Catalogo de infamias

José Eduardo Tappan Merino

Platicando con Julio Ortega el director de la revista sobre la situación actual, me dijo: … y: ¿Por qué no escribes algo? Ya que además de psicoanalista eres antropólogo y … bueno, éste es el resultado.

¿Cuál es la mentira que hay aquí? Me refiero a: ¿Qué hay de nuevo en los últimos acontecimientos que sacuden al país? Quizá lo triste es que no se trata de nada nuevo, no puede sorprendernos la corrupción y la impunidad de la que goza nuestra clase política, tampoco la manera en que el crimen organizado y los narcotraficantes han logrado cooptar e insertarse en los distintos niveles de gobierno federal, estatal y municipal.

¿Corrupción?¿Quién no sabe que los gobernadores son como virreyes enriqueciéndose y endeudando a sus estados?, y que los presidentes municipales, replican ese modelo en su pequeña escala. Hace muchas décadas que perdimos la paz y vivimos temerosos de robos, secuestros, homicidios y todas las formas de violencia de los cuerpo delincuenciales y policiales. ¿Alguien no sabia de las formas corporativas del Estado que legitiman la corrupción de los sindicatos leales a los intereses del Estado, que genera líderes sindicales multimillonarios?.

Quizá lo nuevo es la claridad que la ciudadanía tiene hoy, sobre la actuación de los partidos políticos, sabemos ahora que no son importantes ni la plataforma, ni el ideario político, todos han demostrado que son corruptos y voraces. Merecido es el descontento que les tenemos por el descrédito de décadas de cinismo y oportunismo electoral.

Las cámaras de representantes, muestran también una enorme falta de sensibilidad al otorgarse salarios y beneficios muy alejados de los estándares internacionales y, desde luego, de los mexicanos.

Refresquemos la memoria antes de seguir adelante, compilo algunos fragmentos de notas periodísticas, que abarcan aproximadamente una década. Es importante hacer memoria, ya que por lo general preferimos tener cada evento desarticulado del resto, perdiendo de vista el hilo conductor. Es como el cuento de las ranas que están sumergidas en una olla al fuego lento y que la gradualidad con la que sube la temperatura le impide tener conciencia de que se están cocinando, eso nos está pasando.

Comencemos por la guerra contra el narcotráfico que inicia con el sexenio de Calderón 2006- 2012 en el que murieron más de 121 000 personas por esa causa, según afirma el periódico Excélsior, sin embargo la inteligencia financiera no logro en ese sexenio detener los flujos económicos que permitió a los narcotraficantes armarse y crear narcoterrorismo, comprando armamento y con una capacidad de fuego como la de un ejército regular de algún país mediano. En el último año de su sexenio se destapó el lavado de dinero que hicieron bancos asentados en México, gracias a los comentarios de la investigación financiera Norteamericana.

De esta guerra, aparecieron historias escalofriantes, una de ellas apareció en el terreno conocido como La Gallera en las afueras de la ciudad fronteriza de Tijuana, en una favela mexicana con casas de techos de cartónn o llámina, detenidas en el cerro por neumáticos viejos, para evitar se cayeran o se derrumbaran. En enero de 2009, Santiago Meza confesó, haber disuelto en ácido a 300 cadáveres que el Cártel de Sinaloa le enviaba, por eso lo llamaron el «pozolero». Sin embargo, la policía supone que pudieran ser al rededor de 900 personas las desintegradas.

En el primer semestre del 2010 Margarita Rojas Rodríguez, la que fuera titular del Cereso (cárcel) de Gómez Palacio en el estado norteño de Durango, con ayuda de su personal, organizaba a los presos para que: «abandonaran el recinto, con vehículos y armas oficiales y realizaran, ejecuciones», así explicó Ricardo Nájera, vocero de la Procuraduría General de la República. Entre los crímenes vinculados a los reos del Cereso 2, destacan tres matanzas que ocurrieron en bares y en una casa particular de Torreón, Coahuila, estado colindante a Durango, dónde murieron más de 30 personas.

Entre el 22 y 23 de agosto del 2010, 72 migrantes de Centro y Sudamérica en su paso por México en camino a Estados Unidos fueron asesinados en el poblado de San Fernando, en el estado norteño de Tamaulipas, por integrantes del crimen organizado con la colusión de policías del lugar. Un año después, en abril de 2011, al menos 193 personas fueron encontradas en fosas clandestinas en el mismo municipio, lo que muestra que perdieron la vida en ese municipio al menos 265 migrantes indocumentados.

En el 2011, un niño de 14 años identificado como El Ponchis, admitió tras ser detenido que asesinó de manera brutal a varias personas. CNN tuvo acceso a un video en el que confesaba haber decapitado a cuatro personas. No es un caso aislado, el crimen organizado recluta frecuentemente a menores de edad a quienes les dan diferentes tareas, entre ellas: la de sicarios.

El 2011 en agosto sucedió la tragedia del ataque al Casino Royale en la ciudad Monterrey. Un asalto incendiario obtuvo 52 muertos, al parecer como represalia por no querer pagar el impuesto a los delincuentes.

También tenemos, la prolongada ola de feminicidios en Ciudad Juárez… más de 20 años de impunidad, se calcula que son alrededor de 700 las asesinadas hasta el 2012.

El dominio criminal de territorios completos en Michoacán, Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca etc. son muestras de una profunda descomposición política, social y moral que lleva lustros y que afecta ya a una buena parte del Estado y del territorio nacional, todo esto, empuja a la creación de autodefensas, ciudadanos armados, que buscan defenderse de criminales y de autoridades corrompidas. Recordemos a Lope de Vega: ¿Quién mató al Comendador? ¡Fuenteovejuna señor!

No podemos olvidar la reciente ejecución de 22 personas en Tlatlaya en el Estado de México perpetradas por el Ejército, en junio del 2014.

Hasta llega a lo ocurrido la noche del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, cuando policías municipales, coludidos con el crimen organizado, desaparecieron a 43 normalistas, mostrando nuevamente la descomposición de autoridades y de partidos políticos, supuestamente de oposición.

“Llevamos un promedio de al menos mil cien fosas en muchas de las regiones del país en los últimos seis años” reveló al periódico Crónica Luis García López, titular hasta el 31 de diciembre próximo de la Primera Visitaduría, encargada de dar seguimiento a violaciones en materia de seguridad pública y de coordinar el Programa Especial sobre Presuntos Desaparecidos. Los hallazgos involucran a más del 90 por ciento de las entidades federativas. presentó el Periódico Crónica. Más… todas las que aún no son descubiertas.

Sólo resta presentar un par de datos más: incrementó 245% el secuestro en México, de 413 plagios registrados en 2003, pasaron a mil 583 hasta noviembre de 2013. La cifra promedio de la privación de la libertad por mes en el último año, fue de 143 casos. Fuente Grupo Milenio

Por último: el robo en México representa entre el 34% y el 41 % del total de los delitos registrados en denuncias ante el Ministerio Público. De 2006 a 2012 el robo en nuestro país tuvo un aumento del 30%. Son datos de México unido contra la delincuencia.

Regresemos a la pregunta original: ¿Cuál es la mentira que hay aquí? Que todo es mentira, todo está maquillado, ocultado, silenciado, la situación es grave, pero la clase política parece frívola y sin mirar directamente a los problemas, quizá es porque los políticos en México le deben el puesto a otro político y ese sistema de DON: dar para recibir, los obliga a atender a esos hombres que les abrieron la carrera política, no a la sociedad que los elige: «la puerta para entrar a la política se abre desde adentro». Las cadenas de favores les impiden cualquier movimiento serio, están atados ya que sirven a intereses, no a ideologías. Su causa superior es ganar dinero. El cine mexicano, en especial el director Luis Estrada, a logrado abrir las puertas a la denuncia, a la exhibición de lo privado y lo público, lo cotidiano y lo excepcional, pero finalmente de lo sabido por todos y callado por el miedo, somos un pueblo con miedo a las represalias, los asesinatos a informadores y periodistas es uno de los más altos del mundo, dice Reporteros Sin Fronteras: «México sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas…En la última década han sido asesinados más de 80 periodistas y 17 han desaparecido. Asimismo, ciertos medios de comunicación frecuentemente son blanco de ataques armados y de amenazas, en especial en el norte del país. ¿Quiénes están detrás de estas intimidaciones? Los cárteles de la droga, que se preocupan por hacer callar a los periodistas y blogueros que informan sobre las actividades del crimen organizado y la violencia ligada a ellas».

En las cercanías de la Chilpancingo, tuve la oportunidad de hablar algunas horas con estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en la tarde del 30 de noviembre del 2014. Antes de ese encuentro entendía las razones por las que la inteligencia del Estado vigila a las Normales Rurales, en especial la de Ayotzinapa; no podemos olvidar que el guerrillero Lucio Cabañas y Genaro Vazquez estudiaron en ella, con lo que existe una asociación entre lo que fue o es la guerrilla en el estado de Guerrero con la Normal Rural de Ayotizinapa. Lo que tuve frente a mí, es a jóvenes en su mayoría de extracción campesina, con los ojos llenos de ilusiones y sus barrigas llenas de hambre, un año antes habían matado a uno de sus compañeros en la Carretera México -Acapulco. De verdad, quieren que las cosas cambien y con su juventud, creen que su descontento se regará por el país, empático con sus ideas. Los zapatistas les advertían que hoy contaban con un gran apoyo, pero que también encontrarán organizaciones que enarbolarán las propuestas como suyas, simplemente para defender a sus propios intereses. El Ché en Bolivia pensaba lo mismo: el movimiento guerrillero sería el chispazo para que el descontento social prendiese y se generara un movimiento revolucionario en todo el país, lo que sucedió es simplemente que mataron al Ché y no pasó nada de lo presagiado.

Los estudiantes de la Normal rural son jóvenes que han vivido durante toda su vida en condiciones paupérrimas, siempre víctimas de la demagogia de generaciones de políticos que no han hecho nada por el bienestar de sus comunidades, no les creen a estos políticos, pero: ¿Quién lo haría? Es por eso, que sin acciones directas de beneficio a las comunidades el malestar estará presente y será la pólvora que se encenderá con prácticamente cualquier pretexto, si por parte de los políticos permanece siempre la oratoria y no la acción objetiva y contundente, la situación se irá agravando. Podemos ver por la radiografía que he presentado, que Ayotzinapa es un botón de muestra, de cómo, nuestro país se esta descomponiendo frente a nosotros.
Es por todo eso que los profesionistas y ciudadanos debemos dejar de hacernos cómplices de ese temor y de ese silencio. Hay mucho dolor en nosotros más allá de Ayotzinapa.