Autobiografía radial de Igor Caruso.

 Igor A. Caruso

 

“Sabe usted, a menudo me pregunto ¿por qué estoy aquí y no en otro lugar? No en casa o en mi tierra natal, aunque he aceptado a Austria como un segundo hogar con mucha lealtad y afecto. Y si ahora la pregunta es de alguna manera filosófica, no sólo geográficamente: ¿Por qué estoy aquí en verdad? Eso demuestra que cuando se tiene un poco de sensación de alienación no se está en casa en ningún lado, y por otra parte, uno se siente un poco en casa en cualquier lugar. En aquel entonces en Bélgica cuando era un joven estudiante y vivencié las raíces, por así llamarles, de lo que después serían mis experiencias en los países latinoamericanos, en muchos países europeos. Yo he, yo estaba bastante abierto, yo era, bien, no estaba a priori en contra. Fue un poco extraño para mí, porque me he sentido pocas veces perteneciente a algún lugar. Mi pertenencia tuvo que ver con que las condiciones apropiadas se dieran. Que mi familia lo había perdido todo cuando tenía yo cuatro años, es obvio, creo, ya lo he notado, pero durante las circunstancias de la guerra, la revolución y la anexión y situaciones de ese tipo, he perdido mis bienes personales, como mis manuscritos, mis libros, etcétera, los que como estudiante tuve bastante, los he perdido totalmente tres o cuatro veces en mi vida. Una vez lo perdí todo por el GPU (policía secreta de la URSS), otra vez lo perdí todo por la Gestapo, y yo todavía tenía cajas en Lovaina y quise ir después de la segunda guerra mundial, para recoger las cajas, y en lugar del pabellón del Colegio, que fue antes de la Segunda Guerra Mundial, donde viví y donde podía encontrar las cajas, encontré un cráter de bomba. Eso también se había ido. Todo eso me conformó una naturaleza muy cosmopolita y desarraigada. En la psicología, en la pregunta sobre la persona quisiera por decirlo así forzar, lanzar, y he hecho buenos estudios, la universidad de Lovaina es excelente, siempre la puedo recomendar, a pesar de su inclinación católica y esas cosas. Así que hice mi doctorado con una tesis, que entonces era raro, un doctorado era más o menos similar a una cátedra en el Oeste en ese momento, lo hice con una tesis sobre Piaget, el psicólogo famoso que aún vive, lo digo en serio porque es un modelo a seguir muy grande para mí, una autoridad en psicología. Sí, así que he terminado mis estudios allí, y había trabajado en una orientación infantil. Pero la aventura querría por ahora no partir. Por ejemplo he viajado a Estonia, y Estonia era entonces una pequeña república en el mar Finlandia –si no me equivoco– o en el Golfo de Finlandia. Y ahí, en la Segunda Guerra Mundial, me he separado de Bélgica, de mis padres, de mi lugar, de mi trabajo.

La guerra se había desatado. De alguna manera pasé por alto recoger los papales a tiempo y hacer los demás preparativos, pero Estonia fue anexada por la Unión Soviética durante la noche otra vez. Así que para mí la existencia de la Anexión comenzó de nuevo. Todo el tiempo fui interrogado y cuestionado. Todos los días, un tipo de toma de declaración, todo con fines de saber mi postura ideológica, etc. Entonces tengo, es difícil de creer, ¿no es cierto?, para mí fue una gran aventura y un gran esfuerzo, porque vivía en Bélgica y no tenía entonces ninguna actividad política, y ahora tengo una; tengo convicciones políticas, pero no realizo ninguna actividad, y por.., acerca de Alemania, que hoy ocupa Bélgica, es complicado, así que estoy en (…palabras ininteligibles…) ocupó Estonia. Pero los alemanes entonces, mientras no podía llegar a Bélgica, en la frontera me han hecho pasar dificultades, me dijeron: ‘Sí, espere un momento, ¿está usted seguro, usted, pero todavía no está, por qué viene a la Unión Soviética?’. En ese entonces había, superficialmente, una gran amistad entre Alemania y la Unión Soviética, pero esa amistad era obviamente solo en la apariencia, así que me volví inmediatamente sospechoso, poco fiable, poco seguro políticamente, como se decía entonces. Me pusieron en un campo de concentración, y yo demostré, ¿qué más podía hacer?, mi inocencia.

Pero no estuve autorizado a ir a Bélgica inmediatamente, tendría que trabajar para los alemanes, que entonces se llamaba ‘Eoro’ (no conozco el término oficial correcto, esta es la designación onomatopéyicamente reproducida; debe ser la abreviación para el servicio de trabajo involuntario, de acuerdo con la Sra. Mendel, Frankfurt, probablemente el RAD, Servicio de Trabajo del Reich1) (PS), yo no lo sé, de todos los países han traído gente joven –y yo tenía en ese entonces, digamos, había cumplido 26 años– han traído a toda la gente joven a Alemania, a mí mismo me llevaron a Alemania. Entonces no se me permitió volver a viajar, gracias a mis familiares, que todavía tenía por todas partes, mi familia se había ramificado bastante, tengo una línea griega, una línea de Rusia, una línea italiana, según se, llegué a Viena en el año 42. Bueno, fui contratado en un alto Departamento en Viena, en Steinhof. En ese hospital infantil, paulatina y rápidamente vislumbré los secretos del Tercer Reich, porque muchos niños fueron asesinados. Así que no lo sabía, yo como psicólogo, políticamente no fiable, extranjero, etc., no me tenían al tanto (eingewehit2), por supuesto. Pero no soy tonto, o no lo era y poco a poco fui aprehendiendo la espantosa realidad. Entones el médico jefe era el Dr. Ernst Illing, de Berlín, creo, el que controlaba todo. Él sería decapitado tras la guerra, de acuerdo con la sentencia de un Tribunal Popular3 austriaco, fue la primera pena de muerte por crímenes de guerra allí. Sí, pero hasta que ejecutaron a mi jefe me di cuenta de que yo seguía siendo visto por él como un personaje poco fiable, indisciplinado, yo no encajaba de alguna manera con los nazi alemanes, me echaron a patadas (hinausgeben) y terminé en el Maria-Theresien Schlössel, un pequeño hospital mental en Viena, en Döbling. Los niños con retraso mental más severo, estaban en Spiegelgrund, que es otro nombre para la misma clínica, Baumgartner Höhe, Steinhof, por lo que este departamento (de niños en Steinhof4) fue llamado am Spiegelgrund. Los que tenían epilepsia, los retrasados mentales fueron asesinados, ¿verdad? Sí se ha hecho. Por supuesto, mucho más sucedió también en Steinhof, se asesinaron adultos, lo que el Tribual austriaco ha evidenciado y lo que no, no lo puedo decir con seguridad. Yo sabía entonces que en el María Teresa Schlössl, en la clínica para adultos, donde yo estaba con el príncipe Auersperg, sí, ahí estaba él también, por ejemplo, una noche nosotros recibimos equivocadamente, me parece, un enfermo con una forma grave de esquizofrenia. Normalmente no teníamos casos de así llamados “locos” en la clínica Maria-Theresien. Esos fueron los casos neurológicos y pocos psiquiátricos. También neurosis, que luego trataba con psicoterapia. Pero hubo uno, que era un error en el envío por así decir, del coche de la ambulancia. Una niña, una joven, una catatónica completamente rígida, y yo traté de encontrar algo que la despertara, que la destrabara. El médico jefe me dijo: Sí, intenta algo, porque de lo contrario, será enviada a Steinhof y probablemente liquidada. Y recuerdo que con los métodos de aquel entonces y con solo hablar mucho menos saldría bien librada. Pero esos son los recuerdos más escalofriantes que se cargan, y, por supuesto, se sabía todo lo que decían ellos, o los que dicen que la gente no sabía – que se sabía todo, se sabía todo.

En el tiempo de los Nazis los métodos eran, ¡oh Dios!, eran una extraña mezcla. Entonces la psiquiatría clásica alemana era la psiquiatría oficial, y precisamente era el cuidado, la custodia lo único que los enfermos realmente disfrutaban, y aquellos, los que “valían la pena que vivieran” eran, según la terminología de aquel entonces, eran poco a poco liquidados, poco a poco desaparecidos. Se hacía muy poca terapéutica. Tengo mucha suerte, porque pude trabajar en la pequeña clínica Maria-Theresien-Schlössl, ahí pude dar terapia a neuróticos. Aquellos estados de angustia o malestares depresivos, etc., eso con los que cada uno puede vivir, los que se han vuelto crónicos, que la mayor parte de ellos tienen origen en la infancia. Nosotros podíamos tratar con el método analítico, que yo lo tenía que practicar, porque la gente era asignada a nosotros por cuatro, seis y ocho semanas a lo mucho. Era, entonces se entendía en serio que con los enfermos5 no se bromeaba, estaba bastante reglamentado y todo lo que era psíquico era más bien considerado deleznable para los dirigentes. La psicología como tal era buscada sólo como un fortalecimiento o una educación para los superhombres o los arios o alemanes, en cambio los maestros de la psicología clásica como Wundt, Helmholz, etc., lo interpretaban como que todo estaba predeterminado por la disposición natural. Eso significaba para los Nazis, en última instancia: por la raza. También se buscaba en la psicología conseguir alguna forma acuñar la disposición natural del hombre y una reglamentación de la especie, una estabilización de los factores nacionales de la especie. Pero debo decir que, gracias a Dios, los Nazis tenían otras cosas que hacer y la psicología permaneció relativamente tranquila (no lastimada), relativamente, ¿no es cierto? Prescindiendo de los colegas judíos, particularmente la psicología profunda, del psicoanálisis. Serían diezmados, y los colegas judíos de Austria debían, no más que los de Alemania, donde eran menos numerosos que en Austria, salir del país, y dejaron tras de sí un vacío, un hueco, porque los más brillantes intelectuales y los descubrimientos de esos pioneros fueron desaparecidos de la ciencia. Eso no se sabía. Se quemaron los libros, no se podían encontrar en las bibliotecas, etc., y se tuvo que recuperar todo después de la guerra, yo lo hice afanosamente. Entonces fui llamado, poco a poco las relaciones se estabilizaron, solo que era para mí una permanente repetición, que ya había vivido a los cuatro años, aproximadamente tenía en aquel entonces 30 años, a los 31 años lo viví, fui convocado a Innsbruck por el Profesor Urban, entonces director de la clínica psiquiátrica de Innsbruck. (Caruso llegó a Innsbruck en 1946). No digo llamar, porque yo solo era asistente (ayudante de cátedra, pasante). Hoy en día, me gusta mucho Innsbruck, pero no lo sé, no me sentí ahí muy bien así que me regresé a Viena para hacer práctica privada y hacer una formación, una formación psicoanalítica, primero con Aichhorn, luego –Aichorn era de la vieja guardia de los psicoanalistas, después con Freiherrn von Gebsattel (Viktor Emil von Gebbsattel), quién no hace mucho ha muerto con más de 90 años de edad. De Aichhorn aprendí sobre todo el interés y la intuición por la juventud. Aichhorn era un hombre divertido, corpulento, más bien redondo, frecuentemente usaba una boina a la Wagner o de tipo vasco, nunca entendí que tipo de boina era. Un hombre muy pintoresco. Entonces, poco antes de su muerte se puso terriblemente delgado y se le veía muy mal. Él era no solamente un gran psicoanalista, sino un genio, un hombre genial de verdad. Él podía hablar con los jóvenes, pero también con niños, con analizandos, es decir, con los que se analizaban con él, uno encontraba su personalidad completamente, no dominante, sino muy accesible, era muy apreciado. Él era un hombre muy respetado, bondadoso y generoso.

Justamente en esta Austria, en la que yo, yo, yo veo sus debilidades, sus rasgos a veces cómicos, aun así amo profundamente a esta tierra y a su pueblo. Porque aquí he conocido a mi mujer, durante la guerra.  Él estuvo en un campo de concentración, no porque fuera un opositor al régimen, sino porque era un conocido patriota austriaco. Su apellido era Mayer-Gunthof, mi esposa es Maria Meyer-Gunthof y yo aquí, es decir, en Viena, en Austria, en Viena, donde yo la conocí en 1942, después nos casamos en el 50, después de 8 años, en el 58, nació nuestra primera hija, de nombre Alexandra, ella ya ha viajado conmigo a México, Brasil, etc. Ella quería firmemente estudiar antropología en la Ciudad de México, y mi esposa está también aquí y me ha ayudado mucho con mi manera de vivir, con mi desarraigo. Y no siempre le fue fácil ayudar a este hombre.

Yo fui convocado siempre en los viajes, los congresos y como profesor invitado en universidades, entonces me di cuenta, había pasado ya mucho tiempo desde la guerra, algunos años desde la guerra, yo, yo no voy a contar de estos años, me los voy a saltar, entonces, he aprendido español, entonces finalmente he podido conocer Brasil, Colombia, México, etc. Yo era profesor, pero no quería abandonar la institucionalización6, quería ejercer mi práctica privada, mi trabajo, mi ejercicio del psicoanálisis, etc., la investigación en el por mí fundado Círculo de Psicología Profunda, que por cierto estaba en camino de convertirse en una Federación, una Federación Internacional representada aquí en Salzburgo y también en cada, en casi cada estado, y en el extranjero, particularmente en América Latina, ya que muchos estudiantes vinieron de allá. Sí, mientras estuve enfermo, por así decir, mientras tuve el ataque de debilidad, recibí una llamada para trabajar en Salzburgo, primero como profesor honorario, era realmente sin compromiso, un lindo título con muchas clases, pero por lo demás sin administración7 y así. Entonces recibí al mismo tiempo una llamada de Berlín, de la Freie Universität (Universidad Libre) y de Salzburgo como profesor de tiempo completo y la venerable señora Ministra Firnberg8 me invitó muy amablemente a eso, me dio la opción de rechazar la llamada de Salzburgo, en parte por mi mala salud y en parte por mi edad, y retirarme a mi práctica privada, en la investigación privada como profesor emérito. Ese es mi inminente futuro. Se llega siempre al descanso. Pero ¿por qué en Salzburgo y no en otro lado? Sí, me gusta mucho Salzburgo. No quiero decirlo fríamente, pero la pregunta filosófica permanece: ¿Por qué en Salzburgo y no en Kischinew, en Luvar o en la Ciudad de México?

Es para considerarse, obviamente, que detrás del agitado carácter de mi vida hay mucho que no mencioné o que mencioné poco, y le he dejado intranquilo. Esta intranquilidad también me ha impregnado y probablemente se ha quedado en mi forma de ser. Pero debo ser justo, debo ser objetivo, hay aspectos duraderos, incondicionales, como la inclinación por la identidad, autenticidad, de alguna manera siempre actuando y con ello lo hacen también sentimientos verdaderos que me han sido traídos, que espero haber traído a mis amigos, en parte a las mujeres, en parte en el matrimonio. Usted ve, hay cosas estables. También tengo amigos en Austria, a pesar de que ya no más, también vinieron a Austria de niños, pero yo me he hecho verdaderos amigos. No los voy a nombrar, porque –por dios– tengo la sensación de una cierta inseguridad, que eso es simplemente un asunto muy íntimo y privado, porque la vida es colorida, tan llena de contradicciones.

Sabe usted, es curioso. Le puedo contar sobre mis años de escolar, mis años de secundaria y preparatoria en el internado, y no por qué ocasión me han dicho, porque: una vez un sacerdote discutió9 conmigo sobre un santo que cité, y dije: quisiera llegar a ser un hombre así. Y este padre católico me dijo: ‘No, eso es falso. Usted debe llegar a ser, como usted verdaderamente es. Llegue a ser como su vocación se lo dice, y no como un santo, porque todos los santos han vivido su identidad de acuerdo a otra forma.’ Y ve usted, es curioso que yo me acuerde, que me acuerde bien, lo que el sacerdote me dijo, pero no me acuerdo del nombre del santo, y eso dice mucho, creo yo. Y yo recuerdo que admiré a muchas personas y todavía lo hago, pero realmente no quiero ser como alguien más. Este incidente con el consejero de la iglesia, que no se me ocurrió de entrada, ha permanecido en mi memoria, lo recuerdo de tanto en tanto. Y fue sin querer, que una tarde, mientras se daba una pequeña discusión, mientras teníamos una pequeña charla ese sacerdote belga me dicto un precepto, y verdaderamente busco vivir según él.”

 


1 El Reichsarbeitsdienst (en español «Servicio Laboral del Reich»), abreviado RAD, fue una institución establecida por la Alemania Nazi con el objetivo de reducir el desempleo, similar a programas de ayuda en otros países. Durante la Segunda Guerra Mundial fue una formación auxiliar que sirvió de apoyo para la Wehrmacht (Ejército Unificado Alemán).

2 Este verbo quiere decir iniciado, inducido, y la forma en que está utilizado en la frase, eingeweith sein, quiere decir saber el secreto.

3 Volksgerichtshof (Corte o Tribunal del Pueblo) fue un tribunal establecido por el canciller Adolf Hitler en 1934 y que estuvo en vigencia hasta abril de 1945.

4 Nota del traductor.

5 Aquí habla de los enfermos en general, no solo de los enfermos de los nervios. (nota del trad.)

6 Nota del trad. Caruso usa la expresión “mich reglamentieren lassen”, literalmente es “soltarse de las reglas”.

7 Nota del trad. La palabra empleada por Caruso es Verwaltung, que significa administración. Supongo que se refiere a que en Salzburgo no tenía injerencia en la administración de sus clases. Que su puesto era meramente didáctico.

8 Hertha Firnberg fue la primera ministra socialdemocráta de Austria. Fue ministra entre los años de 1970 y 1983.

9 Nota del trad. El verbo diskutieren, aunque se traduce literalmente como discutir, en alemán no tiene la connotación de enojo o pelea que suele tener en español.