Manuel Rodríguez

Porque el titulo que enmarca este trabajo? Recorrí varios senderos y cuevas para poder dar cuenta de esta afirmación. La clínica es de lo que menos hablare, pues creo que hay un problema más urgente que atender del que depende la posibilidad de nuestro porvenir. Las reflexiones que quisiera compartir con ustedes aparecen a partir de “El malestar en la cultura” en Freud, sobre todo en lo que toca precisamente en la pulsion de muerte. Además de ese texto central en mi trabajo las premoniciones freudianas nos llevan a una discusión sobre la naturaleza y las pulsiones. 

El mundo actual esta enfermo, enfermo de una especie que fue tan inteligente que olvido su pertenencia a la naturaleza. Los efectos climáticos de la actividad humana es la puesta en evidencia de aquello que discutía Freud, efectivamente, El hombre no solo domino la naturaleza sino que impuso otra como efecto de la cultura. Veamos como crece china y cuanto Bióxido de carbono avienta a la atmósfera, ese calculo debería ser medido en hectáreas de hielo en los polos, Es decir quienes toman las decisiones  que afectan el ecosistema, no tienen la capacidad de ver el futuro. Entonces volvemos a la pregunta sobre quien o que toma las decisiones. Si echamos un vistazo a la producción de contaminación de Co2 en nuestras actividades, vemos que la pulsion de muerte vino junto con el dominio de la naturaleza y la creación de un medio ambiente como efecto de la actividad cultural. La asimetría de las naturalezas están en el malestar en la cultura cuando Freud Señala:

“El comienzo es fácil: reconocemos como culturales todas las actividades y valores que son útiles para el ser humano en tanto ponen la tierra a su servicio, lo protegen contra la violencia de las fuerzas naturales, etc. Sobre este aspecto de la cultura hay poquísimas dudas. Remontémonos lo suficiente en el tiempo: Las pequeñas hazañas culturales fueron el uso de instrumentos, la domesticación del fuego, la construcción de viviendas.”

Este exceso de poder de los efectos de nuestra actividad, muestra que el advenimiento del sadismo y del dominio de la naturaleza son formas últimas de la pulsion de muerte. Además de mi, en este encuentro, este escrito costo algunas horas de sueño. Escribir sobre la muerte es ya un desafío pues precisamente la muerte de la que se trata siempre pulsa sus tentáculos contra la posibilidad de escribir. No tiene voz ni nombre ni lugar por eso es omnipresente. Inscrito en el imperativo del goce.

Quien gana entonces con un desarrollo destructivo, la pulsion de vida o muerte? Es decir parece superponerse literalmente la naturaleza humana a la ecología. Efectiva y dolorosamente, la pulsion de muerte gana junto al desarrollo. Países como China o EEUU no están dispuestos a afectar gravemente sus economías para la conservación ecológica o disminuir el Co2. La decisión muestra que es más importante la economía que el porvenir. Parece que los efectos de nuestra falta de visión de futuro no tuvieran costos económicos. 

Porque en un encuentro de psicoanalistas yo me dedico a este problema? Quizás para mostrar que no solo en el diván aparece la pulsion de muerte desde sus silencios, sus delirios. En una suerte de estado de reflexión científica, Freud comienza a dar cuenta de la pulsion de muerte precisamente a partir de una suerte de contemplación: “Partiendo de especulaciones acerca del comienzo de la vida, y de paralelos biológicos, extraje la conclusión de que además de la pulsion para conservar la sustancia viva y reunirla en unidades cada vez mayores, debía de haber otra pulsion, opuesta a ella, que pugnara por disolver esas unidades y reconducirlas al estado inorgánico inicial. Vale decir: junto al Eros, una pulsion de muerte; y la acción eficaz conjugada y contrapuesta de ambas permitía explicar los fenómenos de la vida.” Precisamente comienza su reflexión alrededor de la naturaleza y además parece mostrar que la fuerza destructiva de la actividad cultural es una fuerza opuesta a la naturaleza, la ganancia es la comodidad y el efecto es la muerte. Veamos las noticias para poder ver imágenes de incendios en los bosques en las fabricas Co2, Co2.

Otro rostro de la pulsión de muerte se muestra cuando la cultura reconoce algunas formas del sadismo como los toros o la cacería. Recuerdan que hace poco un niño mato en estados unidos un puerco de 500 kilos, no era Bush. Lo que no se dice es que ese tamaño de animal mas parecido a un dinosaurio adquiere esas dimensiones por los desequilibrios ecológicos. También hay ventajas de la muerte. El hecho de que no se incluya en las decisiones políticas y de desarrollo parece mostrar algo que se disfraza de que algo no se quiere ver. Parece regresar la guerra que nosotros emprendimos con el desarrollo, ahora le toca a la naturaleza y ya sentimos a diario sus efectos. Estamos empezando a perder nuestro espacio. La noción de “conciencia planetaria” de algunos delirantes New age ahora parece una premonición que cobra sus tributos. Hasta por eso hay que escuchar a nuestros casos con delirios.

La tecnología y las herramientas le dieron un poder de dominio que rebasaba su condición natural: “Con ayuda de todas sus herramientas, el hombre perfecciona sus órganos –los motrices así como los sensoriales- o remueve los limites de su operación. Los motores ponen fuerzas en operación  que puede enviar en la dirección que quiera como a sus músculos; el barco y el avión hacen que ni el agua ni el aire constituyan obstáculos para su marcha. Con las gafas corrige los defectos de los lentes de sus ojos; con el largavista atisba lejanos horizontes; con el microscopio vence los limites de lo visible, que le imponía los limites de su retina…” Parece que la ciencia dio al hombre mucho poder y poca sabiduría. Recordemos que esa tecnología que protege de la naturaleza es también efecto de la pulsión erótica que muestra la otra cara de la moneda.

Que puede prometer el poder de un Dios en manos de los hombres? Freud nos recuerda esta idea en el malestar señala: “… El hombre se ha convertido en una suerte de dios-prótesis, por así decir, verdaderamente grandioso cuando se colocan todos sus órganos auxiliares; pero estos no se han integrado con el, y en ocasiones le dan todavía mucho trabajo.  Es cierto que tiene derecho a consolarse pensando que ese desarrollo no ha concluido en el año 1930 D.C. Epocas futuras traerán consigo nuevos progresos, acaso de magnitud inimaginable, en este ámbito de la cultura, y no harán sino aumentar la semejanza con un dios. Ahora bien, en interés en nuestra indagación no debemos olvidar que el ser humano de nuestros días no se siente feliz en nuestra semejanza con un Dios.” Vale preguntarnos quien decide con la fuerza de los dioses? Si es el poder entonces en manos de quien estamos?

Lo que ha conducido históricamente los destinos de nuestra especie ha sido el poder sobre muchas de sus formas, entre ellas de manera más notoria son las guerras. Ahí se produce un Otro radical. El enemigo es desde la psicología de guerra una forma ominosa del gran Otro. Para los soldados es solo posible salvar sus vidas aniquilando al enemigo. Las palabras dejaron de circular para hablar en actos de guerra. Recordemos que el ejército es una de las masas artificiales, es decir los soldados son un objeto más de la maquinaria de guerra, que obedecen la consigna de un superior. Parece acercarse mucho a la condición del psicótico quien obecede las consignas del gran Otro. Entonces la guerra escribe la historia y en su devenir se muestra la operación de la pulsion de muerte y destrucción.

Porque cuando Bush se va a la guerra aumenta su popularidad?, veamos que nos dice Freud desde el narcisismo de las pequeñas diferencias: “No es fácil para los seres humanos, evidentemente, renunciar a satisfacer esta inclinación esta, su inclinación agresiva; no se siente bien en esta renuncia. No debe menospreciarse la ventaja que brinda un círculo cultural más pequeño: ofrecer un escape a la pulsion  en la hostilizacion a los extraños. Siempre es posible ligar en el amor a una multitud mayor de seres humanos, con tal de que otros queden fuera para manifestarles la agresión.” Casi inmediatamente señala: “Le di el nombre de “Narcisismo de las pequeñas diferencias”, que no aclara mucho las cosas. Pues bien; ahí se discierne una satisfacción relativamente cómoda e inofensiva de la inclinación agresiva, por cuyo intermedio se facilita la cohesión de los miembros de la comunidad.” Al igual que las sectas, la creación del enemigo parece dar consistencia al interior del grupo este lugar del extranjero parece producir efectos narcisistas en los sujetos.

La invención del extranjero es fundamental para la cohesión interna, el caso mas evidente son las sectas donde la invención del outsider vierte sus efectos en la cohesión interna. Cada pueblo produce un extranjero en el sentido del unheimlich. Lo in-familiar ha producido los discursos sobre la guerra, esta articulación bélica como discurso parece fundarse en el mismo lugar que las religiones. El mito y los dioses también fundan la muerte como ejercicio sádico del poder propio de las guerras. Parece que la guerra organiza lo social en un solo corpus, sin intersubjetividad. Los sujetos al devenir soldados pierden su condición de sujetos para devenir objeto. La situación de guerra, es decir la ley marcial, es una condición de “excepción” donde regula otra legalidad.  Aquí como un asunto de criminología, cabe preguntarnos se ve afectado el papel del estado, la fuerza, el sujeto y la ley durante los periodos de guerra. Como una dolorosa verdad las guerras modernas son decididas como una inversión más. “El hombre es el lobo del hombre” nos recuerda Freud. Y como otro ejemplo podemos decir que siempre han sido más importantes los muertos de las potencias que de los países vencidos. Ahí tenemos el caso de Irak casi 3500 muertos americanos; más que en Vietnam.

Lo que sea que gobierne el mundo debe estar loco, parece ser un suicida que no puede parar de insistir su propia realidad delirante. El ejercicio de la actividad humana calienta el medio dando ya un límite entre el futuro o la muerte. La cultura y sus productos ya no solo se impusieron sobre la tierra sino en el aire, desde nuestros mares hasta nuestra sangre literalmente. En ese limite esta la pregunta sobre la vida. ? Podemos traducir nuestros desechos para tener formas de vida sustentable? Tienen que ser antagónicas nuestras naturalezas? En muchos sentidos el criterio político no puede seguir siendo dictado por los intereses financieros sino un criterio que incluya el futuro pagando los descuidos del pasado. Una tierra para el porvenir.

La naturaleza humana tiene más efectos que la naturaleza que nos sostiene, eso deja nuestro porvenir en manos de algunas decisiones definitivas e inmediatas. Literalmente nos estamos ahogando en los mares de nuestros desechos. Anterior a la pregunta sobre que queremos esta la pregunta sobre si queremos vivir o morir. Mientras escribía estas líneas Europa se comprometió a bajar 50% sus emisiones de Co2 para 2050. Nuestra única posibilidad de sobrevivir a nuestra  propia estupidez es la reducción global de la contaminación. Volvamos al contexto y a la pregunta que se hizo Freud sobre la pulsión de muerte y ahora podemos ser la evidencia de esa otra pulsión que apuesta a lo inanimado. Digámoslo mas claro; El triunfo de la pulsión erótica es también la muerte de la naturaleza y con ella de nuestra propia especie. 

Suena a un Discurso delirante o lo que no podemos asumir y sin embargo es la noticia de todos los días. En estos días el cambio climático se siente hasta en la piel. Cada vez es más imposible negarlo. 

O cambiamos o morimos, esa es la cuestión.

Sepamos que la pulsión de muerte no habla, pero muestra sus efectos. 

Hagamos algo. 

Por la vida.

Gracias.