Igor Caruso y una madeja de mitos y novelas en el psicoanálisis institucional.

 Cynthia del Castillo

«Arrojó también la mirada hacia atrás, hacia el pasado, recogió tradiciones y sagas, interpretó los relictos de antiguas épocas en los usos y costumbres, y creó de esa manera una historia de la prehistoria. Era inevitable que esta última fuera más una expresión de las opiniones y deseos del presente que una copia del pasado, pues muchas cosas se eliminaron de la memoria del pueblo, otras se desfiguraron, numerosas huellas del pasado fueron objeto de un malentendido al interpretárselas en el sentido del presente, y además la historia no se escribía por los motivos de un objetivo apetito de saber, sino porque uno quería influir sobre sus contemporáneos, animarlos, edificarlos o ponerles delante un espejo» S. Freud (1910) Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci. AE 11. Amorrortu editores. p. 7

Una Madeja de Estambre…

Una madeja de estambre se compone de una hebra, esta hebra se forma  por varios hilos que se entrecruzan al ir girando sobre sí mismos, constituyendo una aparente unidad que al prolongarse en longitud va formando una madeja, madeja que se hace con ese ir y venir de la hebra… A pesar de ese recorrido largo e intrincado una madeja se deshace fácilmente, basta con jalar de la punta. Pero, es todavía más fácil enredarla si el jaloneo es desordenado y extremo, al punto que a veces es casi imposible deshilvanarla y a veces hay que cortar la madeja en pedazos para intentar rescatar la mayor cantidad de estambre posible, con los pedazos se puede reintegrar de forma diferente la madeja… O formar otras…

Presento esta metáfora como alusión a lo que me parece que ha ido generado la información que encontré – hace más de un año – durante mi etapa final de formación psicoanalítica en el Círculo Psicoanalítico Mexicano (CPM). Metáfora alusiva también a lo que previamente tal información genera en el Círculo Vienés de Psicoanálisis (antes Círculo Vienés de Psicología Profunda) cuando es “destapada” allá hace alrededor de cinco años. Asimismo podría entonces interpelar esos momentos en que se ve sacudida la imagen de algún padre fundador al interior de las instituciones.

El 9 de octubre de 2012 la lectura de un texto de Armando Suárez sobre el Conde Igor Caruso – al interior del seminario “La Institución Psicoanalítica”, coordinado por el Dr. Felipe Flores Morelos – me llevó a adentrarme en la historia de Caruso, con la intención de conocer más de uno de los llamados “padres fundadores” del CPM. Tal interés, en gran medida, provenía de mi curiosidad sobre la genealogía de la institución donde decidí formarme casi cinco años antes… Efectivamente conocí más. El primer dato que encuentro es la reseña en alemán de Igor Caruso en las conocidas páginas de Wikipedia. Pulsando el traductor al inglés me encuentro con un discurso que en ese momento me pareció de horror: Caruso había trabajado en Spiegelgrund,  uno de los tantos lugares llamados erróneamente «hospitales», no abiertos a la opinión pública de la época, instaurados por el régimen nazi «Donde fueron asesinados cientos de niños con malformaciones físicas y problemas psíquicos, y que sólo lentamente comenzó a aparecer a la luz a partir de la década de 1970» Periódico El País (23 de diciembre de 2005) Artículo: «Heinrich Gross, psiquiatra nazi. Fue uno de los ejecutores del Programa de Eutanasia» en internet.

Igor Caruso (1914-1981) estaba considerado como uno de los padres fundadores del Círculo. Era así como se le nombraba y escuchaba en el discurso de los miembros activos y adherentes1  cuando  su  nombre  salía  a  colación (raramente por cierto) durante mi  estadía como  formando.  Por  ello  y  desde  ese lugar se lo incluye en el seminario donde lo leíamos. Y, como nota puntual, lo dicho era mostrado en la anterior página de internet oficial del Círculo Psicoanalítico Mexicano, en la cual Igor Caruso ocupaba un lugar principal. Tal página web había estado circulando en el ciberespacio hasta hace unos meses del año pasado (2013), cuando es cambiada en presentación y contenido, a juicio de sus miembros activos, junto con la forma de dar cuenta de Caruso [a raíz de que divulgo al interior del seminario lo que se lee arriba, y de ahí la información pasa a ser del conocimiento de algunos miembros activos, desconozco en qué momento se les informa a la totalidad de los mismos].

La articulación entre estos dos sucesos: – el dar a conocer esta información sobre Caruso – y, los diferentes matices que, para cada quien, en grupo y/o en particular, han ido generando una metamorfosis del status que Caruso tenía al interior de las instituciones psicoanalíticas, serán sucesos que buscaré comenzar a abordar en el presente artículo bajo la mirada psicoanalítica.

Una de las hebras de una madeja…

Eso que encuentro (hace más de un año) no es cuestión menor, se tiene el dato que en Spiegelgrund fueron asesinados más de 800 niños a parte de los 2,300 que fueron deportados de ese lugar para ser asesinados en el Castillo de Hartheim, cerca de Linz. (Con base en «The war against the inferior» sitio oficial de Internet de «The History of Nazi Medicine in Vienna«).

La anterior fuente citada muestra que consideraban personas no dignas de vivir a cualquier tipo de  discapacitados, es decir: «enfermedades hereditarias o congénitas, esquizofrenia, locura circular (maniaco-depresivos), epilepsia, enfermedad de Huntington, ceguera y sordera hereditarias, deformidades severas hereditarias y alcoholismo crónico. Los científicos también consideraron la inclusión de otras enfermedades, que en otras regiones habían sido ya incluidas «ilegalmente» en el programa». Ahí se agrega que la totalidad del cuerpo médico, las salas de maternidad y autoridades de la salud tenían la obligación de informar sobre cualquier persona que cubriera los criterios descritos. Existía un monitoreo permanente de la población, con lo que quedaba la mesa puesta para «meter a ese saco» a todo aquel que no cumpliera con los estándares para el «Mejoramiento de la Raza Aria Maestra», criterio que quedó legalmente instituido en ley: «Operación T4» o “Aktion T4”.

El Hospital Am Spiegelgrund se ubicaba en Steinhof, Viena y tenía el propósito de ejercer la «Operación T4: la limpieza e higiene de la raza de los considerados «sin valor para la vida» a través de su muerte a la que llamaron «eutanasia infantil» [y adulta]. Es así como los discapacitados de cualquier tipo y los mentalmente enfermos fueron perseguidos y encerrados en todo territorio nazi entre 1939 y 1945, habiendo muerto «mucho más de 7,500 niños y jóvenes» sumando todos estos centros, cifra aparte de todos los adultos discapacitados quienes [como los púberes] eran también esterilizados forzosamente, asesinados en asilos y/o confinados a campos de concentración. Estimando que murieron de esta forma alrededor de 18, 200 personas». Op. Cit.

Especifiquemos que la ley “Aktion T4” era independiente de cualquier ascendencia, raza o nacionalidad, por lo tanto era aplicable a todo ser humano: el ser alemán o descendiente de alemanes no era garantía de nada si la persona entraba dentro del criterio descrito por tal ley.

Los niños y jóvenes eran separados de sus familias para siempre, internados en Spiegelgrund y sometidos al hambre y fríos extremos de día y de noche a modo de exterminio, tortura y experimentación, otros hechos de tal naturaleza incluían el sumergirlos en agua helada, hacerlos caminar descalzos en la nieve, dormir con las ventanas abiertas y destapados a temperaturas gélidas, restringir significativamente la ingesta calórica, fotografiarlos desnudos para su clasificación, realizarles esterilizaciones forzadas hechas de tal forma que el operado moría generalmente a raíz de las complicaciones físicas y psicológicas de tal cirugía. Se trataba de una negligencia maquinada y sistemática.

Los niños designados para la «eutanasia» eran envenenados diariamente con altas dosis de Luminal, sustancia inyectada que los mantenía en un desagradable estado de letargo, con terribles y continuas náuseas y otros fuertes malestares, a tal nivel que morían de neumonía u otras enfermedades infecciosas. Varios niños fueron también usados como conejillos de indias para experimentos mortales, como el ensayar en ellos una vacuna para la tuberculosis.

Y  a  todo  esto… ¿Dónde entra  Igor  Caruso? Me parece importante compartir y transcribir  lo  que  encuentro tal cual. La primerísima nota  surge utilizando el buscador de Google estadounidense, con el que aparece la página de Wikipedia en alemán sobre él, misma que permite pasarla al inglés, donde -con mi traducción- se lee, entre otras cosas, lo siguiente:

«Juventud:

Caruso venía de una familia noble zarista, la cual había dejado Rusia después de la Revolución de Octubre. Creció por doce años [estudiando en un internado en Saint Nicolas, Bruselas] con padres católicos en Bélgica, [posteriormente] debido a una beca otorgada por la Universidad de Lovaina pudo estudiar y adquirir ahí su doctorado [en psicología y ciencias de la educación] en 1937, el tópico de su disertación fue «La notion de la responsabilité et de justice immanent chez l énfant«. Después trabajó en un centro de asesoría infantil en Bélgica. Conoce a Irina Gray, una estona-rusa, que también había completado sus estudios en Bélgica. En 1939 él fue a Estonia para poder casarse con Irina junto con los padres de ella. Después de completarse el Pacto Hitler-Stalin Estonia fue anexada a la URSS. Caruso y su esposa no podían regresar a Bélgica debido al desarrollo de la guerra. Se unieron a un transporte Báltico Alemán y estuvieron varios meses en Campos de Expatriados en Neresheim [Alemania]. En Stock Irina enferma seriamente, nace una hija, pero ésta última muere a las pocas semanas.

Era Nazi y Avance Social en el Periodo de Posguerra

En 1942 ambos con la ayuda de la hermana de Irina y del esposo austriaco de esta, un miembro de la SS, se mudaron a Viena. A través de la intercesión de su concuño, Caruso estuvo en la infame «Mirror Base» [así nombrada en inglés y también conocida como Children´s Ward: Sala Infantil, o asimismo Steinhof, debido a su ubicación, como se dijo más arriba] donde emprendió actividad como educador y hacedor de reportes» (http://de.wikipedia.org/wiki/Igor_Alexander_Caruso). [La información entre corchetes me pertenece].

Lo encontrado era de naturaleza tal que me resultaba imperante continuar  mi investigación. Entre el cúmulo de datos que surgían, resalta por ejemplo Die Presse, la página web del periódico austriaco con el mismo nombre, donde hay un reportaje que data de 2008 realizado por Bettina Reiter, donde se hace constar por la autora quien co-publica asimismo el «Journal of Psychoanalytic Theory and Practice» que ha recibido una avalancha de cartas en la editorial del Journal diciéndole que:

«La publicación de un ensayo biográfico de Igor Caruso en el último número ha sido un error terrible, que ha incurrido en un daño extremo para el psicoanálisis… ¿Quién es este hombre que tiene tan fieros defensores?» se pregunta Reiter. Y de ahí pasa a dar datos sobre la popularidad de Caruso, quien era una «Figura familiar en la Austria predominantemente católica de los sesenta. Desde 1972 retenía la silla de la psicología en Salzburgo, y muchos de mis colegas del área psicológica-psiquiátrica-psicoanalítica eran directa o indirectamente sus estudiantes […] Él se rodeaba a sí mismo de con el áurea de algo especial, elegante y romántico» (diepresse.com/home/spectrum/zeichenderzeit/411984/Es-waren-doch-nur-Gutachten).

La figura de Caruso ciertamente, a nivel personal, se me figuraba como lejana, no fue alguien que fundara una escuela de pensamiento postfreudiano, como Klein o Lacan, por ejemplo. Pero, en su tiempo, desarrolló el psicoanálisis y fundó los «Círculos de Psicología Profunda» de los cuales surge, entre otros, como entidad aparte pero vinculada, el Círculo Psicoanalítico Mexicano.

Pasando al momento que nos trae aquí, Reiter escribe «Esta primavera [2008], un ensayo biográfico de Caruso hablaba de nuevo sobre él, como si un pequeño vaso de agua para el público psicoanalítico de Austria, hubiera desatado una tormenta. Eveline List [la misma persona usada como fuente para el texto que cité de Wikipedia], una historiadora de la Universidad de Viena y del Grupo de Trabajo Psicoanalítico de Viena, había alumbrado el curriculum de Igor Caruso en un ensayo». [La información entre corchetes me pertenece].

Agrega que ahí se aclaraban los rumores en relación a la carrera de Caruso: quien estuvo «De febrero a octubre de 1942 en el Children´s Ward, a nivel de trabajador de base [ground level], y había realizado en esos ocho meses cerca de 100 reportes de los niños ubicados ahí. Las evaluaciones psicológicas eran parte del proceso médico-burocrático, el cual terminó en 789 niños en el contexto de orden «Ausmerzende measures» [Medidas de erradicación] del Departamento para el Cuidado y Herencia de la Raza. Catorce de los niños que él examinó fueron asesinados»

En este mismo reportaje se menciona una entrevista de radio que se le realizó en 1979, como único documento autobiográfico de Caruso, donde él en voz propia dice haber estado ahí y darse cuenta de lo que sucedía. Hasta ahí, nada más, se cita su testimonio.

Una fuente de información al respecto ha sido, desde mi perspectiva, el psicoanalista Rodolfo Álvarez del Castillo Luviano, miembro activo del CPM.  Quien se aboca a una búsqueda exhaustiva sobre lo que se encuentre del tema, misma que comparte y con la cual aporta una publicación «Igor Caruso: una entrevista y un debate» (2013) (Cuadernos Melanie Klein (2013) 2-3). En este artículo se brinda un pasaje de lo acontecido en Austria. Cómo fue visto y vivido, en la comunidad psicoanalítica de allá, el “destape” de la estadía de Caruso en Spiegelgrund.

Álvarez del Castillo relata como en el año de 1979, la Universidad de Salzburgo (donde era catedrático Igor Caruso), invita al Dr. Heinrich Gross a dar una conferencia. Él era, nada más y nada menos, que el antiguo Jefe de la Clínica de Psiquiatría en Spiegelgrund, designado por el régimen nazi para llevar a cabo la ley “Operación T4”.

Más adelante agrega “Después de la Segunda Guerra Mundial, en Austria no se realizó un trabajo de depuración de los funcionarios nazis o colaboracionistas [del régimen nazi] como se hizo en Alemania”. p. 113. [La información entre corchetes me pertenece].

Esta evasiva fue sostenida por algunos austriacos bajo la premisa de haber sido invadidos y anexionados al Imperio Nazi, pasando por alto la existencia y colaboración de los austriacos nazis, tanto para el Anschluss (incorporación de Austria como provincia del Tercer Reich) como para el Holocausto.

Sin embargo, en la Universidad de Salzburgo hubo fuertes protestas estudiantiles por la presencia de Gross. Y, es en la misma revista (Cuadernos Melanie Klein (2013) 2-3), donde también se proporciona la traducción del alemán al español de la mencionada entrevista que un par de meses después dio Caruso. Me parece fundamental mínimamente «escuchar» de propia voz de Caruso lo que él dice al respecto. A continuación y también más adelante citaré algunos fragmentos.

Llegué a Viena en el año 42. Bueno, fui contratado en un alto Departamento en Viena en Steinhof. En ese hospital infantil, paulatina y rápidamente vislumbré los secretos del Tercer Reich, porque muchos niños fueron asesinados. Así que no lo sabía, yo como psicólogo, políticamente no fiable, extranjero, etc. no me tenían al tanto (eingewehit (2)), por supuesto. Pero no soy tonto, o no lo era y poco a poco fui aprehendiendo la espantosa realidad” Nota 2: “[…] la forma en que está utilizado en la frase, eingeweheit sein, quiere decir saber el secreto”. p. 24.

Los niños con retraso mental más severo estaban en Spiegelgrund, que es otro nombre para la misma clínica, Baumgartner Höhe, Steinhof, por lo que este departamento (de niños en Steinhof) fue llamado am Spiegelgrund. Los que tenían epilepsia, los retrasados mentales fueron asesinados, ¿verdad? Sí se ha hecho. Por supuesto, mucho más sucedió también en Steinhof, se asesinaron adultos”  Caruso, Igor (1988): Ein autobiographisches Interview. texte. psychoanalyse. ästhetik. kulturkrit 8. Jg., Nr. 1, 142-147. Traducción Daniel Álvarez del Castillo. p. 24.

Rodolfo Álvarez del Castillo pregunta en su artículo: así como hubo una protesta por la presencia de Gross ¿Porqué no hubo protestas ante tales declaraciones de Caruso?

El Dr. Karl Fallend, psicoanalista austriaco, estudiaba en ese momento en la Universidad de Salzburgo con Caruso, del cual tenemos noticia porque fue contactado por Rodolfo Álvarez del Castillo. La voz de Fallend, como alguien directamente inmerso en el contexto político, social, universitario y psicoanalítico de la época me parece muy valiosa, así como el testimonio donde literalmente «se muestra» descarnadamente, con todas las contradicciones que la estadía de Caruso en Spiegelgrund le implicaron a él y sus compañeros, todo esto aparece en su escrito “Herederos de Caruso”. Reflexiones de un acalorado debate” (2010).  Me parece sumamente interesante y emotiva la forma en que se da cuenta ahí de eso que él -junto a sus compañeros- sí sabían y omitieron hacer acuse de recibo… Hasta justo hace unos años, después de los cuales han continuado hablando del asunto, escribiendo artículos donde se trabaja el tema y publicándolos en cada número de su revista Werkblatt, abriendo foros de discusión, etc.

La manera de “destapar” en Austria la estadía de Caruso en Spiegelgrund es por vía de publicaciones en revistas científicas: una de List (2008), de quien es la información que se encuentra en wikipeida,  y otra de Benetka/Rudolph (2008), aparte del artículo que cito arriba de Die Presse.

Fallend (2010) inicia diciendo como tales artículos generaron “un temblor en la pequeña comunidad psicoanalítica de Austria”. Describe posteriormente lo que para los jóvenes como él les representaba Caruso en la época universitaria, no tanto sus escritos sino su propia persona: “sinónimo del instituto de espíritu libre que él había creado y que necesitábamos para desarrollar y aguzar la crítica científica y la autocrítica. Y nosotros lo necesitábamos a él”.

“Tratábamos de  dibujar una imagen de Caruso liberada de contradicciones […] llegó a tener sobre todo hacia afuera, cada vez más el carácter de un mito positivo […] la mezcla imaginada del grupo institucional con Caruso […] se transformó  en el transcurso del tiempo en una prohibición del pensar […] Aunque sí logramos -en mi opinión- desprender esta mezcla y encontrar nuestros propios caminos constructivos, quedando siempre clara la referencia histórica al instituto de Caruso”

“Caruso había declarado públicamente su participación en Spiegelgrund en varias ocasiones antes de la transmisión de la entrevista radial, por ejemplo en la revista Der Spiegel en |964, o como fue consignado en el trabajo de Rosa Tanco Duque “El Círculo Vienés de Psicología Profunda” en la Revista Colombiana de Psicología, en el año de 1959” Álvarez del Castillo, R. (2013), p. 113.

Fallend prosigue su escrito entrando de lleno en un intenso debate y cuestionamiento personal y grupal sobre no haber hecho, en aquel entonces, acuse de recibo de “eso” que Caruso dijo en la radio, en paralelo al “adormecimiento” en que permanecía Austria frente a la pasada Segunda Gran Guerra:

“¿Cómo compenetrarse con un sistema cerrado de propaganda y supresión que durante años fue fomentado por tambores monótonos? ¿Qué se siente confrontando con el antisemitismo mortal, el ‘odio de razas’, la matanza industrial en masas, el infanticidio, sobretodo, cuando los culpables, los involucrados, el alrededor y las víctimas de repente tienen un nombre y una cara? ¿Y, sobre todo, cuando de repente se produce una referencia personal?” Fallend (2010).

Deshilvanando una madeja…

Ciertamente Caruso no deja testimonio de qué era «eso» que él hacía en Spiegelgrund ni como dio cuenta de «eso» en su vida…»Eso» eran los estudios que él realizó durante ocho meses y que eran usados para decidir si los niños que él revisaba morirían o no… Y sí, varios murieron, y «eso» es  lo que «desmadeja», «eso» quedará ahí colgado para siempre como una pregunta sin responder, «eso» que él no especificó, con los efectos que claramente pueda haber tenido para Caruso -imposible saberlo ya-, y con los efectos que ha tenido en Europa y que ahora se sienten aquí…

¿Cómo lidiar con “eso”? Me parece que es particular a cada quien. En lo personal implica elaboración e implica mirarlo y , queda ahí, tan cierto y doloroso como cierto es que Caruso, por mérito propio, forma parte de la historia del psicoanálisis y forma parte de la fundación del Círculo Psicoanalítico Mexicano y por lo tanto forma parte de todos los que hemos pasado por ahí de una u otra manera. Son esas “formas” y “maneras” las que tiene que ver con cada uno. Desde mi particular punto de vista, si la institución opta por dar cuenta de lo sucedido y actuar en consecuencia, sería importante que incluyera -como de hecho lo está- «eso»… Que suena del orden de «la cosa», el das Ding que se cuela por ser algo que no se había preguntado ni hablado en el CPM.

«Cuando no podemos encontrar, recuperar la historia, y eso sucede, se hace un planteo con ella como hacen los matemáticos sobre ese campo, como la x, lo desconocido. Hay algo histórico, un dato x, un acontecimiento y con relación a este acontecimiento desconocido podemos construir lo que está sucediendo entre nuestra propia historia y ese paciente [o, en este caso, entre la historia institucional que se conocía y la propia institución actual] y nos sorprendemos de encontrar luego pequeñas huellas ínfimas de los acontecimientos que han sido anulados» Davoine, F. y Gaudillère J. M (2008) p. 58-9 [Lo escrito entre corchetes me pertenece].

«Así, todo asunto ahora […] es el problema del testigo cuando se trata de mostrar lo que no se puede decir ¿a quién se lo mostramos?» Davoine, F. y Gaudillère J. M (2008) p. 34-5.

“-¡Porque Caruso sí habló! De repente se me ocurrió de manera igual de precisa “Sí, pero ¿quién lo escucho?” Fallend (2010).

“¿Cómo fue posible que a pesar de tanta reflexión, discusión y publicación colectivas persistiera un conocimiento tan diferente sobre Caruso durante el nacionalsocialismo?” Fallend (2010). “Y así todos nos quedamos asombrados frente al misterio que fuimos nosotros mismos los que en 1984 anotamos en nuestra colección “Más allá del diván” en memoria de Igor Caruso: “A partir de 1942 psicólogo en el departamento infantil de Spiegelgrund en Viena” (Institutsgruppe der Psychologie der Universität Salzburg (coord.. 1984, p. 9))”. Pero sin seguir reflexionándolo”

Y, regresando ahora a México y al CPM, resulta que aquí tampoco se “escuchó” o reflexionó a nivel institucional, a pesar de que sí existía información al respecto desde 1985, por boca de otro de los padres fundadores del CPM, Armando Suárez, quien escribe en su biografía breve de Caruso “Desde el Anschluss de 1938 Austria pasó a formar parte del III Reich y Viena estaba controlada por los nazis. Para un psicólogo con sus antecedentes no había muchas oportunidades de trabajo: Igor desempeña su primera actividad como psicólogo clínico en el departamento psiquiátrico infantil de Spiegelgrund durante 1942” A. Suárez (1985) “Igor Caruso profeta desterrado y mártir de la esperanza”. El psicoanálisis como teoría crítica y la crítica política al psicoanálisis. p 16.

Me parece sumamente significativo que Armando Suárez lo haya escrito pero que ni él ni las primeras generaciones ni las subsiguientes del CPM hayan abierto algún tipo de cuestionamiento o foro de discusión al respecto. Es muy interesante el paralelismo con lo sucedido en Austria, hay coincidencias de dar cuenta del hecho casi en el mismo año – allá en 1984, aquí en 1985-, como se dijo anteriormente. Pero, a pesar de “saberse” no hay un acogimiento ni un dar cuenta de ello.

La diferenciación entre la historia y el mito consiste, con base en Fuentes y Veli (s/f), en que el relato mítico no tiene fisuras y enigmas, mientras que la narración de la historia está plagada –en el mejor de los casos- de cuestionamientos y ambigüedades.

Lo que venimos diciendo podría analizarse bajo la siguiente propuesta teórico-clínica, vista por nosotros bajo la lupa de lo institucional. Hay «Tres situaciones para ubicar los problemas de lo inter y lo transgeneracional: lo indecible, lo impensable y lo innombrable» planteadas por Schkolnik «Lo indecible surge cuando en una generación no se hace el trabajo de elaboración psíquica frente a una experiencia traumatizante». Entonces aunque no se hable está presente como recuerdo. En la siguiente generación «El hijo criado por padres portadores de un traumatismo no elaborado, instala un clivaje que afecta su psiquismo en su conjunto» siendo ya para él innombrable, carente de representación verbal «sus contenidos son ignorados y su existencia es sólo presentida e interrogada». Para la generación subsiguiente «los acontecimientos traumáticos, que son ahora de los abuelos, se han convertido en impensables. El sujeto ignora la existencia misma del traumatismo no procesado por los abuelos, pero encuentra en sí mismo sensaciones, emociones, imágenes o tendencia a ciertos actos, que le parecen bizarros y que no puede explicar por su vida psíquica o familiar» Schkolnik (2005) «Efectos de lo traumático en la subjetivación. Revista Uruguaya de Psicoanálisis No. 100. Asociación Psicoanalítica del Uruguay. fschko@chasque.net.

Uno no puede tratar de entender al hombre en abstracto, suspendido en el vacío y sin que se pertenezca a una sociedad y sin tomar en cuenta a qué sociedad pertenece y qué condiciones de producción rigen a esa sociedad” M. Langer (1976).

Marie Langer fue amiga de Caruso, y, con sus palabras invita a continuar la aproximación analítica de lo encontrado, buscando contextualizar y preguntarnos por el momento que vivía Caruso en 1942… ¿Cómo eran esos Campos para Expatriados, llamados también de reasentamiento, de refugiados, de evacuados e incluso de desarraigados? Estos campos eran facilidades temporales para personas que han sido obligadas a una migración forzada.

Las operaciones de combate, la limpieza étnica, el genocidio y el terror generalizado durante el curso de la Segunda Guerra Mundial resultaron en millones de personas desplazadas y evacuadas de sus lugares de origen. Por lo tanto su partida de la patria podía fácilmente terminar igualmente en los campos de concentración nazis, en campos de trabajo o de prisioneros de guerra. Ahí estuvo Caruso con su esposa embarazada… Sí, logra salir de ahí y conseguir trabajo… ¡Sic! La cosa es que ambos hechos son por intercesión de su concuño que pertenecía a la SS… Su mujer estaba enferma y cuando nace su hija muere unas semanas después… Difícil situación, difícil porque se llega a una encrucijada.

Lo anterior me lleva a más preguntas… Si una persona con una vida y obra como la de  Caruso que estudió, se analizó, produjo, creó, escribió, instruyó, psicoanalizó y formó analistas e instituciones psicoanalíticas etc. y que, previo a todo esto anterior, durante ocho meses de su vida pasó por Spiegelgrund y trabajó ahí… ¿No podría entonces uno también estar expuesto a tomar decisiones y encontrarse en lugares que posteriormente nos resulten sumamente contradictorias y confrontadoras para nuestra postura de vida?

Es esto lo que considero altamente cuestionador. Cuestionador como persona, como paciente, como analista… Creo que lo que puede ser movilizador es justo eso: que nunca hay certeza del camino que se tomará… ¿Y no es ese el poder del inconsciente? Esa parte del pasado de Caruso me parece que confronta con los propios límites, con las posibles reacciones ante situaciones críticas, con la posible respuesta de nuestra psique ante crisis de vida o muerte… ¿Cómo hubiera reaccionado uno?  ¿Uno qué hubiera hecho?… Imposible saberlo hasta no vivir algo así, en el entendido también de que, aunque cada escenario de guerra y de persecución tiene elementos en común, ciertamente cada tiempo tendrá lo propio, así como cada sujeto reaccionará a su aire… Hasta en esto aplica el caso por caso… Soy de la idea de que todos nos encontramos en la Casa del Jabonero.

«- Si, claro», se me podrá interpelar, «Pero hay niveles», «Hay trabajo de análisis de la propia vida sobre el diván», y respondería yo ¿Qué no se pensó, por ejemplo al interior del CPM, durante casi 40 años que Caruso era un individuo de primer nivel? Y, la pregunta es ¿Deja de serlo? O ¿Pasa a serlo pero de otra forma? Porque parece que la transferencia y el cariño que se le tuvo, la admiración y el lugar que se le dio no se lo regaló nadie, él se lo ganó con su trabajo, su persona, su ideología y obra, entonces ¿Cómo conciliar vida y obra ahora? ¿Cómo saber qué pasó por su cabeza antes, durante y después de su estadía en Spiegelgrund? Efectivamente me lo pregunto, y luego pienso ¿Y no se trata más bien de lo que antes, durante y después de saber esa noticia pasó por la mía? ¿Por la cabeza de los que nos sentimos implicados? Invitaría yo a traer esos cuestionamientos al aquí y al ahora.

“En primer lugar para reconocer nuestra incompletud, nuestra inermidad, nuestras carencias. Para criticar toda adopción de filiaciones. No porque haya que renunciar a ellas, sino, cuando menos, para saber que siempre habrá ángulos en ello que se nos escapen y, que, sin embargo, nos marcan” palabras que traigo acá y que me escribe el Dr. Juan Diego Castillo, también fundador del CPM, el veintidós de octubre del año antepasado, respondiendo a la carta que le envié en búsqueda por compartir lo encontrado y de saber si ya le era conocido, que dicho sea de paso, no lo era.

Tras conocer de la participación de Caruso en Spiegelgrund, mando una misiva para notificar de lo anterior al Dr. Felipe Flores, coordinador del seminario «La Institución Analítica», donde se había dado la lectura de A. Suárez. Mi notificación contiene el asombro, la angustia y la resistencia al enfrentamiento con una información cuyo calibre apelaba seriamente a uno de los padres fundadores de los Círculos, y del CPM ubicándolo en lugares donde no se le conocía que hubiera estado… No se le conocía, al parecer, por la mayoría de los integrantes de la institución. Por otro lado, mi reacción era también una solicitud de asistencia a compartir con un otro y con los pares tal acontecimiento, así como la determinación de que en la institución se hablara de lo que, por alguna extraña razón, se desconocía desde hacía casi cuarenta años… Esta es una de las principales preguntas que lo encontrado me genera ¿Porqué hasta ahora? ¿Porqué asimismo nuevamente hay una demora de más de un año para procesar un trago que ciertamente tiene su nota amarga? ¿Justo porque da amargura?

Unos como analistas, algunos como parte del CPM, otros como miembros de  la  comunidad psicoanalítica, me parece se trata de dar cuenta de todo aquello que nos interpela, siendo esta la propuesta del presente escrito… Seguir trabajando, seguir pensando y articulando como «eso» que sucedió hace tantos años nos convoca hoy: Qué nos puede dejar hoy, para y desde la continuación del pensamiento y elaboración psicoanalíticas personales e institucionales.

Surge “eso” que, desde mi punto de vista, obliga a un replanteamiento de las raíces por los que estamos presentes, hoy, a toro pasado, como diversas ramificaciones de las mismas. Habiendo diferentes generaciones y diferentes subjetividades se puede buscar ahondar en esos antecedentes y en los efectos que produce el descolocamiento de los  mismos, ya que la historia de aquel que ocupaba el lugar de una de las  «semillas» de la cual surge en gran parte el CPM, la historia que se conocía de de Igor Caruso no estaba completa, faltaba un pedazo que ahora resignifica el a posteriori cuantitativa y cualitativamente.

Hoy día, a casi  un año del impacto de enterarme de la presencia de Caruso en Spiegelgrund, propondría no verlo como un hecho aislado, sino que, habiendo mirado “eso”, mirar ahora hacia uno, con “eso” que ahora se conoce… Qué  fue “eso” que conocimos de ese otro y el qué tiene “eso” que ver hoy con uno. Se puede pensar que, de momento, nos vemos en una posición incómoda, a veces lo que incomoda angustia… Y «toda angustia es angustia de castración…» (Pueden observarse algunas imágenes del hospital en: Hospital Psiquiatrico de Spiegelgrund (Viena-Austria).

Siguiendo esa línea, lo que define a la angustia es el lugar que pasa a tomar el objeto, mismo que tiene que ver con el deseo. Si nos formamos como analistas es por vía del deseo, la manera en que formamos parte del Círculo Psicoanalítico Mexicano u otra institución psicoanalítica es también por vía del deseo..

Mi sugerencia también es que, lo encontrado sobre Caruso, proporciona la oportunidad de trabajar también la continuación de nuestra formación analítica,  –en el entendido que nunca termina- “Lo transmisible es del orden de la experiencia con el inconsciente, de esa “convicción” en su existencia, al decir de Freud, y que por esa convicción lo hace existir. Dicho de otra forma, proponemos que el objeto que circula en la transmisión es lo que Lacan llama “el deseo del analista” [la diferencia entre] un saber (psicoanalítico) que se hace necesario distinguir de la producción de un efecto de verdad (inconsciente). En la transmisión van a circular otros elementos: los ideales analíticos, la tradición, los  mitos y la historia analítica e institucional, tanto regional como internacional” Campalans (2012) p. 18-9. [La información entre corchetes me pertenece]. Y por lo anterior, pensaría que la formación inacabable del analista tiene otras dimensiones, no sólo se remitiría a ocupar un lugar adelante y atrás del diván y a leer libros verdes. El preguntarse sobre la propia historia, en un momento dado puede llevarnos a preguntarnos sobre la historia de las instituciones que decidimos recorrer por motu propio.

 

«Es importante que comprendamos que no es lo mismo Caruso que el CPM, ni en lo bueno ni en lo malo», recordando más de las palabras de la correspondencia personal que me escribe el Dr. Juan Diego Castillo.

En la misma misiva se lee: “Creo que nuestro trabajo como analistas, entre otras cosas, está al servicio de la verdad y, por lo tanto, de la adquisición o reconocimiento de una adecuada visión acerca del lugar que ocupan los otros en la conformación de nuestros deseos, en el desencadenamiento de nuestros conflictos, en la formulación de nuestros proyectos. Pero lo hacemos para responsabilizarnos de nosotros mismos, no para heredar responsabilidades o endilgárselas a los que nos rodean o a nuestros descendientes. Mismo movimiento respecto a lo que los otros hagan en lo que pretendan involucrarnos”.

El propio vínculo institucional con el Círculo Psicoanalítico Mexicano, para algunos, tendría que ver con aquel camino que, mirando hacia atrás, mirando sus antecedentes, se veía de una forma. Mirando ahora hacia adelante y alrededor, para algunos quedará transformado por esta suerte de “explosión”, tanto en la persona propia, como en la persona siendo parte de tal institución… Ese que éramos quizá ya no es el mismo. Mutilación imaginaria, dicho sea de paso, y que por tanto interpela a cada quien de forma particular… O tal vez no. Esto se muestra en el hecho de haber atestiguado la reacción en cadena que surgió a raíz de haber notificado lo que encontré, misma que continúa y que ahora mismo nos atañe acá.

«Es legítimo pensar con Freud […] que el objetivo de la acción psicoanalítica es volver consciente lo inconsciente, eso no significa que los descubrimientos relativos al funcionamiento del inconsciente puedan ser restituidos perfectamente en las formulaciones del saber consciente» Green, A. (2002) p. 247. Está la dificultad que se opone a cada soltura de representaciones psíquicas.

Las puntuales palabras de Marie Langer (1976), me parece que se aplican también a este momento del escrito. «Hay un vínculo muy contradictorio, muy amor-odio y muy complicado por muchos factores entre institución psicoanalítica y psicología institucionalizada» p. 15. «Hay mucho afecto también hay mucho entusiasmo, también hay mucha idealización en las asociaciones analíticas, hay mucho mesianismo también no?: «Vamos a salvar al mundo» » p. 19. «El rol del psicólogo clínico en diferentes partes del mundo«. Conferencia pronunciada en el Primer Simposio de Psicología y Ciencia, el 3 de abril de 1976, Facultad de Psicología UANL. Publicado en dos partes en Subjetividad y Cultura, No. 22 octubre 2004 y 22 de octubre 2006, México. Y en Cuadernos Melanie Klein (2013) mar-sept 2-3. Mty.

La Novela Familiar y el Objeto de una “madeja”…

“Y aunque la pregunta por el origen (que necesariamente implica relación a un deseo)  remita a respuestas en el orden del mito, de la Novela Familiar [de la Novela Institucional] o de los fantasmas que cada quien se construya, no hay existencia humana que pueda soslayar algún tipo de antecedencia en la cual fundarse o mejor dicho, filiarse. Cae de suyo entonces que toda filiación es simbólica […] en este sentido la filiación no responde a la particular historia que cada quien puede armar al modo de un árbol genealógico, sino a las determinaciones inconscientes que sostienen esa historia” Gurman (2002-2003). Seminario por Internet. [La información entre corchetes me pertenece].

A lo largo de la vida y desde el inicio de la misma, el psicoanálisis nos muestra que empezamos como seres que -aún sin saberlo- iremos tendiendo hacia el objeto, a buscarlo y a construirlo con la esperanza de tenerlo, e imaginamos una suerte de apropiación del mismo para evitar la soledad y la vulnerabilidad en las que realmente nos encontramos. Quizá con el tiempo veamos que en la vida cada quien sólo se tiene a sí mismo y a veces ni eso…

Es así como nos constituimos en y a través de un otro semejante, en esta búsqueda por pertenecer-se, compartir-se, coincidir-se, identificar-se… Dicho esto sin dejar de lado toda la complejidad con que el psicoanálisis ha planteado tales aspectos… Sabemos por ello que el momento de la mirada es determinante en un ser humano, a partir de ese momento quedaremos prendados de  la mirada como algo atrayente: el verse reflejado en un semejante es capaz de generar la ilusión de unir subjetividades, de agrupar personas, y compelernos, más adelante a escuchar y a hablar con un otro, a buscarse uno mismo en los otros y a que los otros se busquen en uno…

Otra apreciación de cómo la persona se encamina por la vida, para circular en sí mismo y con los otros, lo permite el trabajo que Freud presenta bajo el título «La Novela Familiar de los Neuróticos» (1908), la cual es -entre otras cosas- una designación de las fantasías fundamentadas en el Complejo de Edipo. Ahora bien, la «Novela Familiar» también posibilita trabajar sobre el hecho de que cada familia, y, como se busca relacionar en éste escrito, cada asociación, institución y/o agrupación, es aquella que  muestra  y  esconde  simultáneamente  -entre otras cosas- hechos, resignificaciones y reconstrucciones de realidades pasadas y ante-pasadas, a la vez, sumamente presentes y actuales (con base en del Castillo, C.  (2009) p. 45).

Cada “Novela Institucional”, llamémoslo así, implica también, entonces: sus propios antecedentes y antecesores, fundadores y miembros, asistentes y colaboradores, así como sus intereses y lineamientos, creaciones y producciones, incluyendo también los acontecimientos que surgen al irse escribiendo su historia, sus cambios y configuraciones, el contexto bajo el cual han surgido, crecido y continuado o difuminado sus raíces, troncos y ramas…

Cada institución se ha creado con todos aquellos sujetos que -de una forma u otra- la han ocupado en un momento dado, conjugando el pasado, presente y futuro de la institución, misma que también tiene determinado papel en la historia personal de cada uno de sus miembros. Ambas partes cada una a su manera, desde su lugar específico, irán generando combinaciones y situaciones particulares, que dan pie a los devenires que las partes crean, tanto en lo particular como en lo general.

“Eso” de Caruso es algo que desdibuja la novela y el mito institucional en relación a cómo se habían bosquejado en un inicio, pero a la vez, puede pensarse en que «Lo psicoanalítico es poder reconstruir esa falla, esa cadena… posibilitar que […] se comience a elaborar, a ligar, a soltar representaciones […] hay un duelo por objetos que se dejan, por la omnipotencia perdida, por asumir eso que remite a la falta y a la castración… Pero lo psicoanalítico me parece que también busca generar un espacio para la creación, lo que abre caminos para encarar el presente «Reconociendo el desamparo que acompaña la libertad» buscando «Ser dueño de su incompletud»” (Marucco, p. 126 y p. 232).

Considero que trabajar con la  Novela Institucional  permite  una  mirada  amplia a eso que -nosotros acá- ahora sabemos que pasó en la vida de Igor Caruso en 1942. Y que noto como, al ir difundiéndose esta noticia su trayecto parece que funciona, tanto como reguero de pólvora, como a modo de campo minado… Me explico, es como si nos hubiera aparecido un resabio de la Segunda Guerra Mundial… Se iba «caminando por la vida» y, repentinamente, a nuestro paso se detona una bomba que nos deja «metafóricamente» mutilados… Pero, a cada quien de cierta manera, dependiendo, justamente, de como esa noticia le llega a cada uno…

Metapsicológicamente hablando, las lesiones personales e institucionales cualitativa y cuantitativamente hablando, ascienden y trascienden de acuerdo al momento del trayecto en que cada uno se encuentra, a la postura que se tenía al instante de la explosión, siendo la fuerza de la detonación equivalente a la cantidad de libido (metafóricamente «el explosivo») que cada persona tiene puesto en ese objeto que estalla… Incluso quizá muchos han recorrido ese campo y a ellos no les ha estallado nada o muy poco…

¿Cómo es que un objeto al que se le tiene catectizado puede estallarnos y afectar nuestra persona?… Pensaría, más bien, ¿cuando no?

Los objetos se construyen de desprendimientos del yo, desprendimientos de sí hacia un mundo exterior. La elección de objeto tiene entonces que ver con aquello que la persona puede investir de sí y del mundo exterior. Es en esa medida que tales objetos van adquiriendo un valor para cada uno.

Es «en el período en que el yo se distingue del no-yo y admite la existencia del objeto en estado de separación, ese modo de funcionamiento expone al yo a innumerables desilusiones. La alteridad no reconocida [el ser Uno, del narcisismo primario] inflige al yo incesantes desmentidas sobre lo que se supone que el objeto es, y de manera inevitable trae consigo repetidas decepciones en lo que de él se espera. Tanto es así, que nunca el yo podrá contar con el objeto para reencontrar la unidad-identidad que le asegurará recuperar su centro a raíz de una vivencia de satisfacción, siempre insatisfecha» A. Green (1983) «Narcisismo de vida, narcisismo de muerte». Amorrortu. Bs As. 2a edic. p. 24-5

«Cuando el objeto es fuente de sensaciones placenteras, se establece una tendencia motriz que quiere acercarlo al yo, incorporarlo a él; entonces hablamos también de la “atracción” que ejerce el objeto dispensador de placer y decimos que “amamos” al objeto. A la inversa, cuando el objeto es fuente de sensaciones de displacer, una tendencia se afana en aumentar la distancia entre él y el yo, en repetir con relación a él el intento originario de huida frente al mundo exterior emisor de estímulos. Sentimos “repulsión” del objeto, y lo odiamos; este odio puede después acrecentarse convirtiéndose en la inclinación a agredir al objeto, con el propósito de aniquilarlo” S. Freud (1915) “Pulsiones y destinos de pulsión”. AE 14. Amorrortu. Bs. As. p. 131

La lectura de éste último párrafo puede llevarnos a Klein… Desde su teoría y, desde la percepción de los efectos del “estallido”, se podría pasar, de haber tenido a Caruso como un «padre fundador» recordado y erigido en un mito en el cual él era bueno, sin fisuras ni fallas, a convertirlo ahora en el padre terrible y totémico, mismo que a su vez nos convierte en «hijos» o “descendientes” sin legitimación… A mi parecer, como he venido planteándolo aquí, el pensarlo a partir de la posición depresiva kleniana, lo humaniza, permite contextualizarlo y, a su vez, nos posibilita el asumirnos y el pensarnos, en el aquí y el ahora, como parte de esa cadena y simultáneamente como cuestionadores de eso que se encontró, y en cómo puede apelar a la propia humanidad y vulnerabilidad en la que definitivamente nos encontramos como seres insertos en un tiempo y en un espacio cuyo manejo y control, como individuos y como grupo, es sumamente complejo, por decir lo menos…

“Nadie tenemos garantizada una visión correcta que nos haga adoptar la postura correcta […] una de las cosas que he aprendido en el psicoanálisis es que estamos partidos por el eje, cruzados por los conflictos […] qué difícil y, al mismo tiempo, qué enorme impostura reclamar a los otros que elijan siempre el lugar correcto. Lo interesante es que tales juicios sólo los aplicamos en las situaciones externas, ahí donde los matices se pierden, donde los deseos de los otros se nos escapan, pero también los miedos, el sufrimiento, las incompletudes” Juan Diego Castillo (2012) Correspondencia personal.

Lo psicoanalítico es también esa puerta que busca dejarse abierta, esa posibilidad de cuestionamiento permanente, esa incertidumbre flotante que invita a una reconstrucción en la teoría, en la clínica, en el sujeto y las instituciones que habita y lo habitan, que interpela y lo interpelan… «A las transformaciones dictadas por la angustia, el sufrimiento, el dolor; a las estrategias para negarlos o combatirlos para tratar de desembarazarse de ellos, y también para intentar superarlos» Green, A. (2002) p. 14.

¿Y uno? Antes que como psicoanalista, como ser humano ¿Cómo dar cuenta de aquello que no le tocó a uno vivir? Desde la comodidad de encontrarse junto con los seres queridos, afortunadamente, sin hambre ni frío, bajo un techo y sin ser perseguidos o torturados, o bajo amenaza de muerte y horror… Ambos panoramas se  me figuran diametralmente diferentes, estamos hablando de aquello que “conocemos” de la vida de otro ser humano que sucedió hace 71 años y murió hace 32… Caruso ya no puede contestarnos.

Estando en escenarios donde no se han perdido las garantías individuales creo que uno solo puede suponer, uno puede dejarse permear por el pasado -que tampoco es fácil, pero a la vez muy diferente-, a ciencia cierta uno solo puede imaginar… Me parece que la importancia de dar a conocer la historia es la búsqueda de hacer conciencia, a lo cual se opondría el no hacer acuse de recibo, el actuar como avestruz o, en los extremos,  yendo más lejos, como el buitre depredador que se alimenta de los muertos.

¿Cómo saber cuál es el principio y cual el final de una madeja?

La idea que se propone, con este trabajo, es de voltear a mirar los añejos surcos que quedaron ocultos entre la hiedra que se dejó crecer -durante cierto tiempo- a alrededor de la noticia de que Caruso trabajó en Spiegelgrund. Se puede sacar una lupa para estudiarla, mirarla y conocerla o se puede intentar cortar de tajo, como si de hiedra venenosa se tratara… En cada Novela Institucional existen encuentros y desencuentros, amores y desamores, culpas y vergüenzas propias y ajenas, mismos elementos que en condensación han apuntalado o talado el movimiento y la historia de la institución y de los sujetos que la habitan…

No se puede dejar de lado que, asimismo, la institución está inserta en una cultura y en  una sociedad, que a su vez son también organismos vivos y cambiantes2…  Cultura y sociedad, especificas, históricas, contextuadas.

Y, tras el recorrido por este escrito y por las reflexiones que su trabajo me generan,  una lectura personal es que, ante una inminente cercanía física y generacional con abuelos y padres, familiares y vecinos, amigos y sociedad, cuando estos han sido desgarrados en conjunto por la implicación en sucesos terribles, ya sea como actores, como víctimas, como ambos (¿cuándo hay un solo lado?), implicados en actos del orden de la inhumanidad y el horror, puede ser que las personas busquemos generarnos pausas en el tiempo y en la distancia, pausas para lavarnos las manos quizá. Pero también pueden ser para tomar un respiro, para olvidar, para retomar el camino cotidiano en búsqueda de una vida sin sangre, sin muerte, sin dolor…  En el imaginario y en el deseo que eso –imposible-,  callando,  volteando   o  negando,   se  haga  una  suerte  de  realidad.

También la duración e intensidad de tales pausas, tales formas de atender o desentender tendrían que ver con cada uno. Ya que, en algún momento dado, puede surgir el interés de mirarlo de frente y dejarse empapar por todo aquello que ya nos tenía “abarcados” desde tiempo atrás y no teníamos cómo figurarlo.

“Pero ¿no es posible también que estos nombres del lenguaje cotidiano sean incapaces de expresar las emociones reales y que por eso se produce un mutismo público, porque se llega a los límites de la empatía? ¿Porque el intento de comprensión, un querer entender, se acerca tan sospechosamente a la excusa?” Fallend (2010).

Creo que aquí también se puede plantear una distinción: entender es diferente que estar de acuerdo, entender no es necesariamente excusar, porque justo me parece que tiene que ver con el esfuerzo por conocer y ahondar en el contexto histórico, social y cultural bajo el cual nace, crece, se debate, se afecta y transcurre la Institución Analítica a partir de Viena y de ahí al mundo, llegando a México y al CPM.

¿Y de qué sirve preguntarse “eso”? ¿Ya para qué? Caruso ya murió, hace años que no se lee en el CPM3 … Viena y la Segunda Guerra Mundial están muy lejos en el tiempo y en el espacio… ¿Realmente es así? ¿En verdad el analista puede desmarcarse de esa forma? Ciertamente es posible… Pero, hay riesgos, Freud lo dijo, el pasado siempre regresa, y más si no se le ha trabajado… Es ese «personaje incómodo» que fue expulsado de la sala de conferencias, y que sigue buscando entrar por todos los medios… Y lo logra, se cuela y reaparece por donde menos se lo esperaba, nunca se irá… Y el pasado de Caruso retorna, incluso muerto lo persigue… Me preguntaría ¿A él o a uno?

Uno construye convicciones las cuales, siendo honestos, es difícil saber hasta qué punto y hasta cuando pueden ser sostenidas… Hay tantas aristas como subjetividades implicadas, y sin embargo, me parece fundamental poder hacerse un espacio para pensar, para pensarse y pensarlas. Es ante la muerte de niños que me encuentro sin estómago para digerir esto, me parece una aporía  ¿Por ello será que Caruso no ahondó en dar cuenta de “eso” que él hacía diariamente durante ocho meses y en cómo llevó eso en su  persona después?

Por mucho que duela enterarse de estos hechos me parece que, no retirar la mirada, en la medida en que nos permitimos el acceso a “eso” que se quisiera evitar y nos retuerce, y si nos afecta es quizá porque nos implica. La enorme dificultad con la que la vida nos enfrenta, podría pensarse, es que las situaciones generalmente no tienen sólo dos lados… Es realmente difícil que algo sea blanco o negro… Lo que cierra  el candado son los extremos porque se llega al orden de lo totalitario, de la radicalización de los puntos de vista o de los actos, quizá de reacciones que van de generación en generación dando pie a situaciones que pueden dejarnos muy mal parados.

Las palabras que se han escrito aquí son un intento personal de elaboración y cuestionamiento de lo encontrado, en una búsqueda por un recorrido propio, en el entendido que hay tantos y tan variados como interesados se encuentren.

Retornando a la teoría psicoanalítica y retomando el concepto de la “sobredeterminación”, que Freud emplea para el estudio de la histeria y del sueño,  éste constructo presenta a ambos como el resultado de un conflicto que busca expresarse. La sobredeterminación es producto de la condensación y del desplazamiento Algo de eso hay acá, me lo parece. Puede servir para pensar y hacer analogías con este escrito el cuestionar como: un solo factor, un solo cuestionamiento, un solo punto de vista no basta para producir o explicar lo que sucede en las comunidades psicoanalíticas implicadas con Caruso, una vez conocida su participación en Spiegelgrund.

Y tal “madeja” de sucesos y efectos muestran a nivel tópico, dinámico y económico la cantidad de elementos que puede contener al respecto el inconsciente personal y grupal. Hay bastas líneas que pueden elaborar los sucesos, independientemente de sus diferencias entre sí, lo cual no quiere decir que exista un número indefinido de explicaciones: cada una de estas requiere de verificación. Las diferentes cadenas asociativas, que hay en el sueño y en la histeria, se podrían poner al paralelo de las distintas formas de elaboración de lo encontrado, las cuales podrán coincidir en más de un punto preciso, pero, afortunadamente, será difícil encontrarnos coincidiendo unívocamente en los puntos trabajados… Habrá tantas diferencias como inconscientes.

Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, se encuentran miles de obras de arte provenientes de muchos de los países conquistados por Hitler, almacenadas clandestinamente en diferentes lugares por Herman Göring, entre otros, y pertenecientes tanto a los principales museos de Europa, como a colecciones particulares incluyendo de judíos por supuesto. Estos cargamentos inmensos se llevaron a lugares como el interior de una mina en Neuschwanstein, convertida en un inmenso laberinto de túneles transformados en bodegas con oficinas, mesas de restauración incluso de varios pisos cada una, conteniendo pinturas, esculturas, libros, de artistas de la talla de Miguel Ángel, Gante, Rembrandt, Rubens, Botticeli, Da Vinci, Masaccio, Degas, Correggio… «Pero aún quedaban objetos para los cuales había pocos sobrevivientes reclamando. Menorahs adornadas, copas de plata sacramentales, coronas de Torah, Torahs y otros objetos preciosos de las comunidades judías diezmadas» (Con base en el Documental «El saqueo de Europa. Parte I»).

El historiador alemán Ralf Rossmeissl trabaja, hoy día, en restaurar y honrar algunos de los objetos religiosos judíos que sobrevivieron para devolverlos a sus generaciones presentes. Él -siendo cristiano- adquirió una colección de coronas de Torah de plata de la guerra, que traen pequeñas campanas adentro llamadas «rimonim»… Y dice Rossmeisl «Cuando escucho el tintinear del rimonim judío me hace temblar, y con la primera llamada telefónica […], cuando se la coloca delante del auricular y se la hace sonar hace que la otra persona tiemble, a diez mil kilómetros de distancia«.

Pienso entonces que así como puede haber divergencias de pensamiento con respecto a lo sabido de Caruso, también puede haber convergencias, coincidencias y posibilidades de diálogo y de rehistorización del ahora: del cómo esto puede ser abierto, explicitado y mostrado como una parte del pasado que no se conocía, pero finalmente del pasado que tenemos en común en tanto comunidad analítica vinculada con Caruso.

Y retornando a Rossmeissl, él dice buscar devolver un “poquito de lo bueno”, qué mayor muestra simbólica del significado de una creencia y, por ello, causa de la persecución de una raza, que sus estandartes religiosos.

En el mismo documental se presenta que «A principios de 1949 las autoridades soviéticas devolvieron más de un millón y medio de obras de arte. La mayoría a países de Europa de Este, las devoluciones se detuvieron a comienzos de la década de 1960. Con la caída de la URSS en 1991, vinieron los primeros informes sobre los depósitos secretos donde quedaban decenas de miles de “obras de arte trofeo”, lejos de la vista del público». Obras de arte que comenzaron a ser reclamadas por Alemania, entre otros.

Y otra vez entran estas encrucijadas insalvables: un grupo de rusos  a los que les parece que quedarse con ese arte es una mínima cuota por todos sus muertos en la guerra y, por otro lado, otro grupo de rusos donde está Mikhail Shvydkoi, ministro ruso de cultura de 2000 al 2004, quien dice: «Esto siempre fue una carta política de los extremo-nacionalistas [rusos]. Mi posición es simple: Debemos hallar una solución civilizada. Recuerden, debemos de vivir en Europa juntos por un largo tiempo. El saber que una pintura alemana está colgada en la pared del Museo Pushkin no puede curar el dolor de mi padre volviendo a casa de Stalingrado sin los dedos».

Sus opositores le discuten que no hay una familia en Rusia que no haya perdido a alguien en la Segunda Guerra Mundial, generación que todavía vive con esas pérdidas. Y piensan que “Hay que dejarlos en paz, Alemania provocó dos guerras, es inmoral que todavía estén pidiendo que se les devuelvan las piezas de arte. Hay que dejar pasar dos o tres generaciones y entonces buscar resolver esa cuestión. Ahora es imposible resolver ese problema sin lágrimas de sangre». He aquí una muestra de la necesidad para algunos de “hacer pausas” como se decía más arriba.

Cuando Roissmeissl logra, tras una búsqueda exhaustiva, devolver sus objetos religiosos a la familia Weinschenk  para lo cual se prepara una emotiva ceremonia, él reflexiona «No se trata de investigación, ni de historia del arte, ni del contenido en plata de los objetos… Es que de esto, vuelve a crearse vida, vida que resuena en los corazones de la gente«.

Los hallazgos de Roissmeissl y su intento por devolver objetos que son preciosos por su significado simbólico e histórico son un intento de restauración en el otro y quizá en sí mismo por el pasado alemán del que proviene –esta ya es conjetura personal-.

Y agrega, «El arte pertenece a la humanidad. Sin esto, somos animales. Solo luchamos, vivimos, comemos. El arte es lo que nos hace humanos«

…Para muchos de nosotros el psicoanálisis y la búsqueda de su ejercicio es asimismo un arte, que requiere de pasión, de trabajo y de jugarse adelante y atrás del diván. Las posibilidades que nos presenta a nivel teórico y clínico permiten tanta plasticidad como deseo tenga el que las ocupa.

Me parece importante concluir con la brújula apuntando hacia la creación que abre la continuación de recorridos, posibilita y apuntala elaboraciones, en una disposición a la vida, no dejando de tener en cuenta que se va a acabar, que permanentemente nos hace resbalar y justo por ello hay que contemplarse al caminar.

Bibliografía.

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Filmografía.-

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1Cabe mencionar que los miembros activos son los así llamados responsables y representantes de todas las actividades relacionadas con el funcionamiento del CPM. Los miembros adherentes son los que participan en seminarios de la formación impartida por el CPM (Con base en la página oficial del Círculo Psicoanalítico Mexicano www.cpmac.net).

2“Las teorías y las escuelas como los microbios y los glóbulos, se devoran mutuamente y por su lucha garantizan la continuación de la vida”. Marcel Proust. Epígrafe usado por Roudinesco (1986). p. 6.

3Me parece que la Generación 25° -a la que pertenezco- es de las pocas donde todavía se leyó a Caruso. Desconozco si actualmente y en un futuro formaría parte del seminario “La Institución Analítica” o algún otro.