Teresa Morandi Garde. Psicóloga Clínica. Psicoanalista. Barcelona

“…lo que define el modo de actuar de los hombres no son las condiciones objetivas de una situación, sino la manera en que ellos perciben e interpretan esas condiciones”.Harald Welzer 2

                                      “Con el dolor podemos hacer dos cosas: convertirlo en odio, en rencor, o elaborarlo, sublimarlo y convertirlo en crecimiento, poesía, literatura, fraternidad, solidaridad con las víctimas. Este fue mi camino”. Cristina Peri Rossi3

  • Tres modos de conceptualizar las Violencias:

Para adentrarnos en la complejidad del tema, haré referencia a tres modos de presentación de las violencias y su compleja interacción, descriptas por  el  filósofo S. Zizek4 :

Una violencia “simbólica”: 

Encarnada en el lenguaje se articula  en discursos, los cuales suelen imponérsenos, incluso inconscientemente. Un ejemplo es cómo la imagen/ figura de lo diferente (sea mujer-rojo-judío-musulmán-loco-gay-trans- etc.) ha sido construida en la tradición y en el narcisismo de cada sujeto, no pudiendo luego distinguir entre esa imagen que circula- generalmente vista en masa y deshumanizada- y el otro de la realidad. A su vez, ese otro también puede verse a sí mismo a la manera como es visto. 

Son discursos peligrosos en tanto se autoproclaman “verdad”, obviando la complejidad de la vida psíquica, social y determinando un sentido ideológico que puede derivar en racismo, odio, segregación. 

El dramaturgo W. Mouawad, trabaja este tema en sus escritos y obras de teatro- varias de las cuales hemos podido ver representadas en Barcelona-. Dicho autor, en cada creación, no deja de interrogarse sobre una cuestión fundamental: la identidad y las violencias traumáticas que atentan contra ella, basándose en su propia experiencia: “Mi identidad se ha construido en el hecho de odiar al otro, de odiar a los palestinos, de odiar a los israelíes, de odiar a los chiitas sólo porque no eran cristianos maronitas. Es el exilio el que me ha hecho reencontrar en mi vida a esa gente y me ha permitido tomar conciencia de ese insecto espantoso que llamamos odio, que está en mí, que veo y del que me debo avergonzar. Yo he convertido en mis héroes a estas personas a quienes me enseñaron a odiar. Mi héroe es un personaje al que yo mismo podría haber matado. En lugar de ello, le he dado la palabra en mis obras”5. Reconoce que ese discurso de odio marca su identidad y no negarlo abre la posibilidad de desandar ese camino, considerarse él mismo como diferente y, a través de la sublimación dar  al Otro y a su palabra un lugar. 

Es necesario estar atentos y además de oponernos a toda forma de violencia, trabajar en las sociedades actuales esos discursos de odio que se están haciendo presentes sin ningún pudor 6.

-Una violencia “sistémica u objetiva”, 

Se trata de un real que determina -por medio de relaciones de dominio, de control  y explotación- una realidad social de miseria, desigualdades, segregación, ocasionando  la mayor parte de violencias, aunque lo que se condena con más fuerza sea la violencia visible del terrorismo, de los fundamentalismos. 

Un ejemplo muy actual, en  Europa y otros países: las  vidas que “no importan”, la nuda vida7 miles de personas que mueren huyendo de guerras, del hambre, del expolio de los recursos de sus geografías. Algunos llegan a las fronteras y son devueltos o encerrados en campos de concentración. Verdadera vergüenza europea y del mundo. La “ultra derecha europea, lleva adelante el mayor genocidio del siglo XXI en el Mediterráneo”, diseñando una especie de cultura anestésica, que evita duelos8. 

-Una violencia subjetiva 

Que son, por una parte, las violencias visibles, muy destacadas a través de los medios llamados de comunicación: asesinatos y violaciones de mujeres, de niños, ataques homofóbicos y racistas, narcotráfico, delincuencia, fundamentalismos diferentes,  que pueden- y lo hacen, sin duda-  horrorizarnos y conmovernos.

Y por otra,  aquellas – que hacen al tema que me interesa plantear-  que este autor reconoce como invisibles/mudas, que se producen en un registro inconsciente, que apunta  a una cierta denegación, presente ante violencias de todo tipo: “lo sé, pero no quiero saber lo que sé, así que no lo sé”.  

Esa tendencia a negar  aspectos oscuros de lo humano: la barbarie, la crueldad,  aparece claramente en diferentes procesos dictatoriales Pensemos en tantos judíos que no huían porque se mostraban incrédulos frente a la impiedad de los nazis. 

No creer en  la crueldad humana, en el hecho de que nadie está exento de ejercer alguna de sus formas,  es desconocer las fuerzas pulsionales de odio, de hostilidad  en el Otro y ocultar las propias. En ciertos acontecimientos históricos se ha llegado a valerse de la melancolización, humillación  del Otro para poder maltratarlo y aniquilarlo9 provocando inhibición e impotencia y acarreando violencias,  en forma de rechazo y odio hacia otro humano- “extranjero”- quien con su presencia nos recuerdan algo que no queremos ver: nuestra propia “extranjeridad”, vulnerabilidad, fragilidad y desamparo.

Entiendo que es capital insistir sobre ese reconocimiento porque- como sabemos- tiene consecuencias en el psiquismo, sobre todo de quienes están en” construcción”, es decir niño/as y adolescentes, que asisten a la deshumanización/ cosificación/ desubjetivación de las personas, excluidas de derechos. 

  • 2 – “Las uvas de la ira”:

El título que he elegido10 lo he tomado prestado a la novela de J. Steinback, escrita en 1939, narración  que es  una dura crítica social a la amarga pobreza de los trabajadores migrantes de Estados Unidos, en  los años 1930, en tiempos de la Gran Depresión. Y es también un alegato sobre la condición humana, sobre sus luces y sus sombras.

Al volver a releerla y – a pesar del largo tiempo transcurrido- , quizás por obra de la repetición, encuentro que habla de nosotros, de nuestra sociedad, de nuestros días. Desde la devastación del planeta que lleva  a pérdidas del hábitat, laborales, al hambre y a la miseria, agravada por guerras que dan lugar a éxodos migratorios que despiertan- en los sitios a los que llegan-  la intolerancia al otro, el odio a lo extranjero y el racismo, desencadenando violencias-terror que, ahora en un mundo neocapitalista, tecnocientifico, digitalizado ,se globalizan.

De manera tal que ,  “… en las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando”,  expresando lo vivido traumático por desamparo, por humillaciones, por abusos de todo tipo(una, de gran actualidad los de la iglesia católica en el mundo sobre niños y niñas), por  mentiras y ocultamientos,  sumado a los efectos de la gran conmoción subjetiva que significa el incierto tiempo de  pandemia, logrando que  las uvas de la ira “cojan peso,  listas para la vendimia”,  es decir para desencadenar diferentes reacciones:

-Unas, ligadas a cierta reparación/sublimación del vínculo social. En este sentido,  la ira- como violencia emancipatoria-  ha combatido la “historia universal de la infamia”  de forma radical-, propulsando la mayoría de las grandes transformaciones que se han dado en el mundo. Desde la obtención del sufragio para las mujeres, el movimiento de los derechos civiles de la población negra en los Estados Unidos,  la lucha contra el apartheid sudafricano.

 Y más recientes, luchas a favor del aborto , contra el feminicidio y las manadas; la de las madres y abuelas de Plaza de Mayo que lograron llevar a juicio a los perpetradores de tanta crueldad, la de las víctimas del franquismo por recuperar a sus familiares de las fosas…, por citar sólo algunas de las batallas que sirvieron para quebrantar injusticias(no-todas conseguidas), reclamar el ejercicio de derechos o erosionar regímenes dictatoriales, opresivos o autoritarios y consolidar Estados democráticos. 

-Otras, que nos ocupan ahora, ligadas al pasaje al acto violento singular y colectivo, en que la repetición muestra que no es posible el mundo humano sin violencia.

 

“Walter Benjamín lo dirá muy claramente y queda inscripto en su tumba en Port Bou:” Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de barbarie. E igual que él mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de transmisión en el que pasa de unas manos a otras11

Jack Fuchs,  sobreviviente del Gueto de Varsovia y del campo de exterminio de Auschwitz, refiriéndose a quienes han descrito  al siglo XX como “Bestial”, dirá: “es un siglo humano, como lo es este siglo XXI. Humano, por la simple razón que somos nosotros los responsables de esta  imposibilidad de convivir, de la necesidad de destruirnos los unos a los otros”. 12 

– Las Violencias en la enseñanza del Psicoanálisis:

Freud trabaja sobre esa línea en toda su obra:” la investigación psicoanalítica muestra que la esencia más profunda del hombre consiste en mociones pulsionales; de naturaleza elemental…del mismo tipo en todos (…) entre los cuales se encuentran los que la sociedad proscribe: las egoístas y las crueles”13 

En el Malestar en la Cultura, escribe 14:… “el ser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad…   el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la  agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo. Homo homini lupus” 15. 

El amor al prójimo es endeble y las leyes sociales insuficientes para lograr la convivencia entre semejantes, pues lo constitutivo del humano está comandado por la pulsión de muerte que tiende a la destrucción y a la disolución, a diferencia de Eros que busca la fusión, encontrándose  ambas en lucha permanente.

Al reconocer que no haría falta la prohibición – ”no matarás”- si no existiese ese deseo en el humano, su  clínica y teoría se aleja de cualquier naturalismo que piense la violencia anclada en soportes biológicos, o en lo instintivo-animal,  innato o genético; así como de todo idealismo que augure un fin definitivo de toda violencia: En Freud “la inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma, originaria, del ser humano”. Por tanto, Las tendencias destructivas no pueden ser eliminadas del “alma humana” porque forman parte de su constitución y son  indispensables para los fenómenos de la vida como las pulsiones eróticas”16.

También Lacan aborda el tema desde sus primeros escritos.  En  “La agresividad en Psicoanálisis”17 trata el concepto de pulsión de muerte desde la agresividad  imaginaria, mostrando que la tensión agresiva, es básica en la identificación del ser humano, en su alteridad.  Y en este sentido es importante la diferencia   entre agresividad, aquello que pertenece a la “fuerza vital”,  y la violencia que es una “fuerza mortal”, (Zizek ).18 

En un escrito de 195419 plantea una clara definición bajo la forma de una pregunta:” ¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?”.

 En 195820 insiste en el tema: “lo que puede producirse en una relación entre humanos es o la violencia o la palabra”. Si la violencia se distingue en su esencia de la palabra, se puede plantear en qué medida la violencia propiamente dicha puede ser reprimida, pues “sólo se podría reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir, a una articulación significante”. 

En la última época de su enseñanza21, aparecen ya diversas declinaciones de las violencias actuales –poder, dominio, odio, crueldad, sadismo, segregación- relacionadas con el discurso del capitalista, con el objeto “a” como objeto de consumo,  producto de las tecnologías y la promesa de obtención de un goce que escapa a la articulación significante, ahora en relación a lo real como imposible.

Siguiendo estas enseñanzas  podemos concluir que es imposible erradicar la violencia, en tanto es  inherente a la condición humana, al ser en tanto hablante, a la estructura subjetiva, al desamparo primordial que, a la vez que hace al sujeto dependiente de Otro, le genera tensión – pulsiones- con la organización social creada en torno a un” bien común”, encargado de contener,  reprimir dichas pulsiones y,  tensión consigo mismo. La marca de esta discordia hace  difícil el logro de cierta armonía y el malestar se hace presente y,  algunas veces,  conduce al estrago.

“En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y cogen peso, listas para la vendimia”

Esta frase, central en la novela, me lleva a considerar el efecto en la subjetividad y en el lazo social, de las ofensas, humillaciones y resentimientos, cuestiones  también analizadas por diferentes pensadores:

Freud, ante el estallido de la Primera Guerra, escribe   “La guerra, en la que no quisimos creer…. Destroza los lazos comunitarios entre los pueblos empeñados en el combate y amenaza dejar como secuela un encono que por largo tiempo impedirá restablecerlo”. 22

La escritora Marlen Haushofer se refiere a ello: “El malestar en el que vive el hombre moderno es la tragedia silenciosa de las pérdidas de honor no vengadas. Pasar por alto y no vengar las ofensas nunca ha generado otra cosa que resentimiento. Resentimiento en ambas partes, porque quien ofende sabe lo que se merece” 23

A su vez, Wilheim Reich24 en La psicología de masas del fascismo describe que fueron las masas empobrecidas las que ayudaron a que el nazismo accediera al poder. «Los nazis supieron conectar con la estructura psíquica del proletariado y las clases medias. El mensaje de Hitler tenía un fuerte componente emocional». 

En su libro” El perdedor radical”,  Hans M Enzerberg25, señala que no bastó la crisis económica para llevar a Hitler al poder sino, la conexión, podríamos decir inconsciente,  con el estado emocional de los alemanes, humillados por la derrota de la Gran Guerra y del posterior tratado de Versalles. El narcisismo herido, caldo de cultivo privilegiado para ensalzar a la patria y al fanatismo creando “enemigos”: judíos, comunistas, con el  objetivo final de exterminio y  autodestrucción: Hitler mismo declaró que el pueblo alemán no merecía sobrevivir. 

No hay duda de la fuerte resonancia de ese discurso (incluso desde gobiernos europeos) en nuestra sociedad neoliberal actual en que se ha  logrado una “fabricación” de subjetividades de un humano que niega la falta de ser que lo constituye, consumidor de objetos idealizados, individualista,  convencido de que su éxito depende sólo de su empoderamiento. Vigilante de que nadie, mucho menos un extranjero- otro- se beneficie -de lo que cree son sus privilegios, los cuales, por cierto no existen, ya que, tocados y conmocionados por la “crisis”,  la falta de trabajo, la precarización del mismo y de los lazos, se termina sintiendo como un fracaso -culpa-personal 26.  

Se aumenta el consumo, pero  también los sectores expulsados, segregados y las violencias adquieren una presencia inevitable. Basta escuchar a la ultraderecha española en su conspiranoia y su doble moral,  promoviendo el desprecio y odio a lo diferente,  la homo y transfobia, la misoginia, el ataque a los refugiados sin refugio,  a los menores desamparados y un largo etcétera. 

  • Cuando la palabra dimite…

En agosto del 2017, dos ciudades,  Barcelona y Cambrils se vieron sacudidas  por un atentado violento  que conmovía y sorprendía,  en primer lugar,  a la comunidad de Ripoll de donde eran originarios los autores. Nos conmovía a todos, por el daño causado a tantas personas y porque quienes habían pasado al acto terrorista provocando su propia muerte, eran jóvenes considerados aparentemente “integrados”, que estudiaban, trabajaban, fueron criados en el seno de familias y de una sociedad acogedora y contenedora y no tenían dificultades económicas.

Para poder ir más allá de apresuradas, peligrosas y simples respuestas a cuestiones humanas complejas un grupo de profesionales de diferentes disciplinas27 nos reunimos a pensar a fin de comprender y encontrar herramientas para afrontar este tipo de problemas que pueden repetirse. Contábamos  con dos compañeras de Ripoll, ligadas a organismos de su comunidad- muy activas  en cuidar la fractura social a la se encontró expuesta la población,  buscando salidas reparadoras y preventivas.

Más adelante pudimos saber que constituyeron, aunque no la primera célula yihadista, sí la más cuantiosa y joven de Europa. Con lazos de amistad y familiares: nueve de ellos pertenecían a cinco familias, influenciados por  el imán que tuvo un papel importante en el reclutamiento.28

Algunos elementos importantes que señalan la relación entre la época y las respuestas subjetivas, que en ciertos casos desencadenan síntomas sociales, los encuentro en una entrevista29 realizada al antropólogo Le Breton, especializado en observar las diferentes  formas de conductas de riesgo en adolescentes y jóvenes. Señala allí,  y en su obra, que  partir de los años 70 se presentan las anorexias y las toxicomanías. En los 90, las matanzas en institutos o universidades, en EEUU, Europa y Latinoamérica en adolescentes de 14/15 años. 

En estos tiempos, las escarificaciones, la alcoholización extrema, los hihikomori, – en Japón,  sobre todo chicos- encerrados en su habitación durante meses o años, cuya existencia transcurre a través del ordenador, porque tienen terror al mundo real, al cuerpo a cuerpo y por supuesto, el islamismo radical, chicos entre 16/17 años que van a degollar infieles o a hacerse explotar. Se trata de ritos de virilidad notablemente en Daesh, donde el poder lo tienen los hombres. 

Efectivamente, según estudios en relación a jóvenes radicalizados violentos, es que, en su mayoría (89,6%) son hombres, en edades comprendidas entre 15 y 19 años y segundas generaciones de familias  inmigrantes.30

Estas coincidencias entre quienes  se dedican a estos temas  nos llevaron a trabajar31 sobre varios y diferentes aspectos de los que, en esta ocasión sólo me referiré a tres:

1) el momento vital y de malestar en la adolescencia/juventud, en una sociedad de acelerados e inciertos cambios, tanto a nivel social como familiar- de la autoridad perdida al autoritarismo violento o a la ausencia de cuidados- , en un momento de mutación de la infancia a la adolescencia, con las incertidumbres propias en relación al cuerpo, a la sexualidad, al futuro. Situaciones doblemente difíciles para chicas y chicos de familias inmigradas, cuya inserción no deja de ser dificultosa. Destacan también los menores desamparados en encrucijadas culturales, una educación con parámetros de otras épocas, la oferta de goce “todo es posible” alimentada por las pantallas, la dificultad de hacer duelos  y el impulso adolescente de transgresión rebeldía, ingredientes que los convierten en  altamente vulnerables a la captación ideológica de fanatismos diversos.32 

2) las masculinidades: Los hombres ejercen en porcentaje más alto la violencia, en las llamadas “bandas”, “manadas”,  grupos  que les protegen de las insuficiencias propias otorgándoles un sentimiento de potencia e incluso de pertenencia, aliviándolos de la angustia y del solitario pasaje por las mutaciones de la pubertad a la adolescencia. Diferentes temas aparecen: el “mandato de masculinidad” con que carga el hombre y las dificultades para sostenerlo en tanto la precarización de la vida; el cambio en la posición de la mujer; las nuevas sexualidades, etc. 33,34. 

Hans M. Enzensberger35 nos brinda claves para acercarnos a estas complejísimas cuestiones, señalando que, al tiempo que las sociedades más ricas han ganado derechos y reivindicaciones y las exhiben– a través de las tecnologías omnipresentes- –hacen patentes las desigualdades con otras partes del planeta, aumentando tanto el deseo como la consecuente decepción y lo que ello acarrea.

En su ensayo sobre El perdedor radical, (su antípoda: el ganador radical, Master del Universo) describe a alguien, casi siempre hombre, que vive  en sociedad, aislado porque se siente excluido en tanto cree haber perdido una supuesta superioridad, tradicionalmente incuestionada.  Su conclusión es: la culpa es de otros, creado un enemigo, un “chivo expiatorio”. Discreto, calla y espera, hasta descubrir un detonador, que puede ser ideológico, transformándose  en terrorista, asesino, suicida o genocida. El motivo que provoca el estallido suele ser insignificante y la única solución imaginable para su certeza es acrecentar el mal que le  hace sufrir.

A partir de ahí presenta un perfil del terrorista islámico36 de hoy como un nuevo prototipo del perdedor radical de siempre: “la misma desesperación por el fracaso propio, la misma búsqueda de chivos expiatorios”, la misma pérdida de realidad, el mismo machismo, el mismo sentimiento de superioridad con carácter compensatorio, la fusión de destrucción y autodestrucción, y el deseo compulsivo de convertirse, mediante la escalada del terror, en el amo de la vida ajena y de la muerte propia”.

Prueba de ello es que, junto a otros elementos familiares, religiosos,  “…en el caso de la célula de Ripoll, la investigación de los atentados demuestra su malestar en relación a este aspecto, ya que pertenecían a un grupo de WhatsApp cuyo objetivo era poner de manifiesto los agravios que sentían por ser marroquíes”.37.

De excluidos,  melancolizados,  víctimas del Otro, pasan a ser sus verdugos todopoderosos.  El pasaje al acto destructivo  parece funcionarles como límite a una humillación, a un malestar que les acompañaron durante  sus infancias y adolescencias y que, paradójicamente implica su propia destrucción.

3) La trasmisión generacional de lo vivido traumático: “Los padres comieron uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen dentera”.38

Esta frase del Antiguo Testamento apunta a la importancia de la transmisión traumática entre generaciones. Tema que, durante años,  hemos estudiado analizando los efectos psíquicos del trauma producido por las violencias de la guerra del 36- Guerra Civil-,  la posguerra y la dictadura en los sujetos, en tres/cuatro generaciones. 39

Aunque en estos casos no se trate de una guerra en el sentido clásico, podemos comprobar el enlace de una serie de  aspectos de la condición humana en relación a la violencia, el daño al otro, la pulsión de muerte y la crueldad.

Ciertamente hemos visto que los avatares del presente tienen gran incidencia sobre las personas, pero siempre en interacción con situaciones vividas. Podemos explicar   el maltrato y el odio por diferentes factores, pero “la memoria histórica es imprescindible en la investigación de cualquier fenómeno colectivo” 40 y lo es,  en tanto colabora a no silenciar la historia propia y colectiva ya sea por culpa, humillación o vergüenza, facilitando la elaboración del trauma en las generaciones por venir.41

No debemos, entonces,  desconocer el peso que las herencias familiares y socioculturales tienen en la construcción del  psiquismo de los sujetos, y específicamente en relación a la  transmisión de acontecimientos violentos y traumáticos entre diferentes generaciones.

Con el tiempo las representaciones psíquicas del trauma original, mitificado, se convierten en un daño crucial en la cultura, el colectivo, la sociedad. 

Diferentes disciplinas coinciden en que la persistencia de hechos de cultura, que devienen del vínculo social, marca una cierta continuidad, por lo que cada generación no está confrontada a un hecho nuevo, sin ningún nexo con lo que lo precede.

El Psicoanalista Volkan,42 entre otros, ha estudiado aquello que denomina ”traumas escogidos”: representación mental de un hecho negativo en la historia de un grupo social en el cual se vivió una pérdida catastrófica. En el trauma insoportable se ven involucradas segundas y terceras generaciones: las imágenes dañadas de los padres viven a través de la de los hijos/as y éstos inconscientemente pueden asumir tareas de reparación que no les pertenecen: vergüenza, humillaciones, duelos por las pérdidas asociadas al trauma. 

Ahora bien, lo dicho no marca un destino fijo y funesto. Cada sujeto estará implicado en un trabajo psíquico activo. A través del aforismo del Fausto de Goethe: «Lo que has heredado de tus padres, es necesario que lo adquieras para poseerlo”, Freud  señala que lo que ha sido transmitido psíquicamente a través de las generaciones, sólo será eficaz si el sujeto puede adquirirlo activamente, transformándolo.  Aquello que elige,  inconscientemente, de esa herencia es su responsabilidad subjetiva. 

  • Nos queda la palabra y la cultura?

Freud tuvo una cierta- aunque vana- esperanza de que,  a través de la cultura se pudiera terminar con las guerras y las violencias. Y pienso que cada uno de nosotros, aun estando advertidos de ello, seguimos apostando por la pulsión de vida,  por la palabra.

Pero no podemos desconocer que lo simbólico, los lazos, los tiempos para ver, comprender y concluir se han convertidos en líquidos en esta sociedad contemporánea. En este sentido, esos jóvenes que cometieron el acto homicida-suicida en 2017 en Barcelona y Cambrils, responsables de ello sin duda, son a la vez producto de una sociedad y una época.

Ante la noticia periodística en la cual aparecían las fotos de todos, un docente dice ver allí – “La lista de clase”41, es decir la lista de muchos alumnos.

Junto a alertar sobre la posible y peligrosa atribución -de corte claramente racista- de ese acto a todos los musulmanes, pone el acento en la difícil tarea de los docentes en colegios públicos con alumnado de diferentes procedencias, de diversos niveles económicos, sociales, religiosos y en dónde ellos mismos, aun percibiendo el profundo malestar,  encuentran carencias de  recursos para afrontar y ayudar a detener el horror…

“…Sé que a veces  el perro pastor no puede cuidar a las ovejas si las ovejas viven de espaldas al rebaño, si pasan las horas comunes escindidos del resto, dormidos, disidentes del contacto de otros, disidentes de la palabra hablada y escrita, o si las familias apoyan esa doble vida imposible.

Queda aquí  muy claramente dicho y por tanto advertidos  que,   donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia.

Y hay que contar con que  la  presencia del humano puede ser tanto pacificadora cuando, con la palabra, el contacto, calma la angustia y el pánico propios del desamparo y la fragilidad de la existencia humana -como catastrófica cuando, implicando la rivalidad, los celos, la envidia, se descarga en forma violenta sobre otros tomando diferentes formas: poder, dominio, odio, crueldad, sadismo, segregación.

Sí, nos queda la palabra y la cultura, que aportan al reconocimiento de la subjetividad, la alteridad , la diferencia y lo común;  nos queda la responsabilidad de  crear otros discursos sobre  las violencias para que la trama de la vida humana  no se vea dominada  por la crueldad y el sadismo en cualquiera de las formas de las que he y hemos hablado hoy. 

  • Reparación subjetiva   

El final de Las uvas de la ira  es una mezcla de  horror y  de cierta esperanza: la hija mayor de la familia Joad, que por sus pésimas condiciones de vida, ligadas al hambre y los continuos desplazamientos a los que se ve obligada su familia, acaba de dar a luz a un bebé muerto,  salva otra vida al amamantar con su leche a un hombre que está agonizando por el hambre. 

Steinbenck  nos muestra en ese gesto simbólico las miserias y las grandezas de la condición humana.  Vida y muerte. Ángeles y demonios. Pese a las tendencias mortíferas del humano, el deseo de vida y amor de un sujeto singular reconcilia con la condición humana.  Eros venciendo a  Thanatos?. 

Podremos crear, aportar los psicoanalistas – o intentarlo – en nuestra época algún/algunos gestos simbólicos que interrumpa(n) -no digo erradiquen-, porque ya hemos dicho que es un imposible- el odio, la violencia y ese goce ilimitado que inunda nuestras sociedades?. 

De hecho, entiendo que encuentros como este que propiciáis apuntan a esos gestos simbólicos y a una ética de la que no podemos dimitir: abrir los ojos al mundo que nos rodea, no callar ante las violencias, solidarizarnos con quienes la sufren, sean países- como Brasil en este momento al que se dedica la Jornada- o una infancia y adolescencia maltratada, robada,  o los asesinatos de mujeres, o cualquier acto de violencia y terror. 

Son maneras de resistir a la violencia, a la crueldad, a la barbarie y se constituyen en actos de responsabilidad y dignidad.

Por supuesto desde nuestra práctica singular como  psicoanalistas, encontramos eficacia -si se me permite esta palabra- en la transferencia, en la singularidad del caso por caso, singularidad que nos acerca  a la subjetividad de la época, de la que también somos parte y apunta a aquello que Freud nos indicó con argumentos de la clínica: que la Psicología individual es también Psicología Social. 

NOTAS:

1-Steinbeck, John: Las uvas de la ira. Alianza Editorial, 2020.

2-Welzer, Harald: “Guerras Climáticas”. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI. Katz Editores, 2010

3- Peri Rossi, Cristina: Palabras recogidas de FaceBok, en relación a serle otorgado el Premio Cervantes de las Letras, 2021.

4-Zizeck, Slavoj: Sobre la Violencia. Seis reflexiones marginales. ED. Paidós, 2009

5-En Google se puede encontrar la Entrevista a Wajdi Mouawad: “Incendis me aburre soberanamente” -Catalunya Express, 28/02/2014.

6-Emcke, Carolina: “Contra el odio”. Editorial Taurus.2017

7-Agamben, Giorgio: Homo Sacer I. El poder soberano y la nuda vida. Pretextos. Madrid, 1998

8- J. Antequera ,2019 

9-Goldstein, Mirta: Xenofobias, Terror y Violencias. Lugar Editorial, 2006.

10-Agradezco a mi colega Jorge Tió, compañero del Grupo de Trabajo por llevarme a releer “Las uvas de la ira” y elegirlo como título de esta presentación, al citarlo en su texto sobre Adolescencia (ver referencia Nota 32.

11-Benjamin, Walter. ”Tesis de Filosofía”. En Discursos interrumpidos. Taurus, 1987.

12-Fuchs, Jack.: “Sin respiro”. Página 12, del 22/08/2012

13-Freud, Sigmund: “De guerra y muerte. Temas de actualidad”. 1915 Amorrortu, T.XIV, 1994.

14-Freud, Sigmund:”El Malestar en la Cultura” ,1930. Ed Amorrortu, T. XXI, 1994.  

15-La frase que toma Freud de Plauto en latín, completa es: “El hombre es un lobo para el hombre, y no -hombre cuando desconoce quién es el otro”.  

16Freud, Sigmund: ¿Por qué la Guerra? (Einstein y Freud), 1933. Ed. Amorrortu. T.XXII, 1994.

17-Lacan, Jacques:“La Agresividad en Psicoanálisis”, 1948. Escritos II. Ed.Siglo XXI ,1978.

18-Zizek, Slavoj: Obra citada.

19-Lacan, Jacques: “Introducción al comentario de Jean Hyppolite a la Verneignung de Freud”. Escritos 1.Ed.Siglo XXI, 1978. 

20-Lacan, Jacques: El Seminario, libro 5:” Las formaciones del Inconsciente”. 1957/58Cap. XXVI, Bs.As., 1999.

21- Lacan, Jacques: Radiofonía,  en “Psicoanálisis Radiofonía  & Televisión”.  Editorial Anagrama, 1974.

22- Freud, Sigmund: “De guerra y muerte”, obra citada.

23- Aushofer, Marlen es una escritora austríaca de los años 30,  y este  párrafo es citado por Gustavo Dessal, página 90 de su libro “Face to Facebook. Una temporada en el Manicomio Global”. Ed Ned 2021

24- Reich, Wilhelm: “La Psicología de Masas del Fascismo”. México, DF, 1973.

25-Enzensberger, Hans Magnum: “El perdedor radical. Ensayo sobre los hombres del terror”. Ed. Anagrama, 2015

26-Morandi, Teresa: “Psicoanálisis: ¿apolítico <> políticamente (in)-correcto?” en Revista Intercambios/Intercanvis 42, Junio 2019

27– “Radicalización”. Sobre los extremismos y sus derivas violentas. Subjetividad y lazo social” es el Grupo  de Trabajo que, en diálogo continuado interdisciplinario, comienza en el 2017, en el seno de la Fundació Congrés Català de Salut Mental con el fin de reflexionar y aportar a esta problemática, a raíz del atentado de las Ramblas de Barcelona . Web: fccsm.

28- Riera Fusté, Núria y Mesas Parra, Alicia:” Aproximación a la radicalización desde la realidad territorial de Ripoll”. Gestión del impacto de un post-atentado. Barcelona, 2021. En prensa

29Iglesias, Analía- Rabat. Entrevista al antropólogo Le Breton, “El País”, 25/4/2017.

30Reinares, Fernando y García-Calvo, Carola: “Marroquíes y segundas generaciones entre los yihadistas en España”. ARI 61/2018 – 27/4/2018

31- Es importante decir que en el Grupo de Trabajo citado,  todas estas situaciones de riesgo de los adolescentes y jóvenes se van analizado tanto desde las diferentes fuentes bibliográficas aportadas,  como desde la experiencia de sus miembros en la Clínica Psicoanalítica, en Salud Mental, en los medios de Justicia Juvenil, de Trabajo y Educación Social, con la participación de profesionales del Derecho y de diferentes Instituciones y Asociaciones de la Comunidad Musulmana.

32-Tió, Jorge: “Extremismo violento e identidad en la Adolescencia”. Barcelona, 2021. En prensa. 

33-Segato Rita,Laura: “Las estructuras elementales de las violencia”. Ed Prometeo, 2010

34-Proyecto Una: Leia, Rihanna & Trump. “De cómo el feminismo ha transformado la cultura pop y de cómo el machismo reacciona con terror”. Ed. Descontrol, 2019.

35- Enzensberger, Hans Magnum: Obra citada.

36-En el trabajo hemos ido comprobando que la figura de “el perdedor radical” y las derivas violentas no sólo puede dar lugar al fanatismo de terrorismo islámico, sino también a  integrar “bandas”, “manadas”, a célibes involuntarios(incels), y a convicciones y ataques ultraderechistas, etc.

37- Riera Fusté, Núria y Mesas Parra, Alicia.  Obra Citada

38-Jeremías,  Antiguo Testamento. 

39-Miñarro, A.; Morandi, T.: “Trauma y Transmisión”. Compiladoras. Xoroi ediciones, 2012.

40- Ruiz Castillo, Pilar: El maltrato a la mujer. Ed. Síntesis. Madrid,2006.

41-Morandi, Teresa: Capítulos: “Violencia, Trauma y Duelo” y “Transmisión Psíquica del trauma en los sujetos y en las generaciones”, en “Trauma y Transmisión”. Miñarro, A. y Morandi,T. Compiladoras. Xoroi ediciones, 2012.

42-Volkan, Vamik: ”El psicoanálisis en las relaciones internacionales y las relaciones internacionales en el psicoanálisis”, en Revista de Psicoterapia Analítica Grupal, Nº5, 2009.

43- Soto, Marcelo. “La lista de clase”, en Cuarto Poder, 21/08/2017.