto, no por su naturaleza. [4]

    En el texto de 1914, Freud distingue un narcisismo primario, el niño inviste toda su libido sobre sí, la libido de objeto y la libido del yo no están en una relación de exclusión, existe una reversibilidad de la libido. El yo en tanto tal, aún no se constituye, los objetos investidos por las pulsiones son las partes del cuerpo, pulsiones parciales.

    Además, Freud pone el acento en la posición de los padres en la constitución del narcisismo primario: el amor parental hacia su hijo, no es más que una resurrección, una reviviscencia  del narcisismo de los padres.

    Para que se constituya el narcisismo secundario que corresponde al narcisismo del yo, es preciso que se produzca un movimiento por el cual el investimento de los objetos retorna e inviste al yo.

    Mientras que en el narcisismo primario el otro era uno mismo, en el narcisismo secundario uno se experimenta a través del otro. El elemento que viene a perturbar el narcisismo primario es el complejo de castración.

    ¿Por qué traspasa el niño los límites del narcisismo para poner la libido sobre los objetos? Lo hace cuando su yo se ve confrontado con un ideal [del yo], con el cual debe medirse, ideal que se formó en el exterior y que desde allí le es impuesto. El niño mira que la mamá dirige su mirada a otros, el niño va siendo sometido a las exigencias de la realidad, se da cuenta que  su mamá desea fuera de él,  y que él no es todo para ella. Esta herida narcisista produce en el niño un objetivo: hacerse amar por el otro, y sólo se puede complacer al otro en tanto se satisfagan las exigencias del ideal del yo (que serían las representaciones culturales, sociales, los imperativos éticos, tales como los transmitidos por los padres).

    “Las mociones pulsionales libidinosas sucumben al destino de la represión patógena cuando entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo”… “La formación del ideal (por el cual se mide su yo actual) seria, de parte del yo, la condición de la represión. Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real…No quiere privarse de la perfección narcisista de su infancia, no pudo mantenerla por las admoniciones que recibió y por el despertar del juicio propio, procura recobrarla en la nueva forma de ideal del yo…Lo que el proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del narcisismo perdido en su infancia, en la que él fue su propio ideal” [5]

    El Ideal del yo, que podemos apreciar como voces censoras del mundo convertidas en una voz propia, en lo que denominamos comúnmente conciencia moral, en situaciones patológicas, surge como delirio de estar siendo observado, posibilitando de tal manera comprender las enfermedades paranoides o las neurosis de transferencia. Sobre esta idea de conciencia moral, que actúa como custodio del ideal del yo, Freud desarrollara más tarde en “Psicología de las masas y análisis del yo” y en “El yo y el ello”, el concepto de superyó a partir de una combinación de esta instancia con el Ideal del yo.

    Freud recurrirá al estudio de la parafrenia, la enfermedad orgánica, la hipocondría, y el estado de enamoramiento como vías de acceso para abordar la cuestión del narcisismo.

    En la primera línea, Freud llega a la conclusión de que en los casos de demencia precoz y parafrenia, realmente hubo un retiro de la libido de las personas del exterior y se produce una retracción de la libido sobre el yo, con la cual estaba investido el objeto. Retiran la libido sin sustituirla en la fantasía. “La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo” [6].  Además de este extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior, en los parafrénicos se presentara otro rasgo fundamental: el delirio de grandeza.

    En los paranoicos, se aprecia esta regresión defensiva, desfigurando sus percepciones y sentimientos con fantasías extrañas, proyectan en lo externo su catástrofe interior. Schreber se veía  perseguido por la visión de que el fin del mundo estaba próximo.  En el paranoico su gran tarea constructiva comienza en ese punto: habiendo sido destruido el mundo, el paranoico lo construye de nuevo, no con mayor esplendor, pero por lo menos de manera tal que de nuevo puede vivir en él. Freud enunciará que lo que tomamos como producción patológica, la formación delirante, es en realidad un intento de recuperación, la reconstrucción [7].

    Dicha regresión al narcisismo, como etapa relativamente primitiva de la sexualidad infantil, en donde el paranoico reconstruye el mundo, digamos para subsistir, es una labor desesperadamente ardua, sobre esta idea Freud había llamado la atención también en su trabajo sobre Leonardo da Vinci.

    Los casos de enfermedad orgánica y la hipocondría, son otras formas de estancamiento de la libido, en donde indudablemente es indistinto que la enfermedad sea real o imaginaria, en ambos, se retira todo el interés libidinal del mundo exterior y de sus objetos de amor, al tiempo que se opera un repliegue de la libido sobre el yo.

    Freud va esclareciendo la oposición entre libido de objeto y libido yoica, enunciando que “Cuánto más se gasta una, tanto más se empobrece la otra” [8]. Y recurre así al estudio del enamoramiento como vía de acceso para la elaboración de su tesis sobre el narcisismo. El estado de enamoramiento será “una resignación de la personalidad propia en favor de la investidura de objeto” [9],  consistiendo en un desborde de la libido yoica sobre el objeto.

    El sujeto puede elegirse a sí mismo (y lo hace) como objeto erótico del mismo modo que elige a otros. En la elección de objeto de acuerdo al tipo narcisista, es decir bajo el imperio de la libido del yo, se va a amar lo que es, lo que fue alguna vez, lo que le gustaría ser, o a la persona que formó parte del propio sujeto.

    Freud declara que en relación al ideal del yo, “se ama lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar ese ideal”… “Busca entonces, desde su derroche de libido en los objetos, el camino de regreso al narcisismo escogiendo de acuerdo con el tipo narcisista, un ideal sexual que posee los méritos inalcanzables para él” [10].

    Con todo este recorrido se está tratando de hacer énfasis en lo que serán las postulaciones que se consideran más revolucionarias con respecto al pensamiento y la teoría psicoanalítica; Freud está planteando las bases de:

    1. Lo que será la segunda tópica del aparato psíquico, identificando el ideal del yo y las instancias de observación vinculadas con él, como parte de lo que será llamado superyó.
    1. La diferenciación entre las estructuras neurosis y psicosis, y los mecanismos que operan en esta última, “el valor de los conceptos de libido yoica y libido de objeto reside en que provienen de un procesamiento de los caracteres íntimos del suceder neurótico y psicótico” [11].
    1. Los destinos de pulsión: sublimación e idealización (de lo que no se trata particularmente en este trabajo).

    Y finalmente: ¿Cuál era la importancia de “Introducción del narcisismo” para el propio Freud? Al parecer estaba en relación a las modificaciones que un año más tarde propondría a su propia teoría. De acuerdo con Peter Gray en noviembre de 1914, en una carta dirigida a Lou Andreas Salomé, inscribe que “en secreto” se estaba ocupando de “grandes y trascendentales cosas”.  También en diciembre, le escribió a Abraham que, si su depresión no terminaba por estropear su apetito por el trabajo, podría “preparar una teoría de las neurosis con capítulos sobre el destino de las pulsiones, la represión y lo inconsciente. El biógrafo propone que dichas declaraciones están en relación a la producción de sus ideas primordiales, que más tarde se agregarían como serie para proporcionar fundamento teórico sólido al psicoanálisis. En enero de 1915, escribe nuevamente a Lou,  que su “descripción del narcisismo” algún día sería llamada “metapsicología”. Encontramos así señalada, la conexión crucial que  Freud estableció entre narcisismo y metapsicología [12].

    [1] Gay, P. (1988) Freud Una vida de nuestro tiempo. Paidós Ibérica. España, 2010. P.383

    [2] Freud Sigmund. (1913). Tótem y Tabú. Obras completas. Vol. XIII. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. P. 92.

    [3] Ibíd.

    [4] Gay, Peter. Op. Cit. P. 387

    [5] Freud Sigmund. (1914) Introducción al narcisismo. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. Pp. 90-91.

    [6] Ibíd. P. 72

    [7] Freud Sigmund. (1911) Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. P. 71.

    [8] Freud S. (1914) Introducción del narcisismo. P. 72.

    [9] Ibíd. P. 73

    [10] Ibíd. P. 97

    [11] Ibíd. P. 75

    [12] Gay, P. Op. Cit. P. 408

  • De continuidades mistificadas y esbozos de historización.

    De continuidades mistificadas y esbozos de historización.

     Fernando M. González

    DE CONTINUIDADES MISTIFICADAS Y ESBOZOS DE HISTORIZACIÓN

     

    “El pasado tiene un futuro con el que nunca contamos”.[1]

     

    “El problema de encontrar algo es que siempre hay algo más de lo que se encuentra”[2]

     

    INTRODUCCIÓN.

    Quisiera por este medio comentar el texto de Rodolfo Álvarez del Castillo – miembro del comité editorial de ésta revista –, contenido en el libro intitulado: Psicoanálisis, Nazismo, Historia e Institución: El caso Igor A. Caruso.[3] Libro colectivo coordinado por el citado, y que tiene un especial interés para mí, porque la problemática de la que trata me cruzó y me implicó de manera tal, que no era posible ni pensable el tratar de evitarla. Se me jugaba una cuestión ética ineludible – y afectiva –[4] que debía estar acompañada de una voluntad de aclarar lo no nominado hasta el 9 de octubre de 2012 día en que se hizo presente lo que no fue visible y pensable, sino a partir de ese momento.

    Parte central de la cuestión era intentar dilucidar lo que había ocurrido en el caso del psicoanalista Igor A. Caruso – antes de serlo –, o sea, durante el periodo nazi en el cual se aposentó en Viena en los inicios de 1942, hasta el inmediato post nazismo, digamos hasta 1947 cuando cofundó con otros colegas que habían pertenecido al partido nazi – o fueron simpatizantes del régimen citado, salvo excepciones –, el Circulo Vienés de Psicología Profunda (CVPP). Institución de inspiración más bien junguiana e incluso crítica de Freud. O sea, que en los principios de lo que más tarde se constituiría como la Federación Internacional de los Círculos de Psicología Profunda, no existió lo que en 1969 conocimos en México tanto de Caruso así como de las ideas respecto de su obra que se nos transmitieron en esos años del inmediato posteriores a 1968 en México a los cofundadores jóvenes del Circulo Psicoanalítico Mexicano (CPM). Un claro ejemplo de esto último que no quedó en puro discurso es la cita de presentación del CPM del Dr. Raúl Páramo que fue uno de los dos cofundadores que se formaron en Viena con Caruso en los inicios de la década de los sesenta,

     

    El Circulo Psicoanalítico Mexicano fue fundado por Armando Suarez y Raúl Páramo Ortega en la ciudad de México en 1969 […] Los fundadores sostienen la tradición de su maestro Igor A Caruso, esto es, enfatizar los aspectos socio-culturales de la teoría freudiana y su relación con la sociología (de sesgo marxista) y la etología.[5]

     

    En dicha cita, se puede apreciar que el corte con ese pasado de tiempos del nazismo es perfecto, creo que Althusser lo hubiera envidiado. E insisto, no se trató sólo de discurso, hubo una voluntad de avanzar por esa línea en el CPM cuando menos en la década de los setenta. Y actos que la prueban.

    Ahora bien, una vez que se hizo público para nosotros, lo que ya estaba explicitado desde tiempo antes en el Wikipedia, teníamos varias cuestiones a ser respondidas, entre otras: 1. ¿Que hizo específicamente Caruso durante su estancia de 8 meses en el Hospital Am Spiegelgrund en 1942; 2. ¿Por qué se cambió al instituto psiquiátrico Döbling (Marientheresien- Schössl) en 1943 y permaneció ahí hasta el final de la guerra, y que hizo en esa clínica?; 3. ¿Cuál fue la relación entre estas dos actividades con la posterior fundación del CVPP? Todo lo cual, introducía nuevas cuestiones a saber: 4. ¿Se podía establecer sin más una continuidad sin fisuras, ni cortes, entre los tres hechos señalados?; 5. ¿Existió acaso una obvia continuidad entre estos tres sucesos y la fundación en México en 1971 del CPM ocurrida en otro contexto y circunstancias, y dos años antes, entre el denominado Circulo Mexicano de Psicología Profunda (1969-70) y el Vienes?[6]; 6. ¿Los actos y compromisos de Caruso habrían acaso marcado con una mancha infamante al CPM, siguiendo sea el modelo judeocristiano del Pecado Original o aquel otro, muy católico instaurado en el siglo XV de la “pureza de sangre”? O por qué no, el muy nazi, que se puede sintetizar así: “si de judío procedes no queda sino hacerte cargo de tu identidad genealógica homogénea y yo te asesino porque amenazas con contaminar mi prístina sangre aria”. A estas tres maneras de encarar la cuestión de las continuidades genealógicas, un tal Sigmund Freud creo que judío, les envió un torpedo a la línea de flotación cuando escribió el Hombre Moisés (1934-38) y postuló que la identidad no era una sino dos o más, diciendo por ejemplo que Moisés no era Judío sino egipcio[7] y ciertamente, jamás homogénea. Y más allá de la posible o remota verificación de esta afirmación, lo que Freud introducía era un modelo heurístico para problematizar la cuestión de las genealogías, identidades y continuidades produciendo lo que Michel de Certeau, inspirándose en la Lectura freudiana denomina como la “continuidad equívoca”. [8]

    1. ¿Desde qué coordenadas pensar actos que no fueron contemporáneos a la fundación del CPM, y en los cuales ningún miembro tuvo que ver, pero que sin embargo fueron realizados por uno de los referentes fundacionales de la institución, que no su fundador? Porque como se podrá comprender, no se trataba de acciones que se habían realizado en los tiempos fundacionales del CPM o a lo largo de su persistencia en el tiempo, y menos aún que sabiéndose de antemano hubiera existido una voluntad de silenciarlas propositivamente, como si fue el caso por ejemplo con el sacerdote Marcial Maciel cofundador principal de la denominada Legión de Cristo, y sus actos violentos tanto sexuales como de poder. En dicha institución religiosa, el citado sacerdote fue protegido por sus huestes incluso más allá de su muerte, mediante una Omertá digna de la mafia siciliana.

    En el caso del CPM, se trataba entonces de un pasado que se hacía presente en lo actual, pero la cuestión era ¿De qué manera y con qué estatuto? Para darse una idea de la especificidad de la cuestión quisiera aludir a la novela de Javier Marías citada más arriba, Así empieza lo malo, para precisar las diferencias contextuales y de estatuto que se dan entre algo que ocurre en los tiempos que resultan contemporáneos a los protagonistas[9] y lo que sucede antes de que se enteren o de su nacimiento. En la citada novela, la protagonista le confiesa al marido una infidelidad y este responde de la siguiente manera:

     

    ¿Y qué hace uno con eso? ¿Tachar su vida, cancelar retrospectivamente cuanto sintió y creyó? No es posible, pero tampoco conservarlo intacto, como si todo hubiera sido verdad, una vez que sabe que no lo fue. […] Pero tampoco renunciar a años que fueron como fueron, ya no pueden ser de otro modo,[10] y de ellos quedará siempre un resto, un recuerdo, aunque sea fantasmagórico, algo que ocurrió y que no ocurrió. ¿Y en donde colocar uno eso que ocurrió y no ocurrió?[11]

     

    Y el punto está en esa “dialéctica” tan agudamente señalada por Marías en la cual algo ocurrió en un sentido y no ocurrió en otro. Incluso en ese caso como se pregunta el protagonista ¿todo lo vivido hasta entonces se puede reducir a un simulacro, y por lo tanto, habría que apostar por una cancelación retrospectiva de ello como si eso fuera posible? La respuesta a esto cae por su propio peso. Lo que si queda más o menos claro es que si se continúa en la relación como es el caso en la novela, ya no es posible vivir como si nada hubiera ocurrido porque se instaura un “resto” que genera un tipo de relación en el cual las cosas no puedan ser ya como antes. Y que puesto en palabras sería más o menos así: “ahora lo sé, no fue como lo había vivido y pensado, pero sin embargo…”. Lo cual, impide la desmentida franca. Pero tampoco elimina la posibilidad de no querer continuar en la relación. Pero creer que se puede anular lo vivido retrospectivamente, resulta ilusorio.

    Pero el caso Caruso no se adecua tal cual a este ejemplo porque insisto, no fue contemporáneo al CPM, sino que ocurrió antes de su fundación. Lo que sí es contemporáneo a la fundación y a la continuación del CPM es el haber mantenido silenciada la información por parte del Dr. Raúl Páramo uno de los cofundadores mayores que fue de los dos que se analizó con Caruso en los inicios de los años sesenta. En cuanto al otro cofundador, el Dr. Armando Suarez, en 1985 tres años antes de morir dejó una línea escrita respecto a Caruso en la cual escribió: “Igor desempeña su primera actividad como psicólogo clínico en el departamento psiquiátrico infantil en Spiegelgrund durante 1942”. Lo que hace suponer que también lo sabía, no sé si con la contundencia del Dr. Páramo, pero algo ciertamente supo. Todo esto se podrá ver en el libro Igor A. Caruso Nazismo y Psicoanálisis de quien esto escribe.[12]

    Lo llamativo fue que a ninguno de la primera generación del CPM – ni de las subsiguientes – se nos ocurrió interrogar al Dr. Suarez respecto a ese párrafo cuando lo leímos distraídamente, ni menos aún, ponernos a investigar por nuestra propia cuenta, hasta que gracias a una alumna del CPM, Cynthia del Castillo a la que se le ocurrió dar un teclazo en Wikipedia en inglés el 9 de octubre de 2102 para informarse respecto a la historia de Caruso, que el citado párrafo adquirió de pronto un densidad histórica que la escueta línea escrita por el Dr. Suarez, no mostraba a simple vista.

    He aquí un caso nítido de que no basta explicitar algo para que sea visualizado y menos aún interrogado. Como ejemplo incontrovertible, la línea escrita por el Dr. Suárez y 26 años antes otra del mismo tenor escrita por una psicoanalista colombiana la doctora Rosa Tanco Duque.[13] A partir de ese momento, el asunto Caruso entre 1942 y 45 en Viena dejo de ser indecible pero no entró en la frecuencia de lo pensable. Volveré sobre esta cuestión. Solo adelanto una nueva interrogación: ¿Se puede acaso enmarcar este caso en el modelo que la psicoanalista uruguaya Fanny Schkolnik articula dentro de los problemas inter y transgeneracionales es decir, dentro del tipo de relaciones que se pueden entretejer entre lo indecible, lo impensable y lo innombrable?[14] A este respecto, no se puede responder rápidamente ni por la afirmativa ni por la negativa. Pero si es posible adelantar alguna consideración mientras lo trabajo más a fondo en otro momento.

    Por lo pronto me parece que no habría que aplicar este modelo que está pensado más en consonancia para un universo familiar y no propiamente institucional, como si se tratara de cosas idénticas. Fundar no es lo mismo que engendrar. Aunque el modelo familiarista se haga presente en las fundaciones no puede dar cuenta de éstas.[15] Sin duda que este modelo de lo trangeneracional se puede extender a lo institucional pero teniendo cuidado de no extrapolar sin más el uno en el otro. Por ejemplo, en el caso Caruso podríamos hablar mínimamente de cuatro generaciones.[16] La del propio Caruso, en ella tenemos ejemplos de lo que este pudo decir y dejar de lado a lo largo de su vida como lo veremos más adelante. Y ciertamente ya ahí la noción de “indecible”, no es aplicable tal cual, habría que matizarla. Luego tenemos la segunda, la de sus discípulos, o sea la que pertenecen aquellos dos que cofundaron al CPM, uno de los cuales mantuvo la información indecible y el otro, aludió a parte de ella, es decir que entre los dos se podría hablar de simultaneamente indecible y parcialmente dicha. La tercera, en la que yo estaría, lo que así se transmitió lo viví(mos) como impensable y por lo tanto innombrable, hasta el 9 de octubre de 2012. Y la cuarta, precisamente la de aquella que representaría Cynthia del Castillo – la única por cierto – que al nombrarla permitió volverla pensable. Pero mientras esto ocurrió, no se detectaron síntomas que aludieran a algo “traumático” en el nivel institucional como si ocurre en el caso de muchas familias con los secretos.[17] 

    Pero no se agotaban ahí las cuestiones, porque a raíz de la explicitación de la actividad de Caruso, en el Am Spiegelgrund, primero en Austria, sobretodo entre 1979 y 2008, surgió una inevitable polémica que implicaba tratar de aclarar lo ocurrido. Por lo pronto, las voces provenientes de Austria comenzaron a llegar a México hacia finales del 2012. Y como era esperable, también surgieron las reacciones “mexicanas” a lo ocurrido. Reacciones que a estas alturas ya conforman parte de esta historia que se está haciendo sobre la marcha. Y no sólo circularon diversas versiones, sino que también se llevaron a cabo diversos actos de deslinde.

    Se comprenderá que tratar de responder a tantas cuestiones implicaba tiempo para poder corroborar y calibrar las cosas. Al menos claro está, que uno se conformara con lo que se decía en Wikipedia y lo diera sin más por bueno, y no sólo eso, sino aceptando que con la información recabada por ese medio estaba cubierta la información básica que importaba. En ese caso, sólo había que hacerla circular. Y los que así lo hicieron estaban en todo su derecho. Pero si uno partía de la serie de interrogaciones como las que he tratado de describir enmarcadas por una diferenciación entre lo que significa explicitar, visualizar y corroborar, que implican tiempos y tipos de elaboración diferente, entonces las cosas toman otra perspectiva y otro ritmo para lo cual, no hay modelo ortodoxo que rija. Elaboración que aleja de un tipo de apresuramiento que se da en muchos casos del periodismo de denuncia, el cual tiende a hacer pasar verosimilitudes por verdades, porque no se da el tiempo para comprobar lo que afirma, en la feroz competencia por ofrecer la primicia noticiosa.

    Precisamente en el texto que me propongo comentar se hacen manifiestas estas dos maneras de enfocar las cosas. Sobre todo en los dos escritos de Cynthia del Castillo en relación a los míos. El primer texto de Cynthia del Castillo, ya había aparecido publicado precisamente en esta revista en el número 20 de enero de 2014, coordinado por Rodolfo Álvarez. Y como ya adelanté, a esta colega, le debemos la explicitación del caso Caruso en México, el 9 de octubre de 2012, y por lo tanto su invaluable aportación al lanzamiento de la investigación respecto a éste.[18] Cosa que es de agradecérsele, pero no un párrafo que provocó en mi caso una respuesta irónica en la presentación pública que hice con otros colegas en el CPM el 31 de enero de 2014. Hablaré de este específico párrafo al final del texto. 

    Por otra parte, gracias a la publicación del libro aludido coordinado por Álvarez del Castillo, tenemos la posibilidad de confrontar, y exponer mínimo dos maneras de hacer historia, aunque ninguno de los que nos cruzamos en este caso lo seamos profesionalmente. Cosa no exenta de paradoja y que no dejará de provocar más de alguna suspicacia entre los historiadores de oficio que eventualmente se puedan interesar por el tema. Pero ya leeremos sus consideraciones en su momento si es que se interesan. Curiosidades de la publicación, las dos investigaciones que se han realizado, salieron con tres meses de diferencia en el 2015. O sea que finalmente se contó con un tiempo similar para investigar y llegar a conclusiones. Dicho lo anterior paso a describir los argumentos adelantados por Rodolfo Álvarez del Castillo que es el que propiamente realizó una investigación del caso Caruso en los puntos que describí más arriba. Los demás textos son más puntuales.

     

    1. ¿UNA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL PERO NO PROPIAMENTE UNA HISTORIA?

     

    Este sería el presupuesto básico del trabajo de investigación que el citado Álvarez pretende ofrecer. Sin duda ni él ni yo, como ya lo adelanté somos historiadores de profesión, pero intentar cubrir bajo el título de “investigación documental” (p. 17) el tipo de selección de textos que ofrece y las interpretaciones que de ellos hace y se deducen, no creo que se pueda desprender fácilmente de una manera de historiar el caso que acomete.

    Vayamos al punto. Me interesa sobre todo mostrar la manera en la cual presenta el caso Caruso durante el periodo que cubre los años 1942-1947 es decir, el periodo más problemático que finalmente provocó una serie de escritos y polémicas en una zona del pequeño mundo psicoanalítico.

    Álvarez cuestiona una de las afirmaciones centrales de la historiadora y psicoanalista Eveline List – que fue una de las qué investigo la actuación de Caruso en los archivos de la municipalidad de Viena y la hizo pública en 2008 –,[19] cuando:

     

    Denuncia, entre otras cosas, el supuesto silencio cómplice de Caruso acerca de su participación en los eventos de asesinatos de niños realizados durante el nazismo en la clínica de am Spiegelgrund, resultado de la aplicación de las políticas de “eutanasia” del régimen nazi (encuadradas bajo el programa denominado “Aktion T4”) y que lo implican tanto en la medida de su estadía de ocho meses trabajando como psicólogo en dicha clínica en 1942, como por la existencia de reportes diagnósticos realizados a los internos de la clínica y firmados por él. (p. 22).

     

    Álvarez Del Castillo está en desacuerdo con este presunto silencio cómplice de Caruso ya que señala que Caruso:

     

    En realidad había declarado públicamente su participación en am Spiegelgrund en varias ocasiones[20] antes de la transmisión de la entrevista radial [de abril de 1979], por ejemplo en la revista alemana Der Spiegel en 1964 o, como fue consignado en el trabajo de Rosa Tanco Duque […] en la Revista Colombiana de Psicología Profunda en el año 1959, ¡casi cincuenta años antes del articulo –denuncia!. (Ibid).

     

    Si el lector se conformara con esto que suena como una contundente refutación de una de las razones esgrimidas por la Dra List para investigar a fondo y escribir su trabajo de 2008, y que se resumiría en buena medida para ella en una “aparente indiferencia” por parte de la comunidad analítica austriaca en relación al pasado nazi “de algunos de sus miembros destacados”, no valdría la pena continuar analizando las cosas. Casi podríamos cerrar el debate y remitirlo tanto a las razones personales de la citada Dra. List o a cuestiones contextuales en relación al Circulo de Viena y su “matrimonio” con la IPA en ese año de 2008, cómo no se priva de afirmarlo el Dr. Reichmayr en su corto texto intitulado “furor es error”. Texto en el que por cierto se apoya el citado Alvarez del Castillo para reafirmar su argumento. Ahora bien, ya el hecho de poner el énfasis principal en la explicitación, y no más bien en si participó en los asesinatos y de qué manera, puede terminar por introducir neblina en éste que es el asunto central.

    Pero retomemos por lo pronto el o los argumentos que le dirige Álvarez a la Dra. List, con el fin de tratar de neutralizar sus afirmaciones ¿Realmente desde 1959 Caruso había abierto las cartas como señala Alvarez del Castillo? ¿Qué dijo realmente él en ese año? No lo sabemos, sólo queda consignado por la citada psicoanalista colombiana lo siguiente: “psicólogo clínico, Clínica Municipal Am Spiegelgrund (1942) en Viena”. No sabemos si se lo dijo Caruso directamente, ni tampoco si circulaba abiertamente la información entre los miembros, lo único que se puede deducir de esta escueta línea de “¿Casi cincuenta años antes del artículo!” de List, es que trabajó en la citada clínica, pero no hay ninguna descripción de su práctica efectiva.[21] Esto en todo caso es el primer paso para iniciar una investigación, es por eso que ya señalé que no es lo mismo explicitar, visualizar y corroborar. Si uno se queda en el primer paso, se entendería la falta de oficio en la investigación. Felizmente el citado Álvarez del Castillo no se va a conformar sólo con esto. Pero de todas maneras para la argumentación que sostendrá va a resultar central.

    Por lo pronto ya tenemos para comenzar una supuesta descalificación de la investigación de List desde tres puntos de vista: 1. Las “razones subjetivas”; 2. Las “contextuales” del “matrimonio” Circulo Viernes IPA[22]. Y: 3. El claro que Caruso habló y hace “casi cincuenta años antes”. Desde esta perspectiva no se ve muy claro, cómo pensaba el Álvarez del Castillo evitar colocarse “más acá de la polémica del ajuste de cuentas […] o el ríspido juicio moral” (p. 16). Descalificación que sin embargo no le permite invalidar sin más, lo afirmado por la Dra List, aunque sea por el rodeo de los otros dos investigadores que también consultaron los archivos de la municipalidad de Viena, G. Benetka y Clarisa Rudolph. Como se verá más adelante.

    Y digo que Álvarez del Castillo no se queda sólo en esos tres argumentos para tratar de descalificar a la supuesta “furibunda” Dra List, porque entre otras cosas, evita citar los aportes centrales de la Dra List que se refieren precisamente a los diagnósticos emitidos por Caruso, o su relación con su jefa psicóloga y los médicos psiquiatras, o a las posibilidades que tuvo para haberse negado a colaborar en el terrible contexto de esos tiempos, etcétera. ¿Acaso se trata de una de las maneras cómo – Álvarez del Castillo – entiende el arte de contextualizar? Pero en cambio dice que en 1964 Caruso se refirió a su actuación en el citado hospital Vienés centro neurálgico del T4 en la revista Der Spiegel, sin tapujos. Veamos entonces de qué manera. Buscando la cita del semanario alemán en el texto de Álvarez del Castillo, no lo localicé, por lo tanto me permito citarlo para que el posible lector se haga su propia idea del asunto Porque de otra manera sin la cita de la Dra. Tanco[23] ni la del Spiegel, el lector le tendría que creer bajo palabra a lo que afirma el colega de Monterrey. Caruso en Der Spiegel aparece aclarándole a un lector del semanario del cual no sabemos sus señas de identidad, lo ocurrido en el am Spiegelgrund.

     

    Parece usted menospreciar la actividad de la Comisión del Reich para la comprensión científica de graves enfermedades genéticas y hereditarias, que se prolongó hasta 1945, aún después de la suspensión de la Action T4. De las escasas experiencias que tuve en 1942, como joven psicólogo de la institución pediátrica vienesa am Spiegelgrund, primero bajo órdenes del médico jefe, Dr. Jekelius (Prófugo desde 1945 ¿Quizás sea en parte un respetable dictaminador y pediatra?) y luego del presidente del Supremo Consejo Médico, doctor [Ernest] Elling (condenado a muerte por un tribunal austriaco y ahorcado), pude observar que si bien la actividad asesina de la “comisión del Reich” era engañosa y encubierta, sin duda era masiva. Viena, Prof. Dr. Igor a Caruso, director del Círculo de Estudios de Viena en Psicología Profunda.[24]

     

    Veamos en que se diferencia esta forma de enfrentar las cosas esta vez en primera persona, respecto a 1959 en que aparece mediatizado por la Dra Tanco Duque. Por lo pronto, es el propio Caruso el que efectivamente sostiene que si estuvo integrado en el multicitado hospital. Ahora bien ¿de qué manera se sitúa en su testimonio respecto a esta integración? Porque si uno no se lo pregunta e intenta responder a esto, se desplaza fácilmente hacia la fórmula que simplifica las cosas y que se resume en que “lo había declarado públicamente […] en varias ocasiones, incluso casi 50 años antes de la Dra List.”. Y de nueva cuenta, para qué seguir investigando.

    Primeramente, Caruso habla de que estaba enterado del plan nazi de exterminación por medio de “la actividad asesina de la Comisión del Reich”; segundo, que se trataba de un plan perfectamente orquestado, aunque en ese momento por obvias razones, no podía prever que duraría hasta 1945; tercero, que Él participó cómo joven psicólogo en esa actividad aunque fuera como actor secundario a las órdenes de dos médicos nazis, encargados de implementar el plan T4; Y que a partir de sus “escasas experiencias” como joven psicólogo – tenía 28 años y duro 8 meses –, se pudo dar cuenta de “la actividad asesina de esa Comisión [ y aunque] era engañosa y encubierta sin duda era masiva”. ¿Podía ser engañosa y encubierta cuando desde el primer momento se les informaba a los que participaban en ésta de que se trataba?[25]

    Pero el punto neurálgico a mi parecer de ese testimonio en primera persona, es que Caruso habla que en efecto operó cómo psicólogo en el am Spiegelgrund, pero no dice de qué manera y menos aún, cómo se conectó su “escasa experiencia” con la actividad asesina que describe. Puesto que se coloca como si se tratara más bien del discurso de un antropólogo crítico, que agudamente y guardando una distancia con los hechos, da cuenta de lo que se pretende ocultar, para enunciarlo y denunciarlo. Y de esta manera, logra mantener la apariencia de una desconexión entre lo que observó a partir de su experiencia, lo que ocurrió efectivamente en cuanto a asesinatos se refiere y en lo que el contribuyó específicamente con respecto a esa “experiencia”. Según la Dra List, realizó mínimo 100 tests, en dicho periodo, de los cuales dice la citada psicoanalista vienesa, se pueden corroborar 14 asesinatos. Y todavía Caruso parece darse el lujo de señalarle a su interlocutor que tiende a menospreciar la actividad de la Comisión del Reich.

    ¿Era mucho pedirle a nuestro psicoanalista contextualizador que pretende rehuir toda polémica, que citara puntualmente el testimonio de Caruso para poder dar cuenta de las consecuencias y de las maneras de implicarse en lo que denomina como su “escasa experiencia”? Parece que sí. Recapitulemos, hasta aquí, tenemos a una “furibunda”, cuestionada, a una psicoanalista colombiana que sirve para que se asegure que desde mínimo 1959 Caruso habló claramente de sus prácticas, y ahora a un Caruso que más contundentemente no pudo haber dicho lo que …no dijo.

    Pero lo reitero de nuevo, felizmente Álvarez del Castillo no se conforma en su actividad de investigación y contextualización con pocos datos, lo cuál habla bien de su voluntad de elucidar las cosas. El siguiente punto, es la salida del am Spiegelgrund de Caruso. Para dar cuenta de esto, cita en el Diccionario Internacional de Psicoanálisis de Alain de Mijolla[26] la entrada escrita por August Ruhs psicoanalista del Circulo Vienés de Psicoanálisis y que a la letra dice:

     

    En 1942 Caruso se instala en Austria y trabaja algún tiempo como educador, al servicio de los niños en el gran hospital psiquiátrico Steinhof en Viena. Impresionado por las experiencias de eutanasia de los nazis, deja el servicio y encuentra trabajo de psicólogo en una pequeña clínica de neuropsiquiatría bajo la dirección del psiquiatra Alfred Auersperg… (p.39) 

     

    Mínimo tres cosas a remarcar en esta cita. 1. Afirma Álvarez del Castillo, que al parecer sería la primera vez que saldría “fuera de la comunidad de lengua alemana en el año 2002, aunque de manera muy somera”, la cuestión del tema Caruso y la práctica de la eutanasia. Curiosamente el escrito es de un miembro del Circulo Vienés, que al parecer no se enteró aún de lo que ya había dicho Caruso supuestamente de manera tan clara “desde hacía más de 50 años”; 2. Por otra parte, al eufemizar las cosas al grado de escribir que Caruso trabajó un tiempo como educador al “servicio de los niños”, sin explicitar con franqueza que tipo de servicio les rendía, obtura precisamente la cuestión de los asesinatos. Y lo hace de manera doble, ya que no sólo eufemiza y desconecta el “servicio”, de los apoyos psicológicos que ayudaron a precisar a sus jefes psiquiatras la “necesidad” de asesinar a ciertos niños diagnosticados como no dignos de vivir, sino que Ruhs al poner el énfasis en la frase “impresionado por las experiencias de eutanasia de los nazis dejó el servicio y encuentra trabajo en…”, deja de nuevo a Caruso no como formando parte activa –a su nivel– de la operación de exterminio, sino como espectador al servicio de los niños que se “impresiona” por los asesinatos y que en cuanto puede decide salirse.

    Se comprenderá, que al escoger esta cita sobre otras posibilidades que existen y que cambiarían substancialmente la perspectiva que aquí nos muestra Álvarez del Castillo, no parece resultar aleatorio. Hasta donde vamos, se acepta que Caruso estuvo ocho meses en el am Spiegelgrund, pero no se visualiza aun su práctica efectiva. En cambio, lo que aparece es un Caruso crítico con el nazismo y no colaborando de una manera específica con aquello que critica. Porque citar al propio Caruso diciendo que a “partir de las escasas experiencias que tuve…” o en palabras de A. Ruhs “impresionado por las experiencias”, el resultado es obturar la posición y las acciones del sujeto que no fue sólo observador. 

    La cita de la “salida” de Caruso del Spiegelgrund, es reforzada por otra consideración a la relación de Caruso con el príncipe Auersperg, pero entre medio, Álvarez del Castillo, intercala una referencia central al texto de Rudolph y Benetka el que toma sin citarlo puntualmente pero si la idea, y en donde finalmente, hace referencia a la práctica de Caruso durante el periodo que va del 11 de febrero al 31 de octubre de 1942, en los siguientes términos:

     

    El papel de Caruso en tanto psicólogo pedagogo (en algunos lugares se menciona su función como pedagogo y en otras veces como psicólogo), consistía en la elaboración de informes psicológicos de los niños”. Para ello usaba las técnicas de diagnóstico de la época: algunos tests y entrevistas.

    […] Realizó más de 100 estudios diagnósticos a niños, de los cuales catorce de ellos fueron asesinados. (p. 43).

     

    Como introducción a la aparición de la práctica efectiva de Caruso, Álvarez del Castillo recrea, aquí sí de manera pertinente, el contexto de exterminio del plan T4. Una vez explicitada la práctica – o el “servicio”– y el contexto ¿cómo los relaciona? Cuando se podría esperar que se iba avocar al asunto en cuestión que había diferido, de pronto parece interrumpir momentáneamente esta posibilidad, al introducir inmediatamente la relación con su nueva inserción en 1943 en la clínica Maria Theresien Schlössl dirigida por el citado príncipe Auersperg, quien era miembro de la SS [escuadras de defensa], y que más tarde, señala el doctor Álvarez, formo parte del Circulo Vienés. Dato por demás relevante, que deja aparentemente suelto, pero páginas después lo retoma refiriéndose a una versión que indica que Caruso no fue aceptado en la postguerra en la reconstruida Sociedad Vienesa de Psicoanálisis “por su cercanía con Auersperg cuyo pasado nazi resultaba demasiado comprometedor. De ese Grupo [el de A. Aichhorn con la venia de Auersperg], nace en 1947 el Circulo Vienes de Psicología Profunda (CVPP)” (p. 49). 

    Álvarez del Castillo parece decirnos: “seria de las SS pero el citado príncipe no participó de la política de eutanasia y por lo tanto qué mejor que invitarlo a formar parte más tarde del CVPP”.[27] El hecho de que no haya participado en la política de Eutanasia, Álvarez del Castillo lo afirma citando a Edith Frank- Rieser asistente de Caruso (p. 44).

    Entonces, se comienza a entender mejor el sentido de esta aparente interrupción. Se trata de preparar el terreno para hacer la mejor presentación de la salida del Spiegelgrund con la llegada al mejor lugar posible para practicar la psicología en esos aciagos tiempos. Puesto en palabras podría decirse algo del siguiente tenor: “sí, me voy con un nazi pero no es asesino cuando menos en su propio espacio”. Y entonces, puede reintroducir la práctica de Caruso en el Spiegelgrund por intermedio del rodeo del Maria Theresien en los siguientes términos:

     

    Caruso sabía de la necesidad de todos los psiquiatras de este tiempo [para que] elaboraran diagnósticos más leves, más optimistas, para que sus pacientes se mantuviesen lejos del sistema lógico de ´vida sin valor´. Y él conseguía seguir esto según consta en sus anotaciones. (p. 45).[28]

    Si conectamos esta cita que sigue lógicamente a la de Rudolph y Benetka en la cual nos decía que “realizó más de 100 diagnósticos a niños…de los cuales catorce de ellos fueron asesinados”, ¿que nos da?. Por lo pronto, queda la impresión de que Caruso 1. Tomó al pie de la letra la “necesidad” aludida y que por lo tanto los 14 asesinados no tuvieron que ver con sus diagnósticos sino quien sabe con qué. O también: 2. Que gracias a que se esforzó por ejercer tal necesidad salvó a los más que pudo. Lo cual no sería descartable si se presentaran pruebas al respecto. Pero en el texto, ninguna de las dos posibilidades está tematizada así. Sólo aquella que “él conseguía seguir esto”, o sea que sin lugar a dudas logró alejar a sus pacientes del sistema de la “vida sin valor”. Y esto estaría constatado en sus “anotaciones”. ¿En cuáles? Porque de nueva cuenta no cita pruebas de tan contundente afirmación. Ahora bien, si se ponen sobre el papel la selección de diagnósticos que realizaron tanto la Dra List como los citados R y B, de cómo manejó la citada “necesidad”, las cosas toman otra perspectiva. Se puede dar en este último caso la posibilidad de que los autores citados sólo hayan seleccionado aquellos en donde para nada se nota la afirmación de que “él conseguía seguir esto”. Pero bastaría este contrapunto para que en elemental rigor no se dejara esta cita – de Frank Rieser – como la prueba fehaciente en donde Rodolfo Álvarez apoya la argumentación que le permite simultáneamente aludir a la participación en los asesinatos y eludirla a partir de una especie de acto digno de un mago.[29] Y con esto nos hemos situado en el corazón de la operación historiográfica y contextualizadora de Álvarez del Castillo.

    Resumiendo de nueva cuenta, ahora tenemos una imagen de Caruso que se constituye como un observador crítico del nazismo que cuando actuó en el hospital, “impresionado” por la eutanasia nazi elaboró sus diagnósticos de tal manera que alejó al máximo a los niños a su cargo de las posibilidades de que fueran asesinados, y que salió del citado hospital en cuanto pudo para irse a refugiar al mejor lugar posible, con un nazi que no contribuía a los asesinatos directos. ¿Pero si indirectamente dado el hecho de su pertenencia sostenida antes y durante la guerra nada más y nada menos que a las SS?

    Pero qué mejor que citar la versión que da el propio Caruso respecto de su salida del Spiegelgrund en la entrevista de abril de 1979:

     

    Poco a poco fui aprehendiendo la espantosa realidad. […] hasta que ejecutaron a mi jefe [el Dr. Illing, después de la guerra] me di cuenta de que yo seguía siendo visto por él como un personaje poco fiable, indisciplinado, yo no encajaba de alguna manera con los nazis alemanes, me echaron a patadas (hinausgeben) y terminé en el Maria –Theresien Schlössel.[30]

     

    O sea esto apuntaría hacia la hipótesis de que Caruso resistió como pudo a la labor en la que estaba sumergido. Más adelante retomaré el asunto. Pero por lo pronto citaré la versión de su jefe el Dr Illing en un informe confidencial que envió a la municipalidad de Viena con respecto a que lo “echaron a patadas”:

     

    El doctor Caruso tiene buenos modales y es una persona agradable, pese a ser ajeno a nuestra raza (3/4 de ruso y 1/4 de italiano). Todavía enfrenta ciertas dificultades con la lengua alemana que se manifiestan en las pruebas psicológicas que realiza y en la formulación de los protocolos de dichas pruebas. Pero sin duda podrá desempeñarse muy bien como intérprete o profesor de idiomas.[31]

     

    Tratándose de un informe confidencial escrito por un asesino profesional que supuestamente desconfiaba de Caruso, lo trata con suma amabilidad. Lo cual contrasta con la versión del que era para el nazi “¾ de ruso y ¼ de italiano”.[32] Si nos atenemos a la versión de B y R nos encontramos que para ellos el problema no fue el deficiente conocimiento del idioma sino el hecho de que Caruso no había entendido del todo lo que se le pedía como psicólogo ya que:

    Tendía a imitar el discurso de los médicos con fórmulas como “demencia infantil con tintes esquizofrénicos “debilidad mental profunda de corte erótico” […] Como si su investigación se orientara más por las historias clínicas de los médicos que por los resultados de sus propias pruebas.

    […] Caruso, en efecto se acoplaba mal a las normas dispuestas por las instituciones del Am Spiegelgrund, pero no porque estuviera en desacuerdo con éstas.

     

    Ahora bien, si recurrimos a la Dra List encontramos lo siguiente:

     

    No hay ningún indicio de que alguna vez Caruso haya criticado o cuestionado su actividad de dictaminador, es probable que no se haya sentido muy cómodo […] se podría decir que Caruso “tan sólo cumplió con su deber”. [No existe…] ninguna señal de que Caruso tenía simpatía especial por el régimen, pero tampoco hay señal de que haya actuado de otra manera que conforme al sistema”.

     

    En la manera en la cual Álvarez del Castillo busca dar cuenta de lo ocurrido o al menos, ayudarnos a contextualizar, se va a inclinar más por la versión del propio Caruso pero sin citar abiertamente lo de “echado a patadas”. Versión que le permitió desembarcar con “honor” en el territorio del príncipe nazi católico Alfred Auersperg. Al respecto B y R añaden que: “Caruso no enfrentó ninguna dificultad a causa de su despido al contrario, para su nueva ocupación, ni siquiera tuvo que cambiar de empleador y, además su puesto fue mejor pagado que el anterior”.

    Del citado príncipe nazi, Álvarez del Castillo, dice que tenía una “actitud favorable” hacia el psicoanálisis (p. 45). Pregunta elemental ¿A qué tipo de psicoanálisis se refiere habiendo pasado lo que ocurrió previo a la partida de Freud y luego con la instalación del Instituto Göring? O: ¿Ahí no pasó casi nada y todo siguió casi lo mismo una vez que los miembros judíos fueron proscritos y el nombre de Freud y sus textos eliminados? O si se quiere una variante del casi nada, podemos citar la manera en como lo relata Caruso en su entrevista de abril de 1979? En ésta, después de aludir de nueva cuenta a la liquidación de los considerados por los nazis como no dignos de vivir, […] continúa su relato así:

     

    Pero debo decir que gracias a Dios, los Nazis tenían otras cosas que hacer y la psicología permaneció relativamente tranquila (no lastimada), relativamente, ¿no es cierto? Prescindiendo de los colegas judíos, particularmente la psicología profunda del psicoanálisis. Serían diezmados […] y dejaron tras de sí un vacío un hueco, porque los más brillantes intelectuales y los descubrimientos de esos pioneros fueron desaparecidos de la ciencia. Eso no lo sabía. Se quemaron los libros… (págs.., 67-68).

     

    Vayamos por partes desmenuzando esta cita que Álvarez no introduce en su texto pero que parece inspirarlo en parte de su argumentación. 1. “¡Gracias a Dios!” y a que los nazis estaban ocupados en otras cosas una vez eliminados los judíos psicoanalistas al conminarlos al exilio, y quemados sus libros[33], la psicología “permaneció relativamente tranquila”. ¿Cuál psicología gozó de tal tranquilidad? Obviamente, la que Caruso practicaba. Pero ¿A qué tipo de tranquilidad se refiere? ¿ A aquella en la cual se realizaban los diagnósticos que seleccionaban a la población de niños no digna de vivir, sin molestas interferencias que la intranquilizaran? Pero seamos justos, Caruso dice dos veces que permaneció “relativamente tranquila”. En la insistencia de la palabra tranquilidad, cabe todo incluso o principalmente, asesinatos. Caruso, para variar, vuelve a desconectar su práctica efectiva, para colocarse de nueva cuenta como observador que cuestiona. Bueno, relativamente ¿no es cierto? Se entiende la enorme dificultad para hablar al respecto. 2. Por otra parte, habla del vacío dejado por los que tuvieron que huir. Y aun así, Álvarez del Castillo, afirma sin pestañear que tanto el maestro de Caruso August Aichhorn y Viktor Von Gebsattel promovieron un grupo “psicoanalítico” en pleno nazismo.

     

    Caruso participa en el grupo de analistas que se mantuvieron en Viena durante la ocupación nazi, trabajando con August Aichhorn con quien Caruso realizó un breve periodo de análisis, sin aceptar las directrices de colaboración preconizados por Ernest Jones y qué al terminó de la guerra, cuando las condiciones sociales fueron propicias refundaron la disuelta Asociación Psicoanalítica de Viena. (p. 28).

     

    Escritas estas líneas, en una nota al pie de la misma página se corrige y dice que Caruso no se analizó con Aichhorn y que la afirmación parece obedecer:

     

    A un trabajo de construcción de la “novela institucional” de los grupos de filiación “carrusiana” en tanto le agregan a la imagen construida de Caruso elementos legitimadores desde lógicas de trasmisión del psicoanálisis, ya que la figura de Aichhorn corresponde a la del discípulo de Freud analizado de Paul Federn que permaneció en la Viena ocupada por los nazis buscando mantener viva la llama del saber freudiano. (Nota 16, p. 28).

     

    ¿No aceptan las directivas de E. Jones pero sí las del Instituto Göering? Por otra parte, coincido con Álvarez del Castillo en lo del supuesto análisis de Caruso,[34] ¿Por qué entonces, citar en la misma página una afirmación y lo que la contradice? Pero lo que no se cuestiona es que el grupo en el que participó Caruso eran psicoanalistas al amparo de las directrices nazis así como el hospital del príncipe Auersperg, lo era frente a la política de eutanasia, y que incluso, el citado Príncipe era “favorable” al Psicoanálisis. ¿No está construyendo acaso el psicoanalista regiomontano otra ficción para sostener la leyenda de Caruso por otras vías? Está bien no se analizó con Aichhorn pero estaba en un grupo que mantenía viva la llama del psicoanálisis De nueva cuenta ¿De cuál psicoanálisis se habla?[35]

    Por ejemplo, de Aichhorn escribe que el 21 de marzo de 1938, o sea un día después de que fueron retirados todos los miembros no arios de la Sociedad Psicoanalítica de Viena Aichhorn es notificado de su afiliación a la Sociedad Psicoanalítica Alemana y el 5 de mayo de ese año el citado se registra en el grupo de trabajo del Instituto Göring, mientras los hijos de Ernest Federn y Aichhorn son deportados al campo de Dahau Julio del 1938, aunque el 20 de septiembre es liberado el hijo del segundo (p. 37).[36] 

    Ahora bien: ¿Si ya iba encarrilado en la línea de cuestionar una leyenda por qué se detuvo? Me refiero al hecho que al articular dos citas sin contextualizaralas cómo hubiera sido esperable que lo hiciera, se presta de nueva cuenta a inducir un tipo de interpretación que se puede cuestionar y no me privaré de hacerlo. Me refiero primeramente a la cita ya descrita en que afirma que en el grupo de Aichhorn “no se aceptaban las directivas de colaboración preconizadas por Ernest Jones” (¡), que la relaciona con una de la página siguiente en la cual Caruso muchos años después -1963-, ya investido en psicoanalista hace una dura crítica a la IPA, lo cual le deja el campo libre para entremedio hacer una afirmación que se presta a fomentar el equívoco que le otorgaría un prestigio al CVPP que está lejos de tener. Primero cito parte de la de 1963:

    Es triste comprobar que la Asociación psicoanalítica internacional, llamada ortodoxa, en su espíritu antipsicoanalítico de totalitarismo y de institucionalismo se ha hecho completamente infiel al espíritu de Freud, quien consideraba que la pretensión de los médicos de hacer de ellos sólos el psicoanálisis era un error pesado y grave. (p. 29).

     

    Unos podrán decir orgullosamente que precede a la rebelión de Lacan cuando éste a sus 64 años se enfrentó contra el imperio de la IPA.[37] Pero sin que esta posición de Caruso se demerite, al introducir la afirmación que a continuación describo se puede ver el sentido del encadenamiento de las tres.

     

    Cuando la Nueva Asociación Vienesa le pareció a Caruso demasiado rígida y excesivamente médica, Caruso se separa de la misma para fundar el Circulo Vienes de Psicología Profunda, primera asociación freudiana no afiliada a la API (IPA) (p. 28-29).

     

    Recuérdese lo dicho más arriba por Álvarez del Castillo respecto a que Caruso no fue recibido por su cercanía con Auersperg. Pero en este caso, no las coloca una al lado de la otra. Porque en su específica manera de “contextualizar” se trata de practicar el arte de la desconexión como ya he tenido la oportunidad de señalar.

    Citar así: ¿A qué se presta? Primeramente a dejar la idea de que Caruso ya desde 1947 era un psicoanalista y además, freudiano, incluso desde antes, por aquello de la “llama viva” que supuestamente sus maestros mantuvieron durante la guerra. Lo cual es falso. Basta leer el texto del italo – ruso que le abre las puertas no del psicoanálisis sino de las iglesias que se intitula “Análisis Psíquico y Síntesis Existencial”, en el cual la critica a Freud es contundente en la supuesta primera institución no afiliada a la IPA para hacerse una idea al respecto. Pero no sólo se puede ver esto en el citado libro, sino la exaltación de Jung. Veamos una muestra:

     

    Carl Gustav Jung se ha preocupado poco de las oscuras tendencias socialistas de Adler. Poco a poco, fue desentendiéndose de las alegorías energéticas que había en el fondo del modelo instintivo de Freud. […] lo suyo era penetrar hasta el tuétano del hombre, hasta el tesoro escondido en el trasfondo del alma, hasta llegar a aquella linde que encubre el misterio inefable de la última peculiaridad […] Jung hubo de constar que tras los velos de la inconciencia no solo se esconden las tendencias placenteras insatisfechas del niño, sino también las inmensas regiones de experiencias arcaicas del linaje humano.[38]

     

    Resulta muy aleccionador saber que C. G. Jung que ofreció a los nazis en 1934[39]su nacionalizado “inconsciente ario” oponiéndolo al supuesto “inconsciente judío”, sea utilizado por Caruso como el que verdaderamente llegó al “misterio inefable de la última peculiaridad” (¡). Si alguien reconoce algo de Freud aquí, tendría que hacerlo saber. Quizá convenga citar a un discípulo directo del Dr. Caruso, al Dr. Armando Suarez cuando refiriéndose al libro de Análisis Psíquico… escribe lo siguiente: “este libro, no solo le valió un reconocimiento internacional, sino que consumó una no desdeñable hazaña histórica: romper el hielo entre el catolicismo y el psicoanálisis”.[40] Pero acota que por lo pronto se trató de un psicoanálisis “bautizado” de cristianismo y no podía ser para menos.[41] Es hasta los finales de la década de los cincuenta que Caruso se aleja de Jung y comienza a trabajar a fondo y a su manera, a Freud, Marcuse Sartre, Hegel etcétera. Y entonces, puede escribir lo que ya cité de 1963 frente a la IPA. Y además habría que recordar de nueva cuenta que Caruso quiso entrar en la inmediata posguerra con su deficiente formación junguiana espiritualista a la citada Asociación Vienesa y no fue admitido. O ¿Sería solo por su cercanía con Auersperg? No lo sé bien. Aunque la renacida Asociación no tendría tampoco de qué enorgullecerse especialmente, si analizamos la actuación de los psicoanalistas austriacos durante el nazismo. Es por esa razón, que el caso Caruso trasciende su singularidad posible y conecta con un contexto más amplio que implica de diferentes maneras al Psicoanálisis durante la guerra y posguerra.

    Y habría todavía que añadir, con quienes formo el CVPP para terminar de desarmar el mito de la “primera asociación Freudiana”. Por haber eliminado los aportes de la Dra List al respecto, Álvarez del Castillo evitó citar lo que esta describe a propósito de la fundación del CVPP[42] y por lo tanto, puede avanzar en la construcción de un Caruso crítico del nazismo durante su estancia en los dos hospitales, crítico de la IPA casi desde el inicio, Fundador de la primera asociación “freudiana” frente a la IPA, marxista y psicoanalista y que además habló de su practica desde mínimo 1959. Demasiadas afirmaciones cuestionables presentadas en un tipo de continuidad un poco accidentada, que desde mi punto de vista presentan una versión tergiversada de las cosas. 

    Último punto a analizar de este extenso comentario a la investigación realizada por Rodolfo Álvarez que tiene que ver con algunos de los efectos de la explicitación del asunto Caruso en México. Menciona tres casos en los que pretende hacer ver como el CPM quedó seriamente cuestionado. Veamos como describe las cosas. El lector puede sentirse tranquilo, ya que lo hace con el rigor ya mostrado a lo largo de su investigación.

     

    II DESLINDES, RUPTURA Y EXPULSIONES.

     

    En este apartado, hay una parte de la información que sólo puede contestar si así lo consideran pertinente los miembros del CPM, ya que tiene relación con su gobierno y su correspondencia interna. Por lo tanto, yo solamente podré hablar de lo que me compete directamente en relación a cada uno de los casos y de lo que puedo citar públicamente.

     

    1. DISOLVER PARA PURIFICAR(SE) ESTA ES LA CUESTIÓN.

     

    Álvarez del Castillo, primeramente alude al descubrimiento de la información del caso Caruso por Cynthia del Castillo como ya ha sido dicho, y describe lo que denomina como una “conmoción institucional en el seno del CPM” a raíz de dicha información. Y coma de por medio, añade:

     

    [Lo cual] derivó en la renuncia de cuatro miembros entre ellos dos expresidentes, por no haber de parte de la institución una manifestación pública de condena a Caruso y el deslinde de la institución con su obra y figura (p. 33). [43]

     

    Como ha sido su manera de proceder a lo largo del texto,[44] no trató de contactar a la otra parte para calibrar y comparar las dos o tres versiones posibles al respecto. Me imagino que procedió así para tratar de situarse “más acá de la polémica” y como Caruso, describir lo más objetiva y distanciadamente la información…de manera unilateral.[45] Para poder hacer estas dos afirmaciones, prescinde de citar específicamente la reunión pública que organizó el CPM, el 31 de enero de 2014, en la cual se dijo públicamente el estado en que se encontraba la investigación hasta ese momento. Y en la cual cinco personas dieron su versión del asunto sin tener necesariamente un acuerdo unánime.[46] Lo cual contradice a los que supuestamente se fueron por las dos afirmaciones arriba citadas. Más aún, Álvarez del Castillo sabía de la investigación en curso y fue invitado como miembro del CPM a la reunión de marzo de 2013 en Chapala Jalisco, en la cual presente el primer borrador. Y fue invitado no sólo para oírla, sino para que a su vez el presentara su avance dado que había reunido la mayor cantidad de documentos acerca del caso Caruso, no se presentó. Como tampoco, los cuatro de Cuernavaca que abandonaron la institución en septiembre. En los inicios de septiembre de ese año, presenté un segundo borrador, e informé que salía a los pocos días a Viena para entrevistar a la hija de Caruso y a la Dra, Eveline List, lo cual hice el 1 y 2 de octubre. A esa reunión asistieron dos de los que pronto abandonarían la institución – Alejandro Salamonovitz y Leolinke Valle – y tuvieron acceso como todavía miembros del CPM al segundo borrador. Y se habló de nueva cuenta, que una vez terminada, se haría pública la versión del CPM. En dicha reunión los dos de Cuernavaca hablaron de la necesidad de disolver a la institución. Cosa que no fue el sentir de la mayoría y ya he adelantado alguna de las razones de por qué se consideró como no pertinente esto. Por otra parte, Álvarez del Castillo como ya señalé, no ignoraba lo que se estaba haciendo al respecto. Citar de esa manera sin introducir todo esto que vengo de integrar, es por decir lo mínimo, realizar un trabajo de contextualización muy poco riguroso.

    Pero no se quedó ahí el asunto. Ya que los promotores de la disolución supuestamente purificatoria, realizaron un programa de radio en la UAM X, bajo la coordinación de Raúl Villamil, el 14 de mayo de 2014, en el cual denunciaron que existía en el CPM nada menos que una “cripta nazi” y por lo tanto había una razón más que poderosa para salir corriendo. Y de pasada, me denunciaron como aquel que por no publicar ya lo que llevaba escrito estaba contribuyendo a crear otra. Cito alguna de sus afirmaciones para que se puedan calibrar mejor las cosas.

    Los psicoanalistas Salamonovitz y Fernandez Gaos, una vez realizada su crítica del capitalismo y el neoliberalismo y como ha permeado al psicoanálisis, añaden respecto al caso Caruso lo siguiente, dicho en voz de A.S:

     

    Entonces, frente a esta crítica que venimos haciendo, surge de pronto, nos enteramos a partir de una investigación de Fernando González, y que viene a partir del comentario de una compañera que egresa del Circulo, Cynthia del Castillo, que [es la] que encuentra [en Wikipedia] esta temática de Caruso.

    […] que esta institución, a la que llegué porque el fundador de origen era Igor Caruso, un marxista psicoanalista, razón por la cual yo me acerco, de pronto me entero que era un nazi-junguiano. Con todo lo que significa Jung después de la muerte de Freud, que es cuando nos topamos con un Jung terrible, con conceptos como el de inconsciente racial.[47]

     

    […] Nosotros denunciamos en nuestra institución […] Y la pregunta era: ¿Qué tantos fantasmas, qué tantas criptas carusianas de la época nazi […] existen en la institución que están rezonando con la fuerza del neoliberalismo? [Por ejemplo] con nuevas prácticas de autentificación y verificación.

    [Y] cuando quisimos hablar de ellas, la violencia vino contra nosotros, como si nosotros fuéramos Caruso. Era realmente imposible abrir la temática. Entonces, nosotros, los cuatro colegas de Morelos…decidimos salirnos ante esas criptas intocables.

     

    Es difícil seguir la lógica de este razonamiento. Por una parte parece que es producto directo del neoliberalismo dar títulos y verificar el saber en psicoanálisis es más, incluso “acorrientarlo”, como si la “verificación” sólo pasara por los títulos o se pudiera recibir a cualquiera sin ningún filtro.[48] Incluso el Fernández Gaos afirma que:

     

    Freud terminaría por integrarse al circuito de los saberes […] creo que ahí podríamos escuchar fuertes resonancias de lo que es esta ideología de la raza, en lo que todavía está sucediendo en el terreno del psicoanálisis y en muchos otros.

    […] Ahora, el imaginario social está invadido de ideología neoliberal, que es la que finalmente le hace el juego a esta forma de pensar, que no se origina en la ideología nazi, pero ahí tiene un punto de inflexión.

     

    Si esta ideología neoliberal tiene un punto de inflexión en el nazismo y su noción de raza, ¿habría entonces conexión casi directa o al menos “resonancias” con éste cuando se verifica el saber? Y si se encuentran nada menos que una supuesta cripta nazi en el CPM, entonces, se daría algo más que resonancias. Salamonovitz completa el razonamiento de las resonancias cuando afirma lo de las criptas nazis en el CPM que están resonando con “la fuerza del neoliberalismo”. O sea aquí si algo más que una inflexión, línea directa. Y supuestamente por denunciar esto, los trataron “como si fueran Caruso”: Esto sí que resulta enigmático. ¿Qué quieren decir con esto? ¿Que Caruso fue tratado con violencia por el CPM y que ellos fueron identificados con éste? o ¿Cómo cripto-nazis? o ¿Cómo nazi junguianos?, o: ¿denunciándolos por haber contribuido a realizar asesinatos? O que ¿por querer denunciar lo de la “verificación” fueron rechazados? Que no fue el caso de Caruso el cual en otro contexto y circunstancia, no rechazó verificar la edad mental con la cronológica al servicio de sus jefes nazis. Todo lo contrario de lo que pretenden estos denunciadores marxistas y antiliberales. No entiendo.

    Y entonces su entrevistador el Dr. Raúl Villamil pretendiendo seguir su confuso razonamiento aumenta la confusión argumentado:

     

    Ustedes sacan el asesinato de debajo de la mesa, del closet, y hay una persecución institucional que inmediatamente los toma como culpables porque ustedes sacaron a flote esas cuestiones reprimidas.

     

    ¿Cómo es posible que sacaran el asesinato de debajo de la mesas si acaban de reconocer que supieron de éste gracias a la información que hizo pública Cynthia del Castillo a raíz de su inmersión en Wikipedia? Y además, no estaba reprimida, en todo caso impensada y por lo tanto, no visualizada. Y por otra parte el Dr. Villamil, les atribuye un mérito que no les corresponde, y como colofón coloca al CPM en la posición de perseguidor y represor implacable. Pero ellos no lo contradicen. En la era de la inflación de las víctimas, tenemos aquí una de tipo virtual. Y el Dr. Álvarez ¿nomás mirando para colocarse “más acá de la polémica”?

    Finalmente, los citados colegas se dicen “marxistas”, como si esa referencia les otorgara patente de corso a estas alturas. Ya que al no aludir a los límites teóricos y políticos del marxismo –o de los marxismos-, ni tampoco a sus brillantes realizaciones totalitarias, y ya más en sus terrenos, a los cortocircuitos que se dieron en los diferentes freudo-marxismos, su análisis con pretensiones cósmicas, resulta por lo menos hemipléjico y simplificador.[49]

    Para variar Álvarez del Castillo no cita el programa y no fue capaz de investigar que pensaba la contraparte, tanto el CPM como quien esto escribe al respecto.[50] Y por cierto, tuvo tiempo para poderlo citar y analizar antes de publicar su texto. Es decir, que el Dr. A del C no sólo práctica la desconexión entre los textos sino la sustracción de estos. En síntesis, aceptar la versión de los que se fueron de esa manera, sin añadir ningún comentario sabiendo que ya se trabajaba en el asunto con la finalidad de publicar un libro, y no decirlo, ni tampoco citar el programa de mayo de 2014 ¿Qué significa? Por lo pronto, intentar desaparecer como actor y dejar todo en manos de una parte de los implicados. O sea, arrojar la piedra y esconder la mano. Y no decir tampoco que los que se fueron también lo sabían, y que por lo tanto no se estaba ocultando nada, habla de una exquisita ética en ambos casos.

    Como dato que puede constituir la cereza en el pastel, los “dos expresidentes” a los que hace alusión Álvarez del Castillo – Carlos Fernández Gaos y Alejandro Salamonovitz –, durante su gestión dieron muestras de una notable perspicacia analítica, y de sus notables recursos marxistas, ya que no descubrieron la supuesta cripta – o criptas – en el CPM. Me imagino que estaba tan oculta, que induce a pensar que a lo mejor una vez terminado el régimen nazi se torno tímida y en algunos casos como en el CPM, incluso bonsái. Pero sin perder su poder “contaminante”. Todo lo cual una vez “destapada”, los hizo salir en estampida.

     

    1. El SUPUESTO “CRÍTICO” A SU PROPIA INSTITUCIÓN “INJUSTAMENTE” ACALLADO.

     

    Esta vez Álvarez del Castillo no trata de colocarse más acá de la polémica, sino en el corazón de esta. Pasemos al segundo y tercer caso en el cual están entreverados la descubridora de la información y el propio contextualizador, o sea Rodolfo Álvarez del Castillo. Al respecto escribe:

     

    Además hay que agregar la expulsión del CPM del autor de estas líneas por publicar en la revista electrónica Carta Psicoanalítica de la cual soy miembro del consejo editorial, el ensayo de Cynthia del Castillo incluido en este libro, y que contiene afirmaciones que molestaron a “algunos miembros” del CPM, ya que en dicho artículo, la autora cuestiona a la institución, sin que yo como editor, haya expresado una postura crítica al respecto, abalando [avalando] con mi silencio, según el CPM, lo afirmado por ella. No recuerdo haber leído como requisito para ser mimbro del CPM el abstenerse [de] hacer críticas a la institución, osa que de ser así por supuesto que nunca hubiera solicitado mi admisión. (p. 33)

     

    A la luz de todo lo anterior que he citado en cuanto a su manera de operar como contextualizador hubiera sido quizás más prudente no tratar de investirse en paladín de la libertad de palabra ni del espíritu crítico. Pero de todas maneras, habrá que tratar de tomar en serio su reclamo y revisar sus argumentos. El contexto de la publicación del citado artículo se da aproximadamente tres meses después de que a la Colega Cynthia del Castillo se le ha reiterado la invitación para publicar un texto respecto a su descubrimiento y a lo que ella hubiera continuado a investigar.[51]

    Todavía en los inicios de septiembre, cuando le hago llegar el segundo borrador, ella en un mail me escribe que no quiere quedar relegada con su descubrimiento en una nota al pie de página como yo la había puesto, y me dicta como quiere aparecer en el texto, lo cual me pareció de mínima justicia, y le prometo que en la publicación final aparecerá como ella lo escribe. Cosa que cumplí y se puede constatar en la p. 29 de mi libro.[52]

    Es decir, que ella sabía que no existía la voluntad deliberada de retrasar lo ocurrido con la información de Caruso. Por otra parte, el Dr. Álvarez me llama por teléfono –por noviembre de 2013(?)- y me pregunta si yo tendría inconveniente de que se republicará un texto mío de 2005, intitulado “Contribución al análisis del Mito Fundacional del Circulo psicoanalítico Mexicano”.[53] A lo cual yo accedo. Pero se cuida de decirme que la Dra. Del Castillo publicaría el escrito que contiene afirmaciones que “molestaron a algunos miembros del CPM”. En todo caso no sólo del CPM sino a un investigador del IISUNAM, o sea, yo.[54] No decirme lo que estaba cocinando, sabiendo que estaba metido en el tema a fondo, y republicar un texto de 13 años antes en el cual yo no sabía lo que ahora discutimos, ¿que implicaba? Como mínimo, una aparente pasividad perfectamente calculada para que quedara claramente establecido la diferente manera de encarar el pasado del CPM en el cual el asunto Caruso estaba implicado Y entonces la descubridora de la información pudiera escribir sin problemas[55]que al enfrentarse a ésta con “asombro, angustia y resistencia”, ante la información de wikipedia respecto a uno de:

    Los padres fundadores de los Círculos, y del CPM, ubicándolo en lugares donde no se le conocía que hubiera estado [Y que] no se le conocía al parecer por la mayoría de los integrantes de la Institución. [Su reacción fue] la de compartir […] con los pares tal acontecimiento, así como la determinación de que en la institución se hablara de los que por alguna extraña razón se desconocía desde hacía cuarenta años. Esta es una de las principales preguntas que lo encontrado me genera. ¿Por qué hasta ahora’ ¿Por qué asimismo nuevamente hay una demora de más de un año para procesar un trago que ciertamente tiene su nota amarga? ¿Justo porque da amargura? (p. 131)

     

    Si Álvarez del Castillo me hubiera invitado a escribir mi versión respecto de cómo se estaban procesando las cosas en el CPM, sabiendo él lo que iba publicar de Cynthia del Castillo, las cosas hubieran sido más equitativas. No fue el caso. ¿Tenía obligación de hacerlo?, ciertamente, no. Pero hubiera sido elementalmente delicado y más siendo el todavía miembro del CPM. Como hubiera sido delicado que tanto el Director de Carta Psicoanalítica. Julio Ortega[56], que hasta donde entiendo sigue siendo de CPM así como el otro miembro de la citada revista el Dr. Felipe Flores – en cuyo seminario salió la información del caso Caruso, y por el cual yo me enteré de éste –, hubieran escrito una mínima aclaración respecto de la afirmación que “molestó” a varios en el CPM. No lo hicieron. Están en su derecho, sin duda.[57] De nueva cuenta, son cuestiones de delicadeza.

    Ahora bien, como en mi caso felizmente no tengo poder para correr a nadie de no importa dónde, sólo me queda este medio y a este recurro con la esperanza de entablar un debate en donde se revisen los argumentos de una y otra parte.

    Si se lee con atención el párrafo citado de la Cynthia Del Castillo, hay una interrogación muy pertinente que se sintetiza en la cuestión de por qué se desconoció una información de esa envergadura durante un poco más de 40 años en el CPM.[58] Pero existe una segunda cuestión que obvia datos al presentarla de esa manera. Y que tiene que ver con la formulación “¿Por qué así mismo nuevamente, hay una demora de más de un año para procesar un trago que ciertamente tiene su nota amarga?”.

    Vayamos por partes. Que significa ¿“Nuevamente” en este caso? Porque en la primera interrogación simplemente no hay información conocida y visualizada[59]que se haya “demorado” 40 años para ser “procesada”. Lo cual hubiera implicado guardar una información a ciencia y conciencia de nuestra parte. Pero en otro sentido, si se puede decir que se “demoró”, precisamente porque se desconocía. En cambio, decir ¿Por qué así mismo nuevamente…”, Es suponer o mínimo insinuar, que existe una voluntad deliberada de demorar el publicitar una información. Lo que lleva a sospechar de una voluntad de mantenerla bajo llave ¿Con que finalidad? Aquí la “demora” adquiere otra connotación. Pues una vez que se supo, se buscó corroborar y contextualizar ¿que habría que haber hecho según ella y según que periodización de tiempo?

    Por otra parte, una vez que comenzó a circular en Wikipedia quien la podría “demorar” o en un caso más grave, tratar de suprimir o “convertir en un asunto privado? Imposible. A partir de ese momento, el problema comenzó a ser otro. Y ya he escrito más arriba, la serie de interrogaciones que surgieron respecto de la información. Y reitero que tratar de contestarlas exigía tiempo para procesarla y no sólo como trago “amargo”. Si se compara mi trabajo de verificación con el que vengo de analizar respecto de la investigación realizada por el Dr. Alvarez del Castillo, se podrá comprobar que no bastaba Wikipedia como fuente principal, aunque Cynthia del Castillo uso tres más, pero muy escuetamente- lo cual desde mi punto de vista, dejaba demasiados cabos sueltos.[60] Para ella al parecer, no. Está en todo su derecho, pero yo también lo estaba de no conformarme.

    ¿En que quedan las palabras “nuevamente” y “demora” una vez que apareció el libro ciertamente no en los tiempos que la descubridora de la información decidió que eran los “correctos” ¿Desde cuales criterios? Ahora bien, en caso contrario de no coincidir con los tiempos prescritos por la descubridora de la información ¿inevitablemente parecería que se estaría demorando porque entre otras cosas no se enfrenta el trago amargo de encararla? Pero cuando recibe mi segundo borrador en septiembre que implicó ahí la “demora”. Al menos que quisiera decir que también significaba tratar de publicitarlo más allá del CPM. Y parece que también apuntaba a esto cuando escribe que “Y a pesar de habérseles mostrado abiertamente y dicho su lugar de procedencia, deciden convertirlo, durante más de un año, en un asunto privado, interno y por lo tanto, político”. [61]

    O esta otra en que aludiendo a la Comisión de Reapropiación de la Memoria que coordinábamos Alejandra de la Garza y quien esto escribe, se pregunta si:

     

    Fue necesario […] esperarse durante más de un año para poder tener la certeza de que Igor Caruso había estado en Spiegelgrund, y, durante ese tiempo elaborarla primeramente de manera interna y privada como dirigentes. Sólo entonces poder abrirlo posteriormente y compartirlo a nivel institucional hacia el exterior, y todo esto “porque son psicoanalistas”. (p. 165).

     

    No era ciertamente necesario si se hubiera tratado sólo de eso. Pero “celebro” la fuerza y la lucidez de que rápidamente tomó cartas en el asunto, lo soportó, lo hizo público y denunció la supuesta maquinación “política y privatizadora” de la información por parte de los miembros del CPM y de quien esto escribe. De aceptar este contundente juicio, no quedaría sino postrarse y exclamar con los brazos al cielo un ¡Mea culpa! Pero no es el caso.

    Dije de ella que en este asunto del “nuevamente” y la “demora”, me parecía que estaba utilizando un modelo más próximo de Skinner que de Freud. Porque no existe creo un tiempo de reacción y de elaboración que nos asemeje a las ratas en estos asuntos. Sólo cuando se pone la luz verde en el semáforo no faltara el chofer del coche de atrás que tocará el claxon[62]. Pero en cuestiones más complejas, Skinner no cuenta como modelo explicativo. Por eso dijimos el: “porque somos psicoanalistas”.

    Pero hablando de intenciones ¿Cuáles serían las supuestas intenciones políticas? ¿Porque me imagino que apunta más allá de la amargura? Ahora bien, una vez que salió el libro, suponiendo sin conceder que las hubiera ¿en que quedaron? ¿No sería prudente tratar de contestarlas una vez lanzada la acusación? Y a mí vez le hago a mi vez dos preguntas. Al publicar sus dos trabajos en el texto coordinado por Álvarez del Castillo [63] ¿ella avala la versión tal como la trabajó el citado? O en su defecto ¿Qué si y qué no? Ya que parece tenerlo todo tan claro desde el primer momento y que por lo tanto, ni “privatiza” ni hace “política” ¿que si hace al publicar en este texto?

    Pero no puedo cerrar este comentario sin aludir a otro párrafo de Cynthia del Castillo. Afirma que la cito e incluye también al CPM, de

     

    [de] forma falsa. Por lo tanto son sí, imposturas y calumnias para dar como hechos lo que él y los miembros del CPM –en su lectura- buscan articular incorrectamente – como las intenciones de la autora. No hay debate serio sobre el contenido real del mismo. (p. 175) 

    Nada más y nada menos. Esto merecería una respuesta si no hubiera aparecido ya el libro citado, no sé si estará a la altura de lo que ella considera “un debate serio”. Pero por lo pronto las cartas están sobre la mesa.

    Una cosa queda clara en este apartado de los deslindes: tanto la posición de R. A del C; como aquella de los de Cuernavaca – principalmente las de Alejandro Salamonovitz y Carlos Fernandez Gaos – y la de Cynthia del Castillo, no pueden ser amalgamadas como si apuntaran a lo mismo. Los citados coinciden en su contencioso de ida y vuelta con el CPM, pero no necesariamente en su manera de enfrentar el caso Caruso.[64] El primero realizó como ya dije una investigación de la que traté de mostrar lo que modestamente denomina como “algunas lagunas”; los segundos, tomaron la información de Wikipedia y sacaron sus rápidas consecuencias que conectaban en una continuidad sin fisuras, los actos de Caruso con el CPM y sus supuesta cripta, y la tercera, después de aportar la invaluable información, también aportó sus tiempos de reacción “correctos” –y en esto coincide con los segundos- y lo que ella considera su prístina y valiente transparencia informativa. Pero en cuanto a la historización del caso Caruso una vez el teclazo realizado, no encuentro nada nuevo al respecto en su segundo artículo. Aunque si reconozco que dedica una buena parte a mostrar su indignación porque en el programa del 31 de enero de 2013, la cite según afirma de “forma falsa”, con lo cual quedé (mos)[65] reducido a un calumniador mendaz. ¿Se dará por satisfecha con hacer circular públicamente esas cálidas y reflexivas expresiones? ¿O iniciaremos un debate que terminará por desplazar el caso Caruso hacia a los actores secundarios y terciarios. Me quedó con su afirmación y con ella me acaricio mi golpeada imagen narcisista de falsario y a continuación, me doy por muerto. Pero esta vez, sin demoras que valgan. Finalmente, también me queda más claro que entiende Álvarez del Castillo por “contextualizar” y tratar de situarse “más acá de la polémica”.

     

    Posdata

    El campo psicoanalítico constituido entre otras cosas por una lógica monoteísta es decir, tanto por la marca del nombre propio con sus específicos constreñimientos, y por la devoción a los libros sagrados tiende a evitar que en la obra de Freud Klein o Lacan, aparezcan elementos que aludan a contradicciones insolubles. Y también, que no se haga muy visible que entre los postulados teóricos y las formaciones institucionales que los transmiten, se manifiesten incoherencias y flagrantes imposturas. A diferencia de otras disciplinas, la mayoría del los psicoanalistas aludimos para nombrarnos al nombre de Freud Klein o Lacan. Sin terminar de caer en la cuenta de que se trata de un campo estallado desde hace mucho tiempo en analogía con la configuración de las sectas. Y que la lectura monoteísta de la voz y la letra de los amos teóricos que aspira como todo monoteísmo a lo universal, de entrada está minada, hay más de un dios y no necesariamente el último monoteísmo como en el caso del islamismo es la última palabra. Pero que difícil es aceptar en este campo polémico que el tótem teórico clínico de referencia, no cubre ni resuelve todos los problemas que se plantean. De igual manera, también está en entredicho el supuesto retorno a las fuentes primigenias para recuperar la verdad de lo escrito y lo dicho, en una apuesta literal. El texto del Hombre Moisés, como ya lo adelanté permite afrontar las nostalgias del retorno y la supuesta pureza del origen. Aunado a esto, el planteamiento de M. Foucault acerca de la diferencia entre los orígenes y los principios, termina por barrer dichas nostalgias.

    Finalmente, el caso Caruso permite visualizar – si se le trasciende – las implicaciones del ejercicio del Psicoanálisis en situaciones límites, y mirar de una manera diferente la transmisión del psicoanálisis cuando se toma en cuenta su historia, sus silencios institucionales sus complicidades con los poderes fácticos, sus impensados etcétera. Y a la luz de esto, los psicoanalistas no podemos reclamar ningún privilegio de lucidez sobre otros grupos humanos cuando se trata de enfrentar nuestra historia. Más aún, la tendencia es utilizar las herramientas con las que contamos para tratar de banalizar, exorbitar y dislocar lo que vemos. Salvo excepciones que si las hay.

     

    Fernando M González. IISUNAM.

      México D.F. agosto de 2015.

    (Versión corregida por el autor de un texto entregado a Cartapsi en julio de 2015)

    [1] Javier Marías, Así empieza lo malo, Alfaguara, 2014, p. 532.

    [2] Rosa Beltrán Alta infidelidad, Alfaguara 2006. P. 31.

    [3] Editorial Cuadernos Melanie Klein, abril de 2015.

    [4] Transferencial con mis dos primeros analistas.

    [5] Raúl Páramo, O. “México”, en Peter Kutter, ed. Psychoanalysis International. Guide to Psychoanalysis Throughout the world, vol. II, Frommann- Holzboog, Stuttgart, p. 154, traducción de Rodolfo Álvarez del Castillo. Esta cita, parcialmente da cuenta de lo ocurrido desde la fundación, porque para empezar el CPM a diferencia del Circulo Mexicano de Psicología Profunda (1969), se fundó en 1971; desde el inicio se manifestó entre los dos cofundadores mayores, una diferencia de orientación. En el caso de A. Suarez una clara tendencia de simpatía hacia el psicoanálisis Francés, de ahí entre otras cosas la promoción de Los Escritos de Lacan en los inicios del CPM – Suarez fue director de la colección Psicoanálisis y Etología de la editorial XXI-; Los escritos de Caruso como tales no fueron trabajados, en cambio sí y muy a fondo los de Freud, y la primera generación del Psicoanálisis Francés, así como los aportes de Levis Strauss, Foucault Althusser, la lingüística el análisis del discurso etcétera. En el caso del Dr. Páramo su orientación hacia el psicoanálisis alemán y austriaco fue clara. Ciertamente influyó la preocupación social de Caruso en la formación, pero creo que fue más determinante al respecto, la que vino del Cono Sur con el exilio a partir de finales de 1974. En el caso de las corrientes lacanianas lideradas por J. A. Miller y Jean Allouch- ya en la década de los ochenta-, al producirse un conflicto al interior del CPM –por diferentes razones- con dos de los que iban a ser representantes muy importantes en Mexico de dos miradas acerca de la obra de Lacan -los doctores, Nestor Braunstein y Marcelo Pasternak-, en el CPM se dio un neutralización de los textos de Lacan en la década citada. Historia a ser investigada y que a mi parecer tuvo menos que ver con los importantes aportes de Lacan y más con cuestiones internas e institucionales del campo psicoanalítico en el México de ese tiempo. En cuanto a mí, la critica que he hecho de algunos aportes de Lacan, ha pasado centralmente por su incoherencia y disociación entre su creativa y original doctrina, y su manera de llevarla a cabo en relación a la organización institucional mientras vivió, por ejemplo: en relación a la cuestión del Pase y a la denominada sesión de tiempo escandido –en donde utilizó a una parte de sus analizantes y los conminó a mentir-; también con la manera en que se colocó cuando se publicó la revista Scilicet, revista en la cual sólo el nombre de Lacan podía figurar; o por la manera autoritaria de disolver “su” institución, y luego por la inmediata carta para crear otra, en la cual se volvía a poner en el centro como si no acabara de darse cuenta del simulacro de autocritica que venía de realizar con la “disolución”; O finalmente, por los usos de la transferencia y de lo que algunos consideran “actos analíticos” o “anécdotas”, que fueron francas violencias a ciertos pacientes. Pero aparte de eso –que ya es bastante me parece-, sus aportes teórico clínicos me parecen dignos de consideración y algunos de ellos invaluables. Parte de esas críticas, se pueden encontrar en mi libro La Guerra de las memorias, Psicoanálisis, Historia e Interpretación. IISUNAM, Plaza y Valdés, 1999. “Lamento” decir que no soy antilacaniano para algunos colegas que me tiene así catalogado, y que confunden el no recibir unos aportes de manera beata y colonizada, con lo ant, dicotomías simplificadores mediante. 

    [6] E incluso ¿entre el CMPP y el CPM?

    [7] Cosa que por cierto tampoco agrado a más de alguno de sus congéneres de origen judío.

    [8] Para una lectura más precisa de este punto de vista se puede consultar el texto de Michel de Certeau: acerca del Hombre Moises, en L´Ecriture de l ´histoire, Gallimard , Paris, 1975. Y mi texto intitulado “El acontecimiento y la parte caníbal de la historia”, en el cual intento a partir de un juego de relevos relacionar las posiciones de Michel de Certeau, Michel Foucault y Sigmund Freud respecto a la peliaguda cuestión de las continuidades y discontinuidades. Texto publicado en la revista electrónica del IISUNAM, Cultura y Representaciones Sociales, año 9, núm., 18, 1 de marzo de 2015, D.F o en versión más sintética: “Caruso y el Nazismo”, aparecido el mismo mes en la Revista de la Universidad de México.

    [9] Como el que vengo de citar acerca de la Legión de Cristo.

    [10] Salvo indicación en contrario las cursivas me corresponden. FMG.

    [11] Javier Marías, op, cit, p. 99.

    [12] Aparecido en Tusquets México, enero de 2015. El valioso testimonio del Dr. Raúl Páramo se puede leer, en las páginas, 58 y 113 a 116. En dicho libro contribuyen con sus escritos tres colegas del CPM: Katia Weissberg Glazman, Claudia Brinkop y Eloísa B. Rodriguez e Iglesias.

    [13] Lo veré más adelante.

    [14] Ver Fany Schkolnik “Efectos de los Traumático en la subjetivación”, Revista Uruguaya de Psicoanálisis, Núm., 100, 2005.

    [15] Ver al respecto mi artículo “La cuestión del padre y la del fundador. Entre lo inconsciente y lo impensado en las instituciones”, Rev. Carta psicoanalítica. Núm., 1 junio de 2002.

    [16] Y me quedo corto.

    [17] Un caso al respecto lo trabajé en el epílogo de mi libro intitulado La guerra de las memorias. Psicoanálisis, Historia e Interpretación. Editoriales, UIA; IISUNAM, Plaza y Valdés, 1998.

    [18] El primer texto publicado en México respecto al caso Caruso, fue realizado por el citado Dr. Álvarez del Castillo intitulado: “Igor Caruso: una entrevista y un debate” el cual apareció en la revista Cuadernos Melanie Klein, Núm. 2-3 septiembre marzo, 2013 Monterrey. No estoy seguro de que se hubiera hecho público tal cual el mes de marzo. Pero lo dejó así porque carezco de información al respecto.

    [19] Eveline List, Warum nicht in Kischniew? Zu einem autobiographischen tondokument Igor Caruso“, Zeitschrift für Psychoanalytische Theorie un Praxis, vol, 23, núm, 1-2 2008. Los otros dos investigadores que también trabajaron al respecto son: Gehard Benetka y Clarisa Rudolph “Selbstverständlich ist viels damals geschehen”, Igor A. Caruso am Spiegelgrund, Werkblatt, 60, 2008.

    [20] Todos los subrayados salvo aclaración son míos, FMG.

    [21] Un testimonio en contrapunto es el que ofrece el Dr. Arturo Fernandez Cerdeño, compañero de formación tanto de Rosa Tanco como de Raúl Páramo y Armando Suarez en los inicios de los sesenta en Viena, cuando en una llamada telefónica -1 de agosto de 2013- le pregunté si se hablaba durante su formación respecto a Caruso y el Spiegelgrund me contestó así: “no se hablaba nada al respecto”. ¿Un testimonio anula al otro?, No necesariamente. Simplemente pasamos de la cuestión de un solo testigo a dos. Y como son tan opuestos los testimonios, nos deja un nuevo enigma.

    [22] Para tratar este asunto, cita lo siguiente del Dr. Johannes Reichmayr: “no se puede escapar a la impresión de que el Circulo Vienés de Psicoanálisis sólo puede conducirse “desnazificando” y con un nuevo socio, para poder encontrar su lugar en la imaginadas salas sagradas del grupo API. Ahora había una oportunidad para exponer la maldad del padre fundador del Círculo como asesino de niños, y tratarlo con la fuerza necesaria de los rituales de limpieza autoimpuesta y sacrificios. La cooperación entre Bettina Reiter como redactora de la revista [Zeitschrift für Psychoanalytische Theorie und praxis Julio 1 de 2008] y Eveline List como autora era, al menos para la sincronización armoniosa, un éxito […] Esto plantea la cuestión de si los cuentos de hadas psicoanalíticos, como los de librar al mundo del mal, son inherentes al contexto político de la Sociedad Psicoanalítica de Viena y si la Revista para la Teoría y la Praxis Psicoanalítica proporciona un foro”. Citado por Rodolfo Álvarez, (p. 25). Del texto “¡Furor es error! Carta al editor sobre el artículo de Eveline List acerca de Igor Caruso”. O sea, que más acá del furor ¿De quién en este caso? Tenemos que el matrimonio entre el Circulo de Viena y la IPA implicaba nada menos que proceder a una versión inspirada en el modelo de Tótem y Tabú, pero esta vez, recurriendo a un suceso efectivamente ocurrido dentro del nazismo en donde supuestamente había que ofrecer el cadáver del padre fundador como prenda para purificarse. Afirmar esto sin dudarlo un mínimo habla de una manera de hacer historia desde una de las perspectivas psicoanalíticas, que el Álvarez del Castillo parece dar por buena junto con su colega austriaco, sin aparentemente interrogarse acerca de la historia de la IPA durante el nazismo, historia que desde mi punto de vista, vuelve muy problemática este tipo de interpretación. O ¿se trata solo de contextualización? A cada quien sus purificaciones y totemismo de por medio. En mi caso, yo hice mi investigación sin ninguna pretensión “matrimonial”. Por lo tanto, en un contexto substancialmente diferente al vienés.

    [23] Tampoco el de Rosa Tanco lo encontré citado.

    [24] Año, 1964, no se precisa ni mes ni día. Está citado por Christian Schacht, en “Sobre afirmaciones y omisiones unilaterales. Observaciones sobre el artículo de Eveline List y el actual debate sobre Caruso”, Revista de Teoría y Práctica psicoanalíticas, Salzburgo (entregado a la redacción el 23 de junio de 2008).

    [25] Ver por ejemplo Ernest Klee, Euthanasie im Dritten Reich. (2010).

    [26] Akal, 2007, p.228.

    [27] La fundación del CVPP con nazis o simpatizantes del nazismo es todo un tema que retomaré.

    [28] Toma la cita de C.J. Mallmann “Historia e genealogía do CPRS e do CBP” Estudos de Psicanálise, No. 41 Julho 2014. Que cita a su vez a Frank –Rieser, (2013).

    [29] Los diagnósticos recabados y seleccionados por List y Rudolph y Benetka , se pueden consultar en mi libro en el apartado VI. I págs., 118 a 130.

    [30] Igor A Caruso, “Entrevista radial autobiográfica”, citado por el Dr. A del Castillo, p. 66.

    [31] Citado por E. List.

    [32] Para alguien que presumiblemente se creía de “raza” homogénea, las fracciones cuentan.

    [33] O mandado alguno a los campos de exterminio.

    [34] Si hubiera citado a la Dra. List tendría más pistas de ello.

    [35] Páginas más adelante, Álvarez del Castillo cita el testimonio de Ernest Federn afirmando en un texto de 1990, que para poderse ejercer, el psicoanálisis depende de la libertad del individuo “sin temor a interferencias sociales económicas y religiosas” (p. 48). Y si, basta revisar la historia de esos tiempos para darse cuenta de la imposibilidad de realizar el análisis en relativa paz. Y esto lo reafirma el Dr. Alvarez cuando en la página anterior cita el testimonio de Marie Langer al respecto. Entonces al parecer solo había posibilidades para la psicología que iba en concordancia con la política del régimen.

    [36] Este punto lo deja sin desarrollar. Se puede decir que en todo caso, Aichhorn tuvo una relación nada tersa con los nazis. Tema a investigar.

    [37] Esgrimiendo otras razones, entre la cuales se jugó la llamada cuestión de la sesión de tiempo escandido, en donde hizo jugar a sus analizados un papel ciertamente nada elogiable. Pero también, desde una reflexión teórico clínica renovadora y original.

    [38] Análisis psíquico y síntesis existencial, Relaciones entre análisis psíquico y los valores de la existencia. Herder, Barcelona, 1958., pág., 25-26. La primera edición en alemán fue publicada en 1952.

    [39] Ver en mi libro el anexo 1, p. 289-90 el texto de Jung.

    [40] A. Suarez, “Igor Caruso profeta desterrado”, p. 20

    [41] En este punto conviene atenuar la afirmación del doctor Suarez respecto a la supuesta “hazaña histórica de Caruso”, basta leer el texto -producto de una tesis de doctorado- de Agnés Desmaziéres L´incosnscient au paradis. Comment les catholiques ont recu la psychanalyse, (Payot, 2011), para hacerse una idea de que Caruso en todo caso no fue ciertamente el actor central en esas complicadas relaciones que se dieron a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI. Claro que por obvias razones, el Dr. Suarez no estaba en posibilidades de conocer esto.

    [42] Ver artículo ya citado de List. En mi libro sintetizo sus aportes al respecto, cap., VII, págs., 143-149

    [43] La salida de los citados, llevó muy rápidamente a la creación de una nueva institución denominada Taller de Investigaciones Psicoanalíticas. Existe una polémica interna entre ambos grupos CPM y T de I. P. Psicoanálisis, con mails de ida y vuelta, pero por lo pronto eso entra en el orden de lo privado.

    [44] Salvo excepciones que he tratado de señalar.

    [45] Y de pasada ¿ahora si colocarse como alguien que si realizo “una condena pública de condena a Caruso”? ¿O sólo está describiendo el comportamiento de otros guardando su neutralidad ya probada?

    [46] Se puede encontrar en la página Web del CPM.

    [47] Como dato histórico, Jung no esperó la muerte de Freud para lanzar su noción del “Inconsciente Racial”. Lo hizo desde 1934.

    [48] Y puede que en algunos casos este sea así. Pero aun ahí habría que ver de qué manera operan los filtros implícitos.

    [49] A estos colegas se les puede aplicar lo que cita Tony Judt de Leszek Kolakoswski a propósito de su crítica a ciertos marxistas: “Una de las causas de la popularidad del marxismo en las gentes cultivadas, es su extrema facilidad bajo su forma simple; Sartre mismo observa que los marxistas son perezosos [ya que les ofrece…] un útil que permite dominar la totalidad de la historia y de la economía sin tener que estudiar ni la una ni la otra [y…] resolver los problemas de la humanidad de un solo golpe. [Al pretender poseer…] una teoría general que pueda explicar simultáneamente el presente y garantizar el porvenir”. Tony Judt, Le retour sur le XXe Siecle, Champs Flammarion, 2012, págs., 205 -nota 2- y 207.

    [50] En mi libro se puede ver mi análisis a dicho programa, en el Cap., II, págs., 60 a 69.

    [51] En ese momento todavía no se sabía si se publicarían uno o dos libros al respecto. Uno con mi contribución, el otro, con artículos de miembros del CPM incluido el de la descubridora de la información. Lo que si me quedaba claro hasta entonces, es que dado que yo tenía un contrato con la editorial Tusquets, mi investigación saldría por ese medio.

    [52] Yo había puesto en primer plano que había recibido la noticia por medio del Dr. Felipe Flores, el 12 de octubre de 2012. Lo cual fue así.

    [53] Aparecido en una revista editada por A del C, Grupo, revista de psicoanálisis, , No. 5-6, abril de 2005.

    [54] Tengo que aclarar que si bien yo soy un cofundador del CPM, renuncie voluntariamente a mi pertenencia en 1998.

    [55] Lo que no implica el que esté suponiendo que ella sabía de la comunicación de Álvarez del Castillo conmigo.

    [56] Una vez que se enteró post factum de la publicación.

    [57] Pero existe una diferencia substancial entre ellos dos. Felipe Flores ha presentado el libro de Caruso ya dos veces y además, ha encarado en foros públicos lo que vivió respecto a la noticia. En cuanto a otro miembro de Carta psicoanalítica el Dr. Luís Tamayo, no podría esperar ninguna aclaración en la medida de que tomó partido por los descubridores de la cripta virtual. Y que mejor que tener la inspiración del gran filósofo alemán M. Heidegger – como es su caso – para afrontar sin tapujos cuestiones referentes al nazismo.

    [58] A la que traté de contestar en mi libro sin pretender ser exhaustivo.

    [59] Salvo para dos personas que si la sabían y que tenían el contexto, pero jamás la dijeron tal cual.

    [60] Cada quien sus exigencias de rigor y de precisión.

    [61] Cynthia del Castillo, “Los avatares de deshilvanar una madeja…Reflexiones tras una publicación sobre Igor A. Caruso”. Publicado en el libro coordinado por Rodolfo Álvarez del Castillo, “Psicoanálisis, nazismo…” op, cit, p. 150.

    [62] Y nosotros mismos cuando estemos en esa posición no es improbable hacerlo.

    [63] Y antes el primero, como ya señalé en el número 20 de Carta psicoanalítica, coordinado por el citado.

    [64] Y en dos de los tres casos, también en un contencioso conmigo.

    [65] CPM incluido.