Encrucijadas de “Introducción del Narcisismo”.

 Nayanith Rivera Murrieta

Para acercarnos a las aportaciones del texto escrito por Freud en 1914 es necesario plantear de inicio cuestionamientos que nos ayuden a clarificar y circunscribir dicho propósito: ¿Cuál es la razón de existir del concepto de narcisismo? En la historia del psicoanálisis: ¿Qué hace necesaria su existencia? ¿Qué planteamientos viene a resolver, o incluso a proponer por primera vez, de manera más delineada con respecto a propuestas anteriores?

Introducción del Narcisismo,  no solamente se considera como uno de los escritos más importantes de Freud, sino también revolucionario y subversivo con respecto a los propios puntos de vista freudianos. Peter Gay comenta que si Freud lo etiquetó como introductorio, no fue porque se tratara de una falsa modestia, sino porque “le había resultado desagradable y que tuvo dificultades para encerrar dentro de aquel marco los pensamientos que lo desbordaban” [1].

Cinco años antes de Introducción del Narcisismo, en noviembre de 1909, en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, al comentar un artículo de Isidor Sager, Freud había sugerido el narcisismo como el apasionamiento hacia la propia persona y como una etapa necesaria del desarrollo en la transición desde el autoerotismo hasta el amor objetal. Proposiciones semejantes fueron expuestas por primera vez en su ensayo sobre Leonardo da Vinci (1910); más tarde recurrió al planteamiento en el trabajo sobre Schreber (1911) formulando el narcisismo como un estadio normal de evolución de la libido, pero lo hizo de una manera más sucinta y sugestiva en Tótem y tabú (1913), enunciado que “La persona se comporta como si estuviera enamorada de sí misma; en ella, nuestro análisis no puede separar todavía las pulsiones yoicas y los deseos libidinosos”[2] y enfatizando ciertos cuestionamientos a los que más tarde les dedicaría un trabajo específico expone:

“Aunque todavía no nos resulta posible trazar con la precisión suficiente una caracterización de este estadio narcisista, en el cual las pulsiones sexuales hasta ese momento disociadas se conjugan en una unidad y el yo es investido como objeto, vislumbramos desde ahora que la organización narcisista nunca se resignará del todo. El ser humano permanece narcisista en cierta medida, aún después que ha hallado objetos externos para su libido; las investiduras de objeto que él emprende son, por así decir, emanaciones de la libido que permanece en el yo, y pueden ser retiradas de nuevo hacia éste. Los estados de enamoramiento, psicológicamente tan asombrosos y que son los arquetipos normales de las psicosis, corresponden al máximo nivel de estas emanaciones comparado con el nivel del amor al yo” [3].

El concepto de narcisismo adquirió en el pensamiento de Freud y en sus elaboraciones gran significación, pero también consiguió un uso general e incluso irresponsable en el diagnóstico, como etiqueta de perversión sexual, de modo impreciso como una etapa de desarrollo, también se explotó para designar una descomposición de la cultura del tiempo e incluso como una denominación de la autoestima exagerada.

En la historia de vida que Peter Gay hace de Freud, declara que por el período en que apareció “Introducción del narcisismo”, Freud todavía declaraba estar más o menos resignado a una clasificación de las pulsiones según apuntan hacia la auto conservación y las que apuntan a la satisfacción sexual, sin embargo empezaba a advertir que al dilucidar el narcisismo como autoamor sexual, y no sólo como una perversión especializada, anulaba su antiguo esquema, ya no podía conservar una separación clara entre estas dos clases de pulsiones, el hecho era que el amor a sí mismo y el amor a otros solo diferían por su objeto, no por su naturaleza. [4]

En el texto de 1914, Freud distingue un narcisismo primario, el niño inviste toda su libido sobre sí, la libido de objeto y la libido del yo no están en una relación de exclusión, existe una reversibilidad de la libido. El yo en tanto tal, aún no se constituye, los objetos investidos por las pulsiones son las partes del cuerpo, pulsiones parciales.

Además, Freud pone el acento en la posición de los padres en la constitución del narcisismo primario: el amor parental hacia su hijo, no es más que una resurrección, una reviviscencia  del narcisismo de los padres.

Para que se constituya el narcisismo secundario que corresponde al narcisismo del yo, es preciso que se produzca un movimiento por el cual el investimento de los objetos retorna e inviste al yo.

Mientras que en el narcisismo primario el otro era uno mismo, en el narcisismo secundario uno se experimenta a través del otro. El elemento que viene a perturbar el narcisismo primario es el complejo de castración.

¿Por qué traspasa el niño los límites del narcisismo para poner la libido sobre los objetos? Lo hace cuando su yo se ve confrontado con un ideal [del yo], con el cual debe medirse, ideal que se formó en el exterior y que desde allí le es impuesto. El niño mira que la mamá dirige su mirada a otros, el niño va siendo sometido a las exigencias de la realidad, se da cuenta que  su mamá desea fuera de él,  y que él no es todo para ella. Esta herida narcisista produce en el niño un objetivo: hacerse amar por el otro, y sólo se puede complacer al otro en tanto se satisfagan las exigencias del ideal del yo (que serían las representaciones culturales, sociales, los imperativos éticos, tales como los transmitidos por los padres).

“Las mociones pulsionales libidinosas sucumben al destino de la represión patógena cuando entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo”… “La formación del ideal (por el cual se mide su yo actual) seria, de parte del yo, la condición de la represión. Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real…No quiere privarse de la perfección narcisista de su infancia, no pudo mantenerla por las admoniciones que recibió y por el despertar del juicio propio, procura recobrarla en la nueva forma de ideal del yo…Lo que el proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del narcisismo perdido en su infancia, en la que él fue su propio ideal” [5]

El Ideal del yo, que podemos apreciar como voces censoras del mundo convertidas en una voz propia, en lo que denominamos comúnmente conciencia moral, en situaciones patológicas, surge como delirio de estar siendo observado, posibilitando de tal manera comprender las enfermedades paranoides o las neurosis de transferencia. Sobre esta idea de conciencia moral, que actúa como custodio del ideal del yo, Freud desarrollara más tarde en “Psicología de las masas y análisis del yo” y en “El yo y el ello”, el concepto de superyó a partir de una combinación de esta instancia con el Ideal del yo.

Freud recurrirá al estudio de la parafrenia, la enfermedad orgánica, la hipocondría, y el estado de enamoramiento como vías de acceso para abordar la cuestión del narcisismo.

En la primera línea, Freud llega a la conclusión de que en los casos de demencia precoz y parafrenia, realmente hubo un retiro de la libido de las personas del exterior y se produce una retracción de la libido sobre el yo, con la cual estaba investido el objeto. Retiran la libido sin sustituirla en la fantasía. “La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo” [6].  Además de este extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior, en los parafrénicos se presentara otro rasgo fundamental: el delirio de grandeza.

En los paranoicos, se aprecia esta regresión defensiva, desfigurando sus percepciones y sentimientos con fantasías extrañas, proyectan en lo externo su catástrofe interior. Schreber se veía  perseguido por la visión de que el fin del mundo estaba próximo.  En el paranoico su gran tarea constructiva comienza en ese punto: habiendo sido destruido el mundo, el paranoico lo construye de nuevo, no con mayor esplendor, pero por lo menos de manera tal que de nuevo puede vivir en él. Freud enunciará que lo que tomamos como producción patológica, la formación delirante, es en realidad un intento de recuperación, la reconstrucción [7].

Dicha regresión al narcisismo, como etapa relativamente primitiva de la sexualidad infantil, en donde el paranoico reconstruye el mundo, digamos para subsistir, es una labor desesperadamente ardua, sobre esta idea Freud había llamado la atención también en su trabajo sobre Leonardo da Vinci.

Los casos de enfermedad orgánica y la hipocondría, son otras formas de estancamiento de la libido, en donde indudablemente es indistinto que la enfermedad sea real o imaginaria, en ambos, se retira todo el interés libidinal del mundo exterior y de sus objetos de amor, al tiempo que se opera un repliegue de la libido sobre el yo.

Freud va esclareciendo la oposición entre libido de objeto y libido yoica, enunciando que “Cuánto más se gasta una, tanto más se empobrece la otra” [8]. Y recurre así al estudio del enamoramiento como vía de acceso para la elaboración de su tesis sobre el narcisismo. El estado de enamoramiento será “una resignación de la personalidad propia en favor de la investidura de objeto” [9],  consistiendo en un desborde de la libido yoica sobre el objeto.

El sujeto puede elegirse a sí mismo (y lo hace) como objeto erótico del mismo modo que elige a otros. En la elección de objeto de acuerdo al tipo narcisista, es decir bajo el imperio de la libido del yo, se va a amar lo que es, lo que fue alguna vez, lo que le gustaría ser, o a la persona que formó parte del propio sujeto.

Freud declara que en relación al ideal del yo, “se ama lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar ese ideal”… “Busca entonces, desde su derroche de libido en los objetos, el camino de regreso al narcisismo escogiendo de acuerdo con el tipo narcisista, un ideal sexual que posee los méritos inalcanzables para él” [10].

Con todo este recorrido se está tratando de hacer énfasis en lo que serán las postulaciones que se consideran más revolucionarias con respecto al pensamiento y la teoría psicoanalítica; Freud está planteando las bases de:

  1. Lo que será la segunda tópica del aparato psíquico, identificando el ideal del yo y las instancias de observación vinculadas con él, como parte de lo que será llamado superyó.
  1. La diferenciación entre las estructuras neurosis y psicosis, y los mecanismos que operan en esta última, “el valor de los conceptos de libido yoica y libido de objeto reside en que provienen de un procesamiento de los caracteres íntimos del suceder neurótico y psicótico” [11].
  1. Los destinos de pulsión: sublimación e idealización (de lo que no se trata particularmente en este trabajo).

Y finalmente: ¿Cuál era la importancia de “Introducción del narcisismo” para el propio Freud? Al parecer estaba en relación a las modificaciones que un año más tarde propondría a su propia teoría. De acuerdo con Peter Gray en noviembre de 1914, en una carta dirigida a Lou Andreas Salomé, inscribe que “en secreto” se estaba ocupando de “grandes y trascendentales cosas”.  También en diciembre, le escribió a Abraham que, si su depresión no terminaba por estropear su apetito por el trabajo, podría “preparar una teoría de las neurosis con capítulos sobre el destino de las pulsiones, la represión y lo inconsciente. El biógrafo propone que dichas declaraciones están en relación a la producción de sus ideas primordiales, que más tarde se agregarían como serie para proporcionar fundamento teórico sólido al psicoanálisis. En enero de 1915, escribe nuevamente a Lou,  que su “descripción del narcisismo” algún día sería llamada “metapsicología”. Encontramos así señalada, la conexión crucial que  Freud estableció entre narcisismo y metapsicología [12].

[1] Gay, P. (1988) Freud Una vida de nuestro tiempo. Paidós Ibérica. España, 2010. P.383

[2] Freud Sigmund. (1913). Tótem y Tabú. Obras completas. Vol. XIII. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. P. 92.

[3] Ibíd.

[4] Gay, Peter. Op. Cit. P. 387

[5] Freud Sigmund. (1914) Introducción al narcisismo. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. Pp. 90-91.

[6] Ibíd. P. 72

[7] Freud Sigmund. (1911) Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1976. P. 71.

[8] Freud S. (1914) Introducción del narcisismo. P. 72.

[9] Ibíd. P. 73

[10] Ibíd. P. 97

[11] Ibíd. P. 75

[12] Gay, P. Op. Cit. P. 408