Homenaje a Marcelo Pasternac

 Beatríz Aguad

Homenaje a Marcelo Pasternac

Beatriz Aguad

Encuentros

Tomo nota que en este escrito, y en la lectura que hice de él cuando se efectuó el homenaje a Marcelo Pasternac, lo llamé, simplemente, Marcelo. Fue algo espontáneo, surgido seguramente de los largos años de amistad que me ligaron a él.

Lo conocí en Córdoba, Argentina, cuando era un militante universitario que no se dejaba silenciar y discutía las propuestas que llevábamos a los órganos colegiados. Pero nuestra amistad se inició y se fortaleció en México, al coincidir en varios proyectos relacionados con l’ école lacanienne de psychanalyse, en cuya fundación participó.

En esta ocasión quiero destacar el apoyo que me brindó cuando recibí la propuesta de dirigir la revista Litoral. Se trataba de hacerla inmigrar desde Argentina y, como ocurre con las migraciones, fue necesario encarar problemas legales complejos que se resolvieron al hospedar la revista en Epeele, editorial que él dirigía. Durante el tiempo en que la editorial le dio posada a Litoral (2002-2010), Marcelo no intervino ni cuestionó sus contenidos. Tampoco tuvo injerencia en su confección. Al comienzo, con un gesto que me resultó muy divertido (su rigor lo llevaba a veces a exagerar cuando quería dejar bien establecidos los acuerdos), dejó sentado ¡por escrito! su posición en tanto director de la editorial y mi autonomía en la dirección de la revista. Su relación con ésta fue personal: colaboró como autor y promovió las actividades que Litoral organizó e incluso participó en varias de ellas. En pocas palabras, fue un compañero y un amigo.

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Dr. Marcelo Pasternac

Esta cercanía me dio a conocer su insistencia en que no iba de suyo la vida. Me hizo saber que disfrutaba el estar vivo, pero que todo lo que se le presentaba era “hoy por hoy”. Decía algo así como: “Hoy estamos bien, gracias”. Ese modo de concebir su existencia, ese ejercicio cotidiano de incertidumbre respecto a la permanencia de su vida, la implicó en su concepción del psicoanálisis, cuya existencia tampoco veía asegurada.

Y esto se muestra cierto si se tiene en cuenta la arremetida actual de las ciencias biológicas en su intento por fusionarse en un mismo campo con el psicoanálisis. Ellas hacen de las huellas mnémicas halladas por Freud un equivalente de las conexiones sinápticas y producen una teoría neuronal que conduce a la causalidad y, de este modo, a un estatuto científico y universal que amenaza con ahogar el hallazgo del inconsciente.

Me importa este señalamiento porque revela cómo la insistencia de Marcelo a este respecto conducía sus reflexiones. Hace años, en una intervención oral que sostuvo en la APM, señalaba que hay más de un Freud en Freud. Por un lado, decía, se encuentra el Freud medicalizable – con todo lo que esto implica de normativización en los tratamientos y de respuesta a la demanda social afín con lo que se considera el bien de los individuos1. Este Freud, agrego, goza de buena salud y parece longevo.

Por otro lado, mostró la existencia de otro Freud, el de El Malestar en la cultura, el Freud radical e incluso indigerible, que subraya esa escisión entre enunciación y enunciado y se cuestiona sucesivamente en el curso de su propia trayectoria acerca de la experiencia que inauguró, porque comprueba que se agotan los efectos específicamente psicoanalíticos en las dimensiones transferenciales, no analizadas debido a efectos sugestivos. Al concluir que es a este Freud que retorna Lacan, para lanzarse desde allí hacia adelante desde las grietas de las contradicciones del mismo Freud, con coraje Marcelo sostuvo que sin Freud el psicoanálisis no hubiera existido y sin Lacan el psicoanálisis ya hubiera sido digerido por los mecanismos de recuperación ideológica2.

Recorridos

Marcelo se ejercitó en la interpretación transliterante, interpretación que se refiere a elementos-letras que se hallan en la superficie y no en un fondo oculto que alojaría una causalidad positiva3. La verdad no la encontró entonces en las profundidades, en el pensa-miento mentiroso, sino en el mismo texto transliterable.

¿Y con esto qué se propuso Marcelo Pasternac? Se interesó por la letra. No solo tradujo, acompañado por Nora, su compañera, y Silvia, su hija, el libro de Jean Allouch – recientemente reeditado – curiosamente fue el último libro que editó en vida, como director de Epeele – sino que llevó a la práctica las operaciones que allí se sitúan desde el vamos, desde el subtítulo: transcribir, traducir, transliterar.

Se entiende entonces su participación en Littoral, revista de psicoanálisis que apareció en París en 1981 y dio lugar a la creación de l’ école pocos años después. Allí publicó dos artículos en los que se explayó sobre las vicisitudes de la traducción. Abordó los problemas de la traducción al español de los Écrits4, e insistió en ello en los siguientes “aumentos y correcciones” de esta obra5.

Cuando la revista Littoral se produjo en Córdoba, Argentina6, fue elaborando una sección llamada ESCOLIO, que luego daría lugar a su libro: 1236 ERRORES, ERRATAS, OMISIONES Y DISCREPANCIAS EN LOS ESCRITOS EN ESPAÑOL7. La cubierta de éste es muy expresiva: la ilustración de portada muestra a una pobre letra A muy castigada a bastonazos por dos personajes, que bien pueden también ser letras desfiguradas8. Desde allí se abre la idea de la desfiguración de la letra. Por otro lado, el libro cuenta con una nota en su primera página en la que se lee:

“…sobre todo, abrir en la lengua española un espacio de trabajo sobre los Escritos de Lacan que no sea el privilegio exclusivo, y excluyente, de quienes tienen acceso directo a su texto en francés…”.

Este fue sin duda el propósito de Marcelo que fiel a la letra produjo otros dos libros más: Lacan o Derrida, psicoanálisis o análisis deconstructivo y Comentarios a Neologismos de Jacques Lacan. Éste último tuvo como coautora a su esposa y compañera, Nora Pasternac9.

Sería imposible mencionar acá la cantidad de artículos que escribió de modo que me referiré sólo a uno, aparecido en Litoral 15: “Lacan corregido y aumentado”10. Este texto tiene la chispa del chiste propia de Marcelo. Así era él: seriamente chistoso. El hallazgo de un calamitoso error en la traducción que se editó, lo llevó a una seria investigación plena de humor. Fue, hasta hoy, la única vez que los editores de los Escritos admitieron una corrección.

Es posible que muchos de los que acá están reunidos no prestaron atención a la lectura de sus primeras líneas. Pero Marcelo, riguroso, se detuvo en el primer párrafo de la llamada “Obertura de esta recopilación”, en el mismísimo comienzo, en la página tres de los Escritos, donde se lee:

“El estilo es el hombre mismo”, se repite sin ver en ello malicia alguna, ni inquietarse porque el hombre ya no sea una referencia tan segura. Por lo demás, la imagen del mono imitando a Buffon en trance de escribir está ahí para sostener la inatención11.

O sea que la traducción, que esta vez no puede atribuirse a Tomás Segovia, propone algo como lo que acá represento en imagen12. Aunque en el párrafo citado se habla de “la imagen del mono imitando a Buffon” sin darle una ubicación precisa, me he permitido ponerlo en la cabeza para acentuar lo que Marcelo señalaba al comienzo de su búsqueda: “que el mono demuestra que el hombre no es referencia segura”.

(Ver imagen en la página que sigue, página 5).

Ya que los textos de Lacan son tan difíciles, vale la pena preguntarse a qué se refería con la imagen del mono que sostiene la inatención. Como dijimos antes, Marcelo señaló que quizás el mono demostraba que el hombre no es referencia segura. Entonces empezó una búsqueda. Hizo un viaje a Paris y visitó el Jardin des Plantes donde se halla un monumento a Buffon13. Pero allí no vió a Buffon en trance de escribir y, mucho menos, lo encontró acompañado por un mono14.

Marcelo visitó entonces lo que llamó “el templo de la documentación iconográfica”, la Casa Roger Viollet. Allí tuvo acceso a un portafolio dedicado exclusivamente a Buffon en una sección nombrada ¡Sabios! La revisó cuidadosamente y ¡ni rastros del mono! Se lee en su texto:

En cuanto a Buffon escribiendo (como para que alguien lo imitara) la búsqueda fue coronada con algún resultado: la foto correspondiente al negativo LM 3865 muestra la primera versión de la misma estatua del Jardin presentada por Carliès, en el “salón de 1902”, y allí, entre el pulgar y el índice de la mano derecha, sobre la cabeza de un león, Buffon sostiene una pluma (para escribir) suprimida en el Jardin.

Pero el mono sigue desaparecido. Preguntándose entonces cuál sería la imagen a la que alude Lacan se le ocurrió a Marcelo pensar en un error de traducción. Fue entonces a la edición francesa de los écrits. Allí, en las primeras cuatro líneas, de la primera página de la Ouverture de ce recueil leyó:

“…Au reste l’ image du linge parant Buffon en train d’ écrire, est là pour soutenir l’ inattention”.

Líneas de las que nos provee su traducción:

“…Por lo demás, la imagen del ropaje que engalana a Buffon en trance de escribir está ahí para sostener la inatención”.

Mayette Viltard, por su cuenta, emprendió una pesquisa y señaló un error en la traducción de linge15. Cito algunos de los párrafos de una carta que le envió a M. Pasternac, que ponen en evidencia no sólo la importancia de la corrección de la traducción sino también la importancia del concierto de varios en su confección:

“Buffon era odiado por cierto número de sus contemporáneos. Su estilo de vida demente del tipo “gran señor” se prestaba para la caricatura. Entre ellos corrían rumores de que el célebre naturalista no se habría sentado jamás a su mesa de trabajo sin haberse adornado previamente de guarniciones y puños de encaje. Esos “puños de Buffon” (manchettes de Buffon) siguieron siendo largo tiempo proverbiales para caracterizar cierta afectación, cierta pompa de estilo, de amaneramiento, de la persona…..En efecto, Lacan hace referencia al estilo de vida de Buffon en su castillo de Montbard, estilo acerca del cual Hérault de Séchelles había hecho un panfleto…El linge es efectivamente la expresión del siglo XVIII para hablar de la lencería fina que adornaba a los hombres”.

Lacan no había olvidado esto. Y Marcelo propuso entonces una modificación a su traducción que quedó así:

“…Por lo demás, la imagen de la lencería fina que engalana a Buffon en trance de escribir está ahí para sostener la inatención”.

Finalmente terminó su búsqueda preguntándose cuál sería la inatención que se apoderó del esforzado traductor:

…quizás pensando que el hombre “ya no es referencia tan segura” – se decidió, dejando volar su imaginación (traidora), a introducir un mono (singe en francés…al fin y al cabo no es tan diferente de linge ¿no?). De esta manera podría quizás encontrar (¿por el lado de Darwin?) una respuesta original a la oscura definición del estilo: “El estilo es el mono mismo”.

México, 15 de diciembre de 2011.

Notas

1 Intervención en el debate de la APM, Vigencia de Freud en el pensamiento contemporáneo, México, D.F., 30 de mayo de 1998.
2 Íbidem.
3 Es el mismo Freud el que alude a ella. Freud se refiere a Artemidoro que cuenta cómo Aristandro dá a Alejandro de Macedonia la interpretación de su sueño. Alejandro, fatigado y disgustado por la espera que el sitio a Siria le imponía, sueña con un sátiro que baila sobre su escudo. Aristandro hace de este sueño una interpretación transliterante al descomponer sátiro en Sa Tiro: Tuya es Tiro. Lo que decide la batalla para conquisar Siria. Cfr. Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, Primera parte, Tomo IV, nota 4, Amorrortu Editores, p. 121.
4 M. Pasternac, “L’edition des Ècrits en espagnol”, en Littoral Nº13: traduction de Freud, transcripcion de Lacan, Edition Éres, Toulouse, France, 1984.
5 M. Pasternac, “Lacan “corrigé et augmenté” en espagnol”, Littoral Nº 27/28, Edition Éres, Toulouse, France, p. 173.
6 En sus comienzos, la revista Littoral en Argentina, fue una revista de traducciones al español de los textos aparecidos en la revista francesa, por eso llevaba en su nombre dos tt.
7 M. Pasternac, 1236 ERRORES, ERRATAS, OMISIONES Y DISCREPANCIAS EN LOS ESCRITOS EN ESPAÑOL, Epeele, México, 2000.
8 Portada: Letras animadas, Petit Journal pour rire, Paris, 1856.
9 M. Pasternac, Lacan o Derrida, psicoanálisis o análisis deconstructivo, Epeele, México, 2000.
M. Pasternac, Nora Pasternac, Comentarios a Neologismos de Jacques Lacan, Epeele, México, 2003.
10 M. Pasternac, “ESCOLIOS, Lacan “Corregido y Aumentado”… (En español)”, en Litoral Nº 15: Saber de la Locura, Edelp, Córdoba, Argentina, octubre 1993, p.149.
11 Jacques Lacan, escritos 1, Siglo XXI editores, décima edición en español, corregida y aumentada, 1984, México, D.F.; Madrid, España; Argentina; Bogotá, Colombia.
Advierto que esta edición fue hecha simultáneamente en cuatro países de lengua hispana, circunstancia que no paso por alto ya que indica la extensión editorial de los Escritos – no su transmisión. Justamente trabajar la letra hace la diferencia.
12 Agradezco acá al ilustrador que efectuó la imagen: Camilo Pérez Aguad.
13 http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e6/GLBuffon.jpg
14 Ilustración de Camilo Pérez Aguad
15 El subrayado es mío. A partir de acá los subrayados que marcan tanto a singe (mono) como a linge (lencería fina, al modo de los manchettes de Buffon ó “puños de Buffon) son de mi autoría.