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  • El cuerpo o los cuerpos para el psicoanálisis.

    El cuerpo o los cuerpos para el psicoanálisis.

     José Eduardo Tappan Merino

    I.- El cuerpo social, el organismo y cuerpo

    Cuando pensamos en el significado que tiene el cuerpo para el psicoanálisis se abre un complejo universo que debe atenderse a partir de diferentes planos: el primero es la idea de el cuerpo real (con minúsculas) que es el cuerpo empírico del que habla Lacan en sus primeros escritos, sin embargo el tema más convocado por la literatura psicoanalítica, pero continua abierto al escrutinio ya que aún no se han arrojado datos conclusivos: es la diferencia entre el organismo y el cuerpo erógeno. La realidad psíquica se apodera del organismo transformándolo en un receptáculo que habita, y que es la articulación con la subjetividad. Lo erógeno comienza cuando se sumerge el organismo en la materia simbólica. Freud la denominaba la anatomía del sastre, parálisis de manos en forma de guante y manifestaciones de este tipo, que muestran como el organismo se subordinara a la idea y los sentimientos que tenemos de el: lo sentícomo si hubiera recibido una bofetada se transforma en una parálisis facial, no pude dar un paso más en su encuentro, lo que se transforma en una parálisis de las piernas etc. Bajo este criterio entendemos la manera en que la fisiología es gobernada por lo simbólico, fenómeno que fue llamado por Leví-Strauss eficacia simbólicatiene que ver con la manera en que se ponen en acción un conjunto de operaciones simbólicas para promover la salud o para crear una enfermedad, se trata de las curaciones milagrosas o de las enfermedades y muertes causadas, como por ejemplo, por brujería. Lo simbólico actúa sobre órganos y funciones consideradas autónomas como la respiración, la circulación o la digestión. Lo que nos permite comprender que el corazón es mucho más que el miocardio, y un desamor puede hacer que duela el corazón. El cuerpo erógeno reviste al organismo y es entonces escenario de las operaciones simbólicas, como el aparato psíquico que se despliega en el cuerpo, ese acto permite constituir el yo (moi) y continúa a lo largo de la vida. El proceso de revestimiento tiene una doble vertiente por un lado se inscriben letras erógenas, como sido organismo fuera un lienzo, por el otro lado el cuerpo y el yo son objetos de la catexis, es decir, investidos y cargados de afecto, lo que los hace relevantes en nuestra existencia. Se trata de crear un cuerpo, de la ontológica tarea de substancializar, de darle materia y soporte a la idea de lo que somos.

    Pero los cachorros humanos al nacer no caen al mundo, son sostenidos por una compleja red simbólica, se abre un lugar generalmente para acogernos, ese esel cuerpo social, que da cuenta del soporte social, que crea el sentido de integración, identidad, pertenencia a un grupo, este cuerpo es consecuencia del seguimiento de los ordenamientos, las leyes, existe un sentimiento de miedo común de ser castigado por no seguirlas, de la solidaridad, de los sistemas de intercambio etc.. El cuerpo social como lo advertía Freud se basa en la censura y autocensura de los deseos, de las pasiones. Para mantener este cuerpo es necesario que se castigue a los transgresores a las normas y que esto sirva de ejemplo. Lo mismo sucede con las recompensas que buscamos por pertenecer a la comunidad, la condición de estar dentro de ese cuerpo es la de mantener y reproducir el sistema de jerarquías establecido, seguir los criterios que establecen los intercambios establecidos de dones y contradones, y no violar los tabús.

    El cuerpo empírico, como un volumen que ocupa un lugar en el espacio, tiene que ver de alguna manera con el concepto de pulsión, llamado asípor Freud, como concepto límite entre lo psíquico y lo somático. A lo que realmente tenemos acceso es al cuerpo, por encontrarse en la comarca de lo simbólico, el organismo es inferido, es soporte o la substancia que pertenece al universo de lo que Kant llamó“la Cosa”, eso que antecede incluso a las condiciones a priori, que deviene objeto erógeno a partir de su condición de desnaturalización. Lacan, en el seminario Aun de 1972-1973, prefiere trasladar esta problemática del cuerpo a la relación de la substancia y los accidentes, resulta más tomista que kantiano.

    El cuerpo es entonces a posteriori, como condición necesaria y el soporte de cualquier manifestación simbólica. Previo (en su sentido lógico) al cuerpo surge en el Sujeto, con él las nociones de espacio y tiempo, ellas son parte de su cuerpo; podemos decir que tiempo y espacio son condición del cuerpo, pero se trata de un cuerpo distinto, es el que ordena y posibilita los despliegues de la existencia, un cuerpo no extendido en todo el universo simbólico sino producto de su acotamiento, por su delimitación, que se transforman en tiempo y el espacio que nos conciernen íntimamente en tanto constituidos por esas operaciones que tienen que ver con la constitución del sujeto: la inscripción del significanten-nombre-del-padre, se trata de un cuerpo diferente al cuerpo erógeno, al cuerpo que el yo toma como soporte, distinto al organismo, estamos hablando del cuerpo del Sujeto, como una producción de los Significantes, de las representaciones acústicas, escópica, con la misma materialidad que tiene el lenguaje.

    El organismo no es de este espacio, ni de este tiempo, es una inferencia fundacional de la existencia pensada desde la biología, la fisiología, que busca continuamente irrumpir a partir de las fracturas del orden Simbólico e Imaginario confundiéndose con lo Real y permitirnos advertir el mito de los orígenes: «al principio era el caos». El Sujeto tiene un plano de existencia en la discontinuidad con el estado natural, el Sujeto estáconstituido por el significante-de-la-diferencia-en-su-forma-más-pura, el Significante-nombre-del-padre, lo que es esencial al lenguaje. De aquíparte la posibilidad a que posteriormente (en tiempos lógicos) pueda aparecer el yo (mío) identificándote con la imago de su persona y abismámdose en ella produciendo el cuerpo erógeno, vinculándose o construyendo puentes con el organismo.

    El cadáver es una producción erótica, mantiene su arcaico plano de excrecencia, de ser una cáscara tal como lo denomina George Bataille, un trozo de carne, que representa un cuerpo sin vida, una representación que por el contraste y la existencia de un cuerpo necesariamente viviente, el cuerpo es precisamente un “eso”, un algo. Su estatuto de cuerpo aparece con el trámite funerario, con la mediación del duelo, con la escatología; que son operaciones eróticas desde el que bordeamos asintóticamente la muerte y el organismo. Es un cuerpo inscrito por el erosque surge de la prohibición del incesto, asílo plantea Bataille ensu libro titulado El erotismo, se trata del interdicto que crea los límites para crear un contenedor simbólico e imaginario. Esa prohibición a permanecer en lo mismo, a regodearse en cualquier forma incestuosa, para acceder a lo otro, a lo distinto, que en el estadio del espejo es poder reconocer ese otro al que se dirigirála agresión y que después podráreconocer como su propia imagen reflejada en el espejo, ese otro que soy yo. El cadáver tiene un peso de evidencia, de ese momento arquitectural en términos de que es un soporte para la existencia, pero la vida es otra cosa y las operaciones requerida para la misma son complejas, asícomo los planos, soportes y cuerpos necesarios para que se despliega la existencia, por eso es paradójicamente tan conocido pero también tan extraño, tan ajeno.

    La piel no es es límite exterior del cuerpo, la subjetividad es su contenedor, todo cuerpo es un contínuumque se encuentra delimitado, perimetrado a partir de algún criterio, donde lo que consideramos exterior al cuerpo se constituye como otro cuerpo. Las operaciones psíquicas tienen los criterios de lo que incluye el cuerpo y lo que excluye, por ello pueden estar incluidos, las vísceras, los lentes, una bolsa, los objetos fetiche etc. objetos que constituye nuestro mundo interior y exterior, lo considerado real y lo fantástico. Entrañamos el mundo, nuestro pequeño o gran mundo lo incorporamos, después lo extrañamos, el mundo es cuerpo interno y externo, es entrañado (hecho entraña), por eso el mundo de cada persona es distinto, aunque lo suponemos independiente, como si fuera la base y no el producto de nuestra realidad psíquica, nada es más verdad que la frase que dice: cada cabeza es un mundo.

    El organismo es el territorio de médicos, neurólogos y psiquiatras. Grosso modo las patologías del cuerpo las distinguimos en tres clases: a) fisiológicas, endocrinológicas etc. b) las conversiones histéricas y c) los trastornos psicosomáticos. El problema resulta para quienes quieren continuar pensando en el cuerpo como si se tratara de un organismo que es la clase (a), aunque se trata de otro tipo o clase de cuerpo, y piensan a las enfermedades psíquicas o psicosomáticas como si se tratara propiamente de enfermedades, y no que se dice enfermedades de manera alusiva, metafórica, por lo que es incorrecto buscar signos y síntomas como haría un médico, que buscan síntomas en las conversiones, la implicación subjetiva entre el sujeto y su sufrimiento no es obvia debe debelarse a partir del trabajo analítico, mientras que en el tercer grupo, en los trastornos psicosomáticos aparece el padecimiento como independiente, sin liga, sin metáfora que lo enlace con un origen de su problema. Lacan[1]decía que el síntoma se encuentra estructurado como un lenguaje, en el que los síntomas y las conversiones, el dolor hacen cuerpo con la palabra y esta busca ser impedida, amordazada, silenciada, obturada o desviada; la palabra en el trastorno psicosomático es cancelada, el malestar es por ello encripatado, constituido como holofrases, con un densidad y carga extrema en cuanto significantes pegados unos con otros.

    Tanto el registro somático como el psíquico son solubles el uno en el otro, para el psicoanálisis; recordemos que Freud escribióen 1890 que el tratamiento psíquico quería decir tratamiento desde el alma, ya sea de perturbaciones de orden anímico o corporal con la herramienta esencial de lo anímico y ésta es: la palabra.

    Cuerpo entonces no puede únicamente entenderse como ese conjunto inespecífico que llamamos lo somático, ya que no es ese el único sentido que tiene para el psicoanálisis. Esencial en el desarrollo del psicoanálisis, es la teoría freudiana que señala que la diferencia sexual es una posición subjetiva que se apuntala en los órganos sexuales: pene o vagina, pero que no se desprende de ellos. Estas características anatómicas entre los sexos permiten un conjunto de operaciones psíquicas, pero no son condición de las mismas, dijo Freud en 1925 en sus tres ensayos de teoría sexual. Anatomía no es destino, lo somático dialoga íntimamente con lo psíquico y no es independiente. Sin embargo para la sociedad los genitales son lo que determinan el género y la posición y elección sexual; sobre éstos recaen un conjunto de expectativas, que afectan por fuerza las complejas operaciones mentales y psíquicas que se ponen en juego en los niños. Sin embargo no por ello lo somático o lo anatómico representa un factor motor en las causalidades simbólicas que establece la teoría psicoanalítica. El organismo no adquiere una independencia en el plano de la vida de los hombres. Su dimensión de cuerpo erógeno, comandado por el psiquismo, es suficiente para que el psicoanálisis pueda comprender fenómenos conversivos, par conocer la morada del yo. Pero es apenas el principio del asunto, si queremos comprender a los trastornos psicosomáticos requerimos de ampliar nuestras consideraciones sobre el tema del cuerpo y los distintos planos que intervienen en constituirlo.

    Este primer desarrollo sobre el cuerpo, como cuerpo erógeno y su distancia con el organismo podría llevarme a escribir un largo ensayo, pero sólo se trata de partir de estas consideraciones de manera introductoria, ya que son las más ampliamente difundidas, y son la piedra angular de los desarrollos psicoanalíticos. Los Cuerpos a los que quiero referirme en estas páginas son el cuerpo: del yo, el simbólico, el del lenguaje y el del Sujeto.

    Lacan denominó “el estadio del espejo” a la operación simbólica en la que la imagen reflejada en el espejo se transformará en el recipiente imaginario que le permite albergar el orden simbólico. El Sujeto es el representante de ese orden simbólico que morará en esa imagen, con lo que creará el si mismo (moi), el Sujeto ahora tiene algo que funge como una representación, una imagen que le sirve de soporte, algo a que anudarse, mudarse, una imagen escópica (imagen sensorial puede ser sonora, olfativa, táctil, del sentido del gusto), una imago que fungirá para el yo como un señuelo, como si fuera, sin serlo, una representación del Sujeto, dando la ilusión de relación, de sentido, de conjunto, eso es lo que crea la relación imaginaria del continente con el contenido, la imagen es el cuerpo que funge gozne imaginario del yo con el Sujeto, del cuerpo con el organismo.

    El yo es un producto de la operación en la que el infans, como en el mito de narciso en el que su imagen lo atrae hasta abismarse en ella, ahogarse de mismidad, alienarese en su imagen. Se hace necesario suponer que esa imagen lo refleja a él, como si preexistiera y la imagen simplemente tuviera un papel confirmatorio, pero la imagen es precipitante, como en química, es lo que acelera y permite crear la idea de in/dividuo, es decir de unidad que desconoce la división subjetiva entre Sujeto y yo; pero el yo tiene la encomienda de crear la ilusión de mantener las partes reunidas, de que las cosas tienen sentido y orden, de  integración, de conjunto, maquilla nuestra inconsistencia estructural dando la idea de consistencia. Es a partir del cuerpo unificado que surge a posteriori la consideración de un cuerpo fragmentado pertenece al registro de je, de ser en los momentos de placer o displacer que le ofrecen algunos objetos, las distintas marcas de discontinuidad, que posteriormente el moi integra.

    En la psicosis como estructura no alcanza a encontrar esa dimensión metafórica, de integración, domesticación del órgano y mantiene sostenido por el delirio o la alucinación su condición de cuerpo/organismo. Es decir, es un cuerpo que como campo no alcanza a ser asumido como conjunto abierto, mantiene su condición esencialmente de organismo, de campo cerrado sobre sí mismo holofraseado.

    La imagoes el soporte que nos da la ilusión de que el reflejo muestra nuestro cuerpo, y lo es también, en el que depositamos experiencias, historia, nuestra travesía por el complejo de Edipo, ese cuerpo es el campo que llamamos: la persona, el dominio se extiende con la propiedad que ejerce el moi. El cuerpo es un conjunto abierto, perimetrado y cercado por la existencia de otros cuerpos, de otros conjuntos, por un universo simbólico en donde se sumerge desplaza e integra la substancia que es Otro cuerpo, que podemos decir también el cuerpo del Otro, en tanto condición necesaria del surgimiento, del cuerpo del Sujeto.

    Lacan propone en el estadio del espejo es la operación simbólica que permite constituir el orden imaginario, a partir de el la imago que es el soporte imaginario requerido por el orden simbólico, de la imagen da cuerpo y unidad con el moi al je. Esa imagen seráarquitectural, la morada que alojaráal Sujeto, cuerpo imaginario sobre el que se apuntalarán las operaciones simbólicas que llamamos aparato psíquico, todo gracias a la intervención del Significante-nombre-del-padre, entendido como la diferencia en su forma más pura, matriz de todas las operaciones simbólicas, psíquicas y modelo a seguir por los significantes. Esa imagen del cuerpo queda ligada indisolublemente al moi, gracias a ese cuerpo que a manera del hilo en el collar mantiene reunidas todas las cuentas (je), es el hilo es lo forma al collar, es lo que reúne y mantiene unidas esas dispersas y fragmentarias marcas de placer y displacer que constituyen al je. En esa misma dimensión aparece la voz y la mirada, como parte del cuerpo del individuo, el sonido, el timbre, la altura son como huellas dactilares, marcas de nuestra existencia en imágenes sonoras, transportadas por el viento, señalando nuestra existencia, la mirada es también un registro de singularidad que hace cuerpo y nos presenta y representa. Continuamos hasta donde la voz y la mirada nos lleve, por eso es tan temible la oscuridad como el silencio absolutos, amenaza nuestro sentido de existencia, de disolvernos en la nada.

    El cuerpo erógeno y el cuerpo del yo tienen memoria, los miembros fantasma que es el nombre que reciben los miembros amputados de una persona, pero que no por estar ausentes no dejan de doler, dar comezón etc. Ese miembro fantasma, esa prótesis, esos objetos apreciados lentes, muelas postizas, trasplantes de órganos, de sangre, lo objetos fetiches, son parte de nuestro cuerpo, con memoria, saber que la sangre que recibimos es de otra persona o que el órgano trasplantado lo fue también puede tener consecuencias.

    Imagen del cuerpo y el yo quedan anudados para siempre, en una dinámica conflictiva, en la que el cuerpo podráo no estar cerca de sus propios ideales, pertenecer al grupo étnico de su preferencia o no, al género que sienta representar o no, podrátener alguna seña o malformación que seráaceptada o negada. La relación del cuerpo con el yo no es tersa, ese es un cuerpo estructurado como un lenguaje, que invita a su morador a descifrarlo. Como el escritor húngaro Sandor Marai describe con claridad.

    «¿Cuál es la mentira que hay aquí? Me refiero a como la mentira de una vida ha llegado a traducirse en enfermedad. ¿Cómo se ha convertido todo lo que había en esa habitación, todo lo que había en el cuerpo y el alma de esa persona, en determinados datos clínicos: cálculos biliares, acidez gástrica, trombosis o…? ¿Me entiende?./ (…) sentíque en ese momento -por primera vez desde nuestro encuentro- ya no me “trataba”, sino que me “curaba”, o sea que me ofrecía lo que yo había esperado ávida y silenciosamente: la verdad./ (…) –la mentira que el día anterior aún se llamaba trabajo o deber, ambición o amor, o vida familiar -prosiguió-.  Han sido necesarios miles o decenas de miles de días y noches para que en el interior de un cuerpo, en su sistema nervioso, en sus sentidos, esa mentira se transformara en una única realidad insoportable, hasta que un buen día el organismo, todo el individuo, anuncia con un gemido penoso que la mentira se ha convertido en una intolerable sensación de pánico». (Marai. p. )

    Ese es el cuerpo del desciframiento, el registro de nuestras mentiras y engaños, de nuestros excesos y carencias, es el acuse de recibo de  nuestra existencia, posible avenida para nuestros descubrimientos analíticos, en lo que la responsabilidad subjetiva de nuestra existencia como el retrato de Dorian Gray reflejan cada exceso, cada carencia, cada tensión, cada sufrimiento, la cirugía plástica puede ser vivida como una necesidad.

    II.- Cuerpo, lógica, Sujeto y ángeles.

    El asunto debe ser llevado a otro nivel de complejidad, como decíamos, especialmente si queremos comprender los trastornos psicosomáticos, más alláde los síntomas conversivos, lo que nos conduce a problematizar al cuerpo Simbólico, no el organismo, no el cuerpo erógeno, no el cuerpo del yo. Directamente debemos partir de dos tipos de propuestas requeridas para pensar esta clase de cuerpo: el primero es a donde llega Descartes reconociendo que es el «yo» el centro y soporte requerida para la «la conciencia» misma que es condición de la existencia: «pienso luego existo», la existencia estápropuesta como el reconocimiento de la misma a partir de pensarla, «yo pienso luego existo», lo psicólogos y muchas de las corrientes psicoanalíticas mantienen la vigencia de ese propuesta, en las que sus clínicas implícita o explícitamente toman al yo y a la conciencia como la condición y el objeto de su clínica, proponen que es necesario que hagan conciencia de los conflictos inconscientes, hacer consciente lo inconsciente.

    Para Kant la base de su ética es «el sujeto trascendental», no se soporta en el yo, su prepuesta es que cualquier acción motivada en la conocimiento de que es buena para la persona que la realiza no tiene ningún valor, un debe actuar «bien» simplemente porque es lo que se tiene que hacer, sin buscar beneficio personal. La prepuesta kantiana no se encuentra edificada en la experiencia que le puede producir observar a los hombres, como un siglo antes hicieron Etienne de La Boétie, Baltasar Gracián, Français de La Rochefoucauld, etc. no en lo que es el hombre y lo que hace, sino que busca lo ideal, lo que deberían ser los hombres, esta es la perspectiva constante que constituyóel espíritu de la filosofía humanista, descansa en el superyo. Por un camino opuesto al de Kant el antropólogo francés Leví-Strauss, según Octavio Paz, llega a lo que es la piedra angular de su pensamiento que es una estructura, que llama sprihuman, como matriz de operaciones simbólicas necesarias, elementales y universales. Decimos que se trata del camino opuesto porque parte de estudiar las características singulares de un sociedad, aquello que le es propio, sitúa las diferencias culturales y a partir de ellas establece lo que son sus diferencias y sus constantes, aquellas características esenciales a la cultura, pero va más alláen su propuesta al considera a cualquier hombre independientemente de la historia y de la cultura. La teoría levistrausiana de la subjetividad la relaciona con las operaciones inconscientes que establecen, norman, y operan el universo simbólico.

    Para seguir nos facilitarála tarea partir de la manera en que es pensado el ángel por Santo Tomás de Aquino, ya que nos ayuda en la aproximación al cuerpo del Sujeto de la falta, del Sujeto sujetado al lenguaje, del Sujeto sometido al deseo y la manera en que este cuerpo interactua o se relaciona con los otros cuerpos.

    Santo Tomás de Aquino, en su Tratado sobre el Gobierno del Mundo, en la primera parte de la Suma Teológica, cuestión 52, artículo 1, dice que el ángel ocupa lugar, pero no lo ocupa como lo ocupa el cuerpo. Estas consideraciones son de importancia ya que de cierto modo presentan un problema que aún hoy no se encuentra suficientemente claro; esto es, cómo pensar tres elementos esenciales: 1) persona, 2) cuerpo y 3) Sujeto. Para la psicología y la psiquiatría son el cuerpo de la persona y no pueden diferenciarse; en cambio, para el psicoanálisis la situación es más compleja y las consideraciones tomistas sobre la condición angélica son de profunda utilidad para pensar el cuerpo del Sujeto.

    Cualquier cuerpo ocupa lugar por su dimensión y densidad, un ángel no, sin embargo le es necesario éste. La persona y el Sujeto no pueden pensarse sin cuerpo. Tanto el ángel como el Sujeto tienen cantidad y cualidad que no es dimensiva o temporal, su cuerpo no es ajeno al espacio y al tiempo, pero no es afectado directamente por éstos. En este sentido el cuerpo simbólico es en lo que se apuntala y despliega en el espacio y el tiempo del Sujeto, pero se trata de propiedades lógicas y afectivas, cuyas consecuencias aparecen en el mundo empírico, son tocados por el tiempo, el lugar y la persona, pero no pertenecen a esa dimensión de la existencia.

    El Sujeto ocupa su lugar en el un espacio y tiempo lógico, esto crea que la temporalidad y la dimensionalidaddel Sujeto no sean equivalentes al tiempo y al espacio que captan nuestros sentidos, que miden los relojes y describen los cartógrafos, sin embargo pueden ser afectados por tiempo y espacio. Lo simbólico si lo pensamos como un “software”, permite que el Sujeto sea producto de un conjunto de normas, mecanismos, y operaciones “lógicas”que actúan en un lugar y en un tiempo “físico”; desplegando a partir de las consideraciones de orden lógico, lo que genera la posibilidad de que la dimensión y el tiempo del cuerpo de Sujeto coincidan o sean propiciadas por: lo material, lo somático, lo físico, sobre el mundo que llamamos real, el fantástico e incluso el sagrado. Santo Tomás argumenta que: El ángel contiene el lugar donde actúa, sin estar contenido o delimitado por él, lo mismo que podemos decir del Sujeto.

    De igual manera, decimos que el ángel ocupa un lugar en el espacio del lenguaje, que se despliega en una temporalidad lógica en un tiempo y espacio físico concreto, el Sujeto lo informa y opera en ese tiempo y espacio físico, es y no es contenido o delimitado por el lugar, esta es la relación que existe entre el cuerpo del lenguaje (cuerpo del Otro) y el cuerpo del mundo empírico. En el trabajo analítico las fracturas del yo permiten advertir sus soportes con el cuerpo del Otro y con el cuerpo erógeno, condición sin la cual es imposible arribar al cuerpo simbólico, del que tenemos noticia por sus efectos, el cuerpo es un lugar dimensivo y sus tiempos cronológicos son importantes para que el Sujeto se despliega en ellos: sobre el organismo, en la mirada, en las huellas sonoras, en los aromas, en los recuerdos, en los olvidos, en los sueños, en las fantasías, el los miedos y en su caso en las alucinaciones y delirios; en los objetos entrañables y en los que despreciamos, en los fetiches, en los objetos fóbicos, en los atesorados, en alguna prenda, en alguna sensación, en algún estremecimiento en el tiempo y en el espacio. Todo ello constituyendo un cuerpo.

    En la respuesta al artículo 3, Santo Tomás escribe que solo en un lugar actúa, en el cual la operación de un ángel es finita y limitada. Ni siquiera el cuerpo del yo es aquello que se encuentra delimitado por el lugar y el tiempo cronológico, al verse en el espejo puede tener la amarga experiencia de que el tiempo pasó, no siente distinto, no se siente distinto pero es otro. El cuerpo del Sujeto, como el cuerpo del yo son cuerpos delimitados y limitados, el Sujeto por su deseo, el yo por las investiduras y catexis sobre símismo y su narcisismo, que hacen del yo mucho más que la imago arquitectural. El ángel, que actúa en el cuerpo no estádeterminado ni contenido por él, sino conteniendo y condicionando el lugar en el que opera. Entendiendo que lugar es el espacio ocupado por un cuerpo que no es otra cosa que un conjunto de huellas, marcas y letras erógenas con dimensiones materiales o fantásticas. El lugar de alguna manera define, agrega, actúa, acota, delimita, define, pero no limita, demarca o circunscribe un cuerpo simbólico. El cuerpo del yo en su encuentro con el cuerpo del Sujeto le agrega una densidad específica, de la que sabemos por una suerte de epifanía.

    Por eso, aquello que ve la persona desde su anorexia, lo que supone como su reflejo en el espejo, es un cuerpo idealizado, por un lado y la sinégdoque en la que la parte se transforma en el todo, que se superpone y eclipsa su propia imago, ese es el cuerpo del yo, pero que no puede ser visto el reflejo en el espejo como conjunto, sino como sienécdoque determinado por un elemento, el todo soportado en un fragmento; el árbol le hace imaginar el bosque, se pierde en la inconmensurabilidad de la partícula, la grasa que cuelga del brazo y toda ella es una gorda despreciable y sebosa. Vemos lo absurdo que resulta hablar de esa imago confrontándola con lo somático, resultaría en vano intentar convencer a una personaanoréxica de que no estágorda, que la imagen física no es de una gorda. La imagen refleja exactamente el cuerpo en su despliegue subjetivo, por eso es diferente lo que ella es y lo que ella ve, lo que ella percibe de lo que vemos otros. El cuerpo del yo no advierte la proximidad con la muerte, el narcisismo ciega cualquier reconocimiento. En éste caso el cuerpo simbólico extenso y no delimitado y cuerpo del Sujeto son desconocidos o en su caso evitados; toda dimensionalidad y temporalidad es a absorbida como un hollo negro, el fragmento del cuerpo es el que por ese exceso de densidad aún siendo un elemento no muy dimensivo logra atraer otros elementos, haciendo una holofrase que continúa creciendo, abarcando más y más espacio en la subjetividad.

    Recapitulemos y sigamos adelante. El cuerpo del yo como soporte siempre ocupa un lugar y un tiempo aunque la propia estructuración del del yo sea atemporal, el cuerpo del Sujeto es el tiempo/espacio en su condición no dimensiva, lógica. El cuerpo puede ser físico (empírico) y/o simbólico que incluye cuerpos como: lógico, virtua, analógico, fantástico, fanstamático, alucinado, proyectado etc. Conozcamos un poco más de esas entrañas del cuerpo simbólico: a) La dimensión es una cantidad de afecto (simbólico) situado, lo que crea un topos. La dimensión estásituada en un lugar, ocupa un sitio ese sitio puede ser virtual, lógico, físico, alucinado (en tres o dos dimensiones) etc. Aquello que tiene  un lugar y un sitio (no necesariamente físico), lo tendrápor haber sido ocupado en su despliegue, por los efectos, siendo contenido el cuerpo del Sujeto en el simbólico, es por ello que el Sujeto pude apuntalarse en fenómenos o elementos del cuerpo y del mundo físico y del cuerpo del yo.

    Recapitulemos nuevamente: a) el Sujeto en si no tiene cuerpo físico y es anterior en sentido lógico (como atributo de existencia) al cuerpo del yo, pero imposible sin éste y sin el cuerpo erógeno. El cuerpo del Sujeto no tiene entonces cualidades dimensivas, ni cuantificables, no ocupa lugar y no tiene tiempo físico. Paradójicamente no es ni atemporal ni “atópico”bajo las consideraciones del mundo empírico, sus coordenadas tienen que ver con la verdad del deseo, que estructura al Sujeto, es lo que afecta al cuerpo y al mundo físico; b) Algunos cuerpos necesariamente ocupan un lugar en un tiempo y espacio debido a su cantidad dimensiva Esta regla no se da en el ángel ni tampoco en el sujeto que sítiene lo que podríamos llamar cantidad virtual que llamamos certeza frente al deseo, afecto. Lo que se debe a la aplicación de la virtud angélica a un lugar, por lo que se dice que el ángel ocupóun lugar, lo que le da una dimensión corpórea, pero siempre aprendida, como una condición a posteriori, apres-coup. Al ocupar un lugar se muestra que el cuerpo simbólico como el Sujeto no pueden estar en todos los lugares, sólo en algunos, esta en un lugar, en un tiempo, aunque su forma sea dimensivo o temporal en un sentido lógico; c) El ángel puede estar en varios lugares a la vez, el Sujeto puede estar en muchos lugares pero no en todos, y también puede estar en varios lugares de forma simultánea, sin embargo no es ubicuo, tiene un conjunto acotado de posibles despliegues, determinados por su condición estructural. Estarmirando la imagen que se refleja en el espejo, en la mirada del otro, en el lugar de la imago que mira a quienes lo miran y muchos otros lugares. Sin embargo tanto el ángel como el Sujeto están en lo que llamamos preliminarmente: cuerpo asumido, haciendo límite al cuerpo continuo simbólico, estando en cada una de las partes que constituyen al cuerpo, pero también en relación con los contextos, el deseo y las huellas del significante. El Sujeto, pueden estar y no en muchos lugares a la vez, pero no en todos, y requieren de otros cuerpos para desplegarse, parasitarlos. El cuerpo simbólico es extenso, el cuerpo asumido limita las opciones; d) El poder del ángel es finito, no llega a todo, sino a fenómenos o acontecimientos concretos. Por eso, el ángel estáen un lugar por la aplicación de su virtud en aquel lugar en un tiempo determinado, y puede estarlo simultáneamente en muchos donde pueda ser reconocido, pero no estáen todas partes. El Sujeto se despliega como el ángel en varios lugares a la vez, pero no estáen ellos dimensivamente, sólo en aquellos en donde encuentre la verdad sobre su deseo, la epifanía, en un caso y la anagnórisis en otro entendidas como revelación del encuentro en las coordenadas espaciales y temporales con algo concerniente a su deseo, que siente lo atañe íntimamente. Esto desde luego significa que los ecos, los recuerdos, y otras experiencias participan reconociendo ese cuerpo.

    El cuerpo del Sujeto estáen un lugar circunscribiéndose a ese topos, ya que sus dimensiones interactúan con el lugar, aunque no se limitan a el. El ángel no se circunscribe al lugar, ya que sus dimensiones no se adaptan al lugar, sino que se delimitan a él, puesto que estáen un lugar de un modo tal que no puede estar en otro. Con el Sujeto podemos decir estuvo, pero nunca que estaráahí, no podemos anticipar la verdad del deseo, la existencia del Sujeto es posible por el cuerpo que lo soporta y contiene.

    Preliminarmente podemos pensar que el Sujeto se encuentra en el encadenamiento significante, es el conjunto de operaciones y normas que constituye la matriz de los significantes. Surge entre los significantes, por lo que su cuerpo es tomado del cuerpo de la letra, del cuerpo del Otro, del cuerpo de lo dicho, de lo vivido,en todo aquello que aparezca el lenguaje. El cuerpo simbólico contiene al cuerpo del Otro que a su vez contiene al cuerpo del Sujeto que es condición del cuerpo del yo, que interactúa con el cuerpo erógeno. Sin embargo existe lo indecible, lo impensable, lo irrepresentable, lo inimaginable, que tiene un lugar para formar este cuerpo del Sujeto. Su cuerpo más precisamente es borromeico y construido por tres registros: lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario. Entonces se trata de un cuerpo desplegado en tres registros, que se extiende más alládel decir, incluso de la posibilidad de representarlo

    El cuerpo del Sujeto aparece soportado en la cadena significante, no es una abstracción, en tanto se trata de un cuerpo que se despliega a partir del universo simbólico, en las palabras que decimos y en las que callamos, en lo que imaginamos, en lo que fantaseamos y lo que hacemos, en los sueños, en los síntomas y en las diferentes formas de padecimientos, en lo que constituye nuestro mundo. Con lo que podemos buscar en la clínica del psicoanálisis, las diferentes formas de decir y de hacer en las que se encuentra comprometido el Sujeto. El cuerpo del Sujeto estátambién en las palabras por decir, en el performance significante que va más alláde los significados y las representaciones, aunque requiera de éstas.

    III.- Cuerpo, volumen, masa y materia.

    Arquímedes de Siracusa formulóque todo cuerpo ocupa un lugar en el espacio, esto es aplicable a los cuerpos dimensivos, por lo que todo cuerpo sumergido experimenta un empuje y desplazamiento del líquido proporcional al volumen del objeto sumergido. Es decir desplaza una masa idéntica a la del cuerpo sumergido. El cuerpo del Sujeto es poroso por lo que al no ser dimensivo al ser sumergido en el cuerpo extenso de lo Simbólico, incluye lo exterior como una esponja lo hace íntimo, por estar construido por significantes unidos por sus interacciones, que integra la materia en que se sumerge, por lo que hay una agregación de la materia en la cual es sumergido el cuerpo. Lo Real también puede ser entendido como lo desplazado en dos direcciones hacia dentro y hacia fuera, siendo la misma substancia la desplazada y la alojada de manera simultánea por los cuerpos porosos dimensivos, prácticamente los cuerpos erógenos, del yo, del Sujeto poroso, el más refractario es el cuerpo del yo sin serlo en su totalidad.

    Todo cuerpo tiene ciertas propiedades: masa,peso, volumen y densidad. La  masa corresponde a la cantidad de materia, significantes, afecto o densidad (simbólica o física) La masa tiene la posibilidad de medida, de peso y de transformarse en materia u objeto (como el yo que es objeto de la pulsión), expresamos este valor o magnitud acompañado de una unidad como puede ser el quantumde afecto. El cuerpo corresponde entonces a relaciones que forma una masa que es posible medir, se encuentra y es afectada por un tiempo y un espacio determinado en una existencia lógica, física, fantástica, alucinada o fantasmática. Todo cuerpo es idéntico a símismo, si su integridad estructural no cambia, si sus relaciones y contextos se mantienen. Los cuerpos son constantes una determinada forma que los clasifica como geométricos o topológicos: los primeros su integridad esta sostenida en la forma: pirámides, esferas, cubos, los segundos la forma no altera el fondo toros, botellas de Klein, esferas pueden ser manipulados en la forma pero el fondo seráel mismo. En topología un cuerpo sometido a un conjunto de manipulaciones no se transforma mientras su condición estructural no sea quebrantada, como nos muestra las manipulaciones que podemos hacer sobre las figuras topológicas. Por lo que si accedemos al cuerpo por vía del pensamiento geométrico, vemos que no es el mismo cuerpo el de una esfera, el de una pirámide o el de un cubo, mientras que para la topología, éstos no serían cuerpos diferentes sino un solo cuerpo manipulado, ya que su integridad estructural no ha sido quebrantada. Para la topología el cuerpo es mucho más que su imago. Decíamos que la imago es el recipiente Imaginario que permite contener o apuntalar el orden Simbólico. Con lo que podemos entender la idea de Lacan de considerar al cuerpo como la substancia sobre la que actúan los accidentes; los accidentes son contingentes, los que cambian, en este sentido, la integridad estructural tiene que ver con la substancia que es necesaria; si es grande o pequeño, azul o rojo, esfera o cubo serían simplemente accidentes, contingencias.

    Como decíamos, el cuerpo es un conjunto de elementos, de propiedades que se encuentran articulados con otros cuerpos, el peso en el cuerpo simbólico es esencialmente efecto de la importancia, en dos sentidos: por se cercanía con los elementos esenciales y base del sistema o por su papel dentro de los sistemas de clasificación existe la jerarquía, que nos muestra que los elementos de un sistema tienen distintos pesos e importancias, no todos juegan el mismo papel en el sistema. De la misma manera no todo lo que es grande es importante, el volumen puede tener que ver con en conjunto de fenómenos articulados en un sistema que lo hagan voluminoso pero no pesado como en el narcisismo, o muy pesado y poco voluminoso, como en la anorexia.

    El cuerpo simbólico puede ser presentado de manera clara a partir de la lógica y el álgebra. Un cuerpo, sistemao campoes una estructura algebraica en la cual se realizan las operaciones de adición y multiplicación si cumplen con las propiedades asociativa, conmutativa y/o distributiva; estas propiedades ya son familiares de la aritmética. Los cuerpos son objetos de estudio en álgebra, proporcionan la generalización en tanto establecimiento del conjunto del dominio de números ya sean: racionales, reales, complejos, esto tendría que ver con aquello que hemos llamado cuerpo asumido, delimitándose dentro de otro cuerpo, conjunto o campo que se integrarán en tanto existen otros conjuntos, o se encuentra al menos un elemento fuera del conjunto, operación que expresa un dominio de elementos, a partir de criterios vinculatrios, se establecen las relaciones que lo construye, los cuerpos son llamados también dominios si lo que queremos es enfatizar es el carácter de cuerpo como conjunto. De esta manera existen cuerpos que constituyen sistemas de asociaciones que forman un dominio o campo, mismo que define los criterios en que se basa la relación con sus elementos constitutivos, como en teoría de conjuntos. Cuerpo, campo y dominio dan cuenta de tres tipos de operación que se realizan de manera simultánea. Podemos pensar en un dominio, por ejemplo, cuando las relaciones que se establecen entre los elementos contenidos en ese campo son necesarias para mantener cierta integridad que le da identidad y caracteriza a ese dominio. Cuando nos enfrentamos a trastornos psicosomáticos, el principio de retorno, del tras/torno, es esencial, ya que, por ejemplo: un cáncer puede ser inédito para la persona que lo padece, sin embargo existen un conjunto de relaciones que hacen de ese cáncer un elemento que no es ajeno al sistema para contenerse y delimitares, no es algo extraño sino algo que es consecuencia de las relaciones que establece ese cuerpo con los elementos que lo contienen. Es algo que tiene su lugar en el organismo, a partir de relaciones de corresponsabilidad entre los cuerpos: cuerpo de Sujeto, cuerpo simbólico, cuerpo erógeno, en el del yo, lo Real del cuerpo o el cuerpo de lo Real.

    Un ejemplo extraordinario de cuerpo es cuando al mirar las estrellas el hombre ha creado constelaciones como la de Capricornio, la cabra o la de Escorpio, y en ese grupo de estrellas encuentra que tienen orden: son un escorpión, esa es la encomienda esencial del yo, la de establecer relaciones y buscar un sentido cuyo producto será un cuerpo imaginario: conjunto de elementos ordenados a partir de un dominio: en este caso la astrología, y que será común para aquel que se coloque en esas misma perspectiva, encontrará las relaciones entre las estrellas y después no podrá dejar de ver esa constelación. Pero no se trata sólo del sentido imaginario, también sabemos que el Sujeto es producido por la suma de relaciones entre los significantes, contextos, y sus característicos lazos con el mundo en donde encuentre su deseo, que es un mundo catectizado por lo tanto subjetivo, no independiente del cuerpo simbólico; es decir una forma en que el el cuerpo del Sujeto se extiende y se prolonga a las estrellas, al mundo de las fantasías, todo aquello que es asociado por el, lo es por tratarse de una misma integridad subjetiva. Pero viceversa como desconociendo aquello de lo que no pude apropiarse, por ejemplo en el transexualismo, en el que el yo no ha podido apropiarse de ese cuerpo y debe modificarlo para estar en consonancia con su representación imaginaria de su sexo, los genitales deben ser transformados, removidos o construidos. El ideal del yo es poderoso y cruel como para establecer que el yo no le es suficiente. El cuerpo es el conjunto de los cuerpos, cada uno permea a los otros, establece relaciones, intercambia, adiciona o pierde elementos,  cada uno delimita al otro.

    Sigamos con el álgebra además nos ayuda a comprender las relaciones que se tejen entre los cuerpos: el simbólico, el del yo y el del Sujeto, para que exista un cuerpo que sea la articulación de estos tres es necesario agregar las nociones de: 1) relación, 2) simetría, 3) conjunto, 4) la de Uno y 5) Otro. Debemos partir del último punto lo que hace que exista lo Uno es que exista Otro, lo que resulta paradójico es que lo Uno se forma como efecto de lo Otro, no viceversa, como para la constitución del significante si/no es necesario un primer No. Lo Otro es un cuerpo acotado dentro de lo simbólico, es el lenguaje, lo que gesta al Sujeto, lo que instituye una relación que es el criterio que establece las bases sobre las que se vinculan los elementos que los hace incluirse al conjunto o excluirse del mismo. Podríamos decir que se forma como un dominio, como una operación algebraica, como ecuaciones a la vieja manera freudiana: niño-regalo-heces fecales-dinero……. que actúan constituyendo y normando el sistema, el cuerpo, el conjunto, el dominio. Ese cuerpo que se extiende más allá del organismo, más allá de las fronteras de la dermis, que se continua en las eses fecales, en el regalo. El cuerpo es una compleja ecuación discernible a partir de las lógicas que lo constituyen, de la manera en que intervienen las constantes y las variables en la manera que se permite o prohibe que constituyen su ser en el mundo.

    Las alucinaciones tienen un plano de existencia, son artificios creados que no carecen de cuerpo; tienen volumen, peso y densidad: existen esos cuerpos sostenidos por quien alucina, tienen un papel a desempeñar en su vida, en su psiquis, son una parte del cuerpo del Sujeto que busca aferrarse al cuerpo simbólico. Las alucinaciones mantienen una relación estrecha con la lógica del delirio, son en términos de del álgebra constantes que buscan establecer criterios de relación entre el sistema, es decir dentro del cuerpo del Sujeto, son parte del cuerpo gracias a un orden riguroso dentro de una lógica profundamente racional. “Los sueños de la razón producen monstruos” escribió Goya mientras pintaba esos monstruos, los locos pierden todo menos la razón.

    IV.- Cuerpo como sistema, como conjunto, como campo.

    Cuando decimos frases tales como el cuerpo del delito, el cuerpo de la ley, el cuerpo de bomberos, el cuerpo de la idea, ¿de quécuerpo estamos hablando? ¿es el mismo que cuerpo erógeno?, ¿es el mismo que el cuerpo que es producto de la imagen en el espejo? ¿es el simbólico que se extiende generando tiempo y espacio? ¿Es el cuerpo del Sujeto? Se trata de cuerpo como decíamos entendido como de campo al que se inscribe un dominio o se trata simplemente de un uso alusivo. En este caso se tratan varios sentidos, el primero muestra como un elemento en cada sistema puede ser parte de su campo, mientras que ese mismo elemento puede serlo de otro, y que lo que define su pertenencia a un dominio o a otro, no tiene que ver con las características del elemento, sino con criterios exteriores al mismo, que establecen su pertinencia en un dominio o en otro. Siempre un campo o cuerpo se define por los otros campos. En distintos planos, el mas obvio pero no menos importante ya que forma parte del cuerpo, es pertenecer a un cuerpo: de policías, de delincuentes, de feligreses etc. Este cuerpo no solo proyecta identidad, da consistencia. Cada cuerpo en los que nos incluimos genera diferentes clases de contextos, que son esenciales, se trata de relaciones lo que constituyen los parámetros de identidad o pertenencia. Cada palabra tiene diferente significado por el contexto en el que se encuentre, por eso es importante para el hablante establecer esos contextos y ver que modifican en todo a cada elemento.

    Por ejemplo: en el conjunto de vertebrados pueden estar el perro y el gato, pero si establezco una conjunto de felinos, estaráen ese conjunto el gato, el león, el tigre etc. Pero no el perro. El criterio es lo que incluye o excluye. En el cuerpo del Sujeto establecido a partir de los significantes que se ponen en juego, los criterios de inclusión y exclusión tienen un papel muy importante para dar cuenta de la estructura de ese cuerpo. El cuerpo del Sujeto es como el cuerpo de bomberos, o cuerpo del delito, establecido por relaciones entre diferentes elementos que sólo tienen sentido por los criterios que se establecen para pertenecer a ese cuerpo, criterios de carácter inconsciente que deben ser develados, inferidos a partir sus manifestaciones, los síntomas en el caso de las conversiones y los trastornos psicosomáticos que dejan sus depósitos en el organismo.

    Por otro lado el cuerpo del Sujeto es un conjunto de operaciones y despliegues en el lenguaje, que tienen un tiempo y espacio simbólico, lógico y físico, como decíamos el cuerpo del Sujeto adquiere la misma densidad que aquello que losostiene, se sumerge en el cuerpo del yo, en donde todos los elementos como cuando hablamos del cuerpo del delito, un elemento dentro de contexto es que adquiere relevancia, fuera de esas relaciones tiene otro papel a desempeñar. Como un libro que pude ser físicamente idéntico o muy parecido a otro libro pero lo distinto por lo escrito en él. El cuerpo en cualquier caso es ese todo: cuerpo de Sujeto, cuerpo simbólico, cuerpo erógeno, cuerpo del yo, cuerpo Real articulados a partir de distintos planos con diferentes tipos de lógicas, como sabemos el todo es más complejo y rico que la suma de sus partes, son también los criterios y lógicas que determinan las relaciones que se establecen entre los distintos elementos como entre los planos, lo que constituyen el cuerpo. Es relevante lo incluido como aquello que queda excluido del sistema, o bien aquello que es execrado. Las heces fecales son cuerpo nos recuerda Freud, y son esenciales en múltiples operaciones simbólicas que determinan nuestros procesos de pensamiento y acción. Las relaciones constituyen al cuerpo además a partir del sentido de sus relaciones, de orden, de la jerarquía, del propósito, de la identidad e integridad del conjunto que lo separa de otros conjuntos, de otros planos, de otros cuerpos. El cuerpo es un dominio de un determinado grupo de elementos que exalta unas relaciones en detrimentos de otras en un momento y lugar, ya que en otro lo destacado y lo sobreestimado cambia, con lo que entendemos que el cuerpo nunca es el mismo. Podemos ver que con el mismo número de elementos las combinaciones posibles son enormes, aunque no infinitas, a partir de una determinación principal a partir de su estructura: psicosis, neurosis o perversión.

    De tal suerte que el conjuntoo dominio que llamamos cuerpo puede no aceptar la falta constitutiva que constituye la estructura, por lo que buscarácomplementarse con una prótesis simbólica, con un señuelo (como en la pesca) que funja para atraer y obturar, aunque sea una tarea imposible la falta esencial, llamamos a esa operación frente a la falta, estructuración perversa, que se sostiene con el objeto fetiche, con la construcción de la escena, intentando controlar o rellenar todos los huecos o fracturas, no soportando la inconsistencia estructural. Ese objeto, esa performance es lo que a manera de falo viene a eclipsar la falta, a intentar obturarla, a jugarse como aquello que faltaba, se trata de crear una ficción de un cuerpo completo, que busca cerrar el campo sobre símismo, que en realidad no puede ser cerrado.

    Como decíamos: para que exista un cuerpo es necesario otro cuerpo. Siguiendo el ejemplo del párrafo anterior no es posible que exista cuerpo de policía si no le suponemos uno delictivo, un antagónico; esto es, la delincuencia organizada, que es lo que le da cuerpo a Uno y Otro, para que exista Un cuerpo debe haber «el cuerpo del Otro». ¿Es que el Otro tiene cuerpo? ¿Cuál es el cuerpo que posee el Otro? Es el cuerpo de la palabra, el cuerpo del lenguaje, pero esencialmente el cuerpo simbólico, que paradójicamente aparece como de Otro como la más pura otredad, del que Lacan nos habla en el seminario Aún. En el que nos muestra que un cuerpo siempre es sexuado, erogenizado, repleto de sentido, inscrito, circunscrito y sostenido por el deseo, pero como condición de goce, el órgano nunca se domestica por completo. Pero el cuerpo del Otro es esencialmente el cuerpo extenso, continuo, el que contiene todos los ladrillos y todos los materiales necesarios para delimitar en el un cuerpo asumido, pero en donde permanecen todos los materiales no utilizados. Es paradójicamente lo más ajeno e íntimo.

    Lacan nos lleva a pensar sobre ese enigma, ese misterio que es que el cuerpo, cuando nos miramos en el espejo pensamos: ese soy yo, en realidad ni soy yo, ni es mío, el cuerpo, más bien lo habitamoscomo inquilinos, buscamos apropiarnos de el, ya que en realidad no hay nada más extraño al Sujeto que el cuerpo físico, que el soma, ya que su cuerpo es el del lenguaje y más allálo simbólico, se despliega en tiempos y espacios simbólicos, lógicos. El Sujeto requiere representarse, apuntalarse, anidar y para ello busca el sentido de unidad, substancia y volumen que dan el cuerpo del yo, el organismo en su sentido de morada Imaginaria del Sujeto; como superficie que se historiza y erogeniza en lo Simbólico, imagen entrañada en la existencia, palabras que no alcanzan a definirla y no hace más que generar una entropía que en este caso es otra forma de presentarse lo Real del cuerpo, esa condición de goce que tiene lo imposible, lo próximo pero lejano, ese plus que nos impulsa a salir de las comarcas del deseo, que sería eso que se produce del cuerpo  Real  inatrapadopor éste pero no ignorado.

    El cuerpodel Sujeto se encuentra sexuado, pero cabría preguntar ¿quéno? El significante de la diferencia sexual atraviesa el campo que definimos como cuerpo, en prácticamente todos los planos por el significante del falo. Pero en este entrecruzamiento de registros que muestran la simultaneidad de un cuerpo Real, un cuerpo Simbólico y un cuerpo Imaginario, aparece un residuo que como objeto «a» inscribe también al cuerpo. “Llamamos cuerpo, quizáno es más que ese resto que llamamos objeto «a» (Lacan. 1985:14) aunque más bien se ataría del ternario del mismo enlace borromeico de los tres registros, en los tres encontramos en entrecruzamiento de los cuerpos. Pero no abandonemos demasiado rápidamente esa consideración de  Lacan de pensar que el cuerpi de alguna manera puede ser pensado como objeto a.

    Espero que para estos momentos la idea de “El cuerpo”se nos muestre como compleja, más bien tendríamos que hablar de los cuerpos entrelazados, simultáneos que son el cuerpo del Otro, el cuerpo simbólico, el cuerpo del del Sujeto, el cuerpo del yo, el cuerpo erógeno y el organismo, la substancia, el cuerpo Real, al que debemos agrega el cuerpo como objeto pequeña «a». A partir del reconocimiento del goce transformado en un instrumento de conocimiento de la verdad que requiere de un cuerpo para manifestarse, “El  sexo de la mujer no le dice nada, a no ser por intermedio del goce del cuerpo”(Lacan. 1985:15). El goce del cuerpo en tanto límite, en tanto el cuerpo como conjunto de las relaciones en el que el goce es entendido como marca de lo inefable, lo inescrutable, lo imposible, de la locura. Los cuerpos constituidos entonces por el conjunto de operaciones derivadasdel ternario: Real, Simbólico, Imaginario.

    Una arqueología del cuerpo nos muestra un conjunto de consideraciones esenciales para la clínica psicoanalítica: del estremecimiento transformado en estructura y del deseo en verdad, del despliegue del principio del placer/displacer, del continente del Simbólico, de lo Imaginario y desde luego del Real.

    Cualquier aproximación al Sujeto que no busque ser sustancializada u objetivada debe romper de principio las referencias empíricas con el cuerpo imaginario, ya que lo dimensible, lo cuantificable y lo mensurable puede distribuirse o pertenecer a distintos espacios: físicos, psíquicos, analógicos, fractálicos, cuánticos etc. Son condiciones esenciales en las aproximaciones que nos ayudan en la clínica en la dirección de la cura psicoanalítica.

    Para finalizar simplemente quiero recordar que el cuerpo o campo es una estructura que se comporta de manera algebraica por que es posible identificar operaciones que cumplen con las propiedades asociativas, conmutativas y distributivas, en tanto el cuerpo no está cerrado, en el caso del cuerpo asumido del Sujeto y en el cuerpo continuo de lo simbólico y del Otro. Los cuerpos son importantes para el estudio delálgebra puesto que proporcionan la generalización apropiada para las distintas clases de dominios, que son pertinentes para la teoría psicoanalítica, para advertir los despliegues patológicos en la existencia, especialmente en las conversiones como en los trastornos psicosomáticos.

    En diferentes planos operan los cuerpos de manera simultánea, articulándose en el  ternario Real, Simbólico e Imaginario, con las consideraciones tópicas y cronológicas del mundo empírico, por lo que puede estar en muchos lugares a la vez, en muchos pero no en todos, el cuerpo es: un conjunto de posibilidades acotadas por la lógica de sus determinaciones estructurales. El cuerpo asumido en la forma algebraica, estáen un lugar circunscribiéndose a ese topos del cuerpo simbólico y el cuerpo del  Otro.

    Con lo que podemos finalizar que no es suficiente con decir que estamos hablando del cuerpo desde la perspectiva psicoanalítica, las posibilidades clínicas se encuentran íntimamente asociadas a una comprensión más amplia del cuerpo, sin embargo es necesario continuar nuestra indagatoria, para saber estrictamente en que plano se encuentra cada uno de los despliegues del Sujeto y/o la persona, de los cuerpos, sus pliegues, sus interacciones.

    Bibliografía.

    Bataille George El erotismo. Tousquets. Barcelona. 2004

    D´Apice Gustavo Daniel. profesor de Teología.

    http://es.catholic.net/escritoresactuales/524/1255/articulo.php?id=35760

    http://www.google.com.mx/search?hl=es&safe=off&rlz=                                   1G1TSHL_ESMX347&q=%C3%A1ngeles+santo+tom%C3%A1s+Gustavo+Daniel           +D%C2%B4 Apice&btnG=Buscar&aq=f&aqi=&aql=&oq=&gs_rfai=

    http://www.almas.com.mx/mx/oraciones-and-vida-de-santo/oraciones/oraciones-          de-santos/oracin-de-santo-toms-de-aquino.html

    Freud, Sigmund, Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia de la diferencia anatómica             entre los sexosVol. XIX, Buenos Aires Amorrortu 1985.

    Freud, Sigmund, Tratamiento psíquico tratamiento del alma, Vol. I, Buenos Aires, Amorrortu 1985

    Lacan, Jacques, Seminario 20. AUN,Barcelona, Editorial Paidós 1985.

    MaríSamdor. La hermana. Ed. Salamandra

    Tomas de Aquino, Suma teológica. En: hjg.com.ar/sumat.

  • El cuerpo en boca de todos.

    El cuerpo en boca de todos.

    El refranero popular entendido como un síntoma.

    Hermes Millán Redin

    La pasión es un beso ferozentre la carne y el esqueleto…

    Luis Eduardo Aute

    El alma estáen el cuerpo, es cuerpo vivo,es la sangre purísima en su arteria,el aceite de paz que da el olivo;si alma duele, el alma es la materia.

    Alfredo Zitarrosa.  A manera de Introducción

    Cuando se dice que el cuerpo anda en boca de todos, se incurre en una triple acepción. Por un lado, se alude al destino de los cuerpos de ser lamidos y besados, a ser objeto de voracidades varias. Por otro lado, se refiere a que la boca, la del otro y la propia, en tanto soporte expresivo del lenguaje, es el lugar donde nacen los cuerpos, donde abandonan su animalidad para alcanzar una dimensión que podríamos llamar humana. Y, en tercer lugar, dice que no hay discurso individual, social y cultural que no se ocupe de los cuerpos. El cuerpo es, además, una representación social. Y lo es porque el saber sobre el cuerpo cumple con las tres condiciones que Moscovici (1985) reclama para que un grupo elabore representaciones sociales sobre un tema. A saber: todo conocimiento sobre los cuerpos es insuficiente y disperso; o, dicho de otra manera, los cuerpos sorprenden todo saber que los pretenda abarcar, en tanto no son objetos materiales sino realidades trascendentes. Por otra parte, hablar sobre el cuerpo es hablar sobre lo que reclama ser hablado, es tema que se impone, es asunto de interés público y privado, es actualidad política, es carne de varieté. Y en tercer lugar, tener un discurso sobre los cuerpos se hace imprescindible porque todo sujeto se verásiempre socialmente impelido a exhibir algún saber sobre este asunto que le permita ciertos grados de integración social y grupal. Sin hablar de la necesidad de tener un saber supuesto, socialmente legitimado, que le ayude a calmar la angustia que semejante no saber implica.

    El refranero popular permite, entonces, expresar una gama de esas representaciones sociales. Dice Anna María Fernández Poncela (2002:45): “Los hombres y las mujeres aprenden a serlo a través de lo que ven y de lo que oyen, y son los usos lingüísticos más llenos de significado metafóricos y poéticos, como los refranes, los que poseen una mayor potencialidad semántica interna”. Representan el grupo central de valores y costumbres de lo que la autora llama la columna vertebral ideológica de toda sociedad. Los refranes son pequeñas teorías sobre la realidad, parafraseando al propio Moscovici (1985).

    Pero si además son un saber que encubre otro saber, o un saber que resuelve la desesperación de un no saber o de un saber que duele si es dicho, podríamos pensar el refranero a la manera de un síntoma, de un texto que dice ocultando, o que oculta de tal manera que si se sabe leer, dice más de lo que oculta. En este sentido un refrán es una transacción entre un dualismo que tensa un discurso aparentemente sabio e inocente a la vez. La palabra cuerpo queda tensada en ese juego donde el mirar puede resolverse en el sentido de ver o no ver, donde la lógica racional del dicho vela y desvela la representación inconsciente.

    Este escrito apunta a lo polimorfo; es decir, pretende eregirse como un cuerpo que puede ser explorado de a pedazos; y a la vez ser perverso, o sea  provocar un estallido andando por un camino que no dejaráde ser un atajo.

    I

    Entre nombres y pronombres o una introducción llamada contexto.

    Cuando lleguéa vivir a Tijuana, escuchéo prestéatención a una expresión que no recordaba haber oído antes en mis viajes académicos o turísticos, pero siempre temporales a México: “me duele mi cuerpo”, decía la gente.

    Una primer reacción, afectada por la influencia  de un cierto formalismo lingüístico,  fue pensar en el error expresivo, textual, preguntándome, o preguntando, según el caso: ¿Y que otro cuerpo puede dolerle si no es el suyo? Luego tomécuenta de mi error.  Incluso del error de decir “mi error”. ¿Quéotro error puede acontecer  en el mundo que no sea el mío?

    La pregunta sobre si “el”o “mi”cuerpo, encubre lo esencial, y lo esencial radica en la pregunta sobre el registro de existencia del cuerpo nominado, en la diferencia entre cuerpo y organismo, entre lo real y lo tangible. Y el error que queda denunciado, es el de la seducción de un discurso que da por cierto lo que no puede ser probado, que deja a lo empírico la última palabra, que evita la ruptura epistemológica que denunciaría que el error no estáen el pronombre sino en el nombre mismo. Podríamos preguntarnos sobre si el cuerpo duele o no duele. Pero mejor podríamos preguntarnos si duele en el lugar de la queja. Sea la queja presentada como “el”o como “mi”. J.D.Nasio (2009:222) habla del dolor como una pseudo-pulsión cuando afirma: “Las escasas veces en que Freud define el dolor corporal, lo compara con la pulsión. La agresión externa y y anormal que provoca el dolor evoca la agresión interna y normal de la pulsión. En ambos casos, la excitación es constante”. Para aclarar luego que la diferencia entre dolor y pulsión radica en que mientras el dolor oficia como alarma para hacer cesar el mal, la pulsión busca el placer.  Nasio (2009:107) analiza el dolor en su recorrido de la lesión, la conmoción y la reacción. Y resume: “…existe un encadenamiento de causas de orden psíquico, a saber: la impresión de que mi dolor emana de la quemadura; la auto percepción del enloquecimiento de mis tensiones pulsionales; la reviviscencia de un dolor inmemorial; la movilización de las mis fuerzas hacia la representación mental del brazo dolorido; por último, el aislamiento de dicha representación”. Es entonces que, más alláde la neuro-bio-química del dolor, el dolor corporal implica una representación del soma afectado. La imagen fantasmatizada es siempre de naturaleza inconsciente. Entonces podríamos reformular la pregunta: ¿Dónde duele el cuerpo, cuándo duele?

    II

    Sobre el cuerpo y la propiedad privada

    Decir “mi cuerpo”supone una propiedad enunciada desde otro lugar, que no es cuerpo. Desde un “no cuerpo”que se apodera de lo corporal al señalarlo. El problema no radicaría entonces en el tipo de pronombre sino en la categoría del nombre. Decir “mi cuerpo”o “tu cuerpo”no sería más que la insistencia en un mismo error, una denominación que supone un lugar desde dónde el cuerpo puede ser visto y constatado, un cuerpo enunciado como sombra del mito de la caverna, sombra de un cuerpo pensado, imaginado, en otro lugar.

    En realidad es una lógica inversa al mito de la caverna. El cuerpo no es la sombra de una idea de cuerpo, el cuerpo es la idea de cuerpo, la metáfora construida a partir de la palabra. El cuerpo es la representación de un cuerpo, una articulación, un discurso.

    III

    Cuerpo y memoria

    Mi abuela decía en una oportunidad, repetía más bien: “uno solo se acuerda del cuerpo cuando duele”. En ese momento, mi niñez, mi adolescencia, supuse que su conclusión era lógica. Cuando no duele el cuerpo es anónimo, desapercibido. Como los árbitros de fútbol que solo se hacen notar cuando se equivocan. Lástima que no pude preguntarle si ella no se acordaba de su cuerpo al momento de gozar. Claro que podría haberme entrampado en una red de tiempos, de hilos sutiles de tiempo de los que tanto gustaba, diciendo que cuando goza el cuerpo es presente y cuando duele el cuerpo es memoria. Memoria sorda del que no dolía. Pero no lleguéa preguntarlo. Tampoco me preguntéen ese momento si los cuerpos duelen o se duelen. Y menos aún en lo esencial, en la relación entre el cuerpo y el goce. El goce que desconcierta, como analiza Braunstein (2006), el goce del exceso intolerable del placer, el goce en una manifestación del cuerpo cercana al dolor y al sufrimiento.

    “Y para vivir hay que pagar, despedirse con renuencia del goce. Es más, la clínica muestra los efectos devastadores que se producen en aquellos a quienes la existencia le es dada gratuitamente, los que no tropiezan con otro que sea demandante en un sistema de equivalencias, los que reciben antes de pedir, fuera del régimen de intercambios, cuando la satisfacción anticipada de las demandas aplasta la posibilidad misma del deseo”. (Braunstein, Néstor, 2006: 57). A mi abuela le hubiera gustado eso de una existencia que no puede ser gratuita, y más aquello de un cuerpo puesto en la encrucijada de una deuda.

    IV

    La lengua es el castigo del cuerpo

    La Academia Dominicana de la Lengua reivindica esta frase, como un refrán del país. Algunos lo interpretan en el sentido de que lo que se dice no puede ser borrado y luego el hablante deberáasumir las responsabilidades correspondientes. Otros, como que todo lo dicho se vuelve contra el que dice, y es el cuerpo el que se pone allídonde apunta la acusación o la culpa.

    Reflexionemos sobre el castigo del cuerpo. Alejandra Araya Espinoza (2006), pensando sobre el lugar del cuerpo en la sociedad occidental contemporánea, afirma que éste encarna lo privado, el límite con lo público y el punto de partida de la persona y su dignidad. La historia de la formulación del cuerpo como representación de la persona, es al fin y al cabo, y al mismo tiempo, la historia de la proscripción de toda propiedad ajena sobre el cuerpo y por tanto de la defensa del cuerpo de cualquier castigo aplicado por mano propia o ajena, dice la autora. La modernidad es en ese sentido la época de la compasión por el cuerpo. Del dispositivo medieval que castigaba en el cuerpo la transgresión y la herejía, pasamos a una época donde se institucionaliza la monopolización de la violencia física y se promueve el autocontrol de los excesos, la internalización de la norma que sostiene el poder.

    Pero podríamos preguntarnos: basta la norma interna, la institución interna, la amenaza interna para sostener los límites y proteger al cuerpo de los excesos? O dicho de otra manera: ¿quéotros dispositivos deberán instalarse para desasosiego del cuerpo y conformidad del alma?

    O dicho de otra manera: ¿de quéforma la lengua puede constituirse en el castigo del cuerpo?

    Agrega Alejandra Araya Espinosa (2006:352): “Pareciera ser, entonces, que para hacer del cuerpo en sí, sinónimo de nosotros mismos, debimos otorgarle dignidad, y al mismo tiempo, comparecernos de él”.

    Ese respeto y la consiguiente compasión no pueden sostenerse en otro lugar que no sea en la palabra, en la palabra que hace existir al cuerpo nombrándolo, transfiriéndolo de su condición de organismo a su destino de cuerpo, La palabra en tanto nombra al cuerpo lo protege, le otorga dignidad, y lo castiga en el menosprecio paradójico de la compasión.

    Juan Felipe Arroyave (2009) afirma, siguiendo a Lacan y a C. Soler  que el órgano, los órganos incorporados al lenguaje, a la cadena significante, van conformando un cuerpo. En este sentido el lenguaje puede concebirse asímismo con órganos cuya integración, afirma el autor,  es el correlato de una imagen, y así,  de la especularidad que le retorna una extensión.

    Volviendo al refrán supuestamente dominicano. El cuerpo existe mientras se nombra, es oficio de la lengua la que cristaliza su existencia. Y el castigo es la forma en que se ejerce semejante oficio.

    V

    Camisa que mucho se lava y cuerpo que mucho se cura, poco dura

    Saber cuánto dura una camisa parece ser una tarea fácil. Los indicadores pueden ser casi consensuales: adelgazamiento de la fibra, roturas, desgaste del cuello y los puños. Pero saber cuánto dura un cuerpo es una tarea más difícil. Un cuerpo no dura hasta que muere. Dura hasta antes y después.

    O quizápodría decirse que un cuerpo no estáhecho para durar, que durar es una condición ajena a la naturaleza  de los cuerpos.

    Descartes (2002) creía el cuerpo como res extensa, como una de las tres sustancias, junto con la sustancia infinita, Dios, y la sustancia cogitans o pensante, en su teoría mecanicista de la realidad y el mundo físico. Cuando Dios puso en funcionamiento el universo, dice Descartes (2002), echóa andar una máquina en donde los cuerpos se incluyen como un engranaje de la misma naturaleza que los demás objetos. Es el fin de la teoría de la finalidad y el movimiento intrínseco de las cosas en el mundo físico. Como esta explicación sustenta una ciencia no teleológica sino cuantitativa, podríamos decir que a la luz de este pensamiento, las camisas y los cuerpos pueden ser lavados, curados; en esta dimensión del pensamiento podemos, solo aquí, suponer que las camisas y los cuerpos duran. El poco o el mucho es harina de otro costal. La cantidad de movimiento de todos los cuerpos del universo es constante, decía Descartes (2002). Y el que lava y cura es Dios.

    Pero para saber si un cuerpo dura, y cuanto, más que pensar en el final de los cuerpos habría que pensar en la condición que les da origen. La pregunta sería cuándo y de quémanera se constituye un cuerpo. Y también, cuál es la energía que mueve a un cuerpo, en el borde donde colapsa la mecánica del movimiento universal. Más que en la fuerza inicial que de todo movimiento, interesa la fuerza en la que se sustenta la metáfora que hace nacer un cuerpo.

    Cuando Colette Soler (2010) afirma que decir que el cuerpo para el psicoanálisis es una realidad, no significa decir que es tangible, aclara que se refiere a que el cuerpo no es primario, que es, en tanto, realidad construida. Aquello de un más alládel principio de realidad. Dice Soler (2010:2): “Entonces, el cuerpo verdadero, el primer cuerpo -dice Lacan- es lo que denomina el cuerpo simbólico, el lenguaje. Este es un uso correcto de la palabra “cuerpo”, verificable en un diccionario. Lo simbólico es un cuerpo en tanto sistema de relaciones internas, por esta razón el psicoanálisis no es un idealismo, ya que lo simbólico es de alguna manera un cuerpo con su materialidad”.

    La autora (2010) señala además la irónica coincidencia de Lacan con Stalin cuando este último afirma que el lenguaje no es superestructura, sino infraestructura, o, dicho de otra manera, cuerpo.

    Un cuerpo no dura más o menos, por más que se cure mucho o poco, porque un cuerpo no se lava ni se cura. Su realidad pasa por otras aguas que fluyen en el torrente de los nombres. Allídonde se le pide a un cuerpo que dure, no puede durar. Allídonde al cuerpo no se le pide nada, allíse hace eterno, o mejor dicho, no puede dejar de durar ¿Es la enfermedad una amenaza a la duración de un cuerpo o es la garantía de su eternidad?

    VI

    Casadme, padres, casadme, que el cuerpo me arde

    Del cuerpo deseante, al cuerpo pulsional, al cuerpo del amor. Un largo recorrido en el que el cuerpo se va constituyendo, hasta arder y pedir sosiego a los padres, sosiego de bodas, sosiego de un tercero que arda apagando.

    La pregunta del caso sería: cuál cuerpo arde, cuál cuerpo pide sosiego, cuál cuerpo pide a los padres el remedio de un matrimonio? O dicho de otra manera: es el incendio el comienzo o el final de un camino?

    Si en la histeria, dice Freud (2006), el cuerpo se comporta como si la anatomía no existiese, entre quécuerpos se sitúa el ardor?

    Dice Patricia D`Angelo (2010:2): “De este modo surge una primera versión del cuerpo para el psicoanálisis. Es un soma que por una primera experiencia de satisfacción produce un resto. Al decir de Freud este cuerpo que se constituye, al mismo tiempo que se pierde como soma es efecto de la intervención de los cuidados maternos. Incluyendo aquílas formulaciones de Lacan podemos decir, que por la intervención del Otro se hace posible la animación de lo viviente, surgiendo el cuerpo del deseo”.

    En ese sentido podríamos hablar de un primer ardor, un ardor no pedido a los padres, un ardor provocado por la presencia de los padres en un estar testimoniado en el contacto, en el tocar cuidando, en un cuidar que sacraliza toda otra intención. Se puede  decir que si la madre toca es para que en el niño arda lo que en ella estáapagado, el fuego que falta.  Es en este ardor que el soma se convertiría en cuerpo, en cuerpo del deseo. Por tanto, ardor que posibilita, en palabras de Lacan (2007), la animación de lo viviente.

    Pero a ese ardor le sucede otro situado en un cuerpo que se erogeniza, que se convierte en soporte de la pulsión, de un ardor que viaja, que recorre, que galopa en entre lo físico y lo psíquico. “Por cuerpo pulsional entendemos cuerpo erótico, cuerpo sexual. Un cuerpo dibujado por la pulsión, que recorta las zonas erógenas del cuerpo, que de hecho coinciden con los agujeros y zonas de borde, es decir, los lugares por donde algo se perdió, algo del goce discurrió, de forma que el ser humano puede fantasear una pérdida. Y también pone en marcha la actividad pulsional, que justamente va a rondar infinitamente estos lugares que quedaron marcados como zonas erógenas·, dice Silvia Grases (2005:1).

    El tercer ardor de la mujer que clama en el refrán, si tuviera que ver con el amor genital, con otro exogámico, con otro que unifica lo disperso, en la urgencia del pedido, tendría que ver con la pérdida de la virginidad. Con la ruptura imaginaria de un himen que situado en los genitales envuelve todo el cuerpo esperando una inauguración imposible. Nasio (2008) habla de una inocencia original femenina inexpugnable que sobrevive más alláde toda iniciación.

    Es que el cuerpo que la mujer pone a arder se quema en un fuego transferencial, donde en la medida de transferencial protege al cuerpo de toda exogamia. Dice Nasio (2008:75): “Para mi, sólo aquella que ha experimentado la sensación de recibir el pene puede sentir el sexo como una envoltura, como un continente sin fondo, como un receptáculo que no puede ser investido más que hasta un cierto límite, un límite más alládel cual se abre un jardín para siempre secreto”.

    ¿Quépide entonces esta mujer cuando pide a sus padres “casadme”? ¿Quéardor la aqueja  y quéilusión la sostiene? La presencia de otro que pida, la ocasión de una entrega de apariencia total, la posibilidad de constatar lo propio y solo propio, la oportunidad de decir un síque inevitablemente contenga un no.

    VII

    Indio sin india, cuerpo sin alma

    Darío Rubio (1925)  en una vieja y clásica publicación, recoge esta expresión popular, que luego incorpora Juan Palomar de Miguel (1991) en su colección de mexicanismos. Rubio (1925) señala que  este refrán étnico destaca el valor que la mujer india tiene en la integración de la pareja, en donde el indio es el cuerpo y la india es el alma, donde el indio sin la india no es nadie.

    Llama la atención este refrán dedicado a exaltar la condición del amor del hombre indio si tenemos en cuenta otros tantos que apuntan en dirección contraria, como los colectados por Herón Pérez Martínez (1997) en su trabajo para la Academia Mexicana de la Lengua: “alabar al indio es engrandecerlo”, “indio con puro, ateo seguro”, “indio, pájaro y conejo, en tu casa ni aún de viejo”, “indio que mucho te ofrece, indio que nada merece”, “indio que quiere ser criollo, al hoyo”, “los indios y los burritos, de chiquitos son bonitos”, y muchos más.

    El indio, inscripto en la representación social de lo salvaje, lo irracional, lo instintivo expresado sin mediación de la razón, permite esta apreciación de lo amoroso que el culto racional y moderno de la individualidad impide asumir al hombre blanco. Lo que parece ser una excepción dentro del repertorio de lo peyorativo, admite, entonces otra lectura. Solo al indio le pasa que su cuerpo nazca para un destino de existencia que luego se confirma en la existencia de otro que lo ama, que lo anima, que le da sentido. Solo al indio le pasa.

    Pero, además, si el hombre vive en el umbral del dolor psíquico, y si al decir de Nasio (1996), todo dolor sea por duelo, amputación o humillación no es debido a la pérdida en si sino al derrumbe del fantasma, y si la pérdida es desencadenante del dolor, pero el derrumbe del fantasma es causa material, la metáfora de la pareja de indios aportando uno el cuerpo y el otro el alma es la metáfora de la ilusión del fin de  todo riesgo, la salvaguarda ilusoria del dolor psíquico. Claro que es una ilusión paradojal, porque el poner el alma en otro, o dicho de otra manera, el que otro aporte el alma que justifica al cuerpo expone en definitiva a un riesgo más radical.

    La separación es una muerte en la conciencia, dice Igor Caruso (2007), y en tanto muerte le sobreviene la desesperación. La muerte del otro es una catástrofe del yo. “Para que la victoria de la muerte no sea absoluta, para que la  muerte en la conciencia no se convierta en aniquiladora de la conciencia (psicosis) y para que la muerte en la conciencia no siga la extinción física (morir psicosomático o suicidio), inmediatamente se ponen en juego mecanismos de defensa”dice Caruso (2007:20).

    Asícomo la agresividad, el reproche, la desvalorización del otro, la indiferencia, el desinterés forzado, la huida hacia adelante como acto del superyópara la conservación del ideal del yo, la ideologización,  pueden ser mecanismos de defensa relativamente exitosos, momentánea o establemente exitosos, lo son en relación a la pérdida ya ocurrida y su amenaza al yo. Pero todo enamoramiento conlleva una amenaza a priori, una amenaza a la ilusión que todo enamoramiento sostiene. Y frente a esa amenaza se construye un mito que pretende amortiguar anticipadamente el dolor de hoy y el dolor posible. El mito de la media naranja, de los medios cuerpos que por fin se encuentran, el mito del indio que pone el cuerpo y la india que pone el alma, de los medios indios que ya no podrían separarse porque constituidos en un solo indio la pérdida solo podría se imaginada como mutilación, como acto extremo.

    Es asíque este mito expresado en el refrán no pretende prevenir de la pérdida del otro como objeto material, sino la captura, la aprehensión del fantasma.

    Volvemos al comienzo. ¿Por quélos denostados indios, los brutos, los no confiables, los animales, se convierten en paradigma de la unión de pareja? La atribuida animalidad permite mostrar la idea de los destinos únicos, de la complementaridad salvadora, de la defensa anticipada a la integridad del yo, como una condición instintiva, como una feliz fatalidad, como una marca inscripta en la naturaleza humana, que trasciende entonces la época y la suerte (o mala suerte) personal. Un mecanismo de defensa que se anticipa a la pérdida temida. Allíla paradoja: solo al indio le pasa, a todos nos pasa, a todos nos puede “aquejar”ese bien, todos podemos padecer de ese “don”.

    Conclusiones

    “El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo”

    Jorge Luis Borges

    Decíamos desde el título que el cuerpo estáen boca de todos. Masticado, a medio camino entre ser tragado y expulsado, entre el silencio y la palabra. Un cuerpo que necesita ser nominado como “mi cuerpo”, que necesita ser poseído para materializar su magia, un cuerpo indocumentado que se advierte de su condición solo cuando se expone en la frontera de dos nacionalidades.

    El refranero popular se presenta como un síntoma y en ese sentido acontece en el cuerpo del lenguaje. Otra cuestión sería dilucidar si se trata de una conversión, una transposición de un conflicto que enerva en el cuerpo las representaciones reprimidas. Es asíque el refrán no dice lo que es, lo que late, ni tampoco lo que no es. El refrán es una formulación transaccional, donde el cuerpo navega motivando lo dicho y articulando el decir. También en el refrán puede leerse su beneficio secundario, su dimensión extrínseca, en la medida que como representación social acerca a todos para hablar de lo que no puede ser dicho de otra manera. Representa asísabiduría e ingenuidad, lo que se sabe y lo que se ignora a la vez.

    Referencias Bibliográficas

    Arroyave Gómez (2009). “Territorio, cuerpo y deseo”. En: Revista Katharsis. Bogota: Editorial L. Vieco y e hijas Ltda..

    Araya Espinoza, Alejandra (2006). “El castigo físico: el cuerpo como representación de la persona, un capítulo en la historia de la occidentalización de América, siglos XVI, XVIII”. En Revista Historia (on line) No. 29. Santiago de Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile

    Braunstein, Néstor (2006). El goce. Un concepto lacaniano. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

    Caruso, Igor (2007). La separación de los amantes.Madrid: Siglo XXI

    D¨Angelo, Patricia (2010). Cuerpo y psicoanálisis.Buenos Aires: Centro Oro. En: www.centrooro.org.ar

    Descartes, Renato (2002). Discurso del método y meditaciones metafísicas. Madrid: Tecnos.

    Fernández Poncela, Ana María (2002). Estereotipos y roles de género en el refranero popular.Barcelona: Anthropos

    Freud, Sigmund (2006). Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu

    Grases, Silvia (2005). “Modalidades de rechazo del cuerpo”. En: www.scb-icf.net

    Lacan, Jacques (2007). Escritos. Madrid: Siglo XXI.

    Moscovici, Sege (1985).   Psicología Social. Madrid. Paidos.

    Nasio, Juan David (2009). El libro del dolor y del amor. Barcelona: Editorial Gedisa.

    Nasio, Jan David (2008). Un psicoanalista en el diván.Buenos Aires:Paidós.

    Palomar de Miguel, Juan (1991). Diccionario de México. México D.F.: Panorama Editorial.

    Pérez Martínez, Herón (1997).  Refrán viejo nunca miente. Refranero mexicano,Zamora: El Colegio de Michoacán

    Rubio, Darío (1940). Estudios paremiológicos. Refranes, provervios y dichos ydicharachos mexicanos.México D.F.: A. P. Márquez.

    Soler, Colette (2010). “El cuerpo en la enseñanza de Jacques Lacan”. En: El Psicoanalista Lector: elpsicoanalistalector.blogspot.com      

  • La ampliación de un mito: el Edipo político.

    La ampliación de un mito: el Edipo político.

     José-Miguel Marinas

    Publicado en su primera versión en la revista Trama y Fondo, Madrid, nº 26, 2009.

    En su Antropología Estructural, Claude Lévi-Strauss presenta un célebre modelo de análisis del mito de Edipo. En ese ejemplo, que sostiene buena parte de su reflexión metodológica sobre la vasta obra de recopilación e invención de mitos[ii], se condesa toda una teoría y un método. En su obra, el vetusto maestro fundamenta las prácticas culturales (prohibición del incesto y la consiguiente transitoriedad y reciprocidad de los intercambios de bienes, la superación de la endogamia y del etnocentrismo) como apoyadas en leyendas, como ritualización de lo que llamamos mitos.

    En mi estudio La ciudad y la esfinge[iii]realizo una lectura de este trabajo de Lévi-Strauss precisamente para dotar al mito de Edipo (base de la tragedia de Sófocles y texto en el que Freud fundamenta su modelo de socialización llamado “complejo de Edipo”) de una proyección que a mi entender le faltaba. Precisamente la incorporación de la figura de la Esfinge que es, literalmente, un “animal político”central en las versiones más completas del mito edípico. Los avatares de Edipo Rey se dan en el seno de relaciones sociales y rituales que superan el ámbito de lo familiar, entendido como los vínculos internos de la familia restringida de nuestros tiempos. Reconocer este contexto político puede ampliar el sentido antropológico y la lectura psicoanalítica de dicha saga.

    Esta ampliación tiene, por lo tanto, un doble sentido:

    (a) Se pretende reflexionar en la saga de Lévi-Strauss y su modelo del mito edípico, para proponer de él una formulación tentativamente más compleja y completa. La idea guía mi lectura es la de que el  mito se despliega en sus variantes (Lévi-Strauss dixit)  pero por ello mismo cabe seguir no sólo el recorrido “horizontal”de la diversidad sino el “vertical”de las dimensiones del mito: esto supone no quedarse en el plano estructural de lectura que propone nuestro maestro, sino ensayar otros modos de abordar las condiciones del relato: incorporando no sólo el plano profundo del modelo primero, sino las acciones, los espacios, las dualidades que son la vida misma, la superficie del relato de Edipo y de las que Lévi-Strauss prescinde en su lectura.

    Cabe, pues, además de una interpretación antropológica-metafísica ( el relato de Edipo cuenta, más alláde la diversidad de sus anécdotas, el paso de naturaleza a cultura), otra interpretación política (el conflicto y la tragedia de Edipo parece aludir a la dificultad de instaurar un orden democrático en el que el respeto por el extranjero estégarantizado).

    (b) Estas variaciones sobre el mito levistraussiano[iv]pretenden contribuir al esclarecimiento de esta saga desde la perspectiva psicoanalítica.         El modelo del mito de Edipo y la Esfinge nos aporta luz para entender mejor los debates sobre la cuestión de la función paterna. No es el triángulo familiar el soporte del mito, sino un complejo haz de relaciones políticas entre linajes (laoi), con sus transgresiones y desequilibrios, y el intento de su sutura y reconciliación. Mi hipótesis de lectura es que desborda, pues, la recepción familiarista, restringida, en la medida en que sus escenarios, sus acciones y su desarrollo trasmiten la legitimación de todo un orden político, el del momento previo a la constitución de las polis democráticas[v].

    De este modo el mito cobra un sentido más propio y generalizado. El mismo sentido en el que Levi-Strauss profiriósu celebérrima sentencia: “no pretendemos mostrar cómo piensan los hombres en los mitos, sino cómo los mitos se piensan en los hombres sin que ellos lo noten”[vi]. Y, aunque sin duda se trata de un mito que encara las ambivalencias de la novela familiar, de la función materna y paterna, su arranque, y, yo creo, su alcance es nada menos que el de regular la articulación de lo político[vii], contexto tejido inseparablemente con los vínculos familiaristas y en el que estos adquieren su sentido.

    No se propone, pues, aislar el padre e indagarlo primero en su entorno inmediato (supuesta tarea de la función analítica, según una visión restrictiva) sino encarar, de una vez por todas, el padre y el padre político como una y la misma figura. La función paterna en la familia y en la polis como una misma función.

    Para ello, la alegoría de la Esfinge, cuya figura representa a la vez la trasgresión de un padre y la transgresión de un mandatario de la ciudad, nos puede ayudar. Precisamente por los poderes que acumula dicho personaje: es mujer y bestia, es castigo y ocasión de redención, establece las condiciones para entrar en la Tebas castigada y para pensar en la propia condición humana.

    Antes del mito edípico, el linaje de la Esfinge

    La esfinge es un personaje híbrido en muchos sentidos. Comenzósiendo una mezcla de varón y león en el mundo egipcio. Es una mujer y una fiera en la Grecia edípica. Es una cúmulo de metamorfosis que, pasando por la iconografía barroca (parque del Capricho, Palacio de Liria, Jardines de Farnesio) puebla la gráfica y la literatura del XIX y del XX hemos ido analizando[viii], sin nunca el ver el final.

    La representación originaria de la Esfinge (su imagen en piedra) reúne estos tres sentidos:

    1.La Esfinge es una figura de la escritura sagrada ( ierós glifos),

    2.La Esfinge estatua prolonga las representaciones del poder de los animales como continuidad y salto respecto de lo humano

    3.La Esfinge es una figura que ocupa un lugar de frontera.

    Si pasamos de la piedra al relato, vemos que la esfinge narrada tiene otras dimensiones, precisamente por pertenecer a un universo mitológico y teatral que del sureste llega a la cultura griega. No sólo es una esfinge con alas, decididamente femenina, sino que atesora los poderes de la primera Esfinge mitológica, obviada o supuesta por Lévi-Strauss.

    En los antecedentes que estamos glosando[ix], se presenta esta figura, la Esfinge, como la que interviene en las escenas del mito de Edipo cuando este se convierte en tragedia –con la mediación de Sófocles. El primer lugar estructural que Lévi-Strauss le otorga (figura 2) es el de un antecedente del episodio de Edipo. Por eso las propiedades que Hesíodo narra, son importantes para calibrar los verdaderos poderes de este ser.

    Esfinge es hija de Quimera y de Orto. Es un monstruo con rostro de mujer, pecho, patas y cola de león y alas de ave de rapiña. La Esfinge egipcias más primitivas eran yacentes, masculinas y sin alas. Eran consideradas encarnaciones de dioses o reyes, que servían como vigilantes en templos y tumbas. Pero en el segundo milenio los egipcios desarrollaron un segundo tipo de Esfinges femeninas, con cabeza humana, aladas, de pie sobre cuatro patas. En Europa aparecen por primera vez en el arte cretense y micénico[x]

    La fuente de la Teogoníade Hesíodo nos permite construir un curioso mapa en el que la fragmentación de elementos, las propiedades de cada uno de los dioses permite leer de forma condensada lo propio de la Esfinge con la que Edipo se encuentra. Es muy variado y sorprende el linaje de la Esfinge. Aparece en la que Hesíodo llama tercera generación de los dioses.

    El recorrido por esta genealogía pudiera hacernos ver bien la hibridación de características que se van acumulando, seleccionando y transmitiendo hasta lograr el par final: una Esfinge peligrosísima – más alláde símisma – que tiene por hermano al León de Nemea que fue abatido por Hércules (que, si lo vemos haciendo par con Edipo, recibe otro cariz no tan puramente “energético”). El poder de lo de abajo, de lo anterior – de donde salieron los hombres que sembróCadmo en la otra mitología – le viene por la saga Gea (la tierra) pero sobre todo del hermano y esposo de ella, Tártaro ( el subsuelo). La otra rama marítima – la de Ponto – da como resultado la mayor colección de monstruos anfibios y terribles: Grayas, Gorgona, Equidna y la Serpiende que guarda el jardín de las Hespérides (cabeza mujer, cuerpo de sierpe). Los entronques entre ramas se dan mediante dos ayuntamientos tío-sobrina: Tifón (controla los volcanes)- Equidna  (víbora con cuerpo de mujer y cola de serpiente) y luego Orto – Quimera. (cánidos híbridos ambos) Esta rama que viene de abajo da lo cánido y lo félido y da también la mixtura de dragón (Hydra). Asíse puede apreciar el sentido de expresiones que vimos en Sófocles (“la perra que canta o que encanta”, con la que condensaban ferocidad terrestre y sexualidad desbordada, pero también poder de fascinación que viene de lo marítimo, de los monstruos que transgreden la condición terráquea: la Esfinge vecina de las sirenas).

    Estas características que indican al híbrido o jeroglífico que es la propia Esfinge, pues reúne los poderes de los tres mundos (subterráneo, terrestre y marítimo) reforzarían el sentido del Edipo de Lévi-Strauss como un mito fundamentalmente de autoctonía. Se trataría pues de probar como para que un héroe –emblema de la humanidad –surja como humano necesita no sólo surgir de la tierra (con la manquedad, cojera, o inflamación de sus pies consiguientes) sino aniquilar al “monstruo”que representa lo originario.

    Pero el relato no se reduce al, por lo demás, brillante modelo estructural. Tiene más derroteros y nos ayuda a ver que el proceso de la autoctonía no es un proceso metafísico, o metapolítico. La lectura completa del mito debiera hacerse cargo del entramado histórico concreto que estáenhebrado con el mito de “hombres y bichos”. Me refiero a la hipótesis explicativa que los estudiosos recogen: la verdadera causa de la tragedia que es la transgresión por parte de Layo el padre de Edipo[xi]. Transgresión en verdad de las leyes de la hospitalidad entre personajes de alcurnia pertenecientes a laoi distintos.

    Las condiciones de la autoctonía

    Este carácter peculiar, mestizo, lo prueba el recurso a los asociados, a las figuras que forman constelación con la Esfinge. Si existe un linaje de las leyendas de la Esfinge,  de los mitos con Esfinge, este se entrecruza y se distingue respecto de otros repertorios.

    Como se puede apreciar, en la constelación de la Esfinge se adensan bestiarios enteros, cada uno con su linaje y su área de influencia simbólica. La Esfinge es monstruo que marca el eje central que Lévi-Strauss viene estableciendo como territorio propio del mito: el tránsito imposible y cumplido entre naturaleza y cultura. Es emblema de la custodia del tránsito entre mundo de los muertos y mundo de los vivientes (eje del espacio comunitario). Es emblema de protección ante lo que viene. Es, cuando se feminiza, crisol de diversos y agudísimos imaginarios: la sexualidad, la sexualidad o el deseo femenino, la pregunta por el origen que marca el límite del humano, de quien va a integrarse en la polis. Es la guardiana de la contención y la mesura, o al menos es el castigo ante la transgresión principal en el universo griego: la Hybris, la falta de contención, la ausencia de límite. Dimensión central en la ética que se desprende de la experiencia psicoanalítica. Que tiene una vertiente individual ( experientia en el mundo latino tiene el valor de una prueba que a uno mismo le sobreviene y que es capaz de elaborar y aprender de ella) pero tiene sobre todo una dimensión cívica. Edipo no es un mero nómada, un griego noble sorprendido en una mudanza apresurada por un bicho femenino seductor y terrible. Edipo es un rey: es decir es un tyrannos, un dominador de la polis a quien nadie cuestiona, precisamente por venir de fuera (enviado), por liberar a la polis del tributo ominoso de la estranguladora (astucia) y en él se deposita la autoridad sagrada.

    Decir que es Rey significa que el entramado del mito y leyenda y luego de la tragedia en sus diversas versiones despliega una reflexión ética y política y no una fábula moralizante para uso de familias decorosas.

    Lo que vemos nos lleva a reconocer un entramado que es la constelación de los mitos, de los que, en un segundo paso importantísimo para nuestra indagación, se sigue una puesta en escena: la conversión del mito en tragedia. De ambos surge el uso alegórico de la Esfinge. De ese arsenal complejo de mitos que se entrecruzan, los clásicos aíslan el de Edipo, con personajes y destinos variadísimos. De este lugar acotado Freud saca a los personajes principales de la tragedia de la socialización y la construcción de la identidad, sobremanera a Edipo. Y de Edipo extrae la pregunta de la Esfinge convertida en pregunta por la identidad sexual. La pregunta por la secuencia de la temporalidad  (las edades del hombre) se convierte en pregunta por la identidad sexual.

    Este guion poderoso, este texto dramático, terrible, agobiante, aquél en el que uno ve que pude incurrir en el crimen sin advertirlo, responde a un texto oculto. Lo que se juega en la superficie es acertar con una pregunta por el envejecimiento, la finitud, la castración. La tragedia representa ese quidproquo. Freud toma de ella la materia misma de su ensoñación y luego el armazón de un modelo de la constitución del sujeto de lo inconsciente. Porque Edipo en el momento en que triunfa de la Esfinge se encamina fatalmente a su perdición. Ese es el texto oscuro, la lógica trágica que nadie acierta a nombrar y que los estesícoros de la versión de Sófocles tratan de resolver, representándolos ritualmente, con el recurso a los dioses y a sus peleas de familia. Es decir sus luchas por el control de la polis, del mundo civilizado.

    Por eso cotejamos tres versiones del entramado edípico en el que la Esfinge arraiga y del que va a surgir su poder alegórico que llega hasta el tiempo de la industrialización, e incluso después.  (1) Una estaría representada, emblemáticamente,  por la mirada antropológicasobre el mito. En ella destaca el estudio de Lévi-Strauss, quien se permite, con tanto reconocimiento como finura intelectual, situar a Freud como el último mitólogo, quien compone, con éxito, la última variante del caso del fracasado tebano de adopción.

    La otra versión (2) la diegética, o de la secuencia y contraposición de escenarios de las acciones, tendería a ver los aspectos éticos y políticos de modo más directo. Sin olvidar el poder estructurante del relato (el poder semantógeno del reparto de mitemas, si podemos hablar como entonces), su bastidor antropológico daría para explicar el poder proyectivo del mito ritualizado (la catarsis) pero no explicaría por quése convierte en un guión moral, en un espacio de esclarecimiento de la percepción y el juicio moral y, más aún, de las implicaciones políticas de la acción moral.

    Junto a estas dos versiones interpretativas, sugeriréalgunos elementos de la que pudiéramos llamar la (3) versión onomásticao identitaria del mito. Cómo se nombran y son nombrados los personajes del mito una vez que pasan a la escena de la tragedia. Estos son definidos y autodefinidos en virtud de sus capacidades de conocimiento y sobre todo de conocimiento moral. Los nombres no vienen sólo de su raigambre legendaria, sino que son establecidos en función de su tarea moral en un contexto político concreto[xii].

    Comencemos, pues, con el célebre esquema del análisis estructural del mito de Edipo y su saga.

    Relaciones de parentesco sobre estimadasRelaciones de parentesco devaluadasDestrucción de los monstruos

    Dificultad de caminar

    inscrita en el nombre

    Cadmos busca a su hermana Europa raptada por Zeus   
      Cadmos mata al dragón 
     Los espartoi se exterminan mutuamente  
       

    Lábdacos (cojo)

    padre de Layo

     Edipo mata a su padre Layo 

    Layo (zurdo)

    padre de Edipo

      Edipo inmola a la Esfinge 
       Edipo (pie inflado)
    Edipo desposa a su madre Yocasta   
     Eteocles mata a su hermano Polinices  
    Antígona entierra a su hermano, violando la prohibición   

    Figura 2. Disposición de los mitemas de la saga de Edipo, a partir del análisis de Lévi-Strauss ( Anthropologie Structurale, p. 236)

    Veamos los elementos de esta primera versión (1). La indudable brillantez de este procedimiento de análisis radica, entre otras cosas, en que nos permite articular la saga de los mitos no desde una perspectiva contenidista sino precisamente desde las estructuras – preactanciales – de las acciones tipo que en dicha saga concurren. El mito de Edipo y la Esfinge se sitúa en una saga más amplia cuyas columnas de sentido o mitemas han de ser leídas también en vertical. Desde ese punto de vista pareciera que la primera columna de esta versión (1) no sólo organiza las relaciones familiares sobreestimadas sino que marca un espacio de lo comunitario, y lo femenino, que se defiende del orden de la polis, del orden de la ley patriarcal. El contrapeso (la oposición estructural) de esta columna viene dada en la exhibición del conflicto – que se desplaza a los personajes masculinos – por el poder. Ese par de opuestos tiene como condición la salida del reino de lo natural – la destrucción de los monstruos, híbridos, que arrastran consigo la amenazada de lo natural -. La cuarta columna condensa, en los nombres de los actores principales, el precio que se paga por la separación de lo natural y la escisión del mundo humano en dos órdenes comunitario / societario, femenino / masculino.

    La versión o esquema interpretativo (2) da dos claves para el entendimiento de la lectura freudiana del mito. La primera, obvia, radica en el desplazamiento de la tierra mítica a la escena de teatro. La segunda  la contextualización espacial y temporal de los personajes.

    Lo que estáen juego en la tragedia y, por tanto, en la apropiación como guión, como espacio potencial de los sujetos a los que Freud dirige su modelo interpretativo edípico – el Edipo como alegoría de los deseos contradictorios en la constitución del sujeto – es precisamente la vinculación con los espacios, políticos y simbólicos, entre los que se despliega precisamente el drama.

    TERRITORIO DE ADOPCIÓN

    NO RECONOCIDO

    ESPACIO DE TRANSICIÓN

    TERRITORIO

    PROPIO

    NO RECONOCIDO

     Tebas egipciaTebas griega
    Cadmo y EuropaCadmo y EsfingeCadmo y Harmonía
     

    Transgresión originaria

    Layo incumple la hospitalidad

    Relaciones homosexuales violentas

     

    “Oráculo corintio”

    Pólibo (corintio) y

    Mérope (doria)

     

    Oráculo Tebano

    Layo y Yocasta

    Edipo recibe nombre de Pólibo (según Bocaccio)Edipo recibe el nombre de los pastoresEdipo se nombra hijo de su Fortuna (Tujé)

    Oráculo délfico

    Triple profecía

    Matrimonio con la madre

    Tener una estirpe impresentable

    Matar a su propio padre

    Enigma de Esfinge

    Triple pregunta

    ( sfingós: que estrangula abrazando)

    Animal sexual femenino / monstruo que pregunta

    Acción

    Triple camino

    Edipo mata a Layo y a su auriga

    Edipo tirano

    Yocasta desposa a Edipo

    Edipo huye de CorintoMuerte de la EsfingePeste de Tebas

    Revelación de la identidad de Edipo

    por un comensal ebrio

    Revelación de la identidad de Edipo

    por Tiresias

    Revelación de la identidad de Edipo

    por el pastor de Layo

    Pólibo muere Yocasta se ahorca
     Edipo despoja a su madre y con los broches de su túnica se ciega 

    Figura 3. Territorios políticos y acciones éticas en el entramado de la tragedia de Edipo

    La lectura política tiene estos apoyos:

    1. el carácter cívico- político de la Esfinge: que pone pruebas políticas (que se leen en clave metafísica).

    2. el carácter ritual, público, de la transgresión este desencadena a la vez el castigo de la ciudad y la tragedia de Edipo.

    3. el carácter problemático de la incorporación política y ética del extranjero

    4. el extranjero no sólo es otro, sino de otros laoi: la dificultad de la exogamia como clave.

    La representación posible de esta secuencia y estructuración territorial pretende apuntar a la dimensión externa-interna que desempeña un papel central en la construcción de los personajes de la tragedia. Los espacios de extranjería-adopción / transición / originario-exilio, pueden permitirnos organizar la contradicción que da pie a la tragedia: la condición nómada de Edipo, la mudanza por escapar de un oráculo que determina no sólo la ley sino la fatalidad de su transgresión.

    Por ello los oráculos son de los tres escenarios (el que llamo Corintio es el “espejo”en el que se cumplirán, de no evitarlo, los pronósticos del Tebano) y los enigmas también, asícomo los reconocimientos. Si le añadimos la triple secuencia del enunciado mismo de la Esfinge pareciera que existe una redundancia que no es casual. La mostración de las escenas de reconocimiento y la postulación de un espacio de transición da también la posibilidad de ver el drama edipiano como una metamorfosis continua.

    El lugar de la Esfinge es aquídoble: por una parte se mantiene el antecedente del nombre de Esfinge como una primera esposa de Cadmo (aparece entre su hermana raptada por Zeus y su segunda esposa Harmonía con la que engendra el linaje de  Lábdacos y Layo), por otro, Esfinge aparece como monstruo híbrido que pasa de ser sfingós  (la que mata por la fuerza de su abrazo) a ser la mujer jeroglífica ella misma que plantea preguntas por el origen. Preguntas que tienen la misma estructura ternaria (cuatro,  dos, tres pies) que el oráculo délfico consultado por Edipo cuando sale de Corinto en cuanto es reconocido por un desconocido ebrio.

    Estos elementos permiten otras lecturas y figuraciones. No en vano están tomados de la abundantemente comentada representación trágica de Sófocles, sumando algunos elementos de la mitología que preceden su paso a la escena. Me limito ahora, para completar estos dos esquemas – uno antropológico del mito, otro diegético del drama – con un tercer plano que es el (3) de las autodefiniciones. Este nos interesa especialmente para hablar de la aportación psicoanalítica a la ética en el presente ¿Cómo llegan a adquirir su identidad los personajes del drama? Pues mediante un ejercicio de conocimiento moral. La vida no estádada, cerrada, codificada: su apertura, pese a la lógica fatal que a veces se presenta, cuando no indagamos en el fondo, es la ocasión de la tarea moral.

    Se trata de una escenificación de un proceso de discernimiento, que afecta a cada cual y al conjunto de la polis. De discernimiento ¿de qué?: del entramado en el que se van disponiendo las acciones humanas, del hilo conductor, aparentemente ingobernable precisamente porque es abierto. Sófocles nombre en dos ocasiones centrales, por boca de Yocasta y de Edipo la dimensión de la Tujé, la fortuna, lo que viene, el acontecimiento, lo que acontece sin que nuestros esquemas lo hayan previsto. Algo que se da junto a este proceso de ejercicio de conocimiento moral, que requiere capacidad de análisis y prudencia.

    El mitólogo Freud y aprovechamiento psicoanalítico del mito político

    Lo que sabemos del entramado de Edipo, sus adláteres y la sufrida Esfinge, vino en primer lugar por el aprovechamiento que Freud hace de ella como alegoría de la pregunta infantil por la diferencia sexual. Esfinge viene a querer significar “curiosidad por la diferencia”. Si recorremos este punto de vista, este “aprovechamiento”de la saga, nos encontramos con que el lema conocido saxa loquuntur que Freud pone por bandera de su afición le lleva mas allá( otro registro más además del narrativo) para ampliar el sentido del mito.

    Cuando Freud se refiere a la Esfinge, en pocos momentos en que lo hace relativamente al margen del mito de Edipo, alude a la permanencia ritual de una pregunta en el proceso de autoconocimiento de los infantes. A saber: como con la Esfinge niños y niñas, sobre todo niños, se preguntan sobre su origen, a saber sobre su sexuación.

    Nos encontramos, pues, una ligazón entre pregunta por la edad y pregunta por el sexo de las cualidades emblemáticas de la Esfinge griega (alada, de cola serpentina), pero no se puede ocultar que en el entramado narrativo el nexo estápreparado. Lo que ocurre es que Freud no lo explicita. Por eso llama la atención que cuando habla de la intriga que niños y niñas tienen acerca de su carácter sexuado, remita Freud,  tan cuidadoso en materia de relatos, a la pregunta de la Esfinge. La Esfinge, como ya sabemos de sobra, pregunta por la secuencia de las edades. Es decir que Freud se limita a tomar como sinónimos Esfinge y enigma.

    Pero también se puede detener la respuesta un momento si a esta formulación se le añade otro elemento del contexto: la pregunta por la sexuación agota la pregunta por el origen. De dónde vienen los niños (que tan distintos son unas de otros), o de dónde vienen niñas y niños que muestran en su tener / no tener una diferencia inquietante, que pide una respuesta no estándar. Tengo la impresión de que Freud anuda estas dos cuestiones y por ello no rescata explícitamente la figura de la Esfinge. La da por supuesta, es decir, piensa que esta ha hecho ya su labor. Por eso puede morir, desaparecer del relato.

    Lo preocupante es la propia figura de la Esfinge que, a estas alturas de la saga tebana, es femenina y serpentina. Y estas características son, como en el sueño, de doble recorrido: protegen pero inquietan, señalan los bordes, los taludes que separan lo uno de lo otro, pero también destapan y suscitan los vértigos de caer en ellos. Que la Esfinge es ahora femenina quiere decir que inevitablemente remite a lo originario (es capaz de engendrar, luego conoce el secreto del nacer de cada cual). Pero también es serpentina lo cual, sumado a la potencia devoradora del león, y a la cualidad depredadora del halcón o del águila que le da las alas, le suma atribuciones fálicas, esto es de poder, en el sentido más nítido: te puede hacer desaparecer.

    Pero esta caracterización que he venido haciendo de la Esfinge nos dejaría a las puertas del verdadero sentido, o del sentido más completo, el político. Que no excluye la tríada edípica del llamado complejo, sino que nos invita a leerlos en sus ricas connotaciones que recibe del relato cortesano, cívico, político.

    Por eso concluyo con unos cuantos rasgos de la lectura psicoanalítica, no del trío familiarista, sino de la articulación de lo político. Con lo cual encontraríamos que junto a la ampliación de Lévi-Strauss sugerida, nos topamos con la necesidad de sugerir una ampliación del propio Freud.

    Crecen las acciones al considerar históricamente (diégesis) los territorios. La clave paterna no radica sólo en el paso de Naturaleza a Cultura. Ahíno hay sino padre dañado / madre tierra. La pregunta es quésentido tiene la atribución de valor positivo alas relaciones femeninas (ver cuadro 2) y la devaluación de los personajes femeninos. (Gamos: desposorio con el externo, el extranjero / Thanatos: muerte de los personajes)

    1. Del padre transgresor al padre dañado: esos padres que anticipan la caída de la función paterna.

    2. La novela familiar del neurótico, ejemplificada en el Edipo: “Quién se cree que es”, pregunta que muestra su no linealidad, los espacios cruzados.

    3. La enseñanza de la incompletud: del sujeto respecto a su deseo

    a) lo no accesible del sujeto del deseo.

    b) la culpa inconsciente de Edipo en su desempeño político

    Hay deseo, acción, pero no saber sobre el deseo. Y esa relación entre deseo, saber y desempeño de papeles políticos es lo que representéen el tercero de los cuadros.

    Identidadsegún funciones

    EDIPO

    TIRESIAS

    ESFINGE

    YOCASTA

    GobiernoGobierna reemplazandoSirve a quien gobiernaVigila el gobierno de la polisGobierna compartiendo
    SueñoSufre el sueño como peligrosoDescifra sueñosDesconoce el sueñoDeniega el sueño
    EnigmaDescifra el enigma sin prever

    Profetiza

    y prevé

    Propone

    Enigmas

    Acepta el ciclo de la Fortuna
    LeyTransgrede  HybrisTransgrede GéneroTransgrede EspeciesTransgrede Roles

    Saber

    Hijo de su propio saber y de su propio azarSaber de su condición bisexualSabe por su condición híbrida mujer y monstruoSabe por su condición de mujer

    Figura 4. Denominaciones de la identidad de los personajes del entorno de la Esfinge en la tragedia de Edipo según las funciones de sus saberes

    Gobierno. Sus determinaciones comienzan en el orden de lo masculino y patriarcal – sus autodefiniciones de nombre comienzan con el reconocimiento de la posición del gobierno (primera fila). Los personajes intermedios son vicarios. Tiresias sirve previendo. La Esfinge tiene en esta secuencia, si podemos nombrarlo así, un “cargo político”: vigila, mediante una pregunta de adscripción, la identidad de quien entra o sale de la ciudad en cuarentena moral. Ocupa una de las posiciones respecto del gobierno. Vigila desde fuera, como hacen los dioses, de quienes es enviada, con el fin de que el orden moral de la polis se reponga. En ese sentido Edipo gobierna por delegación, por sustitución, en lugar del padre. Es un extranjero que repone la afrenta de Layo para con otro extranjero.

    Repara el crimen originario que rompe el equilibrio con el afuera.

    Sueño. El punto de discernimiento de Edipo no estásólo en su dificultad para gobernar entre el absolutismo y el respeto a una medida (anaritmóses el calificativo de lo incontable, lo caótico, como las bajas por las batallas o por la peste). Estátambién en el escenario pavoroso del sueño del incesto. De su situación de transgresión le advierte un sueño recurrente que no puede soportar. La vehemencia del sueño, un mensaje que no se puede soportar ni tiene interpretación más que dañina, sacrílega se le impone como acicate para el saber de sí. Él, que precisamente se había designado como “el que no ve”, tiene que pedir un saber de otro orden. Cuando ve ya es demasiado tarde. Es llamativo que Yocasta deniega el sueño, asícomo tampoco interviene en la adivinación ni en la resolución de los enigmas.

    Enigma. Es el plano en el que Edipo parece triunfar. Salvo en la identificación de sus propias señas. En los pasajes de autodenominación son el criado y los pastores quienes le sacan de la homofonía ( medén eidos / Oidipous) para enfrentarle con sus propias cicatrices. El tiempo en resolver el enigma es tiempo que se quita a la gobernación prudente. Por eso se oponen enigma y profecía. Por eso la Esfinge propone enigmas heteróclitos y amenaza con el regreso (por desmembramiento y devoración) a lo no humano. Si Yocasta no entra en este plano es porque no quiere perder tiempo descifrando lo que ya estáescrito: por mucho que se interprete no se podrácambiar.

    Ley. El orden de la ley es el de la legitimidad familiar pero no en sísino en su implantación clánica, estamental. Por eso Edipo huye de su legitimidad puesta en duda en Corinto – le impediría su estatuto de noble, de futuro rey – y su rebeldía para la anagnórisis tiene como freno superficial no el incesto sino el miedo a no ser quien es para poder tener todo el poder y toda la fuerza. Su cuñado Creonte, pragmático, ataja sus angustias con un comentario sádico y certero: prefiero ser tirano a parecer tirano (tyrannos einai mallon e tyranna orán) en el verso 590. [Errandonea traduce: más quiero reinar que ser llamado rey ]. La transgresión es pues Hybris o desmesura en Edipo, es transgresión o paso de género en Tiresias, de especie en la Esfinge, de rol (madre / mujer) en Yocasta. Sólo sobrevive Tiresias tal vez por que es el único que regresa a su primera condición (varón).

    Saber.La fuente del saber es importante en el orden de reconocimiento. Edipo se manifiesta – y aquívolvemos a entroncar con el certero análisis sistémico de Lévi-Strauss – como un héroe en el proceso de conquistar su autoctonía, su capacidad de surgir de sí. Por eso el azar o la fortuna son llamados suyos, por eso acepta no ser nombrado por sus padres sino por su historia de sufrimiento. El resto de los personajes están  radicalmente anclados – evidentemente, constitutivamente – en un saber que tiene la sexuación como soporte. Tiresias sabe del deseo. La Esfinge es híbrida y sabe por su cualidad de límite. Yocasta sabe por su condición de mujer que aúna sin separar, confunde, los roles femeninos de mujer y madre: es decir, los define según su propio orden. Pero esto no es decible.

    Variaciones actuales del tema: un drama político

    Edipo es, pues, un drama político. La Esfinge una alegoría de la pregunta de la mujer, que no se detiene en ella, que cuestiona desde síla enorme variedad de rasgos que interviene en la formación de las identidades urbanas. Más alláde su fijación en el mito de la bestia sexual, la mujer que desea y no sólo acomete su deseo sino que pregunta, abre a una nueva representación en jeroglífico de lo que estáen juego en la ética de la sociedad de la producción industrial y del consumo.

    Por eso nos intriga que la Esfinge haya pasado de ser emblema político y religioso de piedra a ser una alegoría viviente: la Esfinge es representación de lo complejo de la ciudad. En ella no estádado el futuro, es el reino de la tujé. Pero tampoco están dadas las señas de identificación. Como ocurría en los comienzos de las ciudades del consumo, la gente no se conocía, tal como sucedía antaño en el espacio comunitario: necesitaba de una ciencia de la fisiognomía, aprender a leer los rostros y los cuerpos urbanos para orientarse. Ahora hay un sentido más: las diferencias no codificadas, híbridas como la Esfinge, tratan de ser nombradas, acotadas y suscitan la tremenda pregunta que se dirige no sólo a la identidad sino al origen. A la invención del origen.

    Como niños y niñas en el entorno urbano de Freud, los sujetos contemporáneos repiten el gesto de Edipo ante la Esfinge: ¿de dónde venimos que dan distintos (sexuación) somos? ¿de dónde venimos que tan divergentes del mandato productivo nos vemos? Ese espacio de pregunta por el deseo, por el despilfarro, por otra lógica que no es la disciplinante sino la que mira a los efectos no queridos – se dice – de la modernización mercantil y urbana, ese espacio es el alegorizado por el cuerpo de las Esfinges de hoy.

    Por ello no la pregunta de la Esfinge sino las hechuras mismas de la Esfinge son el tema de reflexión, el jeroglífico que nos urge al análisis. Sobre todo porque no es ni externo a nosotros ni exclusivo de cada uno: es la pregunta que se hace la ciudad, es la ciudad como Esfinge; es la pregunta que nos hacemos en las ciudades. Una pregunta por nuestro modo de vivir, por la dinámica del deber moral acompañado esta vez por la sombra y la presencia del cuerpo.

    Es un debate ético y político. Por eso dice Hosrt Kurnitzky[xiii]

    El conflicto también sería subestimado si se restringiera sólo a la familia, al padre y al hijo. La autoridad, no sólo la del padre, rige sustentada por las formas coercitivas de la reproducción económica, de manera que la disolución de la familia no acabaría con el conflicto, aunque los conservadores temen, con la disolución tendencial, por el hundimiento de la comunidad. La estructura del conflicto llega hasta las raíces del poder de la sociedad[…]La reproducción material de nuestra sociedad tiene antecedentes arcaicos y, sin embargo actuales, ene el conflicto d Edipo, el que determina con fuerza real la racionalidad irracional de nuestro orden económico.

    Asíque Edipo y la Esfinge dejan de ser nombres de personajes para figurar redes de relaciones. El complejo de Edipo no es una protuberancia ni una anomalía de origen endógeno, es una estructura relacional en la que cada cual plantea su tarea moral. Incorporando no sólo el saber, ni la ciencia adivinatoria, sino la capacidad de interpretar como incumbencia propia, es decir de no descalificar, lo enigmático y banal del sueño. Incorporando, en suma, las señales de lo inconsciente.

    Son las señales que la metafórica de Lacan – buen lector de Poe, con su cuento, La carta robada , abre los Écrits– nos enseña a reconocer en su estar a la vista, como la carta robada del cuento policiaco. Están en las figuras de la estilización de la vida y en las ensoñaciones de la urbanística. Señales que, como iremos viendo, no se dejan leer en una sola dirección, porque no son casos de códigos preexistentes. Son las señales que componen la alegoría que nos lleva a la pregunta ética que constituye el corazón mismo del psicoanálisis: quésignifica desear, quién es el sujeto del deseo, quéprecio se paga por ello…

    Aquíparece que estála veta principal que va de la alegoría de la ciudad (no es un proceso individual e íntimo) a la pregunta abierta de esencia ética que representa la Esfinge, el personaje que aparecióen los bordes de la ciudad y aparentemente fue derrotado, se fue de la escena. Pero vuelve…


    [i]Publicado en su primera versión en la revista Trama y Fondo, Madrid, nº26, 2009.

    2C. Lévi-Strauss, Anthropologie Structurale, Pon, París, 1958, cap. “Magia et religión”, p. 239 y ss.: en ellos sitúa las variantes del mito edípico en el repertorio de los mitos de autoctonía.

    [iii]JM Marinas,La ciudad y la esfinge. Contexto ético del psicoanálisis, Ed. Síntesis, 2005. retomo en este artículo fragmentos de dicho trabajo.

    [iv]Esta variante puede considerarse la de Lévi-Strauss. De igual modo que la narración contada y analizada por Freud, es considerada por Lévi-Strauss como la última obra del mitólogoFreud, la última versión del mito.

    [v]La versión política del Edipo tiene antecedentes extraacadémicos, como es el caso de Pier Paolo Pasolini en su excelente Edipo Re. Vid. Roberto Laurenti, En torno a Pasolini : Hombre, Escritor, Poeta, Cineasta, Político, Sedmay, 1976

    [vi]Levi-Strauss,C. Mitológicas. Lo crudo y lo cocido I .Ed. Fondo de Cultura Económica, México,1996, p, 21

    [vii]El no familiarismo, pese a las apariencias, estaría recogido en la tradición que cuenta Pausanias, según la cual Esfinge era una hija del rey Layo. Esta sabía una clave secreta que solo podían saber los reyes de Tebas. Cuando Layo muere y los hijos se disputan el trono,  Esfinge les somete a prueba: sólo reconocería como rey a quien supiera revelar ese secreto y si no sería condenado a muerte. Edipo, a quien le había sido revelado por un sueño, acierta y triunfa. Pausanias, Descripción de Grecia, libro IX, 26 2-4.Ed. Gredos, 1980.

    [viii]JM Marinas, La ciudad y la Esfinge, o.c. Capítulo “Ocurrencias urbanas de la esfinge”, donde se muestra cómo no hay escritor contemporáneo que no incorpore nuevas alegorías en torno a dicho personaje (Verne, Borges, Unamuno, Pessoa, y un largo etc.)

    [ix]JM Marinas, La ciudad y la esfinge. Contexto ético del psicoanálisis, o.c.

    [x]Una especie de “eslabón perdido”fue hallada por mímismo en una urna funeraria del museo de Esmirna (actual Ismir, en Turquía) . Se trata de una esfinge rampante, femenina pero “aún sin alas”. De ella di noticia en  “Turquía y la esfinge rampante”,El Rapto de Europa,Nº. 8, 2006.

    [xi]Sea o no una invención de Eurípides, no se puede obviar el relato del enamoramiento y rapto de Crisipo hijo de Pélope y nieto de Tántalo por parte de Layo, el padre de Edipo. El oráculo le dice a este ante la petición de poder tener un hijo:

    “»Layo, hijo de Lábdaco, suplicas una próspera descendencia de hijos. Te daréel hijo que deseas. Pero estádecretado que dejes la vida a manos de tu hijo. Asílo consintióZeus Crónida, accediendo a las funestas maldiciones de Pélope cuyo hijo querido raptaste. Él imprecócontra ti todas estas cosas». Este hijo querido de Pélope es Crisipo, raptado por Layo a quien había dado refugio en su corte tras el destierro dado por Zeto y Anfión. Pélope maldijo solemnemente a Layo y éste fue el origen de la maldición de los Labdácidas. Crisipo se suicidóde vergüenza”. (Marcial Romero López, “Edipo sin vergüenza.Impresiones”, Nómadas, nº0. Revista de la Universidad Complutense. Internet).

    [xii]Es redundante la interpretación de Graves en la medida en que atribuye toda la tragedia a una serie de transgresiones en el orden de las expectativas identitarias y de rango. Si existe conflicto es por no respetar el nombre del otro. A tal rango y nombre corresponde un tipo de ofrecimientos rituales en los sacrificios y no otros que serían plebeyos. Vid. R. Graves, Los mitos griegos, Alianza, 1995,vol 1, pp32 y ss.

    [xiii]H. Kurnitzky, Edipo Un héroe del mundo occidental, Siglo XXI, México, 1992. p. 10.

  • El cuerpo habitado.

    El cuerpo habitado.

     Deyanira Torres

    “Creemos pensar con nuestros cerebros,

    pero personalmente yo pienso con los pies.”

    Lacan. 1975.

    Los inicios…

    Cuando se habla de psicoanálisis, es tentador evocar la imagen del paciente en el diván y el analista oculto a su mirada. El cuerpo no aparece en primera instancia como algo que se asocia con el psicoanálisis. Se tiende a pensar en el análisis como un proceso intelectual, altamente simbólico y muy alejado del cuerpo. Para pensar en cuestiones corporales, estála bioenergética, la gestalt o algunas técnicas humanistas de contacto, pero no viene a la cabeza la figura del psicoanálisis como algo relacionado con el cuerpo. Al parecer dichas  técnicas “corporales”lo intervienen en lo real. Lo tocan, lo masajean, le  dan órdenes de contraerse y relajarse, sentarse, acostarse, estirarse, etc. Sin embargo, el nacimiento del psicoanálisis estácompletamente relacionado con el cuerpo. Los primeros pacientes estudiados por Freud fueron casos de conversión y somatización, con pacientes histéricas que dejaban de caminar, de ver o de mover alguna extremidad como una metáfora de un mal psíquico que no podía ser expresado con palabras. Esos son los inicios, con Charcot y la psiquiatría francesa. ¿Quépasa con estos cuerpos que no andan y no miran? La respuesta es la hipnosis y después el psicoanálisis.

    Dice Françoise Dolto sobre el uso del diván: «En la técnica psicoanalítica, la neutralización del esquema corporal por la posición acostada del paciente es lo que justamente permite el despliegue de la imagen del cuerpo». (Dolto, 1984). El diván también es una intervención en lo real.

    Se podría incluso acusar a Freud de estar muy pegado al cuerpo a lo largo de toda su obra. Siendo médico y además neurólogo, utiliza un lenguaje bastante orgánico a pesar de la invención del inconsciente como un no lugar, como algo meramente simbólico no existente en ninguna parte de nuestro cuerpo. También estáel concepto de libido, sin olvidar el de pulsión que es todavía más enfático en la cuestión corporal. Freud habla de enfermos, de síntomas,  de recorridos libidinales por la boca, ano, terminando con la genitalidad como la culminación del desarrollo psicosexual. El cuerpo en Freud es claramente primordial y es en donde las cosas suceden. “Anatomía es destino”, escribióen dos ocasiones distintas. La diferencia sexual como el pretexto para dar cabida a la angustia de castración es una cuestión del cuerpo completamente. Un cuerpo simbolizado, elaborado, significado pero al fin un cuerpo.

    El recorrido libidinal que hace Freud por el cuerpo, dándole sentido, simbolizando, erotizándolo y situándolo como propio es mucho más complejo que este asunto de las fijaciones orales, anales o fálicas que tanto se han promovido mundialmente. Este recorrido tiene que ver con hacer existir el cuerpo poco a poco e ir formando una identidad a partir de la simbolización de las experiencias adquiridas en las relaciones con otros que frustran o permiten el placer corporal. Eso es justamente lo que significa la castración, según Dolto. En la historia del psicoanálisis, tomóaños pasar de los males físicos o la demanda analítica como tal por cuestiones psíquicas. Tomóaños que las personas acudieran a Freud para hablar de sus angustias, miedos y preocupaciones en lugar de hablar de sus síntomas físicos, de sus dolores corporales de sus parálisis.

    Por supuesto que estáel asunto de la diferencia sexual, la cuestión cuerpo femenino y cuerpo masculino, pero representa un punto y aparte dada su importancia, asíque me limitaréa hablar del concepto de cuerpo en general en el psicoanálisis.

    Cuando se habla en nombre del psicoanálisis es muy fácil equivocarse. Y creo que esto tiene que ver con que no hay un psicoanálisis, hay varios; no hay un autor, hay cientos; y además, en cada autor hay etapas cronológicas. El Freud de 1885 con sus histéricas no es el de 1937 con Análisis terminable e interminable.

    Por un lado tenemos a Freud como una referencia inevitable, por otro, tenemos a Lacan que es para mí, el psicoanalista más importante en la historia del psicoanálisis después de Freud,  y por último otro autor que considero indispensable para abordar este tema, Slavoj Žižek‎. Aunque Žižeklo aborda desde un punto de vista más filosófico y social, su soporte crítico es el psicoanálisis y  es una referencia obligatoria para pensar al sujeto en la actualidad.

    Yo, Sujeto, Cuerpo.

    Antes de hablar de autores creo que habría que decir que el  Yo, el sujeto y el cuerpo son tres cosas distintas que a veces se confunden. El Yo, es parte del sujeto, es la instancia psíquica que nos da identidad y en Freud en ocasiones el Yo se confunde con el sujeto, como si fueran lo mismo, pero si existen tres instancias psíquicas es porque una sola no nos da la totalidad del sujeto. Se necesita del Superyóy del Ello para completar la idea.

    Para Lacan el Yo es el síntoma, lo dijo muchas veces y hasta hacía chistes en relación a este Yo más imaginario y narcisista. El Yo como síntoma tiene que ver con todas esas ideas que tenemos de nosotros mismos y con las que nos comprometemos hasta las últimas consecuencias. Yo bueno, Yo idiota, Yo homosexual, Yo políticamente correcto. Y no estamos hablando del Yo ideal, ese es el Super Yo, me refiero a esas descripciones de nosotros mismos que nos hacen sufrir cuando las ponemos en duda o cuando se ven cuestionadas por nuestros deseos. El Yo inflado del que había que sacudirse un poco, creo que a eso se refería Lacan. AquíFreud y Lacan toman caminos separados, pero es una contradicción tomar al Yo como equivalente al sujeto. Además de que la diferencia entre cuerpo y el Yo también esta difusa en Freud, nos dice en “El Yo y el Ello”de 1923, “El yo es sobre todo una esencia-cuerpo; no es sólo una esencia-superficie, sino, él mismo,  la proyección de una superficie”. En 1927, hace una nota al pie de página a la misma cita “O sea que el yo deriva en última instancia de sensaciones corporales, principalmente las que parten de la superficie del cuerpo. Cabe considerarlo, entonces, como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo, además de representar, como se ha visto antes, la superficie del aparato psíquico”.

    La estrecha relación entre el Yo y el cuerpo en Freud, es muy distinta que en Lacan además de que Freud no trabaja el concepto de sujeto como tal. Es una articulación posterior hecha por Lacan y presente a lo largo de toda su obra. Según Patricia Garrido en su artículo sobre el descubrimiento de la subjetividad, asícomo hay momentos en Lacan para pensar el cuerpo, también hay momentos o etapas de construcción del concepto de sujeto.

    1.- En los treintas el sujeto del estadio del espejo que aparece con el reconocimiento de la imagen propia, pero que no alcanza propiamente el estatuto de sujeto.

    2.- El sujeto del “Yo pienso luego existo”de Descartes, tan trabajado por Lacan, para decir que “yo  pienso donde no soy, luego soy donde no pienso“(Lacan citado por Garrido).

    3.-Después, en los cincuentas, el sujeto pensado desde el significante, desde Saussure, “confundido con el significante”(Garrido, P. 2010).

    4.- El sujeto desde el lenguaje, la mentira, desde el Otro.

    5.- El último sujeto de Lacan, a partir de 1975, es desde el nudo borromeo, el sujeto constituido a partir del entrecruzamiento del real, simbólico e imaginario.

    Hay que subrayar que el concepto de sujeto implica un proceso de subjetivación. No se nace siendo sujeto, se adviene sujeto. Cuando Lacan define al sujeto como un significante frente a otro significante presupone que para que exista un sujeto tiene que haber otro que lo haga existir, o que lo signifique. Por otro lado queda clara la cuestión simbólica incluida en la definición de sujeto. Estála pregunta ¿sujeto a qué? Sin duda al lenguaje, el sujeto esta sujeto al lenguaje, al orden simbólico, al inconsciente. ¿Y al cuerpo?

    Tenemos al Yo como parte fundamental de la triada psíquica, con una parte simbólica pero en gran medida imaginario, tenemos al sujeto como más de lado del ser, como una entidad simbólica pero que también respira y desea y tenemos un cuerpo, soporte de ese sujeto. Es muy muy tentador ponerlo del lado de lo real, sobre todo con la concepción del yo-cuerpo de Freud.

    El cuerpo en Lacan, según Collete Soler.

    «…ese cuerpo al que llaman suyo es un obsequio del lenguaje».

    Soler, C.  2010

    ¿Quées primero entonces?, ¿el cuerpo o el sujeto? ¿Lo real o lo simbólico? ¿Somos cuerpos espiritualizados, o espíritus corporizados? Sería muy fácil pensar que primero somos un pedazo de carne, al que podemos llamar cuerpo y al que después daremos estatuto simbólico y entonces hablaremos de un sujeto. Al parecer esto sería un error. No podemos hablar del cuerpo como el principio, no en Lacan.

    “Decir que el cuerpo es una realidad implica decir que cuerpo no es primaria, que no se nace con un cuerpo, Dicho en otra forma, el cuerpo es de la realidad, pero en el sentido de que la realidad, después de Freud, tiene un estatuto subordinado: es algo que se construye, es secundario”. (Soler, C. 2010)

    No se nace con un cuerpo. Se le construye. Se le hace suyo después de significarlo. Como cualquier otro objeto que se va haciendo aparecer poco a poco frente a la existencia del bebe diferenciándose de sí.

    Para Collette Soler «debemos distinguir entre el organismo, lo viviente y aquello a lo que denomina cuerpo», y parafrasea a Lacan en su discurso de Roma; «para hacer un cuerpo se precisa un organismo vivo más una imagen, es decir, atribuye a la unidad de la imagen el sentimiento de unidad del cuerpo, unidad que es dada por una gestalt visual y aprehendida por el sujeto a partir de la unidad de su forma en el espejo». No se nace siendo sujeto pero al parecer tampoco se nace siendo cuerpo. Aquíel imaginario tiene un lugar fundamental para la construcción del cuerpo.

    «Entonces, el cuerpo verdadero, el primer cuerpo -dice Lacan- es lo que denomina el cuerpo simbólico, el lenguaje.» (Soler, C. 2010). Contesta a la pregunta inicial de este apartado, primero es el simbólico, pero no solo es primero, lo sorpresivo es que en Lacan «el lenguaje es cuerpo, cuerpo sutil, pero cuerpo. Ciertamente esta es la tesis de J Lacan, el lenguaje no es una superestructura, el lenguaje es cuerpo, y cuerpo que da cuerpo, lo cual es aún más importante». (Soler, C. 2010).

    Según la lectura de Soler, para Lacan hay por lo menos dos cuerpos. El lenguaje como el primer cuerpo, y el de carne y hueso como el segundo, y en ese orden.

    «Lacan dijo también «el animal no tiene cuerpo» el animal es un organismo, es que como sujetos podemos prescindir de él, como sujetos del significante estamos separados del cuerpo. El sujeto es alguien del cual se habla antes de que pueda incluso hablar, el sujeto estáefectivamente en la palabra antes de tener un cuerpo, sencillamente antes de nacer y permanece ahíaún después de no tener cuerpo, es decir, después de la muerte: la duración del sujeto, al estar sostenido por el significante, excede pues a la temporalidad del cuerpo» (Soler, Collette. 2010).

    Para la autora no queda duda de que para Lacan el significante es primero. Muy católico, «en el principio era el verbo». Me parece que aquíes donde el nudo borromeo permite  entender que ese asunto de quées primero es imposible. Más que uno antes del otro, parece que la cuestión es que son necesarios varios cuerpos para hacer uno solo. Tiene que haber algún «soporte» de ese significante y eso es lo que llamamos cuerpo. Asícomo el sujeto es “sostenido”dice Soler, por el significante, ¿el significante no necesita un soporte? Más adelante volveremos sobre este asunto de la temporalidad del cuerpo de la que habla Soler.

    El cuerpo en Lacan desde Patricia Garrido.

    «Es observable pues, que con cada una de sus invenciones hubo un replanteamiento de su intelección sobre el cuerpo. El cuerpo estávinculado al Imaginario, por la imagen, al Real por el goce, y al Simbólico por el significante»

    Garrido, P. 2007

    Esta frase resume en dos líneas toda una vida de trabajo. Patricia Garrido presenta otro recorrido sobre el cuerpo en Lacan, desde un punto de vista cronológico estudiado cuidadosamente y a detalle. Lo primero que señala la autora es que Lacan no hizo una teoría del cuerpo. Es importante mencionarlo porque a pesar de que se puedan buscar todas las referencia existentes, o que se puedan ordenar cronológicamente, no estamos hablando de una teoría acerca del cuerpo sino de algo que aparece a lo largo de la obra de Lacan como una referencia inevitable.

    A lo largo de la obra de Lacan, hay tres momentos “históricos”en donde pone el énfasis en lo imaginario, después en lo simbólico y por último en lo real. Lo que Lacan va a decir sobre el cuerpo  estáorientado siempre por estos tres registros.

    El cuerpo vinculado al imaginario por la imagen es un primer abordaje de  Lacan. En la época de la supremacía del imaginario, Lacan formula el estadio del espejo en donde «El Yo es el resultado de ese estadio del espejo en tanto va a ser símbolo de una unidad irreducible, inédita antes de él, que no es ya la de la imagen sino la de un reflejo de la imagen en el cuerpo». (Garrido, P. 2007). “Esto no es una pipa,nos dice Magritte. Esto no es un cuerpo, es la imagen, la representación visual de un cuerpo. Aquíes donde lo imaginario es muy difícil de separar de lo simbólico. «Imaginario significa efecto de una imagen; también decir que el cuerpo es imaginario, es decir que la imagen es asumida por el sujeto a través de una serie de identificaciones».(Garrido, P.  2007).

    Ese cuerpo femenino, feo, bonito, gordo, flaco, etc. no es una cosa natural, que se dépor sísola, la identificación con nuestro cuerpo estámediada por el lenguaje en tanto nos tenemos que identificar con lo que se nos dice de él.  «…Nuestra relación con el inconsciente se hace por nuestro imaginario quien él mismo no estámás que en relación a nuestro cuerpo». (Lacan, J. 1959 citado por Garrido, P. 2007).

    Después del ‘62, según Garrido, Lacan dice que hay imaginario en el simbólico, cuestión que trabaja en su seminario sobre la identificación.

    “Lo que es primero es la palabra, es de la palabra que surge el deseo, y el cuerpo estáligado al deseo. Esta seráuna posición importante: el verdadero cuerpo, el primer cuerpo, es el lenguaje, es decir, lo que él llamarámás tarde, el cuerpo simbólico. El simbólico es un efecto del cuerpo, porque podemos considerarlo como un sistema de relaciones internas. El lenguaje es cuerpo, y además es cuerpo que da cuerpo”. (Garrido, P. 2007).

    Al igual que Colette Soler, Patricia Garrido encuentra que para Lacan el  primer cuerpo es el lenguaje. “Si el hombre puede decir: Tengo un cuerpo, es que para un organismo hay un significante que lo hace uno”. (Garrido, P. 2007). Desde esta perspectiva los animales no habitan un cuerpo, sólo son un organismo. Asíes más fácil entender por quélos perros se buscan la cola, no saben que es suya…

    Además estála dificultad de que el cuerpo es un conjunto. Que no sólo cuenta como unidad sino por cada una de sus partes. “Las diversas partes del cuerpo, en efecto, pueden servir de significantes, es decir, ir más alláde su función en el cuerpo vivo”. (Garrido, P. 2007). Como ejemplo estátodo el trabajo a partir del concepto freudiano de falo. El pecho materno, los ojos, las manos, son partes del cuerpo cargadas de significación.  Todo el trabajo proyectivo se sostiene en esta idea, las distintas partes del cuerpo pueden servir de significantes, ir más alláde su función. La significación de las manos en un dibujo determinado, el niño sin espalda de Dolto, los trenes de Melanie Klein. El objeto parcial que puede representar cada parte del cuerpo antes de “hacer gestalt”.

    El brinco más controvertido en la obra de Lacan, es sin duda cuando pasa a hablar de los significantes, del simbólico al real. Cuando Lacan le empieza a aventar macetas en la cabeza a sus pacientes la cosa realmente se pone interesante. La palabra no alcanza, no es suficiente, hay huecos, el Otro también estácastrado. Este es el tercer tiempo que encuentra Garrido, cuando el énfasis estápuesto en lo real y ya no en lo simbólico.

    “Es por esta barra del Otro A (es decir, que puede haber falta en el Otro) que Lacan ve la posibilidad de pasar de la palabra (del simbólico) al Real. El gran Otro no es solamente el lugar del tesoro de los significantes, sino del cuerpo, del cuerpo troceado, del cuerpo marcado. Este enunciado: “el gran Otro como lugar del cuerpo”, es una afirmación crucial y nueva para Lacan”. (Garrido, P. 2007).

    El gran Otro como lugar del cuerpo…Es otra manera de decir que la palabra es el primer cuerpo. Cosa que había dicho algunos años antes. Es otra manera de decir que no hay cuerpo sin el Otro.

    En su seminario de la Lógica del fantasma, el 10 de mayo de 1967, Lacan dice  “Para aquellos que vuelven hoy después de haber seguido un tiempo mi enseñanza, es preciso que señale lo que introduje de nuevo en estas últimas veces como nuevas articulaciones. Una importante que data de nuestro antepenúltimo encuentro, es seguramente haber designado…el lugar del Otro; en el cuerpo. El cuerpo mismo es este lugar de origen, este lugar del Otro, en tanto que es ahí, que de origen, se inscribe la marca en tanto que significante”. (Lacan, J. 1967 citado por Garrido, P. 2007).

    En la pregunta de quées primero, si lo simbólico o lo real del cuerpo, la cuestión es que a pesar de que un cuerpo no existe si no estásimbolizado, el cuerpo tiene que existir, pre-existir aunque sea en lo real para que exista lugar de significación. El cuerpo como lugar del Otro, que no es lo mismo que el Otro como lugar del cuerpo. Es un cambio radical en la teoría lacaniana decir que el cuerpo es el origen.

    “Respecto al goce Lacan introduce  dos palabras: goce y acto sexual. Instaura al Otro como valor de goce, quien toma apoyo en la detumescencia indicando asíque hay un límite. El goce es el lugar del acto y `no hay otro goce que el de mi cuerpo´(Lógica del fantasma), del cuerpo propio”. (Garrido, P. 2007).

    “No hay otro goce que el de mi cuerpo,”pero al mismo tiempo el goce es del Otro.

    La relación de lo real con el cuerpo es automática, porque se goza con el cuerpo. Todo el asunto de la somatización ya sea histérica o psicótica, estácompletamente instalada en el cuerpo y en la dificultad para simbolizar. Los fenómenos psicóticos en donde el sujeto se ve con pechos, como es el caso de Schreber, o siente miles de arañas recorriendo todo su cuerpo, o las hermanas Papin con sus observaciones sacándole los ojos a sus empleadoras; nos hacen pensar que el sujeto estáinstalado en lo real, que no metaforiza, y eso quiere decir que estáhaciendo referencia a la cosa como tal, o al cuerpo.

    En la psicosis las cuestiones corporales son muy interesantes porque de entrada su cuerpo no estádel todo separado del cuerpo de la madre y eso marca el resto de las relaciones de estos sujetos con el mundo: ellos soy yo. Un cuerpo que no ha sido simbolizado como diferente del otro y como propio con principio y fin, pero al fin un cuerpo que goza de una manera muy particular.

    “En los seminarios a partir de 1973, Lacan da una gran importancia al nudo borromeo, pero su preocupación parece ser el anudamiento, el nudo, en particular del simbólico al imaginario, y del imaginario al real”. (Garrido, P. 2007).

    Este último periodo de trabajo de Lacan sobre el cuerpo ya no pone el acento en simbólico, imaginario o real por sísolos,  sino en el nudo que se forma entre los tres. Es una salida muy fina después de todo lo que había dicho antes, pero también es una conclusión lógica. Ni cuerpo imaginario, ni cuerpo simbólico, ni cuerpo real, sino los tres, tres cuerpos que anudados entrelazados nos dan un solo cuerpo con tres dimensiones. Cosa que pasa exactamente igual con la noción de sujeto, ni simbólico, ni imaginario, ni real, sino el que aparece en medio de esos tres entrecruzados.

    Tanto el cuerpo como el sujeto tienen una misma salida en Lacan, ambos se construyen, ambos se amarran en el nudo entre real, simbólico e imaginario. No es suficiente con existir, hay que advenir sujeto y hay que simbolizar el cuerpo como propio.

    “Si hay algo que fundamenta al ser es, ciertamente, el cuerpo”. (Lacan, J.  1972).

    Slavoj Žižeky su cuerpo poseído.

    “Nuestro Yo, nuestra función psíquica, es una fuerza alienígena que distorsiona y controla nuestros cuerpos.”

    Slavoj Žižek, 2006

    Desde una perspectiva más filosófica y social, Slavoj Žižekha promovido el pensamiento lacaniano por todo el mundo con su muy peculiar estilo. Ha dicho algunas cosas sobre el cuerpo  en diferentes momentos y formatos. Lo primero que hay que rescatar es su idea de que somos completamente artificiales, que la idea del hombre natural no se puede sostener porque no hay nada “natural”en lo humano.

    En 1999 Žižekpublica su libro El Acoso de las Fantasías,en dónde trabaja, entre otras cosas, la relación del hombre con la tecnología. Con el concepto de inter-pasividad, dice que “estamos pasivos por medio del otro”, que el Otro hace esas tareas tediosas en nuestro lugar, liberándonos de la responsabilidad y dejándonos en libertad de hacer lo que de verdad queremos hacer. Pone el ejemplo de las máquinas contestadoras. “El Otro goza por mí”.

    Pero también habla de cómo tapamos todo rastro de lo real en nuestro cuerpo, poniéndonos desodorante, bañándonos todos los días,  etc. Trabajamos todo el día frente a una máquina y en la noche llegamos a casa y nos subimos a otra para ejercitarnos. Dice Žižek. “No es sorprendente que Stephen Hawking estéemergiendo como uno de los íconos de nuestro tiempo: la mente de un genio (o eso dicen), pero en un cuerpo que estácasi totalmente “mediatizado”, sostenido por prótesis, hablando con una voz artificial generada por computadoras.”(Žižek, S. 1999).

    Lo humano aparece alejado del cuerpo, sobre todo de lo real del cuerpo y siendo relevado mediante la tecnología, para el goce por el Otro.

    “El único modo de explicar realmente la satisfacción y el potencial liberador de ser capaz de gozar a través del Otro, es decir, de ser relevado del goce propio y de desplazarlo hacia el  Otro, es aceptar que el goce mismo no es un estado espontáneo e inmediato, sino que se sostiene por un superyóimperativo: como Lacan subraya una y otra vez, a fin de cuentas el contenido del mandato-superyóes ¡Goza!”. (Žižek, S. 1999).

    En el 2009, Žižekpresenta un documental llamado The Pervert´s Guide to Cinema, en donde analiza algunas escenas claves del cine por medio de conceptos psicoanalíticos. Desde los lugares o escenografías “reales”que fueron utilizadas para hacer dichas escenas, sentado en la silla de la mamáde Norman Bates de Psycho, por ejemplo, nos explica que quieren decir los tres niveles de la casa, y asísucesivamente.

    La cuestión del cuerpo aparece en su análisis cinematográfico, como si estuviéramos poseídos por un Otro. “Somos los aliens controlando nuestros cuerpos animales. La humanidad significa nosotros controlando nuestros cuerpos animales”(Žižek, S. 2009). Cuándo dice, “somos”al parecer se refiere a nuestras respectivas psiques, y hace énfasis en especial en la voz. “La voz no es una parte orgánica de un cuerpo humano. Ella viene de algún punto en el medio de nuestro cuerpo. Cuando hablamos a otra persona hay siempre cierto grado de ventriloquía. Como si un poder externo nos poseyese.”(Žižek, S. 2006). Ya Lacan había trabajado  la voz como un elemento constitutivo importante, como un objeto que es al mismo tiempo propio y del Otro.

    “La dimensión traumática de la voz”, la denomina Žižek. Pone el ejemplo de la película El exorcista en donde Regan, la joven en cuestión, es justamente poseída por una voz. Una voz que dice cosas horribles, que no reconoce como suya ni la joven poseída ni los otros a su alrededor. Una voz que habla de deseos sexuales, deseos asesinos, de odio, y de todos esos deseos tanáticos tan difíciles de aceptar como propios. La posesión se vuelve un ejemplo extremo de la subjetivación, de la relación del otro con el Otro.

    “Hay un desequilibrio fundamental, una distancia, entre nuestra energía psíquica, denominada libido por Freud, esa energía inmortal inagotable que persiste más alláde la vida y de la muerte, y la pobre realidad, finita y mortal de nuestro cuerpo”. (Žižek, S. 2009).

    Esta idea nos ayuda a entender este problema del cuerpo y el sujeto como dos cosas distintas que además están en desventaja o desequilibrio uno con respecto al otro. Nuestro cuerpo tiene fin.

    Freud trabaja en su escrito sobre lo Ominoso, este asunto del miedo a los zombies y a las muñecas, por que nos recuerdan un poquito ese asunto del automaton que finalmente hace referencia a lo mismo que Žižek: El horror del cuerpo medio vivo, medio muerto y gobernado por quién sabe quién. La pregunta del obsesivo: ¿Estoy vivo o muerto? Tiene una relación con este efecto de lo ominoso en dónde no se sabe bien quéquiere decir estar vivo, pero tiene una relación fundamental con el cuerpo.

    Para Žižek, el miedo fundamental en lo humano no es la muerte, sino todo lo contrario, el hecho de que la vida siga y siga y siga, la fantasía de que no se termine, que es infinita, y asíexplica la pulsión de muerte, como algo indestructible e infinito. El autor piensa que esta pulsión ha sido malinterpretada llevada más del lado de la destrucción y la muerte cuando el problema es paradójicamente, todo lo contrario. La idea del zombie descerebrado caminando sin poder descansar, jodiéndole la existencia a los otros por que la pulsión de muerte lo hace seguir andando. La lógica del deseo aparece como algo inagotable, que demanda, que no termina nunca y que es a su vez tanático.

    El cuerpo es el límite.

     “La castración es cuando los límites del cuerpo

    son más grandes que los límites del deseo”.

     (Nasio, J.D., 1988).

    El cuerpo constituye en símismo la noción de límite, en todos los sentidos posibles. Además del límite entre el afuera y adentro, también se podría pensar como límite entre un cuerpo y otro cuerpo, límite en el sentido de la sexualidad, de lo femenino y lo masculino, y límite como muerte.

    El problema de quése puede y  quéno se puede hacer con ese cuerpo, no es sólo un problema ético y moral sino también anatómico y médico. El cuerpo tiene sus limitaciones que se van a manifestar en diferentes momentos y de diversas maneras. Dice la filósofa Judith Buttler que los humanos somos dos veces discapacitados en nuestra historia de vida, o de desarrollo, cuando somos bebes, y cuando somos viejos. Esa es otra manera de entender el límite que representa el cuerpo. ¿Cuánto más puedo beber? ¿Cuánto más puedo comer? ¿Cuánto más puedo permanecer despierto? ¿Cuánto más puedo trabajar?  ¿Cuántos orgasmos puedo tener? antes de que el cuerpo me detenga.

    El cuerpo es el límite. Seguramente por eso en las fantasías religiosas sobre un mundo mejor en el más allá, no hay cuerpo, puro espíritu que no se queje, que no se haga viejo y no necesite todas esas cosas que demanda día con día. Existir sin cuerpo. Eso si es ciencia ficción. Es una de las fantasías que nos acosan. El miedo al cuerpo estápor todos lados. “El ser humano cada día más es reducido a aquello que puede ser lastimado”. (Judith Butler, 1993).

    El último límite del cuerpo es la muerte. Mientras para los freudianos  la castración  estáligada al tabúdel incesto, para los postfreudianos la castración estárelacionada con la muerte como tal, con lo real, con lo imposible.

    En el psicoanálisis el cuerpo tiene final, muere, mientras que el sujeto simbólico sobrevive la mortalidad. La idea de la castración como muerte y no como prohibición de placer, estámás estrechamente relacionada con el cuerpo que con el sujeto mismo, a pesar de que el sujeto deviene sujeto gracias a la castración simbólica. Se podría decir que el sujeto nace gracias a la castración y el cuerpo muere justo por eso, por que la castración existe en lo real del cuerpo como muerte.

    La lectura de la castración como imposibilidad, como límite, como lo que no se puede; no es otra cosa que la idea de la muerte como el último límite de lo humano. Pensar en el tabúdel incesto como lo más cercano a la castración me parece una idea limitada comparada con la muerte. Finalmente hay quienes copulan con su madre y les llamamos perversos; pero no existen los humanos inmortales. También los perversos mueren. Y podemos discutir sobre si los psicóticos alcanzan el estatus de la subjetividad, pero de que mueren, mueren. La castración pensada como la muerte es inevitable, es la última frontera.

    El cuerpo muere y eso es un trago duro de pasar. “Es posible morir”, dice Virginia Woolf en la película Las Horas, mientras ve un pajarito inmóvil sobre la tierra. “Es posible morir”, lo dice como si finalmente lo hubiera entendido, como un veinte que cae. “Es posible morir”. Y se vuelve su salida. La muerte como posibilidad cuando es lo inevitable. Transformarla en opción cuando es en realidad la única certeza que se tiene como humano. Hay muerte. El cuerpo muere. Lo demás es un misterio. El cuerpo en el psicoanálisis es solo una parte del sujeto. La parte que goza, la parte que muere.

    “La muerte entra dentro del dominio de la fe. Hacen bien en creer que van a morir por supuesto. Eso les da fuerzas. Si no lo creyeran así, ¿podrían soportar la vida que llevan? Si no estuviéramos sólidamente apoyados en la certeza de que hay un fin,…¿acaso podrían soportar esta historia? (Lacan,J. 1972).

    Bibliografía.

    Dolto, Francoise. (1994). La Imagen Inconsciente del Cuerpo. Paidós. Buenos Aires.

    Garrido Patricia. 2010. Descubrimiento de la Subjetividad. Sujeto y formas de subjetivación. En Lievano, M. Compilador. Bifurcaciones de la subjetividad: dispositivos e intervención social.Universidad Autónoma de Nuevo León, colección Tendencias: Monterrey, México.

    Garrido Patricia. 2007. “El Cuerpo. Un recorrido por los textos de Jacques Lacan”.

    http://www.cartapsi.org/spip.php?article69

    Freud, S. Obras Completas. El Yo y el Ello. 1923. Amorrourtu. Buenos Aires.

    Lacan, Jacques. Seminario Aún. 8 de mayo de1973. Paidós.  Buenos Aires. 1995.

    Nasio, Juan D. (1996) Enseñanza de 7 conceptos fundamentales de psicoanálisis.

    Gedisa. Barcelona.

    Soler, Colette. 2010. “El Cuerpo en la enseñanza de Jacques Lacan”.

    www.trelew.gov.ar/…/SEM01-ColetteSoler-ElCuerpoenlaEnsenanzadeJacquesLacan.pdf

    Roudinesco, Elizabeth. 1997. Jacques Lacan. Outline of a life, history of a system of thought. Columbia University Press. New York.

    ZIzek, Slavoj. (1999). EL acoso de las fantasías. Siglo XXI. México.

    Documentales

    Butler Judith en Taylor Astra. (2008) Examined Life. Philosophy is in the streets.

    Zeitgeist films. US Canada.

    «Jacques Lacan: Reinventar el psicoanálisis».  Dirigido por Francoise Wolf. Conferencia en la Universidad Católica de Louvaine, Francia. 1972.

    Zizek, Slavoj. (2006). Pervert´s Guide To Cinema 1,2, 3. Amoeba Film.

  • Contribución al mito fundacional del Círculo Psicoanalítico Mexicano*.

    Contribución al mito fundacional del Círculo Psicoanalítico Mexicano*.

     Fernando González

    Introducción

    Robert Castel en su clásico libro titulado El Psicoanalismo, señalaba no sin razón que el “inconsciente social” del Psicoanálisis era su institución. Que fácil nos resulta a la mayoría de los psicoanalistas, el reducir ésta a una simple suma de las proyecciones de los “objetos internos”, o de los “significantes” de cada uno. O el encerrarla en el clásico modelo familiarista parricida y edípico, que tiende a confundir engendrar con fundar. Y por lo tanto, reducirla a ser una simple prolongación de la fantasmática familiar. Desde estas diversas perspectivas, las relaciones institucionales tienden a refractarse en los divanes de cada uno y a disolverse en “otras escenas” que no son ciertamente las que genera la institución.

    Si por otra parte, todo lo que nos resulta opaco rápidamente lo referimos al inconsciente, habremos perdido la oportunidad de comprender los diversos planos de lo no dicho, la especificidad de los pactos y las lógicas de la práctica que en los lazos institucionales se entretejen. Y por lo tanto, habremos renunciado a pensar las diferencias entre lo inconsciente, lo silenciado estratégicamente —diversos planos de lo no dicho como decible—, la acción y lo impensado.

    A su vez, nuestras instituciones entre otras cosas, tienden al monoteísmo que se manifiesta en la devoción del fundador, del nombre propio y del tótem doctrinario en turno, para poder sostener la creencia en el inconsciente. Es decir, que no existe transmisión e institución, sin alguna forma de devoción monoteísta.

    Comenzar por tratar de analizar los mitos fundacionales —una vía como otras posibles—, tiene la ventaja de tomar en serio la crítica que Michel Tort  hizo en su momento a ciertos usos de la teoría analítica: “hablamos de ésta para evitar decir lo que hacemos con nuestros analizantes y en nuestras relaciones institucionales”.

    Existen dos textos de Freud que representan dos maneras antitéticas de encarar a las instituciones. Se trata de la Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico (1914) y El Hombre Moisés (1934-1938).

    El centro argumentativo del primero de los citados es emitido porun productor fundador que se cree homogéneo y que además se puede dar el lujo de interpretar “psicoanalíticamente” —fuera del dispositivo instituido para ello— a los disidentes de su discurso. Este texto está amparado por un comité secreto que hace un pacto de velar por la conservación y pureza de la doctrina: ¡un comité secreto institucional para una disciplina que lo primero que propone es la libre asociación y circulación de la palabra! En síntesis, se trata de uno de los trabajos más antipsicoanalíticos de que se pueda tratar.

    Escrito que tiene la ventaja de mostrar sin velos la discordancia substancial entre la materia con la que pretende operar el psicoanálisis y la forma como las instituciones están conformadas.

    En contraparte, en el Moisés y la religión monoteísta, el suelo identificatorio y purificatorio se resquebraja radicalmente; y también el supuesto de una institución con fundador homogéneo. El libro, de 1938, introduce la división en el corazón mismo de la figura de Moisés, y por tanto provoca el estallido de la identidad judía del fundador del pueblo judío.

    Se podría decir que Freud, como judío y psicoanalista, ignora al judío cofundador de la institución psicoanalítica. Se trata de un caso interesante de sujeto escindido respecto de lo institucional.

    De este último texto se puede extraer la consecuencia de que no sólo hay que procurar hablar francamente del sexo y del dinero, sino también de los mitos fundacionales y las relaciones institucionales. Y además, en términos tales, que busquen desfamiliarizar a las fundaciones, es decir, que sin dejar de tomar en cuenta la fantasmática familiar que las cruza, se logren discriminar las diferencias sustanciales entre fundar y engendrar,[1] y se concluya que toda fundación es de entrada una cofundación que posee su lógica específica. De otra manera, el psicoanálisis, en lugar de trascender la fantasmática familiar que descubre en sus divanes, termina por quedar atrapado en ella al proyectarla acríticamente hacia las instituciones.

    Pero, sobre todo, la matriz heurística puesta en juego en este texto iconoclasta es que existen mínimo tres divisiones que se entrecruzan con sus lógicas propias, sin que ninguna tenga preeminencia sobre las otras, a saber: aquella del sujeto, aquella otra que pasa entre el inconsciente y la configuración institucional y finalmente (?), la del proceso fundacional; en el principio eran mínimo dos y no uno.[2]

    Nunca está de más el tratar de repensar históricamente una Institución con la finalidad de tratar de desarticular aquellos aspectos de la tradición que adolecen de la compulsión repetitiva y que tienden a fijar, de una vez por todas, el sentido. Tradición, que como bien lo señala Paul Ricoeur se asemeja a la memoria traumática.

    Es liberando por medio de la histori[ografía] las promesas no tenidas o incluso impedidas  [..] por el curso anterior de la historia, que un pueblo, una nación una entidad cultural [y podríamos añadir, que una institución] pueden acceder a una concepción abierta y viva de sus tradiciones. [Abandonado de esta manera…] la rumiación de las glorias pasadas o de las humillaciones sufridas.[3]

    El CPM y uno de sus mitos fundacionales

    La institución otorga el reconocimiento en lugar de analizarlo.

    Michel Tort

    “À propos de l’institution psychanalytique”,

    Cahiers de Confrontatión

    París, 1981, p.125.

    Sin gran dificultad podría añadirse al epígrafe de Tort, que también transmite sus mitos, y la orden implícita de consumirlos, gozarlos, pero de no tocarlos. En este caso, estoy entendiendo por mito fundacional una matriz narrativa que condensa al mismo tiempo un ideal, una ejemplaridad, una serie de evitaciones y puntos ciegos así como un conjunto de pactos en general no pensados. Vaya, se trata de una formación contradictoria que intenta conjuntar el ideal, lo silenciado, lo impensado y lo pactado por interpósita narración.

    Sin arrogarme el título de representar al resto de mis colegas, ni menos aún pretender ofrecer la versión totalizadora del mito fundacional del CPM, quisiera ofrecer mi particular perspectiva sobre dicha cuestión.

    Nacido en el contexto de la hegemonía de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM), el Círculo (1969) se planta frente a ésta como una institución que sostiene que se puede ser psicoanalista sin necesidad de tener la profesión médica.

    Inspirado en el texto del psicoanálisis profano, adelanta que el cuerpo de los médicos y el de los psicoanalistas divergen en puntos sustanciales, y más aun, que el cuerpo anatomofisiológico llega a ser un obstáculo para entender el cuerpo libidinal, pero sin que esto quisiera decir que no fuese necesario tener conocimientos médicos básicos para encarar la fase diagnóstica, y procurar así no confundir lo psicógeno con lo orgánico. Vaya: que un psicoanalista, en lugar de dedicar seis años de su vida a obtener una profesión que no le redituaría psicoanalíticamente, esto es, la medicina, debía saber lo suficiente de filosofía, antropología, sociología, lingüística, historia, etcétera, para encarar con mayor pertinencia la discordancia entre la historia del sufrimiento y sus diferentes planos narrativos, por un lado, y los cuadros clínicos, por el otro.

    Proponer esto era enfrentarse sin mediaciones a una de las líneas promovidas por la APM. Y si a ello se añade el hecho de que el Círculo aceptaba abandonar la endogamia formativa —a la que lo condenaba por lo pronto su momento fundacional—, y por lo tanto no obligaba a sus candidatos a analizarse sólo con “los de dentro”, y sí recibía a profesores de otras corrientes psicoanalíticas, entonces la oposición a la APM era inevitable. En síntesis, no necesidad de ser médicos, no endogamia institucional estructural, y referencia al aporte freudiano, fueron los tres rasgos que definieron a ese primer Círculo de Psicología Profunda.

    En su desafío, el CPM, sólo con una P —la del psicoanálisis— había logrado sacudirse tanto los postulados que hasta ese momento estructuraban el poder legitimador de la APM como la ley que ésta imponía a todos aquellos que residían en su territorio. Porque no hay que olvidar que la APM tendía a imponer la doble P a las instituciones que buscaban ser legitimadas de alguna manera por ella. La doble P significaba psicoterapia psicoanalítica, y esto marcaba con un sello devaluatorio a las identidades que ofrecía como recambio la APM.[4]

    Pero esta incipiente alternativa sostenida por el CPM traía aparejado un mito, aquél de la anti-institución: es decir, el resultado de nacer en oposición a y en favor de, implicó la obturación de la inevitable institucionalidad del CPM.

    Armado con una ideología grupalista y una serie de lecturas anti-institucionales, se produjo un punto ciego con su consiguiente secuela de buena conciencia. Siendo una grupalidad institucional atrapada en este tipo de representación, no podía encarar sus propios procesos de institucionalización, en la medida en que siempre los depositaba en la institución de enfrente: la APM-IPA, y esto en términos más morales que analíticos; como si toda institucionalidad se igualara con burocracia y con poder. El poder también percibido en términos fundamentalmente morales.

    El estar a favor de Franco Bassaglia y su experimento italiano de desestructuración manicomial, o de Michel Foucault y su análisis histórico crítico de la locura, o de David Coooper y Ronald Laing, y sus experiencias “antipsiquiatricas” cubrió de un velo hacia adentro la propia institucionalización.[5]

    Creíamos que en la medida en que no había presidente, secretario o tesorero —¡oh, ingenuidad supina!— todo era pura anarquía creativa, cuando en realidad se trataba de una no-institución puramente imaginaria, sostenida al menos en tres tipos de relaciones institucionales con todas las de la ley: analistas-analizantes, maestros-alumnos, supervisores-supervisantes, aunque sostenida también por la referencia a la institución psicoanalítica en sentido general y con la especificidad de sentirnos aquella que iba a la vanguardia.

    Entonces, la institución que se creía ligera, ágil y etérea en realidad estaba bien enraizada y ya preparando sus futuros conflictos.

    Junto con ese aspecto del mito, se coló otro elemento: aquél de nunca saber dónde ponerle un límite a la formación básica. Si no se estaba legitimado por los rígidos controles de la IPA vía la APM, entonces ¿qué era necesario para darse por mínimamente satisfechos?

    Y así estuvimos alrededor de ocho años, en formación permanente, hasta que se nos ocurrió armar el instituto de formación, con lo cual casi automáticamente nos concedíamos el título de maestros y nos convertíamos en posibles analistas de otros. Fue una manera de ponerle un límite a la ilimitación que se desprendía de haber nacido en contra de…

    Pero si recurrimos a la historia fundacional podemos encontrar una explicación a este síntoma de falta de límite en el periodo formativo. Veamos.

    El CPM tenía una genealogía procedente de Viena, y luego de Insbruck: aquélla de Igor A. Caruso y el llamado Círculo de Trabajo de Psicología Profunda. Entonces, ¿por qué esa herencia no ayudó a asegurar una formación con todas las de la ley?[6] Porque sucedió algo curioso desde el principio: el primer Círculo —1969— fue fundado por dos discípulos de Caruso y un miembro disidente de la APM —digamos que se trataba de tres marginales del psicoanálisis—.[7] El integrante de la APM, Jaime Cardeña, fue su director con el “acuerdo”[8] de Igor Caruso, que vino en agosto de 1969 a un congreso internacional de psicoanálisis.[9] En ese primer Círculo, de entrada existió un puesto de dirección.

    ¿Por qué otorgarle la dirección de la incipiente institución al ex APM? Me imagino que porque Armando Suárez era extranjero —español— y Raúl Páramo vivía en Guadalajara. Un cuarto miembro que fue invitado a integrarse y que se había formado en Viena alrededor de un año, Arturo Fernández Cerdeño, decidió entrar a la APM para terminar —o iniciar—[10] su formación, hecho que al parecer fue visto como una suerte de “traición” por sus otros dos colegas formados en Viena.

    Pero Fernández Cerdeño ponía un dedo en una parte de la llaga, pues Armando Suárez había estado cerca de tres años en formación y Raúl Páramo al parecer sólo un año y medio. Esto significaba que ambos tenían que continuar como pudieran su formación básica. Como ambos eran muy responsables, siguieron estudiando y buscando analizarse. Para el segundo, puesto que vivía en Guadalajara, la situación era más complicada a este respecto.

    Esta parte de la formación incompleta de ambos no fue hablada nunca francamente, sino a media voz, o, para ser más exactos, como sordo y espasmódico susurro, y esto parece haber tenido efectos transfigurados en la primera generación cofundadora, por ejemplo en el síntoma de inacabamiento que nos habitó como espectro, a pesar de que tomamos cuanto seminario, supervisión y análisis nos fue posible durante años y años. No nos bastó María Langer, quien había cofundado la APA, se había salido de ésta y estaba dispuesta a otorgarnos todas las legitimaciones de que carecimos. Lo no hablado pesaba.

    Aún más: tuvimos acceso, por las circunstancias de la transformación que se operó en el campo psicoanalítico en la década de los setenta, a una formación básica envidiable, mejor sin duda que la de nuestros cofundadores, didactas y maestros.[11] Pero, curiosamente, éstos nunca fueron nuestros supervisores de casos clínicos. La clínica nos la ofrecieron los ex APM que salieron de ésta en 1972,[12] y después, los argentinos y uruguayos que llegaron al exilio en 1973,74.[13]

    Todo esto de los límites formativos de nuestros co-fundadores mayores, quedó sobreentendido, impensado y mejor obturado gracias al “pasaje al acto” de la conformación del instituto de formación. Sólo recuerdo que a mediados de los ochenta, un día, como al pasar, Armando Suárez —que había sido mi analista y maestro del seminario de Freud— me comentó lo de los años de formación pasados en Viena por él y por Raúl, y de cómo Igor Caruso le había aconsejado que terminara su formación y que procurara tomar sólo los casos de futuros analistas, ya que eran ¡menos difíciles! que los de los neuróticos anónimos; este consejo no dejó de sorprenderme, pero no lo cuestioné en su momento.

    He aquí un tipo de pacto curioso, porque estoy casi seguro de que no todos conocían abiertamente la información completa —de Arturo, de Raúl y de Armando—. En el caso del primero, se habló de cómo había “transado” al irse con la APM, pero no se llegó a la explicación de por qué lo hacía, es decir, no se concluyó que se debía a su formación claramente incipiente. Menos aún, se reparó en cómo su acto tocaba a sus dos ex compañeros y a la primera generación co-fundadora.

    Recuerdo que en julio de 1974, cuando Igor Caruso vino a participar en el programa televisivo Encuentro acerca del psicoanálisis,[14] en la casa de Armando Suárez estuvo presente Arturo Fernández, quien al parecer propuso pertenecer al Círculo, pero Raúl Páramo se opuso bajo la divisa “o él o yo” —versión de Armando Suárez, que tampoco veía con buenos ojos el ingreso—. Todo esto sucedió tras bambalinas, y por tanto quedó de nueva cuenta silenciado, porque no se supo hasta mucho tiempo después.

    Pero a cambio del rechazo de Arturo Fernández, su mujer entró a la formación, como si se hubiera tratado de una transacción que de nueva cuenta quedó como un hecho consumado que nunca se relacionó con el rechazo de su marido. ¡Qué difícil a de haber sido para Magda Franco sostenerse en ese lugar![15]

    Todo lo anterior, contribuyó sin duda al síndrome de incompletud transfigurado ya citado, y más si lo sumamos a la específica manera de emprender la fundación, en un momento preciso de la configuración del campo psicoanalítico en México.

    ¿En que consistió el citado pacto denegativo (Kaës)[16] y por qué pudo consolidarse?

    Primeramente, al no ser hablado con franqueza, nunca pudimos, los más jóvenes, discriminar nuestras diferencias con la generación de los co-fundadores mayores, entre otras, que gracias a ellos, pero también más allá de ellos, habíamos tenido acceso a una formación básica que rebasaba los estándares habituales.

    Segundo, el haberlo enfrentado nos habría puesto a todos en un predicamento. A unos —los mayores—, porque significaba ponerlos a ajustar cuentas de una manera diferente de la hasta entonces consignada. A nosotros, los más jóvenes, nos habría enfrentado a la necesidad de decirles que ése era un asunto suyo que se había convertido en nuestro. Y a todos, porque el orgulloso desafío a la APM, compartido por todos, finalmente hacía entrar por la ventana —por intermediación de la incompletud— lo que habíamos arrojado desenfadadamente por la puerta, a saber: una especie de “ilegitimidad” que nada parecía saciar. Las razones para vivirla como tal, sin duda debieron haber sido diferentes para ambas partes, pero en la medida en que no se había puesto sobre la mesa, todo quedaba entremezclado y no dilucidado.

    Además, en los principios y en la primera etapa fundacional, no fue posible hablar de una unidad formativa ya que las referencias teóricas de los tres cofundadores de más edad, divergían. Jaime Cardeña se había formado en la APM de la década de los sesentas, Raúl Páramo estaba más cargado hacia la línea carusiana y el psicoanálisis alemán, y Armando Suárez claramente hacia el psicoanálisis francés contemporáneo, empezando por Lacan y la brillante primera generación de sus discípulos, como Leclaire, Laplanche, Pontalis, Aulagnier, Mannoni, etc, y también, fue muy simpatizante de Barthes, Levi Strauss, Ricoeur, Foucault, etcétera. Si a esto añadimos las diferencias en los tiempos de formación teórico clínica de cada uno de ellos, y aquellas que los co-fundadores estudiantes fuimos generando con lo que íbamos recibiendo y elaborando, tenemos un cóctel nada despreciable.

    ¿Se trataba acaso de algo inconsciente? No creo. En ese pacto, más que hablar de inconsciente, se trataba de una combinación complicada entre lo impensado, lo no explicitado y huecos en la información. Todo esto aunado a una idealización que había que sostener.

    ¡Vaya! Estaba a flor de palabra, pero el solo hecho de que los más implicados lo evitaran era como una orden para no abordarlo. Sin duda en ese pacto de no explicitación, los más jóvenes protegíamos la idealización depositada en los dos co-fundadores mayores, Armando y Raúl. Y no sólo lo hacíamos por medio del silencio, sino exaltando su formación teórica y su manejo del alemán y del francés.[17] Tanto más lo exaltábamos cuanto mejor permitía cubrir la falta.

    Se podría concebir el pacto citado como una especie de intermedio entre el pacto denegativo y lo que Pierre Bourdieu denomina como “tabú de la explicitación”. Intermedio porque ya afirmé que no creo que se jugara algo del orden de lo inconsciente de una manera determinante. Ni tampoco estrictamente hablando que todo ocurriera bajo la lógica del “como sí” como define Bourdieu al citado Tabú, inspirándose en el precio de los regalos. Precio que cada una de las partes sabe cual es, pero acuerdan sin acordar, que nunca deben explicitarlo para no dañar el don ofrecido por una de ellas. Y al mismo tiempo, saben que el don recibido espera una restitución equivalente.[18]

     

    El primer Círculo se desconfigura

    Es difícil saber por qué finalmente el primer Círculo se deshizo literalmente ante mis ojos. Sólo recuerdo dos escenas que me impactaron. La primera, previa a la navidad de 1970, cuando nos reunimos todos a celebrar, tanto los analizantes de Jaime Cardeña como los de Armando Suárez. Algo que me sorprendió fue ver cómo los alumnos-analizantes del primero le dedicaban toda clase de lisonjas, mientras él, abrazado de su esposa y rodeado de sus hijos, las recibía con enorme satisfacción. Hubo algo en esa escena que me escandalizó, a saber: ¿cómo es posible seguir sosteniendo el lugar de analista frente a aquellos con los que se fomentan y toleran ese tipo de comportamientos? En cuanto pudimos, los tres analizantes de Armando partimos de la citada reunión.

    Después, en mi análisis lo traté críticamente. Silencio.

    La segunda escena ocurrió algunos meses después. Jaime Cardeña nos ofrece la posibilidad de tomar un paciente. Los analizantes de Armando decimos que no estamos preparados, y entonces, un analizante de Cardeña, que era comerciante y asistía a los seminarios de Freud y de filosofía, sin pretensiones de formarse para analista —había dos estatutos en los asistentes a los seminarios[19]— dice que él lo toma. Armando interviene y sostiene que analizar a otro implica mucha responsabilidad, y que él cree que ninguno de los estudiantes está preparado para asumir un analizante. Entonces, Jaime acota y dice: “Armando, me estás desautorizando frente a mis alumnos. Hasta aquí llegamos”. Y, en efecto, ahí se rompió.

    ¿Resulta acaso extraño, que fuera precisamente la falta de formación la que irrumpiera en la primera ruptura? Creo que no. Esa carencia, aludida más arriba, en este caso se hace presente de manera salvaje, y no deja lugar a ninguna negociación.

    Todo era endogámico en ese primer Círculo, ya que nadie quería formarnos, más allá de los citados. Ni siquiera Raúl Páramo, que, como ya señalé, vivía en Guadalajara y entró a dar técnica en la refundación del Círculo en 1971. La esposa de Armando, también candidata, estaba en ese momento en análisis con Cardeña.

    De esa experiencia de ruptura dos cosas se decantan: 1. la necesidad de salir lo más rápido posible de la endogamia formativa, y 2. la ingenuidad de proponer de no tener más puestos directivos. Si el ex APM se las gastaba de esa manera, mejor era sucumbir a la ilusión grupal igualitarista en el puro imaginario. Esta ingenuidad está sin duda vinculada a la traumática ruptura que vengo de describir y que quedó sin poder analizarse grupalmente, recubierta por la posición anti institucional ya señalada.

    Las dos maneras específicas como se hizo presente la APM hacia dentro del incipiente CPM, aquella de Fernández Cerdeño y la de Jaime Cardeña, resultaron sencillamente inmetabolizables. En resumen, en esa primera década de la existencia del CPM fue imposible descolocarse lúcidamente de la lógica de poder y legitimación que imponía en el campo Psicoanalítico, la IPA y sus sucursal de la APM. Y lo mismo vale pero desde otra perspectiva, para aquellas instituciones que aceptaron plegarse obedientemente a sus mandatos.

    Ya lo decía Brillat Savarin: “no vivimos de lo que comemos sino de lo que digerimos”. Y ciertamente, los mitos y procesos fundacionales constituyen uno de los alimentos más difíciles de digerir.

    Basten estas líneas, que reclaman un seguimiento posterior.

     


    [1]Para un análisis más preciso de esta cuestión ver, Fernando M. González, “La cuestión del padre y la del fundador. Entre lo inconsciente y lo impensado en las instituciones.” Revista Mexicana de Sociología, Vol., 64, núm. 2, abril-junio, 2002, México, D.F. pp., 47-67.

    [2]A estas tres divisiones habría que añadirles los efectos que introducen las prácticas que sirven para la transmisión y reproducción de las instituciones analíticas, a saber: la que viene de un tradición universitaria, como la de organización de seminarios, la que viene del aprendizaje medieval del aprendiz, como resultan ser las supervisiones de casos clínicos y la que tiene su “arqueología” (Foucault) en la “dirección de conciencias” como es el proceso analítico. Cada una resulta en buena medida irreducible a las otras en cuanto a sus fundamentos, normatividades, objetivos, y temporalidades puestos en juego. Si a todo esto todavía le añadimos la imagen de legitimación que dentro de un campo de fuerzas tiende a vender cada institución o secta analítica, nos haremos una cierta idea de la complejidad que las habita.

    [3]Paul Ricoeur, La marque du passé, en Revue de Metaphysique et de morale, num 1, 1998, .p.31.

    [4]Aunque esa normatividad la impusiera de diferente manera. Por ejemplo, en la Asociación Mexicana de Psicoterapia Psicoanalítica (AMPP), surgida en 1965, por el hecho de no ser médicos —la mayoría eran mujeres— fueron vistas como terapeutas psicoanalíticas de segunda. En el inicio si bien sólo tuvieron una p esta se refería a psicoterapia (AMP). En las propias siglas estaba la marca de las jerarquías. En cambio en la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica de Grupos (AMPPAG)  a pesar que aquellos que la fundaron tenían la formación de psicoanalistas requerida por la APM y el plus de la grupal, esta segunda formación no contó con el reconocimiento de ser considerado como un objeto psicoanalítico a cabalidad.  A la inversa de la AMPP, en el origen del AMPPAG está también una sola P la de psicoanálisis de grupo, pero terminan por subordinarse a la ley médico psicoanalítica de la APM.  En el caso de los fundadores de la asociación de grupos la profesión médica no se les podía reclamar. Pero sí se plegaron a la APM me imagino que fue porque de alguna manera participaban de sus postulados. Entre otros, que el grupo además de no ser estrictamente psicoanalítico servía para “abaratar” al psicoanálisis y por tanto atentaba contra el mercado. No es casual en esto, que el líder fundacional decidiera mantener una doble pertenencia. Digamos que se trató de una disidencia interruptus. Lo mismo sucedió en su momento con el fundador del Instituto Mexicano de Psicoterapia Psicoanalítica de la Adolescencia, (IMPPA), el cual mantuvo la doble pertenencia.

    [5]Sin duda hay en estas referencias teórico-políticas algo del efecto del “futuro anterior”, porque no todas estaban tal cual desde los inicios del CPM.

    [6]El conde políglota Igor Alexander Caruso, se había analizado con un cercano colaborador de Freud, August Aichhorn, que fue el primero en aplicar los principios del psicoanálisis a los menores infractores o con problemas de adaptación familiar, escolar o social. Y luego con el barón Viktor von Gebsattel, que había pertenecido al círculo de Freud en 1912 y 1913, y se había analizado con Otto Seif, discípulo de Jung, que se rehusó a tomar partido cuando se consumó la ruptura entre Freud y el citado. Confr. Armando Suárez, “Igor A. Caruso, profeta desterrado y mártir de la esperanza”, en Varios, El Psicoanálisis como teoría crítica y la crítica política al Psicoanálisis, México, Siglo XXI, 1985. Por cierto no entiendo que tiene que ver Igor Caruso con el “martirio” aunque sea el de la “esperanza”. A propósito de legitimaciones, Igor Caruso presenta aquella de la genealogía de su título de conde, de la siguiente manera: “Mis antepasados medievales eran ‘barone’ en Sicilia (probablemente miembros de la mafia de entonces). Uno de ellos, más tarde, se puso al servicio de la República de Venecia y su familia fue agraciada con un título de conde (probablemente en premio a otros saqueos). Ulteriormente Francesco Caruso fue nombrado gobernador de las Islas Jónicas y, cuando Venecia fue ocupada por Napoleón, le hizo a éste la guerra al servicio del zar de todas las Rusias. Fue premiado por ello con gigantescas propiedades en el Cáucaso, que debió dilapidar en el juego o en borracheras, porque en el momento de la Revolución de Octubre mi familia no tenía en Rusia sino una hacienda insignificante y no en el Cáucaso precisamente”. Citado por  Armando Suárez, op. cit., p. 14. Qué esconde el conde, se podría titular la obra que aplica la matriz ofrecida por Freud en el Moisés, es decir, aquella de una distancia irónica.

    [7]Dos que tenían como primera profesión la medicina —Cardeña y Páramo— y el tercero había sido abogado, filósofo y ex dominico, antes de optar por el psicoanálisis.

    [8]Lo del acuerdo lo pongo entre comillas porque los Círculos de Psicología Profunda estaban organizados a la manera de la tradición de las iglesias ortodoxas rusas —al menos en el discurso que propugnan— en una red federada, en la cual había una gran libertad para elegir autoridades e incluso orientaciones en cuanto a las lecturas. Por ejemplo, en el CPM lo que primó fue Freud y la escuela Francesa, aunque se les hacia un cierto espacio a la inglesa, americana y bonarense.

    [9]El IV Foro Internacional de Psicoanálisis. En México DF. Puse acuerdo entre comillas, porque Caruso, que venía de una tradición ortodoxa griega, concebía los círculos como una federación con un primo inter pares —que era él—, perosinautoridad para imponer a las autoridades locales. Se trataba de una federación en la que se compartían la  “lectura de Freud, discusión de casos, psicopatología, psicoanálisis aplicado a la educación. El análisis didáctico y la supervisión considerados como pilares insustituibles de la formación”. Armando Suárez, Igor Caruso, op. cit., p. 22.

    [10]En la lógica que por entonces regía a la APM, toda formación previa no era validada. Se comenzaba de cero. Una manera, como otras, de vivir la castración cerebral que no simbólica.

    [11]Para un análisis un poco más pormenorizado, véase Fernando M. González, “Notas para la historia del psicoanálisis en México”, en Psicoanálisis y realidad, México, Siglo XXI, 1989.

    [12]Como Santiago Ramírez, Isabel Díaz Portillo, Celia Díaz.

    [13]Entre otros, Maria Langer, Ignacio Maldonado, Armando Bauleo, Diego García Reynoso, Gilou Roger, etcétera.

    [14]Organizado por Armando Suárez y con la colaboración de Andrés Martínez Corzos, bajo los auspicios del IMSS. En principio están previstos dos programas, uno sobre psiquatría y antipsiquiatría y otro sobre psicoanálisis, pero una serie de avatares, entre otros interferencia directa de un psicoanalista de la APM, hicieron que sólo se presentara uno en el que estuvieron, además de Caruso, Franco Basaglia, Thomas Szasz, Marie Langer, Eliseo Verón. “La empresa televisiva había decidido cancelar el Encuentro sobre psicoanálisis, gracias a la intervención sintomática del representante ocasional de la institución psicoanalítica, justamente puesta en cuestión en estas páginas”. [Se refiere a la APM y específicamente al doctor Armando Barriguete]. Armando Suárez, Prólogo al libro Razón, locura y sociedad,  México, Siglo XII, 1978, p. 11.

    Además se había invitado a Roland Laing, que por compromisos previos no pudo aceptar, y también, a Jacques Lacan, del cual Suárez añade lo siguiente: “Después de haber rehusado con distintos pretextos la invitación, cuando finalmente se mostró dispuesto a aceptarla ya era demasiado tarde”. (Ibíd.) Y ese “demasiado tarde” tuvo que ver con la cancelación del segundo programa.

    [15]Por cierto cuando terminé de escribir el primer borrador,  “olvidé” incluir el asunto de Magda, hasta que mi estimado amigo y colega Juan Diego Castillo me lo puso frente a los ojos.

    [16]“Este acuerdo inconsciente sobre el inconsciente se organiza y mantiene en una complementariedad de interés. […]

    [Existen] dos polaridades del pacto denegativo: una organizadora del lazo trans-subjetivo, la otra defensiva. Cada conjunto particular se organiza […] sobre investimentos mutuos, identificaciones comunes, sobre una comunidad de ideales y creencias, sobre un contrato narcisista, sobre modalidades tolerables de realización de deseos [pero también], cada conjunto se organiza sobre una comunidad de renuncias y sacrificios, borramientos, rechazos y represiones [lo cual] crea en dicho conjunto lo no significable, lo no transformable, zonas de silencio, bolsas de intoxicación, espacios basura, líneas de fuga y mantiene al [o los] sujetos ajenos a su propia historia […] Los pactos denegativos están [sostenidos] por un sellamiento de los inconscientes acordados para producirlos”. René Kaës, « Pacte denegatif et alliances inconscientes. Élements de métapsychologye intersubjective », Revista Gruppo, num 8, 1992, p.126. El problema con este sugerente planteamiento, es que en dicha definición se condensan demasiadas cosas que a mi parecer habría que analizar con más cuidado. Me refiero a que no basta que algo esté no explicitado para acudir prontamente al inconsciente. Porque habría que distinguir entre lo impensado, los diferentes planos de lo no dicho, la lógica de la práctica (Bourdieu y De Certeau) y el “poder normativo de lo fáctico” (N. Lechner), antes de utilizar la clásica dicotomía consciente e inconsciente. Esto será cuestión de otro trabajo en preparación.

    [17]Armando era el director de la colección Psicoanálisis y etología, de la Editorial Siglo XXI, después de haberlo sido por un corto tiempo de aquella, auspiciada por el FCE, hasta que el presidente Díaz Ordáz para el que nada de la represión le fue ajena, decretó la salida de Arnaldo Orfila. Es en Siglo XXI, que bajo la supervisión psicoanalítica de Armando Suárez, el poeta Tomás Segovia, inició la traducción de algunos textos escogidos de los Escritos de Lacan.

    [18]Confer. Pierre Bourdieu, Razones Prácticas, Editorial Anagrama, Barcelona, 1997. Sobre todo el capítulo VI “la economía de los bienes simbólicos”.

    [19]Aquellos que pretendían ser analistas y  otros que sólo asistían a algunos seminarios por interés. Además del citado comerciante y su mujer, un arquitecto tomaba los seminarios de Freud y filosofía.

  • Igor A. Caruso: una entrevista autobiográfica y un debate*.

    Igor A. Caruso: una entrevista autobiográfica y un debate*.

     Rodolfo Álvarez del Castillo L.

    “A su vez, nuestras instituciones entre otras cosas, tienden al monoteísmo que se manifiesta en la devoción del fundador, del nombre propio y del tótem doctrinario en turno, para poder sostener la creencia en el inconsciente. Es decir, que no existe trasmisión e institución, sin alguna forma de devoción monoteísta.”
    Fernando M. González (2005)

    Corría el año de 1979, el 20 de enero en la Universidad de Salzburgo se organizó una conferencia con el tema “Homicidios de esquizofrénicos” (Tötungsdelikte Schizophrener) impartida por el Dr. Heinrich Gross (1915- 2005) a invitación del profesor universitario Gerhard Harrer. El hecho suscitó una serie de protestas de parte de los estudiantes encabezados por el Dr. Werner Vogt de la Asociación de Medicina Crítica (Arbeitsgemeinschaft Kritische Medizin), que denunciaba a Gross por su participación activa en las políticas de eutanasia del régimen nazi en la clínica de Spiegelgrund, donde estuvo durante el período de la anexión de Austria involucrado en la muerte de cientos de niños con enfermedades mentales y que había guardado y utilizado “científicamente” los cerebros de las víctimas en su instituto. El Dr. Gross no sólo no había sido enjuiciado por tales crímenes, sino que incluso seguía ejerciendo la psiquiatría y había obtenido de parte del gobierno austriaco la condecoración Cruz de Honor por Ciencia y Arte en 1975, precisamente gracias a las investigaciones realizadas con los cerebros de esas víctimas. Lo anterior conmocionó a la comunidad universitaria al reactualizar los horrores de la guerra y del oscuro periodo nazi en Austria. Al cabo de los años, los hechos de la clínica de Spiegelgrund volverían a causar conmoción, pero esta vez sería en la comunidad de psicoanalistas.

    Dos meses y medio después de las protestas universitarias por la presencia del Dr. Gross  y muy posiblemente motivado por las mismas, Igor Caruso, entonces maestro de la Universidad de Salzburgo, grabó para la radio austriaca una entrevista autobiográfica, misma que fue trasmitida el 4 de abril de 1979. Años después, en 1988, se publicó la parte que reproducimos en este mismo número, en la revista texte. psychoanalyse. ästetik. kulturkritik. del Círculo Vienés de Psicología Profunda (Wiener Arbeitskreis für Tiefenpsychologie). Institución fundada por Caruso en 1947 y que en 1988 cambió su nombre por el de Círculo Vienés de Psicoanálisis (Wiener Arbeitskreis für Psychoanalyse)1. En esa entrevista Caruso declara haber trabajado como psicólogo en la Clínica Psiquiátrica Infantil de Spiegelgrund en Viena en tiempos del Tercer Reich y haber sido testigo de la aplicación de las políticas nazis en el trato a los enfermos mentales. ¿Por qué no hubo una reacción al respecto de parte de los estudiantes de la Universidad que habían participado de las protestas por la presencia de Gross en su Universidad? Karl Fallend, entonces estudiante de psicología escribe:“…el 4 de abril lo hizo públicamente en la radio, pero no lo escuchamos. Nosotros ‘por un lado, protegimos la salud debilitada de Caruso, por otro lado, navegamos bajo su bandera a nuestros intereses y promovimos su glorificación’, analizamos nuestra contribución al mito, leímos y estudiamos mucho: sobre el psicoanálisis y el nazismo, la invasión de la psiquis, y los relatos biográficos de las víctimas.”  “

    El 1 de Octubre de 1979, Caruso se jubila y su trabajo en la universidad se ve amenazado con la extinción ante la salida del único psicoanalista en la Universidad de Salzburgo. Un movimiento de protesta verdaderamente único se opuso a la expulsión del psicoanálisis de la Universidad. “Los estudiantes organizaron a partir de entonces un frente de lucha para pedir que el sucesor de Caruso en la cátedra fuera un psicoanalista fiel a su línea de crítica social. La imaginación, el humor, la creatividad y el tesón de que dieron pruebas estos cientos de alumnos tuvieron a las autoridades universitarias en jaque durante más de tres años: volantes, periódicos, sit-ins, recolección de firmas de intelectuales de varios países… no desestimaron recurso alguno en favor de su causa. Y corrieron riesgos graves: reprobación en las asignaturas, juicios universitarios, procesos por difamación, multas y expulsión de toda universidad en Austria.”(Suárez, A. 1985)

    En el año 2008, se exhibe el filme documental Igor A. Caruso. Erinnnern, wiederholen, durcharbeiten realizado por Michael Kolnberger, en el que se reproduce, justamente para abrir el filme, la entrevista radial autobiográfica y se presentan imágenes de la clínica de Spiegelgrund y del memorial a las víctimas. En ese mismo año se publica un artículo en la revista Zeitschrift für Psychoanalytische Theorie und Praxis (Revista para la Teoría y la Práxis Psicoanalítica), con el título “Warum nicht in Kischniew”? – Zu einen autibiographischen Tondokumenten Igor Carusos (¿”Por qué no en Kischniew”? – Sobre un documento en audio autobiográfico de Igor Caruso) escrito por Eveline List. En el artículo la autora, psicoanalista miembro del Círculo Vienés de Psicoanálisis, denuncia –entre otras cosas– el (supuesto) silencio cómplice de Caruso acerca de su participación en los eventos de asesinatos de niños realizados durante el nazismo en la clínica de Spiegelgrund resultado de la aplicación de las políticas de “eutanasia” del régimen nazi2 –encuadradas bajo el programa denominado “Aktion T43– y que lo implican en la medida que coinciden con su estadía de ocho meses como psicólogo en dicha clínica en 1942. Lo anterior pese a que Caruso había declarado públicamente su participación en Spiegelgrund en varias ocasiones antes de la transmisión de la entrevista radial, por ejemplo en la revista Der Spiegel en 1964, o como fue consignado en el trabajo de Rosa Tanco Duque “El Círculo Vienés de Psicología Profunda” en la Revista Colombiana de Psicología, Vol. 4, No 2 de 1959. Una aparente indiferencia de parte de la comunidad analítica austriaca, en relación al pasado nazi de algunos de sus miembros importantes, al decir de Eveline List, termina por provocar su investigación.

    La publicación del artículo desencadena una importante cantidad de airadas respuestas (cartas a la redacción de la revista, artículos periodísticos, ensayos, etc.) de psicoanalistas posicionándose tanto a favor de la figura y la obra de Caruso como del lado de la crítica realizada por la autora. El lector interesado puede remitirse al sitio de internet Psyalpha Wissensplattform für Psychoanalyse en el que se compilan la mayoría de los trabajos de lo que ahí se denomina “Igor Caruso Debatte”. Debate que implica para el movimiento psicoanalítico austriaco de posguerra un ajuste de cuentas con el pasado oscuro de la época del nazismo y los acomodos posteriores. Austria no realizó un trabajo de depuración de los funcionarios nazis o colaboracionistas como se hizo en Alemania, ya que aquella fue un estado invadido y anexionado y fueron más tolerantes en el trato a los implicados (recuerde la foto de Kurth Waldheim, presidente de Austria y posteriormente secretario general de la ONU, con uniforme de oficial nazi)4. Por esa razón es que por ejemplo, los crímenes de Spiegelgrund fueron reconocidos apenas en fecha reciente5 por el aparato gubernamental, así es que el 27 de enero de 2013, día de remembranza de las víctimas del holocausto, se presenta Spiegelgrund: An Opera de Peter Androsch nada menos que en la Cámara de la Asamblea Federal del Parlamento Austriaco en Viena y en Marzo de este año, el gobierno austriaco reconoce oficialmente a las víctimas de Spiegelgrund y otorga a Friedrich Zawrel, un sobreviviente de Spiegelgrund, la Medalla de Oro al Mérito de la República de Austria.

    Por otra parte, en los reacomodos recientes del mundo analítico Vienés, el Círculo Vienés de Psicoanálisis ha estado promoviendo desde 1997 su afiliación a la Asociación Psicoanalítica Internacional, misma que se concretó en su etapa final también en este año 2013. Este hecho es señalado por Johannes Reichmayr, –psicoanalista, antiguo colaborador de Caruso en su cátedra universitaria y autor de numerosos escritos sobre psicoanálisis, etnopsicoanálisis e historia del psicoanálisis en Austria–, en una carta abierta a la revistaZeitschrift für Psychoanalytische Theorie und Praxis, publicada en su sitio web con el título Furor est Error! Leserbrief zum Artikel von Eveline List über Igor A. Caruso (¡Furor es error! Carta al editor sobre el artículo de Eveline List acerca de Igor Caruso),en la que señala el carácter subjetivo y tendencioso del artículo que tiene más una intensión judicial (en el sentido de buscar culpables, enjuiciarlos y condenarlos) que historiográfica. Cito un fragmento de la carta de Reichmayr:

    “Contribuciones a la historia del psicoanálisis siempre surgen en un contexto particular y más o menos siguen intenciones conscientes. Si coloco el artículo de Eveline List en el contexto político de la Asociación Psicoanalítica Vienesa, me parece que la fecha de aparición de ciertos acontecimientos en la escena se ajustará y por lo tanto será reveladora. Quisiera comentar esta coincidencia con una nota irónica. El número 1-2 del 2008 de la revista Zeitschrift für Psychoanalytisches Theorie und Praxis en la que metafóricamente se utilizó, o mejor dicho, se mal usó “Spiegelgrund” como título de ese número, tenía que aparecer como un foro común, justo a tiempo para la “boda” del “Círculo Vienés de Psicoanálisis (Wiener Arbeitkries für Psychoanalyse)”, con la “Sociedad Psicoanalítica de Viena”, y la apertura de la recién fundada “Academia del Psicoanálisis”. Una buena razón para celebrar, pero no todos pudieron estar allí y la nueva casa tenía que ser limpiada desde cero. También el 100 aniversario de la fundación de la “Sociedad Psicoanalítica de Viena”, cayó en la temporada festiva, y los invitados internacionales asistieron a la ceremonia de la “boda” al mismo tiempo que se celebró la asamblea de la “Federación Europea de Psicoanálisis”  (del 13 a 16 marzo con el tema “La sombra de la herencia”). No se puede escapar a la impresión de que el Círculo Vienés de Psicoanálisis sólo puede conducirse “desnazificado” y con un nuevo socio, para poder encontrar su lugar en las imaginadas salas sagradas del Grupo IPA. Ahora había una oportunidad para exponer la maldad del padre fundador del Círculo como asesino de niños y tratarlo con la fuerza necesaria de los rituales de limpieza auto-impuesta y sacrificios. La cooperación entre Bettina Reiter como redactora de la revista y Eveline List como autora era al menos para la sincronización armoniosa un éxito, pero esto demasiado a expensas del trabajo editorial que había sido amargamente necesario para el artículo de Eveline List. Esto plantea la cuestión de si los cuentos de hadas psicoanalíticos, como el de librar al mundo del mal, son inherentes al contexto político de la Sociedad Psicoanalítica de Viena y si la “Revista para la Teoría y la Praxis Psicoanalítica” proporciona un foro.”

    Así pues, el tono del debate fue siempre apasionado, desarrollado más en un afán descalificatorio de los participantes que de esclarecimiento de la historia. Posiblemente un “exceso de implicación” marcó las posiciones de los actores del debate desarrollando una verdadera “Guerra de las memorias”. Algunos de sus ecos llegan ahora a nuestras tierras. Quedan pendientes la revisión de los argumentos y los elementos utilizados en el desarrollo de los postulados. Una reescritura de la historia del psicoanálisis en la Austria de posguerra, el papel jugado por Caruso en Spiegelgrund en los ocho meses de trabajo hasta su despido por las autoridades, el manejo de la información concerniente al quehacer de los analistas en tiempos del Tercer Reich en Austria, la actitud tibia y de negación de parte de la comunidad analítica ante los indicios de las implicaciones con el pasado de Caruso y las vicisitudes de la fundación del Círculo Vienés de Psicología Profunda, así como las repercusiones de esta información en los Círculos latinoamericanos y cómo impacta en la institución de filiación carusiana la reelaboración del “mito fundacional.”7 Todo lo anterior son temas que demandan un análisis profundo el cual está en proceso de construcción.

    Bibliografía

    Fallend, Karl (2008), “Editorial”, Werkblatt. Psychoanalyse & Gesellschaftskritik, Nr. 60, 1/2008.

    González, M., Fernando (2005) “Contribución al análisis del mito fundacional del Círculo Psicoanalítico Mexicano”, Grupo. Revista de psicoanálisis, Núm. 5-6, abril 2005. UANL.

    Suárez, A. (1985) “Igor A. Caruso, profeta desterrado y mártir de la esperanza” en Ewald H. Engleret y Armando Suárez (Coord.) El psicoanálisis como teoría crítica y la crítica política al psicoanálisis, Siglo XXI eds. México.

    Kolnberger, Michael (2008) “Igor A. Caruso. Erinnern, wiederholen, durcharbeiten” Ein Dokumentarfilm. 97 min. StudioWest, Salzburg.

     


    1 “Fue Freud quien utilizó ya en 1913 en “El múltiple interés por el psicoanálisis” la expresión Tiefenpsychologie, psicología profunda, de lo profundo o de las profundidades, como sinónimo de psicoanálisis. Durante la época nazi, en la que la palabra psicoanálisis estaba prohibida, sirvió para designar todas la corrientes surgidas de Freud y más o menos emparentadas con él: “ortodoxia” freudiana, adleriana, de Schultz Henke, junguiana, etc. Los miembros de la Wiener Psychoanalytische Vereinigung (Sociedad Psicoanalítica de Viena) siguieron utilizándola hasta los años sesenta es sus publicaciones; es curioso que sea en las del Círculo de Viena donde reaparece la palabra psicoanálisis: en Unwertung der Psychoanalyse, de W. Daim (1950) y en Psychoanalyse und Synthese der Existenz, de Caruso (1952), si bien en gran medida como objeto de crítica.” Armando Suárez. “Igor A. Caruso, profeta desterrado y mártir de la esperanza”, en Ewald H. Englert y Armando Suárez (Coord.) El psicoanálisis como teoría crítica y la crítica política al psicoanálisis, Siglo XXI, México, 1985.

    2 El concepto de lebensunwertes Leben (vida indigna de ser vivida) fue la herramienta central de la biopolítica alemana de entreguerras. Las principales leyes eugenésicas del Reich son de las primeras que Hitler ordena promulgar en julio de 1933.

    3 El Aktion T4 (1939-1941) fue un programa, llamado de eutanasia,  []creado y ejecutado bajo la responsabilidad principal de médicos durante el régimen nazi para eliminar a personas señaladas como enfermos incurables, niños con taras hereditarias o adultos improductivos. Se estima que fueron asesinadas sistemáticamente entre 200.000 y 275.000 personas, aunque fuentes más moderadas la sitúan en poco más de 70.000 víctimas. El nombre T4 viene de los cuarteles generales de la organización que ejecutaba estos planes, que estaban situados en Berlín en la Tiergartenstraße 4.

    4 Entre 1945 y 1946, Austria auspició una pequeña cantidad de juicios contra responsables de crímenes contra la humanidad. En esos años de “reconciliación” fue condenado (y ejecutado) el Dr. Ernst Illing, director de la clínica de Spiegelgrund.

    5En mayo de 2002 el gobierno de la ciudad de Viena organizó un acto funerario para dar sepultura a los restos de 600 niños asesinados que aún eran conservados en frascos en el sótano de Am Spiegelgrund.

    7“En este caso entiendo por mito fundacional, una matriz narrativa que condensa al mismo tiempo un ideal, una ejemplaridad, una serie de evitaciones y puntos ciegos así como un conjunto de pactos en general no pensados. Vaya, se trata de una formación contradictoria que intenta conjuntar el ideal, lo silenciado, lo impensado y lo pactado por interpósita narración” (González, F. 2005)

  • Autobiografía radial de Igor Caruso.

    Autobiografía radial de Igor Caruso.

     Igor A. Caruso

     

    “Sabe usted, a menudo me pregunto ¿por qué estoy aquí y no en otro lugar? No en casa o en mi tierra natal, aunque he aceptado a Austria como un segundo hogar con mucha lealtad y afecto. Y si ahora la pregunta es de alguna manera filosófica, no sólo geográficamente: ¿Por qué estoy aquí en verdad? Eso demuestra que cuando se tiene un poco de sensación de alienación no se está en casa en ningún lado, y por otra parte, uno se siente un poco en casa en cualquier lugar. En aquel entonces en Bélgica cuando era un joven estudiante y vivencié las raíces, por así llamarles, de lo que después serían mis experiencias en los países latinoamericanos, en muchos países europeos. Yo he, yo estaba bastante abierto, yo era, bien, no estaba a priori en contra. Fue un poco extraño para mí, porque me he sentido pocas veces perteneciente a algún lugar. Mi pertenencia tuvo que ver con que las condiciones apropiadas se dieran. Que mi familia lo había perdido todo cuando tenía yo cuatro años, es obvio, creo, ya lo he notado, pero durante las circunstancias de la guerra, la revolución y la anexión y situaciones de ese tipo, he perdido mis bienes personales, como mis manuscritos, mis libros, etcétera, los que como estudiante tuve bastante, los he perdido totalmente tres o cuatro veces en mi vida. Una vez lo perdí todo por el GPU (policía secreta de la URSS), otra vez lo perdí todo por la Gestapo, y yo todavía tenía cajas en Lovaina y quise ir después de la segunda guerra mundial, para recoger las cajas, y en lugar del pabellón del Colegio, que fue antes de la Segunda Guerra Mundial, donde viví y donde podía encontrar las cajas, encontré un cráter de bomba. Eso también se había ido. Todo eso me conformó una naturaleza muy cosmopolita y desarraigada. En la psicología, en la pregunta sobre la persona quisiera por decirlo así forzar, lanzar, y he hecho buenos estudios, la universidad de Lovaina es excelente, siempre la puedo recomendar, a pesar de su inclinación católica y esas cosas. Así que hice mi doctorado con una tesis, que entonces era raro, un doctorado era más o menos similar a una cátedra en el Oeste en ese momento, lo hice con una tesis sobre Piaget, el psicólogo famoso que aún vive, lo digo en serio porque es un modelo a seguir muy grande para mí, una autoridad en psicología. Sí, así que he terminado mis estudios allí, y había trabajado en una orientación infantil. Pero la aventura querría por ahora no partir. Por ejemplo he viajado a Estonia, y Estonia era entonces una pequeña república en el mar Finlandia –si no me equivoco– o en el Golfo de Finlandia. Y ahí, en la Segunda Guerra Mundial, me he separado de Bélgica, de mis padres, de mi lugar, de mi trabajo.

    La guerra se había desatado. De alguna manera pasé por alto recoger los papales a tiempo y hacer los demás preparativos, pero Estonia fue anexada por la Unión Soviética durante la noche otra vez. Así que para mí la existencia de la Anexión comenzó de nuevo. Todo el tiempo fui interrogado y cuestionado. Todos los días, un tipo de toma de declaración, todo con fines de saber mi postura ideológica, etc. Entonces tengo, es difícil de creer, ¿no es cierto?, para mí fue una gran aventura y un gran esfuerzo, porque vivía en Bélgica y no tenía entonces ninguna actividad política, y ahora tengo una; tengo convicciones políticas, pero no realizo ninguna actividad, y por.., acerca de Alemania, que hoy ocupa Bélgica, es complicado, así que estoy en (…palabras ininteligibles…) ocupó Estonia. Pero los alemanes entonces, mientras no podía llegar a Bélgica, en la frontera me han hecho pasar dificultades, me dijeron: ‘Sí, espere un momento, ¿está usted seguro, usted, pero todavía no está, por qué viene a la Unión Soviética?’. En ese entonces había, superficialmente, una gran amistad entre Alemania y la Unión Soviética, pero esa amistad era obviamente solo en la apariencia, así que me volví inmediatamente sospechoso, poco fiable, poco seguro políticamente, como se decía entonces. Me pusieron en un campo de concentración, y yo demostré, ¿qué más podía hacer?, mi inocencia.

    Pero no estuve autorizado a ir a Bélgica inmediatamente, tendría que trabajar para los alemanes, que entonces se llamaba ‘Eoro’ (no conozco el término oficial correcto, esta es la designación onomatopéyicamente reproducida; debe ser la abreviación para el servicio de trabajo involuntario, de acuerdo con la Sra. Mendel, Frankfurt, probablemente el RAD, Servicio de Trabajo del Reich1) (PS), yo no lo sé, de todos los países han traído gente joven –y yo tenía en ese entonces, digamos, había cumplido 26 años– han traído a toda la gente joven a Alemania, a mí mismo me llevaron a Alemania. Entonces no se me permitió volver a viajar, gracias a mis familiares, que todavía tenía por todas partes, mi familia se había ramificado bastante, tengo una línea griega, una línea de Rusia, una línea italiana, según se, llegué a Viena en el año 42. Bueno, fui contratado en un alto Departamento en Viena, en Steinhof. En ese hospital infantil, paulatina y rápidamente vislumbré los secretos del Tercer Reich, porque muchos niños fueron asesinados. Así que no lo sabía, yo como psicólogo, políticamente no fiable, extranjero, etc., no me tenían al tanto (eingewehit2), por supuesto. Pero no soy tonto, o no lo era y poco a poco fui aprehendiendo la espantosa realidad. Entones el médico jefe era el Dr. Ernst Illing, de Berlín, creo, el que controlaba todo. Él sería decapitado tras la guerra, de acuerdo con la sentencia de un Tribunal Popular3 austriaco, fue la primera pena de muerte por crímenes de guerra allí. Sí, pero hasta que ejecutaron a mi jefe me di cuenta de que yo seguía siendo visto por él como un personaje poco fiable, indisciplinado, yo no encajaba de alguna manera con los nazi alemanes, me echaron a patadas (hinausgeben) y terminé en el Maria-Theresien Schlössel, un pequeño hospital mental en Viena, en Döbling. Los niños con retraso mental más severo, estaban en Spiegelgrund, que es otro nombre para la misma clínica, Baumgartner Höhe, Steinhof, por lo que este departamento (de niños en Steinhof4) fue llamado am Spiegelgrund. Los que tenían epilepsia, los retrasados mentales fueron asesinados, ¿verdad? Sí se ha hecho. Por supuesto, mucho más sucedió también en Steinhof, se asesinaron adultos, lo que el Tribual austriaco ha evidenciado y lo que no, no lo puedo decir con seguridad. Yo sabía entonces que en el María Teresa Schlössl, en la clínica para adultos, donde yo estaba con el príncipe Auersperg, sí, ahí estaba él también, por ejemplo, una noche nosotros recibimos equivocadamente, me parece, un enfermo con una forma grave de esquizofrenia. Normalmente no teníamos casos de así llamados “locos” en la clínica Maria-Theresien. Esos fueron los casos neurológicos y pocos psiquiátricos. También neurosis, que luego trataba con psicoterapia. Pero hubo uno, que era un error en el envío por así decir, del coche de la ambulancia. Una niña, una joven, una catatónica completamente rígida, y yo traté de encontrar algo que la despertara, que la destrabara. El médico jefe me dijo: Sí, intenta algo, porque de lo contrario, será enviada a Steinhof y probablemente liquidada. Y recuerdo que con los métodos de aquel entonces y con solo hablar mucho menos saldría bien librada. Pero esos son los recuerdos más escalofriantes que se cargan, y, por supuesto, se sabía todo lo que decían ellos, o los que dicen que la gente no sabía – que se sabía todo, se sabía todo.

    En el tiempo de los Nazis los métodos eran, ¡oh Dios!, eran una extraña mezcla. Entonces la psiquiatría clásica alemana era la psiquiatría oficial, y precisamente era el cuidado, la custodia lo único que los enfermos realmente disfrutaban, y aquellos, los que “valían la pena que vivieran” eran, según la terminología de aquel entonces, eran poco a poco liquidados, poco a poco desaparecidos. Se hacía muy poca terapéutica. Tengo mucha suerte, porque pude trabajar en la pequeña clínica Maria-Theresien-Schlössl, ahí pude dar terapia a neuróticos. Aquellos estados de angustia o malestares depresivos, etc., eso con los que cada uno puede vivir, los que se han vuelto crónicos, que la mayor parte de ellos tienen origen en la infancia. Nosotros podíamos tratar con el método analítico, que yo lo tenía que practicar, porque la gente era asignada a nosotros por cuatro, seis y ocho semanas a lo mucho. Era, entonces se entendía en serio que con los enfermos5 no se bromeaba, estaba bastante reglamentado y todo lo que era psíquico era más bien considerado deleznable para los dirigentes. La psicología como tal era buscada sólo como un fortalecimiento o una educación para los superhombres o los arios o alemanes, en cambio los maestros de la psicología clásica como Wundt, Helmholz, etc., lo interpretaban como que todo estaba predeterminado por la disposición natural. Eso significaba para los Nazis, en última instancia: por la raza. También se buscaba en la psicología conseguir alguna forma acuñar la disposición natural del hombre y una reglamentación de la especie, una estabilización de los factores nacionales de la especie. Pero debo decir que, gracias a Dios, los Nazis tenían otras cosas que hacer y la psicología permaneció relativamente tranquila (no lastimada), relativamente, ¿no es cierto? Prescindiendo de los colegas judíos, particularmente la psicología profunda, del psicoanálisis. Serían diezmados, y los colegas judíos de Austria debían, no más que los de Alemania, donde eran menos numerosos que en Austria, salir del país, y dejaron tras de sí un vacío, un hueco, porque los más brillantes intelectuales y los descubrimientos de esos pioneros fueron desaparecidos de la ciencia. Eso no se sabía. Se quemaron los libros, no se podían encontrar en las bibliotecas, etc., y se tuvo que recuperar todo después de la guerra, yo lo hice afanosamente. Entonces fui llamado, poco a poco las relaciones se estabilizaron, solo que era para mí una permanente repetición, que ya había vivido a los cuatro años, aproximadamente tenía en aquel entonces 30 años, a los 31 años lo viví, fui convocado a Innsbruck por el Profesor Urban, entonces director de la clínica psiquiátrica de Innsbruck. (Caruso llegó a Innsbruck en 1946). No digo llamar, porque yo solo era asistente (ayudante de cátedra, pasante). Hoy en día, me gusta mucho Innsbruck, pero no lo sé, no me sentí ahí muy bien así que me regresé a Viena para hacer práctica privada y hacer una formación, una formación psicoanalítica, primero con Aichhorn, luego –Aichorn era de la vieja guardia de los psicoanalistas, después con Freiherrn von Gebsattel (Viktor Emil von Gebbsattel), quién no hace mucho ha muerto con más de 90 años de edad. De Aichhorn aprendí sobre todo el interés y la intuición por la juventud. Aichhorn era un hombre divertido, corpulento, más bien redondo, frecuentemente usaba una boina a la Wagner o de tipo vasco, nunca entendí que tipo de boina era. Un hombre muy pintoresco. Entonces, poco antes de su muerte se puso terriblemente delgado y se le veía muy mal. Él era no solamente un gran psicoanalista, sino un genio, un hombre genial de verdad. Él podía hablar con los jóvenes, pero también con niños, con analizandos, es decir, con los que se analizaban con él, uno encontraba su personalidad completamente, no dominante, sino muy accesible, era muy apreciado. Él era un hombre muy respetado, bondadoso y generoso.

    Justamente en esta Austria, en la que yo, yo, yo veo sus debilidades, sus rasgos a veces cómicos, aun así amo profundamente a esta tierra y a su pueblo. Porque aquí he conocido a mi mujer, durante la guerra.  Él estuvo en un campo de concentración, no porque fuera un opositor al régimen, sino porque era un conocido patriota austriaco. Su apellido era Mayer-Gunthof, mi esposa es Maria Meyer-Gunthof y yo aquí, es decir, en Viena, en Austria, en Viena, donde yo la conocí en 1942, después nos casamos en el 50, después de 8 años, en el 58, nació nuestra primera hija, de nombre Alexandra, ella ya ha viajado conmigo a México, Brasil, etc. Ella quería firmemente estudiar antropología en la Ciudad de México, y mi esposa está también aquí y me ha ayudado mucho con mi manera de vivir, con mi desarraigo. Y no siempre le fue fácil ayudar a este hombre.

    Yo fui convocado siempre en los viajes, los congresos y como profesor invitado en universidades, entonces me di cuenta, había pasado ya mucho tiempo desde la guerra, algunos años desde la guerra, yo, yo no voy a contar de estos años, me los voy a saltar, entonces, he aprendido español, entonces finalmente he podido conocer Brasil, Colombia, México, etc. Yo era profesor, pero no quería abandonar la institucionalización6, quería ejercer mi práctica privada, mi trabajo, mi ejercicio del psicoanálisis, etc., la investigación en el por mí fundado Círculo de Psicología Profunda, que por cierto estaba en camino de convertirse en una Federación, una Federación Internacional representada aquí en Salzburgo y también en cada, en casi cada estado, y en el extranjero, particularmente en América Latina, ya que muchos estudiantes vinieron de allá. Sí, mientras estuve enfermo, por así decir, mientras tuve el ataque de debilidad, recibí una llamada para trabajar en Salzburgo, primero como profesor honorario, era realmente sin compromiso, un lindo título con muchas clases, pero por lo demás sin administración7 y así. Entonces recibí al mismo tiempo una llamada de Berlín, de la Freie Universität (Universidad Libre) y de Salzburgo como profesor de tiempo completo y la venerable señora Ministra Firnberg8 me invitó muy amablemente a eso, me dio la opción de rechazar la llamada de Salzburgo, en parte por mi mala salud y en parte por mi edad, y retirarme a mi práctica privada, en la investigación privada como profesor emérito. Ese es mi inminente futuro. Se llega siempre al descanso. Pero ¿por qué en Salzburgo y no en otro lado? Sí, me gusta mucho Salzburgo. No quiero decirlo fríamente, pero la pregunta filosófica permanece: ¿Por qué en Salzburgo y no en Kischinew, en Luvar o en la Ciudad de México?

    Es para considerarse, obviamente, que detrás del agitado carácter de mi vida hay mucho que no mencioné o que mencioné poco, y le he dejado intranquilo. Esta intranquilidad también me ha impregnado y probablemente se ha quedado en mi forma de ser. Pero debo ser justo, debo ser objetivo, hay aspectos duraderos, incondicionales, como la inclinación por la identidad, autenticidad, de alguna manera siempre actuando y con ello lo hacen también sentimientos verdaderos que me han sido traídos, que espero haber traído a mis amigos, en parte a las mujeres, en parte en el matrimonio. Usted ve, hay cosas estables. También tengo amigos en Austria, a pesar de que ya no más, también vinieron a Austria de niños, pero yo me he hecho verdaderos amigos. No los voy a nombrar, porque –por dios– tengo la sensación de una cierta inseguridad, que eso es simplemente un asunto muy íntimo y privado, porque la vida es colorida, tan llena de contradicciones.

    Sabe usted, es curioso. Le puedo contar sobre mis años de escolar, mis años de secundaria y preparatoria en el internado, y no por qué ocasión me han dicho, porque: una vez un sacerdote discutió9 conmigo sobre un santo que cité, y dije: quisiera llegar a ser un hombre así. Y este padre católico me dijo: ‘No, eso es falso. Usted debe llegar a ser, como usted verdaderamente es. Llegue a ser como su vocación se lo dice, y no como un santo, porque todos los santos han vivido su identidad de acuerdo a otra forma.’ Y ve usted, es curioso que yo me acuerde, que me acuerde bien, lo que el sacerdote me dijo, pero no me acuerdo del nombre del santo, y eso dice mucho, creo yo. Y yo recuerdo que admiré a muchas personas y todavía lo hago, pero realmente no quiero ser como alguien más. Este incidente con el consejero de la iglesia, que no se me ocurrió de entrada, ha permanecido en mi memoria, lo recuerdo de tanto en tanto. Y fue sin querer, que una tarde, mientras se daba una pequeña discusión, mientras teníamos una pequeña charla ese sacerdote belga me dicto un precepto, y verdaderamente busco vivir según él.”

     


    1 El Reichsarbeitsdienst (en español «Servicio Laboral del Reich»), abreviado RAD, fue una institución establecida por la Alemania Nazi con el objetivo de reducir el desempleo, similar a programas de ayuda en otros países. Durante la Segunda Guerra Mundial fue una formación auxiliar que sirvió de apoyo para la Wehrmacht (Ejército Unificado Alemán).

    2 Este verbo quiere decir iniciado, inducido, y la forma en que está utilizado en la frase, eingeweith sein, quiere decir saber el secreto.

    3 Volksgerichtshof (Corte o Tribunal del Pueblo) fue un tribunal establecido por el canciller Adolf Hitler en 1934 y que estuvo en vigencia hasta abril de 1945.

    4 Nota del traductor.

    5 Aquí habla de los enfermos en general, no solo de los enfermos de los nervios. (nota del trad.)

    6 Nota del trad. Caruso usa la expresión “mich reglamentieren lassen”, literalmente es “soltarse de las reglas”.

    7 Nota del trad. La palabra empleada por Caruso es Verwaltung, que significa administración. Supongo que se refiere a que en Salzburgo no tenía injerencia en la administración de sus clases. Que su puesto era meramente didáctico.

    8 Hertha Firnberg fue la primera ministra socialdemocráta de Austria. Fue ministra entre los años de 1970 y 1983.

    9 Nota del trad. El verbo diskutieren, aunque se traduce literalmente como discutir, en alemán no tiene la connotación de enojo o pelea que suele tener en español.

  • Los herederos de Caruso.

    Los herederos de Caruso.

    Reflexiones en un debate acalorado*.

     Karl Fallend

    *Conferencia presentada en el Symposium del 13-14 de noviembre 2009 del Círculo de Trabajo para el Psicoanálisis de Graz. “No olvidemos – el Psicoanálisis” Des/organizados Movimientos de Recordar. Por las estimulantes discusiones agradezco a Gerhard Benetka, Albert Ellensohn, Wolf Friedl, Johanna Gehmacher, Gabriela Hauch, Beate Hofstadler, Werner Kienreich, Andrea Knapp-Lackinger; Anna Koellreuter, Ulrike Körbitz, Fritz Lackinger, Doris Peham, Jutta Zabraha-Rainer, Inghwio aus der Schmitte, Martin Spitzaer, Cornelius Textor und Gerhild Trübswaser.
    Publicada en Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik, Nr.64, Heft 1/27. Jg. 2010. Traducción del alemán: Karin Hintermeier. Traducción de las notas del texto Daniel Álvarez del Castillo.

    Comentario previo 1:El año pasado hubo un temblor en la pequeña comunidad psicoanalítica de Austria. Dos aportaciones en revistas científicas (List 2008; Benetka/Rudolph 2008), un artículo en la revista de noticias profil (Zöchling 2008), en Die Presse (Reiter 2008) y otros medios impresos, así como un programa de radio, informaron acerca de lo que muchos sabían, muchos sospechaban y muchos otros ni sabían ni sospechaban. El profesor Igor Caruso, fundador en 1947 del Círculo Vienés de Psicología Profunda y, por lo tanto, padrino histórico de todos los Círculos en Austria, también catedrático en el Instituto de Psicología de la Universidad de Salzburgo, trabajó en 1942 en el “Kinderfachabteilung” [departamento especializado en niños] Am Spiegelgrund y estuvo, por consiguiente, involucrado en la llamada eutanasia infantil del sistema nacionalsocialista.

    Comentario previo 2:En este momento estamos celebrando muchos aniversarios. Nuestra revista “Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik” cumplió 25 años. Albert Ellensohn y yo como editores actuales, publicamos en ella dos veces al año, junto con el equipo científico de muchos amigos y amigas comprometidos de Austria, Alemania y Suiza, análisis, reportes y ensayos que discuten el psicoanálisis no solo como práctica terapéutica, sino en sus múltiples aplicaciones.

    Hace 25 años nació nuestra revista, aunque con mucha alegría, pero no sin gran esfuerzo. Fue el resultado de una protesta enérgica, que había durado varios años, acerca de la sucesión universitaria del profesor Igor Caruso en Salzburgo. Pero no fue la persona de Caruso que en este entonces se encontraba en el centro de la disputa –una minoría en nuestro grupo institucional lo había conocido personalmente–, sino su Instituto, que para tantos representaba un espacio libre, único e inspirador para la discusión. Ahí todo se centraba en una concepción crítica socio-histórica del pensamiento y de la investigación psicoanalítica.

    Cuando inicié mis estudios en Salzburgo en verano de 1979, eso fue para mí un contraste total a los años anteriores. Después de una formación forzada de maestro de secundaria con un profesor de música fascistoide, quien por años me amargó las notas, me hizo bien encontrar estudiantes seguros de sí mismos y críticos, capaces de formular sus intereses con vehemencia, fue toda una experiencia nueva encontrar docentes capaces de definir la mezcla de curiosidad, lectura y discusión como trabajo placentero.

    Fueron ante todos Ewald Englert, quien enseñaba, entre el humo de nuestros cigarros forjados a mano, la psicología social analítica; el fanático del jazz Ernest Borneman, con quien leíamos y discutíamos con toda regularidad y en orden cronológico la obra completa de Freud; Axel Krefting, quien nos acercó en sus seminarios de casuística el psicoanálisis como terapia; Josef Shaked, quien con sus relatos tranquilos e interesantes a varios nos atrajo a la Uni hasta los sábados; Wolf Friedl, quien con sus ideas inagotables siempre abría nuevos campos de práctica, y siempre en la periferia, y al mismo tiempo en el centro: Johannes Reichmayr, quien no solo a mí me sembró el entusiasmo por la historia del psicoanálisis, ancló el etnopsicoanálisis en la universidad y nos abrió a los estudiantes contactos internacionales.

    Fue idea suya pedirles a psicoanalistas y científicos sociales de muchos países que escribieran trabajos de solidaridad, los cuales publicamos en una antología con directiva cuasi programática bajo el título “Jenseits der Couch. Psychoanalyse und Sozialkritik” [Más allá del diván. Psicoanálisis y crítica social] y de la cual se vendieron más de 5,000 ejemplares.

    Para mí, y creo que también para muchos otros, los autores de este volumen también eran aquellos teóricos que seguíamos y que marcaron el trabajo futuro y siguen haciéndolo: Helmut Dahmer, Georges Devereux, Mario Erdheim, Wilfried Gottschalch, Klaus Horn, Marie Langer, Alfred Lorenzer, Emilio Modena, Paul Parin, para solo mencionar algunos. Los escritos de Caruso, en cambio, casi no ganaron importancia. Porque no ellos, sino él tuvo importancia para nosotros. Mientras que Caruso era para muchos estudiantes mayores un “amo espiritual” (Aigner 2008) [trad. K.M.H.], para los más jóvenes –especialmente para mí– su nombre era sinónimo del Instituto de espíritu libre que él había creado y que necesitábamos para desarrollar y aguzar la crítica científica y la autocrítica. Y nosotros lo necesitábamos a él. Con “nosotros” me refiero al Grupo Institucional Psicología (Institutsgruppe Psychologie), un grupito desorganizado de estudiantes de izquierda de diferentes matices, que después de la jubilación de Caruso en 1979 y su muerte en 1981 lucharon por la continuidad de este instituto. “La leyenda de que Caruso mediante la discusión con estudiantes de izquierda de toda Austria llegó a convertirse de un analista clerical en marxista” (Institutsgruppe 1984, p.287) [trad. K.M.H.] nos convino mucho. Sirviendo a la agitación política, tratábamos de dibujar una imagen de Caruso liberada de contradicciones, “que en el transcurso de la controversia llegó a tener, sobre todo hacia fuera, cada vez más el carácter de un mito positivo” (ibíd.) [trad. K.M.H.]. Teníamos suficientes adversarios, y así el grupo se unió en su interior y actuó siguiendo reglas de juego para evitar conflictos, las cuales limitaban el espacio para pensar y actuar –también por miedo de poner en peligro el grupo (cf. ibíd. p.289). “Sin embargo, la mezcla imaginada del grupo institucional con Caruso la cual nos unía para la ‘lucha por conservar el psicoanálisis sociocrítico de Caruso en la patria de Sigmund Freud’ y que era un motor de nuestra presentación a menudo espectacular en público, se transformó en el transcurso del tiempo en una prohibición del pensar” (ibíd. p.288) [trad. K.M.H.]. Navegábamos “por nuestro beneficio bajo su bandera y promovíamos su glorificación. Así Caruso se convirtió en eslabón conector entre los diferentes estudiantes: En su nombre debían llegar a acuerdos y defender juntos sus intereses” (ibíd. p.291) [trad. K.M.H.]. Y “cuánto más lo necesitábamos para enfrentar la amenaza exterior de los juicios, con tanta más comprensión lo tratábamos a él. Pero no éramos los socios cercanos como los que nos gustaba tanto imaginarnos. (…) Primero había que esforzarse para disolver esta mezcla con Igor Caruso” (ibíd. p.292) [trad. K.M.H.].

    Estas consideraciones no son nuevas, sino que las discutimos colectivamente hace 26 años y las publicamos mediante la pluma de Jutta Rainer y Gertraud Migsch en nuestra colección  “Jenseits der Couch” [Más allá del diván] (1984). El análisis de entonces no necesita ser corregido, solo completado por la observación, con cuánta tenacidad persisten el propio aporte a la formación del mito y varias prohibiciones de pensar a pesar del intento de tratamiento analítico, aunque sí logramos –en mi opinión– desprender esta mezcla y encontrar nuestros propios caminos constructivos, quedando siempre clara la referencia histórica al Instituto de Caruso.

    La batalla en la universidad estaba perdida y, por lo tanto, fundamos nuestra propia universidad, la “Werkstatt für Gesellschafts- und Psychoanalyse“ [Taller de Socio- y Psicoanálisis] con sus propios espacios, conferencias y seminarios[2]. Creamos una biblioteca especializada en psicoanálisis, que ha crecido para ser la segunda más grande del país y se encuentra en las instalaciones de la Unidad de Orientación Sexual de Salzburgo, que también tiene su origen en el Taller. Fueron fuertes las discusiones acerca de una formación psicoanalítica auto-autorizada, fue grande la alegría de tener en manos dos veces al año un producto material de nuestro trabajo, es decir nuestra revista.

    Y además, pero sin carecer de importancia, practicamos varias veces el arte del humorismo para atraer la atención en nuestros trabajos; viajamos por el país como circo científico, por último bajo el título:

    “Jenseits der Couch. Das Werkblatt als Klangwolke. Caruso’s Erben® GesmbH & Co. KG gibt Erklärungen zu Ort & Zeit“[Más allá del diván. La Werkblatt como nube sonora. Los herederos de Caruso® S. de R.L. explica lugar & tiempo]

    No todos comprendieron el humor rebelde. No había que esperar mucho tiempo a que llegara la protesta, porque la herencia quería ser compartida. Solo que en otros lugares no se percibía mucho de producción científica, sino más bien la administración de un aparato de formación poco atractivo para nosotros. Realmente nos sentíamos herederos, en la riqueza de facetas de nuestros esfuerzos y producciones científicas acerca del psicoanálisis como seguimiento de la tradición del Instituto descrito más arriba. Un poco de prosopopeya. Es cierto. Pero no sin fundación.

    Ahora se amplió la herencia sentida. Con las dos publicaciones de Eveline List así como de Gerhard Benetka y Clarissa Rudolph el año pasado, la comunidad psicoanalítica de toda Austria experimentó una excitación que parece única en la Segunda República. De Innsbruck, Salzburgo, Graz, Linz hasta Viena se llevaron a cabo múltiples conferencias y círculos de discusión privados y públicos.

    Con nuevas fuentes bibliográficas se comprobaba ahora cuánto se había acercado Igor Caruso en 1942 a la criminal eutanasia infantil mediante su ocupación como perito en Am Spiegelgrund.

    Eveline List aprovecha la oportunidad para un ajuste de cuentas general con la persona de Caruso; su publicación causó un torrente de cartas indignadas al editor. Se pronunció mucha crítica fundada (sobre todo Johannes Reichmayr (2008) y Ernst Falzeder (2009)); pero en el centro estaba casi siempre la autora, quedando casi sin comentarios su material histórico.

    Laaportación de Gerhard Benetka y Clarissa Rudolph en Werkblatt trata sobre todo del significado contextual de los peritajes psicológicos y los procesos de decisión en am Spiegelgrund. Causó tan poco ruido que llama la atención.

    Sí hubo elogios y palabras de reconocimiento por el tratamiento histórico, pero también nos llegó una crítica irritante –porque no estoy seguro si esta crítica se dirigía a Benetka/Rudolph, a mí, a nosotros como editores o tal vez a nuestro colectivo imaginado en el pasado o en el presente.

    La crítica se resume en lo siguiente: después de la idealización ilimitada de antes, emprendemos ahora eufóricamente el parricidio; a pesar de que o porque no lo conocíamos, ahora llevamos a cabo la tribunalización de un padre decepcionante y damos una pieza de contemplación vanidosa de la historia del psicoanálisis.

    Sumándolo todo, era mayor la indignación por los mensajeros de las malas noticias que la discusión detallada sobre cómo tratarlas.

    Representa una excepción la posición de Christian Schacht (2008), quien no se unió a la indignación exclusiva, sino que formula una autorreflexión crítica y una reflexión sobre la polémica hasta la fecha y, aparte de criticar, también es capaz de reconocer el valor del respectivo trabajo histórico. Formula su desconfianza frente a las posiciones demasiado claras y echa de menos la articulación de afectos en el debate. Tristeza, decepción, ira, malestar, desconfianza, pero también agradecimiento, respeto y admiración –estos son los que nombra Christian Schacht como sus acompañantes en la disputa, y creo que muchos sienten igual.

    Pero ¿no es posible también que estos nombres del lenguaje cotidiano sean incapaces de expresar las emociones reales y que por eso se produce un mutismo público, porque se llega a los límites de la empatía? ¿Porque el intento de comprensión, un querer entender, se acerca tan sospechosamente a la excusa?

    ¿Cómo compenetrarse con un sistema cerrado de propaganda y supresión que durante años fue fomentado por tambores monótonos? ¿Qué se siente confrontado con el antisemitismo mortal, el ‘odio de razas’, la matanza industrial de masas, el infanticidio, sobre todo, cuando los culpables, los involucrados, el alrededor y las víctimas de repente tienen un nombre y una cara? ¿Y, sobre todo, cuando de repente se produce una referencia personal?

    Christian Schneider et al. lo ponen en claro: “Quien se acerca a la historia del nacionalsocialismo mediante la investigación biográfica, se encontrará, sea lo que sea su punto de interés, en una especie de cercanía familiar a la inhumanidad” (Schneider/Stillke/Leineweber 1996, p.10) [trad. K.M.H.]. ¿Cuáles afectos acompañan a la disputa cuando uno tiene que darse cuenta de que la ‘inhumanidad’ llega a ser ‘humana’ y hasta ‘familiar’?

    Christian Schacht cita en su artículo el correo electrónico de un colega desesperado que trataba de impedir un programa de radio sobre Igor Caruso y su actividad en am Spiegelgrund, porque el daño que se haría sería irreparable. Y el colega siguió escribiendo: “No será suficiente la corrección en la página web de los círculos que nombran a Igor Caruso como su fundador. A este punto, solo se recomienda la autodisolución de las asociaciones fundadas por Igor, sea cual sea la identidad que intentarán darse después de fundarse nuevamente” (Schacht 2008, E47; cursivas del Schacht) [trad. K.M.H.]. Christian Schacht se mostró comprensivo con el colega inquieto, pero no con la consecuencia propuesta.

    Tuve que releer muchas veces este párrafo, y siempre me enredaba en el concepto de la “autodisolución” (Selbstauflösung). Se me ocurrió “disolverse en el aire –en nada”, o “auto-disolución, disolución del sí-mismo”. ¿Acaso no se formula aquí aquella extrañada descripción adecuada de afectos en los cuales también se basa la controversia actual? El deseo de deshacer lo hecho, de desrealizar, de retirar, de deshistorizarse porque la controversia es capaz de alcanzar dimensiones psíquicas existenciales –es decir las de la identidad psicoanalítica. En todo el alrededor se perciben los límites de la comunicación y de la expresión lingüística, que también me están acompañando tenazmente al escribir este trabajo.

    En este sentido muchos de nosotros somos de alguna forma los ‘herederos de Caruso’ que, sin importar qué tanto cada uno lo conocía personalmente, están en relación con Igor Caruso, se han referido a él, como estudiantes o miembros de los Círculos. Como sea.

    Justamente en la adquisición de una identidad psicoanalítica, en su fragilidad siempre acompañada por dudas de sí mismo, la necesidad es grande de buscar agarraderas históricas. Madres y padres protectores, saciando un hambre de identificación no solo reconocible en el movimiento de protesta del 68, sino que, debido al proceso regresivo de la experiencia del diván, parece inmanente en el psicoanálisis. Y sobre todo en Austria con su pasado nacionalsocialista, donde nació, pero también fue expulsado y destruido el psicoanálisis, parece grande la tentación de recubrir las relaciones históricas con los propios padres y abuelos por la identificación contraria (cf. Lohl 2009, p.134).

    ¿Dónde más existen clanes científicos tan marcados, que están compitiendo el uno con el otro y a menudo ya no hablan el mismo idioma? Freudianos, kleinianos, lacanianos, kohutianos, reichianos, etc. ¿Dónde más una genealogía (Falzeder 1995), que Balint llamó “sucesión apostólica” (citado en ibíd., p.37) [trad. K.M.H.], desempeña un papel tan grande?

    El “árbol genealógico”, con su origen hasta Freud, pintado en la pared de los nuevos espacios de la Asociación Psicoanalítica de Viena no carece de cierta connotación orgullosa con la alusión escondida: ¿cuál sería el grafito que se podría pintar en la pared del Círculo vecino?

    Tal vez es la amenaza percibida a la identidad psicoanalítica, la situación formulada de manera amenazante de la “autodisolución” que hace hablar a Christian Schacht de un “reflejo de protección a Caruso” (Schacht 2008, p. E47) [trad. K.M.H.] en el debate actual, y lo que me da la impresión de que varias contribuciones en esta discusión parecen más bien “auto-defensa” que esfuerzo de ganar entendimiento. A lo mejor también es una explicación de por qué el debate se queda paralizado tantas veces en una dicotomización de amigo-enemigo, bien-mal, inocente-culpable y lleva con la necesidad exclamada de “hechos” a un malentendido, lo que señalaron Benetka/Rudolph (2009). La superación histórica no es un proceso jurídico que exige sentencia o condena.

    Igual que una verdad biográfica, tampoco es posible la verdad histórica. En el estudio de la historia se trata de probabilidades, de reconstrucciones y de cuán comprensibles se justifican estas reconstrucciones, pero también de márgenes de interpretación, del soportar preguntas abiertas y sobre todo también de preguntas formuladas en primera persona: “¿Qué hace la historia conmigo?” “¿Cómo la trato yo y qué puedo aprender yo de ella?” o “¿Qué hubiera hecho yo?” (cf. Reemtsma 2001).

    No son preguntas fáciles, sobre todo porque las respuestas pueden resultar desilusionantes o hasta dolorosas. De todos modos, para mí la controversia actual es un ejemplo de lo que Freud probablemente haya entendido por inhibición del pensar por lealtad política, la que significativamente deriva de la inhibición religiosa del pensar (cf. Freud 1979b, p.47). O sea una inhibición individual y colectiva del pensamiento en la historiografía profesional del psicoanálisis, la cual sigue el principio del placer y nutre ilusiones que, según Freud, “se nos recomiendan porque ahorran sentimientos de displacer y, en lugar de estos, nos permiten gozar de satisfacciones. Entonces, tenemos que” –sigue Freud y nos lleva al centro de la discusión actual, “aceptar sin queja que alguna vez choquen con un fragmento de la realidad y se hagan pedazos” (Freud 1979a, p.282). A lo mejor es por el montón de pedazos multiforme de ilusiones chocadas que se dificulta formular los afectos.

    También es, probablemente, una herencia del trabajo de Caruso que Salzburgo se convirtió en un centro de la historiografía del psicoanálisis. A partir de los trabajos determinantes de Wolfgang Huber y Johannes Reichmayr siguió una serie única de tesis doctorales y publicaciones acerca de la historia del psicoanálisis, su institucionalización, persecución y expulsión, o trabajos biográficos sobre Alfred Adler, August Aichhorn, Michael Balint, Siegfried Bernfeld, Rudolf Ekstein, Otto Fenichel, Wilhelm Reich –para mencionar algunos.

    También el primer número de Werkblatt, de otoño de 1984, fue dedicado especialmente a la historia del psicoanálisis.

    En 1986, Werner Kienreich y yo trajimos a Salzburgo la exposición “Hier geht das Leben auf eine sehr merkwürdige Weise weiter…“ [Aquí la vida sigue de una manera muy peculiar…] (Brecht et al. 1985), que había sido planeada con motivo del congreso de la API en Hamburgo[3] y cuyo contenido era la historia del psicoanálisis durante el nacionalsocialismo. Para eso, organizamos una serie de conferencias y diseñamos un espacio especial para describir también la historia del psicoanálisis en Salzburgo, incluyendo los procesos acerca de la sucesión de Caruso (Fallend/Kienreich 1986). Ya no sabemos de dónde apareció de repente la copia de una carta de Caruso, con sello de cruz gamada, según el débil recuerdo una solicitud de admisión al Instituto Göring; lo que sí recordamos es que expusimos esta carta, y también, que varias veces fue arrancada de la pared y se nos insultó. Nos pareció interesante –nada más.

    Mucho más interesante fue nuestro simposio “Der Einmarsch in die Psyche. Psychoanalyse, Psychologie und Psychiatrie im Nationalsozialismus und die Folgen” [La ocupación de la psique. Psicoanálisis, psicología y psiquiatría en el nacionalsocialismo y las consecuencias] (Fallend/Handlbauer/Kienreich 1989)[4], que organizamos en Salzburgo en 1988, en relación con el congreso grande sobre la investigación del exilio “Vertriebene Vernunft” [Razón expulsada][5]. En el sentido psicoanalítico de la posterioridad, el programa de ese entonces recibe un contenido de sentido, como si nos hubiéramos acercado inconscientemente desde muchos lados al secreto familiar del psicoanálisis, sin tocarlo.

    Escuchábamos ponencias y discutíamos de Waldheim, la expulsión del psicoanálisis, August Aichhorn en la Viena nacionalsocialista, el psicoanálisis institucionalizado apolíticamente, la psicología y el psicoanálisis académicos durante el “Tercer Reich”, hasta de la historia de la eutanasia; incluso invitamos a Werner Vogt para hablar entre otros temas acerca de Heinrich Gross y la matanza organizada en am Spiegelgrund. Ninguna palabra –por lo menos según yo recuerde– sobre Igor Caruso.

    Lo contrario pasó en Viena, casi al mismo tiempo, cuando Walter Parth (1988) dio en el Círculo Psicoanalítico una ponencia acerca de la historia ideal del “Círculo Vienés de Psicología Profunda” y recibió fuertes protestas por haber expuesto claramente a Caruso y las raíces del Círculo en el nacionalsocialismo. De manera extraña, esta agitación pasó por nosotros sin tocarnos. Es más: tampoco nos dimos cuenta colectivamente cuando se publicaron la ponencia y la enérgica crítica, y cuando se imprimió la entrevista radiofónica de Igor Caruso en la revista texte.

    Y es exactamente ahí donde se muestra un fenómeno interesante: ¿Cómo fue posible que a pesar de tanta reflexión, discusión y publicación colectivas persistiera un conocimiento tan diferente sobre Caruso durante el nacionalsocialismo? Yo mismo me topé, según recuerdo, a principios de los años 90 con la mencionada publicación, busqué, irritado, una corta conversación con compañeros mayores que parecían estar informados y dejé de ocuparme con el tema, pensando que era el último eslabón en el flujo de información. Pero no fue así. Cuando ahora estuve de viaje para visitar a ex-compañeros de estudios, me enteré de que algunos apenas lo supieron en abril de 2008, mediante el artículo de Christa Zöchling en la revista profil, y así todos nos quedamos asombrados frente al misterio de que, fuimos nosotros mismos los que en 1984 anotamos en nuestra antología “Más allá del diván” en memoria de Igor Caruso: “A partir de 1942 psicólogo en el departamento psiquiátrico infantil Spiegelgrund en Viena” (Institutsgruppe Psychologie der Universität Salzburg (coord.) 1984, p.9) [trad. K.M.H.]. Pero sin seguir reflexionándolo.

    Así se tendrá que seguir –con diferencias individuales– las palabras que Freud escogió en su escrito “Recordar, repetir y reelaborar” (1914) para describir la forma de defensa del “bloqueo”. Una manera, a menudo no vista, de neutralizar el recuerdo: “En verdad lo he sabido siempre, sólo que no me pasaba por la cabeza” (Freud 1980, p.150).

    O como lo profundizó Mario Erdheim: “Al no pensar lo sabido, lo bloqueamos del flujo de la vida. Quien renuncia a pensar ya puede, por lo tanto, ahorrarse el olvidar. Dos pájaros de un tiro: el esfuerzo del pensar se puede evitar tanto como la energía psíquica del olvidar respectivamente del reprimir” (Erdheim 1990, p.114) [trad. K.M.H.].

    Lo que aquí parece estar formulado con tanta ligereza, sí es una de las experiencias ofensivas y al mismo tiempo instructiva del debate actual. Consiste en que yo como profesional de la confrontación con la historia, que nosotros como profesionales del trabajo de recordar, quienes, leídos y capacitados analítica y científicamente, siempre tenemos que ver con el recordar, el olvidar, con situaciones conflictivas de la historia biográfica y colectiva, nos vemos confrontados con unos límites tan estrechos y subjetivos de la reflexión analítica. Y eso me advierte que sea modesto, prudente y escéptico frente a los que usan tan frecuentemente la “porra moral” para exigir de otros un recordar, repetir y reelaborar, fallando al mismo tiempo ellos mismos en el diálogo necesario. Donde sea.

    En relación a la disputa actual, me he quedado reflexionando mucho acerca de una fenomenología del hablar, del callar y del ocultar, y también del escuchar. ¿Cómo habla el uno con el otro? ¿Cómo las personas callan, ocultan, escuchan juntas?

    El punto de partida de mis reflexiones fue el reproche repetido de que Igor Caruso no haya ‘hablado’, que haya ‘callado durante décadas’ y nunca haya “criticado o puesto en tela de juicio su actividad de perito”.[6] Un reproche que al principio, aunque de manera muy ambivalente, iba a seguir. Se trata sobre todo del programa de radio autobiográfico que se emitió en abril de 1979 y en julio de 1981 y en el cual Igor Caruso mencionó su trabajo en am Spiegelgrund.

    En nuestro grupo de trabajo psicoanalítico[7] puse a discusión no hace mucho tiempo el programa radiofónico así como cuestiones del hablar, callar y ocultar; se me quedó grabado el preciso y, de manera refrescante, distanciado comentario de mi amigo analista suizo: Que no entendía el reproche –¡porque Caruso sí habló! De repente se me ocurrió, de manera igual de precisa: “Sí, pero ¿quién lo escuchó?” Yo mismo y –por lo que veo– ninguno de mis compañeros de estudios habían escuchado en ese entonces los programas de radio, y hasta la fecha no he encontrado a nadie quien haya sabido en aquella época de los relatos de Caruso. Entonces tampoco sé si existe alguien quien haya tratado de hablar con Igor Caruso después de la emisión[8].

    En este sentido me pareció notable la carta al editor que escribió uno de mis antiguos maestros, Jochen Sauer, en la cual respondió a Eveline List indicando que Caruso “ya en el año 1972 habló de manera pública y autocrítica acerca de su papel en am Spiegelgrund, en un seminario de la universidad de Salzburgo (y ante suficientes testigos)” (Sauer 2008, E34) [trad. K.M.H.].

    Pero ¿por qué él y los suficientes testigos nunca nos contaron de eso durante todos estos años de controversia por la sucesión de Caruso? ¿Sí lo escucharon a Caruso en este seminario?, ¿O acaso la polémica nunca salió del aula, siendo demasiado amenazadora?

    “¿Ahora me quiere fusilar?” – “¿Quiere que me mate de un tiro?” – Estos son los dos rumores de recuerdo sobre la reacción de Caruso en ese seminario que me llegaron el año pasado.

    Les incumbe a los testigos directos la publicación de sus recuerdos de este seminario seguramente memorable. Mientras tanto, para mí son suficientes como punta del iceberg de los recuerdos transmitidos que dan más la impresión de una confrontación de tribunal que de una conversación empática. En todo caso sigue siendo notable cuánto difería el nivel de conocimiento de la historia de Caruso, bajo el mismo techo del Instituto de Psicología de Salzburgo, sin que hubiera intercambio alguno.

    Así me quedé muy asombrado cuando un compañero de estudios mayor me informó hace solo poco tiempo que, con la polémica actual, recordó el siguiente suceso: Su visita a Caruso enfermo, poco antes de que este falleciera. Un paseo, durante el cual Igor Caruso quería hablar con él de su tiempo en am Spiegelgrund. Y como si los hombros sobre los que se iba a poner el peso, estuvieran demasiado pequeños, mi compañero no resistió la situación. Él o Caruso cambiaron el tema. Un cambio de tema que se mantuvo por 28 años.

    Una entre muchas variantes del diálogo intergeneracional, y queda la pregunta: ¿Qué sería si…? Una pregunta que se planteó por ejemplo la directora cinematográfica Kitty Kino a mediados de los años noventa. ¿Qué sería si de repente alguien dijera “Yo fui –yo lo hice”? ¿Cuál sería la reacción? En su película “Das Geständnis” [La confesión][9] (1996), un famoso cirujano pediatra decide, con motivo de una ceremonia de entrega de premios, dar a conocer su verdadera identidad y confiesa sin piedad su complicidad como médico en el programa de eutanasia de los nacionalsocialistas. En vano, su esposa, su hijo y su amigo tratan de impedirlo. Y el público se aparta, horrorizado. La familia se rompe. Nadie siente alivio. Solo él –al parecer.

    Entonces ¿qué sería si…? Respectivamente ¿cuándo? Y ¿cómo? Y ¿con quién? Preguntas de las que probablemente se ocuparon muchos de los contemporáneos afectados de aquella época. Pero no vamos a poder ver estas reflexiones porque, con muy pocas excepciones, el diálogo, que apenas hoy a menudo se desea, ya no es posible. La mayoría de los protagonistas de entonces están enterrados, y con ellos sus recuerdos, sus mundos emocionales, cómo enfrentaron su pasado. No hay diarios, apenas existen apuntes autobiográficos que nos revelen qué uso hacían los psicoanalistas de su instrumental para llevar una historia cargada individual y colectivamente a un discurso intergeneracional constructivo.

    Sin embargo quiero mencionar una excepción[10]. Una autobiografía que no encontró editor, respectivamente no debió encontrarlo por consejo de familia y amigos. Delgada, de 112 páginas, pero de las cuales un tercio se dedica exclusivamente a la época nacionalsocialista y su superación. Al principio iba a tener el título “Rückblick auf ein Doppelleben” [Mirada retrospectiva hacia una doble vida][11], estando separadas estas dos vidas por el nacionalsocialismo, pero finalmente se tituló “Zwischen Scham und Erfolg” [Entre vergüenza y éxito].

    El autor era psicoanalista y médico, e inmediatamente después de sus estudios en Viena trabajó desde marzo hasta agosto de 1940 –o sea dos años antes que Caruso– en la institución Steinhof. Ahí percibió, según escribe, una atmósfera extraña, deprimida, y se dio cuenta del inicio de la eutanasia[12]. Décadas después asegura “haber tenido suerte y que no estaba seguro de cómo habría actuado si se le hubiera involucrado en el asunto ‘Spiegelgrund’ con el profesor Gross” (Hauer 2000, p.17) [trad. K.M.H.].

    En 1947 se hizo miembro del Círculo Vienés, a partir de 1950 fue miembro de la Asociación Psicoanalítica de Viena. Fue nacionalsocialista entusiasta y miembro de la agrupación ilegal SA, de lo cual a más tardar después de 1945 se lamentó y hasta su muerte. Es más: torturado hasta su muerte por sentimientos de culpa, no encontró para él y su entorno la manera de integrar su historia.

    Fue Hans Strotzka (1917-1994), quien intentó en sus últimos años de vida reflexionar su tratamiento del pasado nacionalsocialista, o, como lo formuló él, “reflexionar acerca de cómo un acontecimiento muy complejo se muestra dentro de y en un individuo” (citado en Hauer 2000, p.252) [trad. K.M.H.].

    Nadine Hauer (2000) publicó en su biografía de Strotzka muchas partes de esta autobiografía y nos permite ver este proceso de reflexión que –coincido con la autora– “representaba de manera muy especial el típico dilema de su generación en Austria” (ibíd., p.286) [trad. K.M.H.].

    También su hijo, Heinz Strotzka, le aconsejó que no publicara la autobiografía.

    Hans Strotzka escribió: “Mi hijo, un historiador, me dijo: ‘Te creo porque eres mi padre, pero nadie más te va a creer que un hombre joven e inteligente antes de 1945 no sabía nada del socialismo democrático y que las atrocidades del nacionalsocialismo contra los judíos solo se percibían marginalmente.’” ¿Tenía razón el hijo?

    Strotzka sigue: “Para mí también es difícil aceptar este fenómeno de represión y negación. En todo caso no es compatible con mi imagen propia” (ibíd. p.261) [trad. K.M.H.].

    No es posible formular la ofensa con más claridad. Strotzka mira fijamente en la pregunta ‘¿Cómo fue posible que yo…? –y en su alter ego joven como en un objeto ajeno que, al parecer, se le iba descontrolando cada vez más. Entonces la confrontación no debía llegar al público, pero el público exigía la confrontación. Sobre todo cuando se estaba discutiendo el asunto Waldheim, no era posible escaparse de un procesamiento del pasado. Naturalmente tampoco Hans Strotzka:

    “Una tarde de sábado calurosa en julio de 1987. Mi esposa y yo estamos tomando café con el matrimonio Spiel[13] en el jardín de nuestra pequeña casa campestre, platicando de todo. Inevitablemente la conversación llega, a causa de la problemática con el presidente Waldheim, al tema de la llamada superación del pasado. Estamos de acuerdo que nos encontramos confrontados con una extraña paradoja. De un lado, se nos exige (de parte del público y de la generación joven) la ‘verdad’ y la publicación de todos nuestros hechos. Sin embargo, cuando lo intentamos con los hijos, nietos, amigos y compañeros de trabajo, se muestra que todos solo buscan una confirmación del simple cliché: el reprimir y el olvidar es malo, los nazis todos eran criminales, todos los antifascistas son buenos. Si alguien trata de diferenciar estas oraciones, practica literatura de justificación, y eso es embarazoso” (citado en Hauer 2000, p.251 y sig.) [trad. K.M.H.].

    Hans Strotzka optó por lo embarazoso, habló, se disculpó por su descarrío juvenil y encontró de un lado comprensión y simpatía, del otro incomprensión. Para muchos era demasiado, y demasiado poco creíble. Su esposa le aconsejó que lo dejara de hacer, había colegas que se sentían incómodos, sobre todo porque favorecía a los judíos (cf. Hauer 2000, p.88 y sig.), y su alumno Günther Pernhaupt opinó: “Volvía a abordar el tema una y otra vez con diferentes personas porque quería la absolución” (ibíd. p.223) [trad. K.M.H.].

    Al parecer Strotzka estaba buscando con su entorno una paz interior que este de ninguna manera le pudo dar, y tampoco él mismo era capaz de dársela. De tal manera el hecho de hablar no llega a ser un diálogo abierto y constructivo, sino un monólogo que sigue principalmente las propias necesidades, junto con una atmósfera constante de desconfianza que, a su vez, hace enmudecer. Siempre estaba avergonzado, así escribió Strotzka, “que con nadie se sabía: ‘¿sabe algo?’, ‘¿qué sabe?’ y ‘¿cómo se lo comunicaron?’ (…) Este tipo de doble vida significaba siempre estar en guardia, lo que a uno por supuesto siempre se le olvida” (ibíd. p. 85) [trad. K.M.H.].

    ¿Y en su propio análisis? ¿Ahí también estaba en guardia? ¿Ahí también buscaba la absolución?

    Hans Strotzka realizó su análisis didáctico de 1950 a 1954 con Alfred Freiherr von Winterstein. Aquel psicoanalista quien solo con August Aichhorn se esforzó de sobrevivir en la Viena nacionalsocialista y se mantuvo vivo, en emigración interior, trabajando en un libro sobre Adalbert Stifter. No se sabe si Winterstein cinco años después de la liberación ya estaba libre para el trabajo analítico, si en la Austria ocupada la atención tal vez no era flotante, sino más bien penetrada por el doloroso pasado reciente, de miedo, vergüenza o culpa.

    Strotzka no habla mucho de su análisis, pero lo poco que dice es significativo, cuando escribe que Winterstein era “demasiado noble e indulgente” y que por lo tanto “lo usaba sobre todo como supervisor para mis psicoterapias, pero eso tampoco estaba mal” (citado en Hauer 2000, p.72) [trad. K.M.H.].

    El análisis de Strotzka fue, probablemente, uno de aquellos –como escriben Brainin, Ligeti y Teicher– “análisis incompletos de la posguerra”, en los cuales, por sentimientos enormes de vergüenza y de culpa, la monstruosidad de la historia reciente no encontró ni espacio ni palabras. Porque: “En Austria y seguramente también en Alemania, después de la expulsión de tantos analistas y el exterminio del judaísmo europeo, tenía que surgir la imaginación en las asociaciones psicoanalíticas de haberse apoderado ilícitamente del psicoanálisis. (…) El ocultar y el olvidar dificultaban la ‘reconstrucción’ de las asociaciones psicoanalíticas después de 1945” (Brainin/Ligeti/Teicher 1993, p. 64) [trad. K.M.H.].

    A lo mejor con eso se puede tratar aquella ilusión que en el debate actual a veces se ha reflejado en que de Caruso, justamente porque fue psicoanalista, se esperaba otra manera de tratar con su pasado. Esta objeción idealizadora no ve los límites, no reconocidos de buena gana, del trabajo analítico en el contexto de la historia contemporánea. Porque el callar y el ocultar no solo dificultaban la reconstrucción de las asociaciones psicoanalíticas, sino también los psicoanálisis mismos, y no solo después de la guerra, sino al parecer durante décadas.

    Dentro de un proyecto de investigación a mediados de los años 90 me encontré a este callar, después de escribir a 32 psicoanalistas en Austria y pedirles que me contaran cómo se les mostraban en los psicoanálisis de la generación sucesora las experiencias que la generación de padres y abuelos vivió durante el nacionalsocialismo (cf. Fallend 1999). 17 respuestas positivas dieron prueba de una disposición extraordinaria de comunicarse. Sin embargo, casi nadie supo contestar a mi pregunta detalladamente, mientras casi todos, algunos por primera vez, querían contar acerca de sus propios involucramientos y cargas, que en la minoría de los casos habían encontrado lugar en sus propios análisis:

    Uno de los analistas que me contestaron había sido trabajador forzado, que, como se notaba, todavía sufría mucho por su historia traumática; una analista judía había, por autoprotección, excluido el tema del nacionalsocialismo y del holocausto de su propio análisis, así como también lo hicieron sus pacientes; otra analista, quien tardó más de siete meses para contestar, todavía sufría por las historias de los adultos durante la guerra, de cadáveres, campos de concentración, donde se hacía jabón con humanos, lo que no había podido decirle a su analista judía; mientras que uno de sus colegas se tomó toda una mañana porque tenía tanto que contarme, para después quedarse callado en medio de la conversación porque no se le quería ocurrir nada. Hasta que finalmente me encontré sentado enfrente de aquella científica judía que hasta años después de su análisis se enteró de que su analista había sido miembro de la SS, y que solo pocos de la Asociación Psicoanalítica de Viena entendían su agitación. Cuando publiqué todo eso en 1999 en el escrito-homenaje para Josef Shaked, también causó algo de alboroto, porque di por primera vez el nombre del miembro de la SS que posteriormente fue psicoanalista –pero lo que tuvo mucho mayor valor instructivo fueron mis propias irritaciones. Me simplifiqué demasiado el compartir la indignación justificada; se agotó más en la sensación del descubridor, una atmósfera antifascista imprecisa. El interés investigador de comprender quedó en segundo plano.

    Durante mucho tiempo pensé que estuvo bien que el antiguo miembro de la SS y posterior psicoanalista, Walter Albrecht, no haya contestado a una carta mía, porque hoy no sé si en este entonces hubiera sido capaz de escucharlo abiertamente.

    Por supuesto no estuvo bien, porque por lo menos hubiera sido un intento instructivo más para apropiarse de la historia mediante el diálogo, aunque, como ha pasado tantas veces desde 1945, hubiera fracasado y terminado con más preguntas que respuestas.

    Creo que no hay otra posibilidad que trabajar constantemente en una cultura analítica del reflexionar, conversar y escuchar, para, de manera igual de constante, sondear sus límites. En este sentido me gusta la inversión de la frase célebre de Ludwig Wittgenstein, formulada hace poco por Pierre Passett:

    “De lo que no se puede hablar, aún más hay que discutir”. Añadiendo el comentario importante que no da igual “cómo se dice lo que no se puede decir” (Passett 2009, p. 50) [trad. K.M.H.].

    Así que veo el mayor déficit en la falta de diálogo entre las generaciones (de analistas), mediante el cual se podría elaborar y adquirir una historia del psicoanálisis en forma personal. Una historia que, en caso contrario, en el callar y ocultar no queda ahistórica, sino que se sustituye sobre todo por fantasías incómodas, perturbadoras o embellecidas.

    Tan solo por eso para mí el título de este simposio recibe un significado especial: “No olvidemos –¡el psicoanálisis!” [trad. K.M.H.].

    Y, dada la ocasión, tampoco olvidemos la revista Werkblatt.

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    [1]Conferencia presentada en el Symposium del 13-14 de noviembre 2009 del Círculo de Trabajo para el Psicoanálisis de Graz. “No olvidemos – el Psicoanálisis” Des/organizados Movimientos de Recordar. Por las estimulantes discusiones agradezco a Gerhard Benetka, Albert Ellensohn, Wolf Friedl, Johanna Gehmacher, Gabriella Hauch, Beate Hofstadler, Werner Kienreich, Andrea Knapp-Lackinger, Anna Koellreuter, Ulrike Körbitz, Fritz Lackinger, Doris Peham, Jutta Zabraha-Rainer, Inghwio aus der Schmitte, Martin Spitzer, Cornelius Textor und Gerhild Trübswasser.

    Publicada en Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik, Nr.64, Heft 1/27. Jg. 2010. Traducción del alemán: Karin Hintermeier. Traducción de las notas del texto Daniel Álvarez del Castillo.

    [2]Werkstatt Programa del semestre de invierno 1984-85: Profesores invitados: Marie Langer: Nicaragua. Psicoanálisis al servicio del pueblo. Franc Merkac: Investigación-Socialización en Carintia Bilingüe. Franz Pichler/Ewald Englert: Desplazados y la historia reciente en Austria. Marina Fischer-Kowalski: Los mensajes desde los trabajos de investigación. Peter Seidl: Del rechazo físico al afecto activo entre padres e hijos. Russel Berman: Reflexiones marxistas sobre el estado de ánimo de la América actual. Ingram Hartinger: Muestras de pensamientos y variantes del habla contra la „psicología“ burguesa. Irmgard Vogt: Formas de vida femeninas y la intoxicación con drogas. Alfred Lorenzer: Comprensión escénica y psicoanálisis de los estudios literarios. Producciones: F. Aichinger: M(et)odología. K. Fallend: Historiar forense del psicoanálisis. G. Scheberan: Psicoanálisis, Dialéctica y Crítica Nomológica. E. Platzl/W. Willwerding: Con el Transiberiano a China. W. Friedl/K. Zwarzl: AfA. Un Projecto Salzburges con desempleados. Grupo de Trabajo/Seminario: Psicoanálsis. (E. Falzeder, G. Fisslthaler, G. Krautgartner). Dialéctica. (G. Abl) Economía Política (L. Hartinger, B. Ortner) Círculo de Trabajo de Psiquiatría. (G. Fisslthaler, A. Topitz). Grupo de Trabajo-Lorenzer. (J. Rainer). Freud, Lacan y el lenguaje de la literatura (H. Höller). Las Teorías Psicoanalíticas de la Feminidad. (G. Paule, T. Ster). Fragmentos de la Feminida. (I. Wildling). Historia del Movimienro de Mujeres proletarias. (D. Gödl). Investigación Cualitativa. (G. Migsch).

    [3]34 Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API) en Hamburgo del 28 de julio al 2 de agosto de 1985.

    [4]El Symposium se celebró el 27 y 28 de mayo de 1988 en Salzburgo y fue organizado por Werkstatt für Gesellschafts- und Psychoanalyse (Taller de Socio – y Psicoanálisis), bajo la dirección de Karl Fallend, Bernhard Handlbauer y Werner Kienreich.

    [5]Symposium Internacional del 19 al 23 de octubre de 1987 en Viena, bajo la dirección de Friedrich Stadler.

    [6]Eveline List (2008a pp. 137.; 2008b p. 33) no fue la única que formuló esta crítica.

    [7]Psychoanalytischearbeitsgruppe (PSBV) (Grupo de trabajo psicoanalítico) con Anna Koellreuter, Ulrike Körbitz und Cornelius Textor.

    [8]No olvidemos la ‘Carta al lector’ de Igor Caruso en la revista “Spiegel” del año de 1964, sobre su trabajo en am Spiegelgrund publicada repentinamente durante el debate actual y distribuida como copias (sin fechar).

    [9]Una producción de ORF. Escrito por: Thomas Baum. Con Walther Reyer en el papel principal. Fecha de emisión: 26 octubre 1996.

    [10]Otra excepciónsería un artículo de Edward Grünewald (1985), el fundador del Grupo de Trabajo para la Psicología Profunda de Innsbruck. Grünewald era activo como estudiante en el grupo O5 de resistencia en el Tirol.Fue detenidoen abril de 1945 por la Gestapo, torturado y condenado a muerte. Grünewald fue trasladado al campo de concentración de Reichenau, donde logró, con el apoyo de los compañeros, dominar a los guardias y escapar.(Peham 2001, pp. 99.)

    Hablar, desembuchar con el habla , fue fatal («Uno casi no sobrevive al interrogatorio _ «); guardar silencio era salvar la vida, la posibilidad de sobrevivir. En este sentido, nos hace Eduard Grünewald su resistencia psíquica comprensible, que se opone a él para hablarnos de su resistencia política. Lástima que no sabemos en qué medida su análisis con Igor A. Caruso hacia 1946/47, era una ayuda. Su tesis doctoral (1946) se llamó  «Sobre el problema de fanatismo»

    [11]En el mismo edificio de la universidad en la Academia de Salzburgo, donde estudiamos psicología, tuve de 1983 a 1995 un  respetado germanista, «que quería aprender de la historia» (Leggwie), profesor honorario. Prof. Hans Schwerte (1909-1999), quien era muy popular entre los estudiantes por su liberalidad y progresividad, trató de darse cuenta de esta doble vida hasta sus últimas consecuencias, para romper con su pasado. Hasta 1945 Scgwerte se llamó Hans Ernst Schneider y fue capitán de la SS en el llamado «Ahnenerbe» (Nota de Daniel Álvarez del C. «La Studiengesellschaft für Geistesurgeschichte‚ Deutsches Ahnenerbe e.V.1 (traducido del alemán como «Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana»), conocida como Ahnenerbe o también SS-Ahnenerbe, fue una entidad científica alemana constituida formalmente en 1935 por dirigentes e ideólogos del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán para realizar y divulgar investigaciones con fines educativos en apoyo de la ideología nazi y en particular, de sus teorías relacionadas con la raza aria en paralelo con sus investigaciones de la raza germana. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, la Ahnenerbe fue integrada en la estructura de las SS, organización fundamental del aparato de Estado del Tercer Reich, y dirigida, bajo la presidencia de Heinrich Himmler, por Walther Wüst y Wolfram von Sievers, orientando su actividad hacia expediciones arqueológicas, etnológicas y antropológicas tanto en países sudamericanos como Brasil o países del Himalaya. Al final de la guerra, quedó disuelta y sus actividades investigadas en el marco de los juicios de Núremberg, siendo declarada organización criminal en 1946 junto con las SS. Sievers fue juzgado y condenado a la pena capital como criminal de guerra. Por su naturaleza, la Ahnenerbe y su historia son uno de los temas abordados por las controvertidas teorías sobre el ocultismo nazi.» Tomado de Wikipedia) y estuvo en el equipo personal de Heinrich Himmler. Ni siquiera sus hijos sabían de su historia, que fue descubierta en 1995 por un equipo de la televisión holandesa, por lo que todos sus honores le fueron revocados, perdió su pensión y tuvo que vivir de la seguridad social. (Ver Leggewie 1998, Müller 2007)

    [12]Sorprendentemente, Hans Strotzka recuerda en su autobiografía que la realización de los actos de resistencia en el contexto: «La acción de la aniquilación de la vida de los indignos en Steinhof estaba en marcha, o sea que bajo el más estricto secreto ciertos pacientes fueron seleccionados, transportados y colocados en ciertas instituciones, donde pronto murieron. Esto significó que por pura irresponsabilidad médica muchos fueron los que se despidieron y diagnosticaron falsamente. Los que en se momento eran asistentes eran casi todos nazis ilegales, muchos hombres de la SS, pero todos han – aun si nunca hablaron de eso – participado.»(citado en N. Hauer, 2000, p 17)

    [13]Walter Spiel (1920-2003), psiquiatra infantil, Neurólogo. Hijo del social-demócrata, psicólogo individual (Adler) y reformador escolar Oskar Spiel (1892-1961).

  • Igor Caruso y una madeja de mitos y novelas en el psicoanálisis institucional.

    Igor Caruso y una madeja de mitos y novelas en el psicoanálisis institucional.

     Cynthia del Castillo

    «Arrojó también la mirada hacia atrás, hacia el pasado, recogió tradiciones y sagas, interpretó los relictos de antiguas épocas en los usos y costumbres, y creó de esa manera una historia de la prehistoria. Era inevitable que esta última fuera más una expresión de las opiniones y deseos del presente que una copia del pasado, pues muchas cosas se eliminaron de la memoria del pueblo, otras se desfiguraron, numerosas huellas del pasado fueron objeto de un malentendido al interpretárselas en el sentido del presente, y además la historia no se escribía por los motivos de un objetivo apetito de saber, sino porque uno quería influir sobre sus contemporáneos, animarlos, edificarlos o ponerles delante un espejo» S. Freud (1910) Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci. AE 11. Amorrortu editores. p. 7

    Una Madeja de Estambre…

    Una madeja de estambre se compone de una hebra, esta hebra se forma  por varios hilos que se entrecruzan al ir girando sobre sí mismos, constituyendo una aparente unidad que al prolongarse en longitud va formando una madeja, madeja que se hace con ese ir y venir de la hebra… A pesar de ese recorrido largo e intrincado una madeja se deshace fácilmente, basta con jalar de la punta. Pero, es todavía más fácil enredarla si el jaloneo es desordenado y extremo, al punto que a veces es casi imposible deshilvanarla y a veces hay que cortar la madeja en pedazos para intentar rescatar la mayor cantidad de estambre posible, con los pedazos se puede reintegrar de forma diferente la madeja… O formar otras…

    Presento esta metáfora como alusión a lo que me parece que ha ido generado la información que encontré – hace más de un año – durante mi etapa final de formación psicoanalítica en el Círculo Psicoanalítico Mexicano (CPM). Metáfora alusiva también a lo que previamente tal información genera en el Círculo Vienés de Psicoanálisis (antes Círculo Vienés de Psicología Profunda) cuando es “destapada” allá hace alrededor de cinco años. Asimismo podría entonces interpelar esos momentos en que se ve sacudida la imagen de algún padre fundador al interior de las instituciones.

    El 9 de octubre de 2012 la lectura de un texto de Armando Suárez sobre el Conde Igor Caruso – al interior del seminario “La Institución Psicoanalítica”, coordinado por el Dr. Felipe Flores Morelos – me llevó a adentrarme en la historia de Caruso, con la intención de conocer más de uno de los llamados “padres fundadores” del CPM. Tal interés, en gran medida, provenía de mi curiosidad sobre la genealogía de la institución donde decidí formarme casi cinco años antes… Efectivamente conocí más. El primer dato que encuentro es la reseña en alemán de Igor Caruso en las conocidas páginas de Wikipedia. Pulsando el traductor al inglés me encuentro con un discurso que en ese momento me pareció de horror: Caruso había trabajado en Spiegelgrund,  uno de los tantos lugares llamados erróneamente «hospitales», no abiertos a la opinión pública de la época, instaurados por el régimen nazi «Donde fueron asesinados cientos de niños con malformaciones físicas y problemas psíquicos, y que sólo lentamente comenzó a aparecer a la luz a partir de la década de 1970» Periódico El País (23 de diciembre de 2005) Artículo: «Heinrich Gross, psiquiatra nazi. Fue uno de los ejecutores del Programa de Eutanasia» en internet.

    Igor Caruso (1914-1981) estaba considerado como uno de los padres fundadores del Círculo. Era así como se le nombraba y escuchaba en el discurso de los miembros activos y adherentes1  cuando  su  nombre  salía  a  colación (raramente por cierto) durante mi  estadía como  formando.  Por  ello  y  desde  ese lugar se lo incluye en el seminario donde lo leíamos. Y, como nota puntual, lo dicho era mostrado en la anterior página de internet oficial del Círculo Psicoanalítico Mexicano, en la cual Igor Caruso ocupaba un lugar principal. Tal página web había estado circulando en el ciberespacio hasta hace unos meses del año pasado (2013), cuando es cambiada en presentación y contenido, a juicio de sus miembros activos, junto con la forma de dar cuenta de Caruso [a raíz de que divulgo al interior del seminario lo que se lee arriba, y de ahí la información pasa a ser del conocimiento de algunos miembros activos, desconozco en qué momento se les informa a la totalidad de los mismos].

    La articulación entre estos dos sucesos: – el dar a conocer esta información sobre Caruso – y, los diferentes matices que, para cada quien, en grupo y/o en particular, han ido generando una metamorfosis del status que Caruso tenía al interior de las instituciones psicoanalíticas, serán sucesos que buscaré comenzar a abordar en el presente artículo bajo la mirada psicoanalítica.

    Una de las hebras de una madeja…

    Eso que encuentro (hace más de un año) no es cuestión menor, se tiene el dato que en Spiegelgrund fueron asesinados más de 800 niños a parte de los 2,300 que fueron deportados de ese lugar para ser asesinados en el Castillo de Hartheim, cerca de Linz. (Con base en «The war against the inferior» sitio oficial de Internet de «The History of Nazi Medicine in Vienna«).

    La anterior fuente citada muestra que consideraban personas no dignas de vivir a cualquier tipo de  discapacitados, es decir: «enfermedades hereditarias o congénitas, esquizofrenia, locura circular (maniaco-depresivos), epilepsia, enfermedad de Huntington, ceguera y sordera hereditarias, deformidades severas hereditarias y alcoholismo crónico. Los científicos también consideraron la inclusión de otras enfermedades, que en otras regiones habían sido ya incluidas «ilegalmente» en el programa». Ahí se agrega que la totalidad del cuerpo médico, las salas de maternidad y autoridades de la salud tenían la obligación de informar sobre cualquier persona que cubriera los criterios descritos. Existía un monitoreo permanente de la población, con lo que quedaba la mesa puesta para «meter a ese saco» a todo aquel que no cumpliera con los estándares para el «Mejoramiento de la Raza Aria Maestra», criterio que quedó legalmente instituido en ley: «Operación T4» o “Aktion T4”.

    El Hospital Am Spiegelgrund se ubicaba en Steinhof, Viena y tenía el propósito de ejercer la «Operación T4: la limpieza e higiene de la raza de los considerados «sin valor para la vida» a través de su muerte a la que llamaron «eutanasia infantil» [y adulta]. Es así como los discapacitados de cualquier tipo y los mentalmente enfermos fueron perseguidos y encerrados en todo territorio nazi entre 1939 y 1945, habiendo muerto «mucho más de 7,500 niños y jóvenes» sumando todos estos centros, cifra aparte de todos los adultos discapacitados quienes [como los púberes] eran también esterilizados forzosamente, asesinados en asilos y/o confinados a campos de concentración. Estimando que murieron de esta forma alrededor de 18, 200 personas». Op. Cit.

    Especifiquemos que la ley “Aktion T4” era independiente de cualquier ascendencia, raza o nacionalidad, por lo tanto era aplicable a todo ser humano: el ser alemán o descendiente de alemanes no era garantía de nada si la persona entraba dentro del criterio descrito por tal ley.

    Los niños y jóvenes eran separados de sus familias para siempre, internados en Spiegelgrund y sometidos al hambre y fríos extremos de día y de noche a modo de exterminio, tortura y experimentación, otros hechos de tal naturaleza incluían el sumergirlos en agua helada, hacerlos caminar descalzos en la nieve, dormir con las ventanas abiertas y destapados a temperaturas gélidas, restringir significativamente la ingesta calórica, fotografiarlos desnudos para su clasificación, realizarles esterilizaciones forzadas hechas de tal forma que el operado moría generalmente a raíz de las complicaciones físicas y psicológicas de tal cirugía. Se trataba de una negligencia maquinada y sistemática.

    Los niños designados para la «eutanasia» eran envenenados diariamente con altas dosis de Luminal, sustancia inyectada que los mantenía en un desagradable estado de letargo, con terribles y continuas náuseas y otros fuertes malestares, a tal nivel que morían de neumonía u otras enfermedades infecciosas. Varios niños fueron también usados como conejillos de indias para experimentos mortales, como el ensayar en ellos una vacuna para la tuberculosis.

    Y  a  todo  esto… ¿Dónde entra  Igor  Caruso? Me parece importante compartir y transcribir  lo  que  encuentro tal cual. La primerísima nota  surge utilizando el buscador de Google estadounidense, con el que aparece la página de Wikipedia en alemán sobre él, misma que permite pasarla al inglés, donde -con mi traducción- se lee, entre otras cosas, lo siguiente:

    «Juventud:

    Caruso venía de una familia noble zarista, la cual había dejado Rusia después de la Revolución de Octubre. Creció por doce años [estudiando en un internado en Saint Nicolas, Bruselas] con padres católicos en Bélgica, [posteriormente] debido a una beca otorgada por la Universidad de Lovaina pudo estudiar y adquirir ahí su doctorado [en psicología y ciencias de la educación] en 1937, el tópico de su disertación fue «La notion de la responsabilité et de justice immanent chez l énfant«. Después trabajó en un centro de asesoría infantil en Bélgica. Conoce a Irina Gray, una estona-rusa, que también había completado sus estudios en Bélgica. En 1939 él fue a Estonia para poder casarse con Irina junto con los padres de ella. Después de completarse el Pacto Hitler-Stalin Estonia fue anexada a la URSS. Caruso y su esposa no podían regresar a Bélgica debido al desarrollo de la guerra. Se unieron a un transporte Báltico Alemán y estuvieron varios meses en Campos de Expatriados en Neresheim [Alemania]. En Stock Irina enferma seriamente, nace una hija, pero ésta última muere a las pocas semanas.

    Era Nazi y Avance Social en el Periodo de Posguerra

    En 1942 ambos con la ayuda de la hermana de Irina y del esposo austriaco de esta, un miembro de la SS, se mudaron a Viena. A través de la intercesión de su concuño, Caruso estuvo en la infame «Mirror Base» [así nombrada en inglés y también conocida como Children´s Ward: Sala Infantil, o asimismo Steinhof, debido a su ubicación, como se dijo más arriba] donde emprendió actividad como educador y hacedor de reportes» (http://de.wikipedia.org/wiki/Igor_Alexander_Caruso). [La información entre corchetes me pertenece].

    Lo encontrado era de naturaleza tal que me resultaba imperante continuar  mi investigación. Entre el cúmulo de datos que surgían, resalta por ejemplo Die Presse, la página web del periódico austriaco con el mismo nombre, donde hay un reportaje que data de 2008 realizado por Bettina Reiter, donde se hace constar por la autora quien co-publica asimismo el «Journal of Psychoanalytic Theory and Practice» que ha recibido una avalancha de cartas en la editorial del Journal diciéndole que:

    «La publicación de un ensayo biográfico de Igor Caruso en el último número ha sido un error terrible, que ha incurrido en un daño extremo para el psicoanálisis… ¿Quién es este hombre que tiene tan fieros defensores?» se pregunta Reiter. Y de ahí pasa a dar datos sobre la popularidad de Caruso, quien era una «Figura familiar en la Austria predominantemente católica de los sesenta. Desde 1972 retenía la silla de la psicología en Salzburgo, y muchos de mis colegas del área psicológica-psiquiátrica-psicoanalítica eran directa o indirectamente sus estudiantes […] Él se rodeaba a sí mismo de con el áurea de algo especial, elegante y romántico» (diepresse.com/home/spectrum/zeichenderzeit/411984/Es-waren-doch-nur-Gutachten).

    La figura de Caruso ciertamente, a nivel personal, se me figuraba como lejana, no fue alguien que fundara una escuela de pensamiento postfreudiano, como Klein o Lacan, por ejemplo. Pero, en su tiempo, desarrolló el psicoanálisis y fundó los «Círculos de Psicología Profunda» de los cuales surge, entre otros, como entidad aparte pero vinculada, el Círculo Psicoanalítico Mexicano.

    Pasando al momento que nos trae aquí, Reiter escribe «Esta primavera [2008], un ensayo biográfico de Caruso hablaba de nuevo sobre él, como si un pequeño vaso de agua para el público psicoanalítico de Austria, hubiera desatado una tormenta. Eveline List [la misma persona usada como fuente para el texto que cité de Wikipedia], una historiadora de la Universidad de Viena y del Grupo de Trabajo Psicoanalítico de Viena, había alumbrado el curriculum de Igor Caruso en un ensayo». [La información entre corchetes me pertenece].

    Agrega que ahí se aclaraban los rumores en relación a la carrera de Caruso: quien estuvo «De febrero a octubre de 1942 en el Children´s Ward, a nivel de trabajador de base [ground level], y había realizado en esos ocho meses cerca de 100 reportes de los niños ubicados ahí. Las evaluaciones psicológicas eran parte del proceso médico-burocrático, el cual terminó en 789 niños en el contexto de orden «Ausmerzende measures» [Medidas de erradicación] del Departamento para el Cuidado y Herencia de la Raza. Catorce de los niños que él examinó fueron asesinados»

    En este mismo reportaje se menciona una entrevista de radio que se le realizó en 1979, como único documento autobiográfico de Caruso, donde él en voz propia dice haber estado ahí y darse cuenta de lo que sucedía. Hasta ahí, nada más, se cita su testimonio.

    Una fuente de información al respecto ha sido, desde mi perspectiva, el psicoanalista Rodolfo Álvarez del Castillo Luviano, miembro activo del CPM.  Quien se aboca a una búsqueda exhaustiva sobre lo que se encuentre del tema, misma que comparte y con la cual aporta una publicación «Igor Caruso: una entrevista y un debate» (2013) (Cuadernos Melanie Klein (2013) 2-3). En este artículo se brinda un pasaje de lo acontecido en Austria. Cómo fue visto y vivido, en la comunidad psicoanalítica de allá, el “destape” de la estadía de Caruso en Spiegelgrund.

    Álvarez del Castillo relata como en el año de 1979, la Universidad de Salzburgo (donde era catedrático Igor Caruso), invita al Dr. Heinrich Gross a dar una conferencia. Él era, nada más y nada menos, que el antiguo Jefe de la Clínica de Psiquiatría en Spiegelgrund, designado por el régimen nazi para llevar a cabo la ley “Operación T4”.

    Más adelante agrega “Después de la Segunda Guerra Mundial, en Austria no se realizó un trabajo de depuración de los funcionarios nazis o colaboracionistas [del régimen nazi] como se hizo en Alemania”. p. 113. [La información entre corchetes me pertenece].

    Esta evasiva fue sostenida por algunos austriacos bajo la premisa de haber sido invadidos y anexionados al Imperio Nazi, pasando por alto la existencia y colaboración de los austriacos nazis, tanto para el Anschluss (incorporación de Austria como provincia del Tercer Reich) como para el Holocausto.

    Sin embargo, en la Universidad de Salzburgo hubo fuertes protestas estudiantiles por la presencia de Gross. Y, es en la misma revista (Cuadernos Melanie Klein (2013) 2-3), donde también se proporciona la traducción del alemán al español de la mencionada entrevista que un par de meses después dio Caruso. Me parece fundamental mínimamente «escuchar» de propia voz de Caruso lo que él dice al respecto. A continuación y también más adelante citaré algunos fragmentos.

    Llegué a Viena en el año 42. Bueno, fui contratado en un alto Departamento en Viena en Steinhof. En ese hospital infantil, paulatina y rápidamente vislumbré los secretos del Tercer Reich, porque muchos niños fueron asesinados. Así que no lo sabía, yo como psicólogo, políticamente no fiable, extranjero, etc. no me tenían al tanto (eingewehit (2)), por supuesto. Pero no soy tonto, o no lo era y poco a poco fui aprehendiendo la espantosa realidad” Nota 2: “[…] la forma en que está utilizado en la frase, eingeweheit sein, quiere decir saber el secreto”. p. 24.

    Los niños con retraso mental más severo estaban en Spiegelgrund, que es otro nombre para la misma clínica, Baumgartner Höhe, Steinhof, por lo que este departamento (de niños en Steinhof) fue llamado am Spiegelgrund. Los que tenían epilepsia, los retrasados mentales fueron asesinados, ¿verdad? Sí se ha hecho. Por supuesto, mucho más sucedió también en Steinhof, se asesinaron adultos”  Caruso, Igor (1988): Ein autobiographisches Interview. texte. psychoanalyse. ästhetik. kulturkrit 8. Jg., Nr. 1, 142-147. Traducción Daniel Álvarez del Castillo. p. 24.

    Rodolfo Álvarez del Castillo pregunta en su artículo: así como hubo una protesta por la presencia de Gross ¿Porqué no hubo protestas ante tales declaraciones de Caruso?

    El Dr. Karl Fallend, psicoanalista austriaco, estudiaba en ese momento en la Universidad de Salzburgo con Caruso, del cual tenemos noticia porque fue contactado por Rodolfo Álvarez del Castillo. La voz de Fallend, como alguien directamente inmerso en el contexto político, social, universitario y psicoanalítico de la época me parece muy valiosa, así como el testimonio donde literalmente «se muestra» descarnadamente, con todas las contradicciones que la estadía de Caruso en Spiegelgrund le implicaron a él y sus compañeros, todo esto aparece en su escrito “Herederos de Caruso”. Reflexiones de un acalorado debate” (2010).  Me parece sumamente interesante y emotiva la forma en que se da cuenta ahí de eso que él -junto a sus compañeros- sí sabían y omitieron hacer acuse de recibo… Hasta justo hace unos años, después de los cuales han continuado hablando del asunto, escribiendo artículos donde se trabaja el tema y publicándolos en cada número de su revista Werkblatt, abriendo foros de discusión, etc.

    La manera de “destapar” en Austria la estadía de Caruso en Spiegelgrund es por vía de publicaciones en revistas científicas: una de List (2008), de quien es la información que se encuentra en wikipeida,  y otra de Benetka/Rudolph (2008), aparte del artículo que cito arriba de Die Presse.

    Fallend (2010) inicia diciendo como tales artículos generaron “un temblor en la pequeña comunidad psicoanalítica de Austria”. Describe posteriormente lo que para los jóvenes como él les representaba Caruso en la época universitaria, no tanto sus escritos sino su propia persona: “sinónimo del instituto de espíritu libre que él había creado y que necesitábamos para desarrollar y aguzar la crítica científica y la autocrítica. Y nosotros lo necesitábamos a él”.

    “Tratábamos de  dibujar una imagen de Caruso liberada de contradicciones […] llegó a tener sobre todo hacia afuera, cada vez más el carácter de un mito positivo […] la mezcla imaginada del grupo institucional con Caruso […] se transformó  en el transcurso del tiempo en una prohibición del pensar […] Aunque sí logramos -en mi opinión- desprender esta mezcla y encontrar nuestros propios caminos constructivos, quedando siempre clara la referencia histórica al instituto de Caruso”

    “Caruso había declarado públicamente su participación en Spiegelgrund en varias ocasiones antes de la transmisión de la entrevista radial, por ejemplo en la revista Der Spiegel en |964, o como fue consignado en el trabajo de Rosa Tanco Duque “El Círculo Vienés de Psicología Profunda” en la Revista Colombiana de Psicología, en el año de 1959” Álvarez del Castillo, R. (2013), p. 113.

    Fallend prosigue su escrito entrando de lleno en un intenso debate y cuestionamiento personal y grupal sobre no haber hecho, en aquel entonces, acuse de recibo de “eso” que Caruso dijo en la radio, en paralelo al “adormecimiento” en que permanecía Austria frente a la pasada Segunda Gran Guerra:

    “¿Cómo compenetrarse con un sistema cerrado de propaganda y supresión que durante años fue fomentado por tambores monótonos? ¿Qué se siente confrontando con el antisemitismo mortal, el ‘odio de razas’, la matanza industrial en masas, el infanticidio, sobretodo, cuando los culpables, los involucrados, el alrededor y las víctimas de repente tienen un nombre y una cara? ¿Y, sobre todo, cuando de repente se produce una referencia personal?” Fallend (2010).

    Deshilvanando una madeja…

    Ciertamente Caruso no deja testimonio de qué era «eso» que él hacía en Spiegelgrund ni como dio cuenta de «eso» en su vida…»Eso» eran los estudios que él realizó durante ocho meses y que eran usados para decidir si los niños que él revisaba morirían o no… Y sí, varios murieron, y «eso» es  lo que «desmadeja», «eso» quedará ahí colgado para siempre como una pregunta sin responder, «eso» que él no especificó, con los efectos que claramente pueda haber tenido para Caruso -imposible saberlo ya-, y con los efectos que ha tenido en Europa y que ahora se sienten aquí…

    ¿Cómo lidiar con “eso”? Me parece que es particular a cada quien. En lo personal implica elaboración e implica mirarlo y , queda ahí, tan cierto y doloroso como cierto es que Caruso, por mérito propio, forma parte de la historia del psicoanálisis y forma parte de la fundación del Círculo Psicoanalítico Mexicano y por lo tanto forma parte de todos los que hemos pasado por ahí de una u otra manera. Son esas “formas” y “maneras” las que tiene que ver con cada uno. Desde mi particular punto de vista, si la institución opta por dar cuenta de lo sucedido y actuar en consecuencia, sería importante que incluyera -como de hecho lo está- «eso»… Que suena del orden de «la cosa», el das Ding que se cuela por ser algo que no se había preguntado ni hablado en el CPM.

    «Cuando no podemos encontrar, recuperar la historia, y eso sucede, se hace un planteo con ella como hacen los matemáticos sobre ese campo, como la x, lo desconocido. Hay algo histórico, un dato x, un acontecimiento y con relación a este acontecimiento desconocido podemos construir lo que está sucediendo entre nuestra propia historia y ese paciente [o, en este caso, entre la historia institucional que se conocía y la propia institución actual] y nos sorprendemos de encontrar luego pequeñas huellas ínfimas de los acontecimientos que han sido anulados» Davoine, F. y Gaudillère J. M (2008) p. 58-9 [Lo escrito entre corchetes me pertenece].

    «Así, todo asunto ahora […] es el problema del testigo cuando se trata de mostrar lo que no se puede decir ¿a quién se lo mostramos?» Davoine, F. y Gaudillère J. M (2008) p. 34-5.

    “-¡Porque Caruso sí habló! De repente se me ocurrió de manera igual de precisa “Sí, pero ¿quién lo escucho?” Fallend (2010).

    “¿Cómo fue posible que a pesar de tanta reflexión, discusión y publicación colectivas persistiera un conocimiento tan diferente sobre Caruso durante el nacionalsocialismo?” Fallend (2010). “Y así todos nos quedamos asombrados frente al misterio que fuimos nosotros mismos los que en 1984 anotamos en nuestra colección “Más allá del diván” en memoria de Igor Caruso: “A partir de 1942 psicólogo en el departamento infantil de Spiegelgrund en Viena” (Institutsgruppe der Psychologie der Universität Salzburg (coord.. 1984, p. 9))”. Pero sin seguir reflexionándolo”

    Y, regresando ahora a México y al CPM, resulta que aquí tampoco se “escuchó” o reflexionó a nivel institucional, a pesar de que sí existía información al respecto desde 1985, por boca de otro de los padres fundadores del CPM, Armando Suárez, quien escribe en su biografía breve de Caruso “Desde el Anschluss de 1938 Austria pasó a formar parte del III Reich y Viena estaba controlada por los nazis. Para un psicólogo con sus antecedentes no había muchas oportunidades de trabajo: Igor desempeña su primera actividad como psicólogo clínico en el departamento psiquiátrico infantil de Spiegelgrund durante 1942” A. Suárez (1985) “Igor Caruso profeta desterrado y mártir de la esperanza”. El psicoanálisis como teoría crítica y la crítica política al psicoanálisis. p 16.

    Me parece sumamente significativo que Armando Suárez lo haya escrito pero que ni él ni las primeras generaciones ni las subsiguientes del CPM hayan abierto algún tipo de cuestionamiento o foro de discusión al respecto. Es muy interesante el paralelismo con lo sucedido en Austria, hay coincidencias de dar cuenta del hecho casi en el mismo año – allá en 1984, aquí en 1985-, como se dijo anteriormente. Pero, a pesar de “saberse” no hay un acogimiento ni un dar cuenta de ello.

    La diferenciación entre la historia y el mito consiste, con base en Fuentes y Veli (s/f), en que el relato mítico no tiene fisuras y enigmas, mientras que la narración de la historia está plagada –en el mejor de los casos- de cuestionamientos y ambigüedades.

    Lo que venimos diciendo podría analizarse bajo la siguiente propuesta teórico-clínica, vista por nosotros bajo la lupa de lo institucional. Hay «Tres situaciones para ubicar los problemas de lo inter y lo transgeneracional: lo indecible, lo impensable y lo innombrable» planteadas por Schkolnik «Lo indecible surge cuando en una generación no se hace el trabajo de elaboración psíquica frente a una experiencia traumatizante». Entonces aunque no se hable está presente como recuerdo. En la siguiente generación «El hijo criado por padres portadores de un traumatismo no elaborado, instala un clivaje que afecta su psiquismo en su conjunto» siendo ya para él innombrable, carente de representación verbal «sus contenidos son ignorados y su existencia es sólo presentida e interrogada». Para la generación subsiguiente «los acontecimientos traumáticos, que son ahora de los abuelos, se han convertido en impensables. El sujeto ignora la existencia misma del traumatismo no procesado por los abuelos, pero encuentra en sí mismo sensaciones, emociones, imágenes o tendencia a ciertos actos, que le parecen bizarros y que no puede explicar por su vida psíquica o familiar» Schkolnik (2005) «Efectos de lo traumático en la subjetivación. Revista Uruguaya de Psicoanálisis No. 100. Asociación Psicoanalítica del Uruguay. fschko@chasque.net.

    Uno no puede tratar de entender al hombre en abstracto, suspendido en el vacío y sin que se pertenezca a una sociedad y sin tomar en cuenta a qué sociedad pertenece y qué condiciones de producción rigen a esa sociedad” M. Langer (1976).

    Marie Langer fue amiga de Caruso, y, con sus palabras invita a continuar la aproximación analítica de lo encontrado, buscando contextualizar y preguntarnos por el momento que vivía Caruso en 1942… ¿Cómo eran esos Campos para Expatriados, llamados también de reasentamiento, de refugiados, de evacuados e incluso de desarraigados? Estos campos eran facilidades temporales para personas que han sido obligadas a una migración forzada.

    Las operaciones de combate, la limpieza étnica, el genocidio y el terror generalizado durante el curso de la Segunda Guerra Mundial resultaron en millones de personas desplazadas y evacuadas de sus lugares de origen. Por lo tanto su partida de la patria podía fácilmente terminar igualmente en los campos de concentración nazis, en campos de trabajo o de prisioneros de guerra. Ahí estuvo Caruso con su esposa embarazada… Sí, logra salir de ahí y conseguir trabajo… ¡Sic! La cosa es que ambos hechos son por intercesión de su concuño que pertenecía a la SS… Su mujer estaba enferma y cuando nace su hija muere unas semanas después… Difícil situación, difícil porque se llega a una encrucijada.

    Lo anterior me lleva a más preguntas… Si una persona con una vida y obra como la de  Caruso que estudió, se analizó, produjo, creó, escribió, instruyó, psicoanalizó y formó analistas e instituciones psicoanalíticas etc. y que, previo a todo esto anterior, durante ocho meses de su vida pasó por Spiegelgrund y trabajó ahí… ¿No podría entonces uno también estar expuesto a tomar decisiones y encontrarse en lugares que posteriormente nos resulten sumamente contradictorias y confrontadoras para nuestra postura de vida?

    Es esto lo que considero altamente cuestionador. Cuestionador como persona, como paciente, como analista… Creo que lo que puede ser movilizador es justo eso: que nunca hay certeza del camino que se tomará… ¿Y no es ese el poder del inconsciente? Esa parte del pasado de Caruso me parece que confronta con los propios límites, con las posibles reacciones ante situaciones críticas, con la posible respuesta de nuestra psique ante crisis de vida o muerte… ¿Cómo hubiera reaccionado uno?  ¿Uno qué hubiera hecho?… Imposible saberlo hasta no vivir algo así, en el entendido también de que, aunque cada escenario de guerra y de persecución tiene elementos en común, ciertamente cada tiempo tendrá lo propio, así como cada sujeto reaccionará a su aire… Hasta en esto aplica el caso por caso… Soy de la idea de que todos nos encontramos en la Casa del Jabonero.

    «- Si, claro», se me podrá interpelar, «Pero hay niveles», «Hay trabajo de análisis de la propia vida sobre el diván», y respondería yo ¿Qué no se pensó, por ejemplo al interior del CPM, durante casi 40 años que Caruso era un individuo de primer nivel? Y, la pregunta es ¿Deja de serlo? O ¿Pasa a serlo pero de otra forma? Porque parece que la transferencia y el cariño que se le tuvo, la admiración y el lugar que se le dio no se lo regaló nadie, él se lo ganó con su trabajo, su persona, su ideología y obra, entonces ¿Cómo conciliar vida y obra ahora? ¿Cómo saber qué pasó por su cabeza antes, durante y después de su estadía en Spiegelgrund? Efectivamente me lo pregunto, y luego pienso ¿Y no se trata más bien de lo que antes, durante y después de saber esa noticia pasó por la mía? ¿Por la cabeza de los que nos sentimos implicados? Invitaría yo a traer esos cuestionamientos al aquí y al ahora.

    “En primer lugar para reconocer nuestra incompletud, nuestra inermidad, nuestras carencias. Para criticar toda adopción de filiaciones. No porque haya que renunciar a ellas, sino, cuando menos, para saber que siempre habrá ángulos en ello que se nos escapen y, que, sin embargo, nos marcan” palabras que traigo acá y que me escribe el Dr. Juan Diego Castillo, también fundador del CPM, el veintidós de octubre del año antepasado, respondiendo a la carta que le envié en búsqueda por compartir lo encontrado y de saber si ya le era conocido, que dicho sea de paso, no lo era.

    Tras conocer de la participación de Caruso en Spiegelgrund, mando una misiva para notificar de lo anterior al Dr. Felipe Flores, coordinador del seminario «La Institución Analítica», donde se había dado la lectura de A. Suárez. Mi notificación contiene el asombro, la angustia y la resistencia al enfrentamiento con una información cuyo calibre apelaba seriamente a uno de los padres fundadores de los Círculos, y del CPM ubicándolo en lugares donde no se le conocía que hubiera estado… No se le conocía, al parecer, por la mayoría de los integrantes de la institución. Por otro lado, mi reacción era también una solicitud de asistencia a compartir con un otro y con los pares tal acontecimiento, así como la determinación de que en la institución se hablara de lo que, por alguna extraña razón, se desconocía desde hacía casi cuarenta años… Esta es una de las principales preguntas que lo encontrado me genera ¿Porqué hasta ahora? ¿Porqué asimismo nuevamente hay una demora de más de un año para procesar un trago que ciertamente tiene su nota amarga? ¿Justo porque da amargura?

    Unos como analistas, algunos como parte del CPM, otros como miembros de  la  comunidad psicoanalítica, me parece se trata de dar cuenta de todo aquello que nos interpela, siendo esta la propuesta del presente escrito… Seguir trabajando, seguir pensando y articulando como «eso» que sucedió hace tantos años nos convoca hoy: Qué nos puede dejar hoy, para y desde la continuación del pensamiento y elaboración psicoanalíticas personales e institucionales.

    Surge “eso” que, desde mi punto de vista, obliga a un replanteamiento de las raíces por los que estamos presentes, hoy, a toro pasado, como diversas ramificaciones de las mismas. Habiendo diferentes generaciones y diferentes subjetividades se puede buscar ahondar en esos antecedentes y en los efectos que produce el descolocamiento de los  mismos, ya que la historia de aquel que ocupaba el lugar de una de las  «semillas» de la cual surge en gran parte el CPM, la historia que se conocía de de Igor Caruso no estaba completa, faltaba un pedazo que ahora resignifica el a posteriori cuantitativa y cualitativamente.

    Hoy día, a casi  un año del impacto de enterarme de la presencia de Caruso en Spiegelgrund, propondría no verlo como un hecho aislado, sino que, habiendo mirado “eso”, mirar ahora hacia uno, con “eso” que ahora se conoce… Qué  fue “eso” que conocimos de ese otro y el qué tiene “eso” que ver hoy con uno. Se puede pensar que, de momento, nos vemos en una posición incómoda, a veces lo que incomoda angustia… Y «toda angustia es angustia de castración…» (Pueden observarse algunas imágenes del hospital en: Hospital Psiquiatrico de Spiegelgrund (Viena-Austria).

    Siguiendo esa línea, lo que define a la angustia es el lugar que pasa a tomar el objeto, mismo que tiene que ver con el deseo. Si nos formamos como analistas es por vía del deseo, la manera en que formamos parte del Círculo Psicoanalítico Mexicano u otra institución psicoanalítica es también por vía del deseo..

    Mi sugerencia también es que, lo encontrado sobre Caruso, proporciona la oportunidad de trabajar también la continuación de nuestra formación analítica,  –en el entendido que nunca termina- “Lo transmisible es del orden de la experiencia con el inconsciente, de esa “convicción” en su existencia, al decir de Freud, y que por esa convicción lo hace existir. Dicho de otra forma, proponemos que el objeto que circula en la transmisión es lo que Lacan llama “el deseo del analista” [la diferencia entre] un saber (psicoanalítico) que se hace necesario distinguir de la producción de un efecto de verdad (inconsciente). En la transmisión van a circular otros elementos: los ideales analíticos, la tradición, los  mitos y la historia analítica e institucional, tanto regional como internacional” Campalans (2012) p. 18-9. [La información entre corchetes me pertenece]. Y por lo anterior, pensaría que la formación inacabable del analista tiene otras dimensiones, no sólo se remitiría a ocupar un lugar adelante y atrás del diván y a leer libros verdes. El preguntarse sobre la propia historia, en un momento dado puede llevarnos a preguntarnos sobre la historia de las instituciones que decidimos recorrer por motu propio.

     

    «Es importante que comprendamos que no es lo mismo Caruso que el CPM, ni en lo bueno ni en lo malo», recordando más de las palabras de la correspondencia personal que me escribe el Dr. Juan Diego Castillo.

    En la misma misiva se lee: “Creo que nuestro trabajo como analistas, entre otras cosas, está al servicio de la verdad y, por lo tanto, de la adquisición o reconocimiento de una adecuada visión acerca del lugar que ocupan los otros en la conformación de nuestros deseos, en el desencadenamiento de nuestros conflictos, en la formulación de nuestros proyectos. Pero lo hacemos para responsabilizarnos de nosotros mismos, no para heredar responsabilidades o endilgárselas a los que nos rodean o a nuestros descendientes. Mismo movimiento respecto a lo que los otros hagan en lo que pretendan involucrarnos”.

    El propio vínculo institucional con el Círculo Psicoanalítico Mexicano, para algunos, tendría que ver con aquel camino que, mirando hacia atrás, mirando sus antecedentes, se veía de una forma. Mirando ahora hacia adelante y alrededor, para algunos quedará transformado por esta suerte de “explosión”, tanto en la persona propia, como en la persona siendo parte de tal institución… Ese que éramos quizá ya no es el mismo. Mutilación imaginaria, dicho sea de paso, y que por tanto interpela a cada quien de forma particular… O tal vez no. Esto se muestra en el hecho de haber atestiguado la reacción en cadena que surgió a raíz de haber notificado lo que encontré, misma que continúa y que ahora mismo nos atañe acá.

    «Es legítimo pensar con Freud […] que el objetivo de la acción psicoanalítica es volver consciente lo inconsciente, eso no significa que los descubrimientos relativos al funcionamiento del inconsciente puedan ser restituidos perfectamente en las formulaciones del saber consciente» Green, A. (2002) p. 247. Está la dificultad que se opone a cada soltura de representaciones psíquicas.

    Las puntuales palabras de Marie Langer (1976), me parece que se aplican también a este momento del escrito. «Hay un vínculo muy contradictorio, muy amor-odio y muy complicado por muchos factores entre institución psicoanalítica y psicología institucionalizada» p. 15. «Hay mucho afecto también hay mucho entusiasmo, también hay mucha idealización en las asociaciones analíticas, hay mucho mesianismo también no?: «Vamos a salvar al mundo» » p. 19. «El rol del psicólogo clínico en diferentes partes del mundo«. Conferencia pronunciada en el Primer Simposio de Psicología y Ciencia, el 3 de abril de 1976, Facultad de Psicología UANL. Publicado en dos partes en Subjetividad y Cultura, No. 22 octubre 2004 y 22 de octubre 2006, México. Y en Cuadernos Melanie Klein (2013) mar-sept 2-3. Mty.

    La Novela Familiar y el Objeto de una “madeja”…

    “Y aunque la pregunta por el origen (que necesariamente implica relación a un deseo)  remita a respuestas en el orden del mito, de la Novela Familiar [de la Novela Institucional] o de los fantasmas que cada quien se construya, no hay existencia humana que pueda soslayar algún tipo de antecedencia en la cual fundarse o mejor dicho, filiarse. Cae de suyo entonces que toda filiación es simbólica […] en este sentido la filiación no responde a la particular historia que cada quien puede armar al modo de un árbol genealógico, sino a las determinaciones inconscientes que sostienen esa historia” Gurman (2002-2003). Seminario por Internet. [La información entre corchetes me pertenece].

    A lo largo de la vida y desde el inicio de la misma, el psicoanálisis nos muestra que empezamos como seres que -aún sin saberlo- iremos tendiendo hacia el objeto, a buscarlo y a construirlo con la esperanza de tenerlo, e imaginamos una suerte de apropiación del mismo para evitar la soledad y la vulnerabilidad en las que realmente nos encontramos. Quizá con el tiempo veamos que en la vida cada quien sólo se tiene a sí mismo y a veces ni eso…

    Es así como nos constituimos en y a través de un otro semejante, en esta búsqueda por pertenecer-se, compartir-se, coincidir-se, identificar-se… Dicho esto sin dejar de lado toda la complejidad con que el psicoanálisis ha planteado tales aspectos… Sabemos por ello que el momento de la mirada es determinante en un ser humano, a partir de ese momento quedaremos prendados de  la mirada como algo atrayente: el verse reflejado en un semejante es capaz de generar la ilusión de unir subjetividades, de agrupar personas, y compelernos, más adelante a escuchar y a hablar con un otro, a buscarse uno mismo en los otros y a que los otros se busquen en uno…

    Otra apreciación de cómo la persona se encamina por la vida, para circular en sí mismo y con los otros, lo permite el trabajo que Freud presenta bajo el título «La Novela Familiar de los Neuróticos» (1908), la cual es -entre otras cosas- una designación de las fantasías fundamentadas en el Complejo de Edipo. Ahora bien, la «Novela Familiar» también posibilita trabajar sobre el hecho de que cada familia, y, como se busca relacionar en éste escrito, cada asociación, institución y/o agrupación, es aquella que  muestra  y  esconde  simultáneamente  -entre otras cosas- hechos, resignificaciones y reconstrucciones de realidades pasadas y ante-pasadas, a la vez, sumamente presentes y actuales (con base en del Castillo, C.  (2009) p. 45).

    Cada “Novela Institucional”, llamémoslo así, implica también, entonces: sus propios antecedentes y antecesores, fundadores y miembros, asistentes y colaboradores, así como sus intereses y lineamientos, creaciones y producciones, incluyendo también los acontecimientos que surgen al irse escribiendo su historia, sus cambios y configuraciones, el contexto bajo el cual han surgido, crecido y continuado o difuminado sus raíces, troncos y ramas…

    Cada institución se ha creado con todos aquellos sujetos que -de una forma u otra- la han ocupado en un momento dado, conjugando el pasado, presente y futuro de la institución, misma que también tiene determinado papel en la historia personal de cada uno de sus miembros. Ambas partes cada una a su manera, desde su lugar específico, irán generando combinaciones y situaciones particulares, que dan pie a los devenires que las partes crean, tanto en lo particular como en lo general.

    “Eso” de Caruso es algo que desdibuja la novela y el mito institucional en relación a cómo se habían bosquejado en un inicio, pero a la vez, puede pensarse en que «Lo psicoanalítico es poder reconstruir esa falla, esa cadena… posibilitar que […] se comience a elaborar, a ligar, a soltar representaciones […] hay un duelo por objetos que se dejan, por la omnipotencia perdida, por asumir eso que remite a la falta y a la castración… Pero lo psicoanalítico me parece que también busca generar un espacio para la creación, lo que abre caminos para encarar el presente «Reconociendo el desamparo que acompaña la libertad» buscando «Ser dueño de su incompletud»” (Marucco, p. 126 y p. 232).

    Considero que trabajar con la  Novela Institucional  permite  una  mirada  amplia a eso que -nosotros acá- ahora sabemos que pasó en la vida de Igor Caruso en 1942. Y que noto como, al ir difundiéndose esta noticia su trayecto parece que funciona, tanto como reguero de pólvora, como a modo de campo minado… Me explico, es como si nos hubiera aparecido un resabio de la Segunda Guerra Mundial… Se iba «caminando por la vida» y, repentinamente, a nuestro paso se detona una bomba que nos deja «metafóricamente» mutilados… Pero, a cada quien de cierta manera, dependiendo, justamente, de como esa noticia le llega a cada uno…

    Metapsicológicamente hablando, las lesiones personales e institucionales cualitativa y cuantitativamente hablando, ascienden y trascienden de acuerdo al momento del trayecto en que cada uno se encuentra, a la postura que se tenía al instante de la explosión, siendo la fuerza de la detonación equivalente a la cantidad de libido (metafóricamente «el explosivo») que cada persona tiene puesto en ese objeto que estalla… Incluso quizá muchos han recorrido ese campo y a ellos no les ha estallado nada o muy poco…

    ¿Cómo es que un objeto al que se le tiene catectizado puede estallarnos y afectar nuestra persona?… Pensaría, más bien, ¿cuando no?

    Los objetos se construyen de desprendimientos del yo, desprendimientos de sí hacia un mundo exterior. La elección de objeto tiene entonces que ver con aquello que la persona puede investir de sí y del mundo exterior. Es en esa medida que tales objetos van adquiriendo un valor para cada uno.

    Es «en el período en que el yo se distingue del no-yo y admite la existencia del objeto en estado de separación, ese modo de funcionamiento expone al yo a innumerables desilusiones. La alteridad no reconocida [el ser Uno, del narcisismo primario] inflige al yo incesantes desmentidas sobre lo que se supone que el objeto es, y de manera inevitable trae consigo repetidas decepciones en lo que de él se espera. Tanto es así, que nunca el yo podrá contar con el objeto para reencontrar la unidad-identidad que le asegurará recuperar su centro a raíz de una vivencia de satisfacción, siempre insatisfecha» A. Green (1983) «Narcisismo de vida, narcisismo de muerte». Amorrortu. Bs As. 2a edic. p. 24-5

    «Cuando el objeto es fuente de sensaciones placenteras, se establece una tendencia motriz que quiere acercarlo al yo, incorporarlo a él; entonces hablamos también de la “atracción” que ejerce el objeto dispensador de placer y decimos que “amamos” al objeto. A la inversa, cuando el objeto es fuente de sensaciones de displacer, una tendencia se afana en aumentar la distancia entre él y el yo, en repetir con relación a él el intento originario de huida frente al mundo exterior emisor de estímulos. Sentimos “repulsión” del objeto, y lo odiamos; este odio puede después acrecentarse convirtiéndose en la inclinación a agredir al objeto, con el propósito de aniquilarlo” S. Freud (1915) “Pulsiones y destinos de pulsión”. AE 14. Amorrortu. Bs. As. p. 131

    La lectura de éste último párrafo puede llevarnos a Klein… Desde su teoría y, desde la percepción de los efectos del “estallido”, se podría pasar, de haber tenido a Caruso como un «padre fundador» recordado y erigido en un mito en el cual él era bueno, sin fisuras ni fallas, a convertirlo ahora en el padre terrible y totémico, mismo que a su vez nos convierte en «hijos» o “descendientes” sin legitimación… A mi parecer, como he venido planteándolo aquí, el pensarlo a partir de la posición depresiva kleniana, lo humaniza, permite contextualizarlo y, a su vez, nos posibilita el asumirnos y el pensarnos, en el aquí y el ahora, como parte de esa cadena y simultáneamente como cuestionadores de eso que se encontró, y en cómo puede apelar a la propia humanidad y vulnerabilidad en la que definitivamente nos encontramos como seres insertos en un tiempo y en un espacio cuyo manejo y control, como individuos y como grupo, es sumamente complejo, por decir lo menos…

    “Nadie tenemos garantizada una visión correcta que nos haga adoptar la postura correcta […] una de las cosas que he aprendido en el psicoanálisis es que estamos partidos por el eje, cruzados por los conflictos […] qué difícil y, al mismo tiempo, qué enorme impostura reclamar a los otros que elijan siempre el lugar correcto. Lo interesante es que tales juicios sólo los aplicamos en las situaciones externas, ahí donde los matices se pierden, donde los deseos de los otros se nos escapan, pero también los miedos, el sufrimiento, las incompletudes” Juan Diego Castillo (2012) Correspondencia personal.

    Lo psicoanalítico es también esa puerta que busca dejarse abierta, esa posibilidad de cuestionamiento permanente, esa incertidumbre flotante que invita a una reconstrucción en la teoría, en la clínica, en el sujeto y las instituciones que habita y lo habitan, que interpela y lo interpelan… «A las transformaciones dictadas por la angustia, el sufrimiento, el dolor; a las estrategias para negarlos o combatirlos para tratar de desembarazarse de ellos, y también para intentar superarlos» Green, A. (2002) p. 14.

    ¿Y uno? Antes que como psicoanalista, como ser humano ¿Cómo dar cuenta de aquello que no le tocó a uno vivir? Desde la comodidad de encontrarse junto con los seres queridos, afortunadamente, sin hambre ni frío, bajo un techo y sin ser perseguidos o torturados, o bajo amenaza de muerte y horror… Ambos panoramas se  me figuran diametralmente diferentes, estamos hablando de aquello que “conocemos” de la vida de otro ser humano que sucedió hace 71 años y murió hace 32… Caruso ya no puede contestarnos.

    Estando en escenarios donde no se han perdido las garantías individuales creo que uno solo puede suponer, uno puede dejarse permear por el pasado -que tampoco es fácil, pero a la vez muy diferente-, a ciencia cierta uno solo puede imaginar… Me parece que la importancia de dar a conocer la historia es la búsqueda de hacer conciencia, a lo cual se opondría el no hacer acuse de recibo, el actuar como avestruz o, en los extremos,  yendo más lejos, como el buitre depredador que se alimenta de los muertos.

    ¿Cómo saber cuál es el principio y cual el final de una madeja?

    La idea que se propone, con este trabajo, es de voltear a mirar los añejos surcos que quedaron ocultos entre la hiedra que se dejó crecer -durante cierto tiempo- a alrededor de la noticia de que Caruso trabajó en Spiegelgrund. Se puede sacar una lupa para estudiarla, mirarla y conocerla o se puede intentar cortar de tajo, como si de hiedra venenosa se tratara… En cada Novela Institucional existen encuentros y desencuentros, amores y desamores, culpas y vergüenzas propias y ajenas, mismos elementos que en condensación han apuntalado o talado el movimiento y la historia de la institución y de los sujetos que la habitan…

    No se puede dejar de lado que, asimismo, la institución está inserta en una cultura y en  una sociedad, que a su vez son también organismos vivos y cambiantes2…  Cultura y sociedad, especificas, históricas, contextuadas.

    Y, tras el recorrido por este escrito y por las reflexiones que su trabajo me generan,  una lectura personal es que, ante una inminente cercanía física y generacional con abuelos y padres, familiares y vecinos, amigos y sociedad, cuando estos han sido desgarrados en conjunto por la implicación en sucesos terribles, ya sea como actores, como víctimas, como ambos (¿cuándo hay un solo lado?), implicados en actos del orden de la inhumanidad y el horror, puede ser que las personas busquemos generarnos pausas en el tiempo y en la distancia, pausas para lavarnos las manos quizá. Pero también pueden ser para tomar un respiro, para olvidar, para retomar el camino cotidiano en búsqueda de una vida sin sangre, sin muerte, sin dolor…  En el imaginario y en el deseo que eso –imposible-,  callando,  volteando   o  negando,   se  haga  una  suerte  de  realidad.

    También la duración e intensidad de tales pausas, tales formas de atender o desentender tendrían que ver con cada uno. Ya que, en algún momento dado, puede surgir el interés de mirarlo de frente y dejarse empapar por todo aquello que ya nos tenía “abarcados” desde tiempo atrás y no teníamos cómo figurarlo.

    “Pero ¿no es posible también que estos nombres del lenguaje cotidiano sean incapaces de expresar las emociones reales y que por eso se produce un mutismo público, porque se llega a los límites de la empatía? ¿Porque el intento de comprensión, un querer entender, se acerca tan sospechosamente a la excusa?” Fallend (2010).

    Creo que aquí también se puede plantear una distinción: entender es diferente que estar de acuerdo, entender no es necesariamente excusar, porque justo me parece que tiene que ver con el esfuerzo por conocer y ahondar en el contexto histórico, social y cultural bajo el cual nace, crece, se debate, se afecta y transcurre la Institución Analítica a partir de Viena y de ahí al mundo, llegando a México y al CPM.

    ¿Y de qué sirve preguntarse “eso”? ¿Ya para qué? Caruso ya murió, hace años que no se lee en el CPM3 … Viena y la Segunda Guerra Mundial están muy lejos en el tiempo y en el espacio… ¿Realmente es así? ¿En verdad el analista puede desmarcarse de esa forma? Ciertamente es posible… Pero, hay riesgos, Freud lo dijo, el pasado siempre regresa, y más si no se le ha trabajado… Es ese «personaje incómodo» que fue expulsado de la sala de conferencias, y que sigue buscando entrar por todos los medios… Y lo logra, se cuela y reaparece por donde menos se lo esperaba, nunca se irá… Y el pasado de Caruso retorna, incluso muerto lo persigue… Me preguntaría ¿A él o a uno?

    Uno construye convicciones las cuales, siendo honestos, es difícil saber hasta qué punto y hasta cuando pueden ser sostenidas… Hay tantas aristas como subjetividades implicadas, y sin embargo, me parece fundamental poder hacerse un espacio para pensar, para pensarse y pensarlas. Es ante la muerte de niños que me encuentro sin estómago para digerir esto, me parece una aporía  ¿Por ello será que Caruso no ahondó en dar cuenta de “eso” que él hacía diariamente durante ocho meses y en cómo llevó eso en su  persona después?

    Por mucho que duela enterarse de estos hechos me parece que, no retirar la mirada, en la medida en que nos permitimos el acceso a “eso” que se quisiera evitar y nos retuerce, y si nos afecta es quizá porque nos implica. La enorme dificultad con la que la vida nos enfrenta, podría pensarse, es que las situaciones generalmente no tienen sólo dos lados… Es realmente difícil que algo sea blanco o negro… Lo que cierra  el candado son los extremos porque se llega al orden de lo totalitario, de la radicalización de los puntos de vista o de los actos, quizá de reacciones que van de generación en generación dando pie a situaciones que pueden dejarnos muy mal parados.

    Las palabras que se han escrito aquí son un intento personal de elaboración y cuestionamiento de lo encontrado, en una búsqueda por un recorrido propio, en el entendido que hay tantos y tan variados como interesados se encuentren.

    Retornando a la teoría psicoanalítica y retomando el concepto de la “sobredeterminación”, que Freud emplea para el estudio de la histeria y del sueño,  éste constructo presenta a ambos como el resultado de un conflicto que busca expresarse. La sobredeterminación es producto de la condensación y del desplazamiento Algo de eso hay acá, me lo parece. Puede servir para pensar y hacer analogías con este escrito el cuestionar como: un solo factor, un solo cuestionamiento, un solo punto de vista no basta para producir o explicar lo que sucede en las comunidades psicoanalíticas implicadas con Caruso, una vez conocida su participación en Spiegelgrund.

    Y tal “madeja” de sucesos y efectos muestran a nivel tópico, dinámico y económico la cantidad de elementos que puede contener al respecto el inconsciente personal y grupal. Hay bastas líneas que pueden elaborar los sucesos, independientemente de sus diferencias entre sí, lo cual no quiere decir que exista un número indefinido de explicaciones: cada una de estas requiere de verificación. Las diferentes cadenas asociativas, que hay en el sueño y en la histeria, se podrían poner al paralelo de las distintas formas de elaboración de lo encontrado, las cuales podrán coincidir en más de un punto preciso, pero, afortunadamente, será difícil encontrarnos coincidiendo unívocamente en los puntos trabajados… Habrá tantas diferencias como inconscientes.

    Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, se encuentran miles de obras de arte provenientes de muchos de los países conquistados por Hitler, almacenadas clandestinamente en diferentes lugares por Herman Göring, entre otros, y pertenecientes tanto a los principales museos de Europa, como a colecciones particulares incluyendo de judíos por supuesto. Estos cargamentos inmensos se llevaron a lugares como el interior de una mina en Neuschwanstein, convertida en un inmenso laberinto de túneles transformados en bodegas con oficinas, mesas de restauración incluso de varios pisos cada una, conteniendo pinturas, esculturas, libros, de artistas de la talla de Miguel Ángel, Gante, Rembrandt, Rubens, Botticeli, Da Vinci, Masaccio, Degas, Correggio… «Pero aún quedaban objetos para los cuales había pocos sobrevivientes reclamando. Menorahs adornadas, copas de plata sacramentales, coronas de Torah, Torahs y otros objetos preciosos de las comunidades judías diezmadas» (Con base en el Documental «El saqueo de Europa. Parte I»).

    El historiador alemán Ralf Rossmeissl trabaja, hoy día, en restaurar y honrar algunos de los objetos religiosos judíos que sobrevivieron para devolverlos a sus generaciones presentes. Él -siendo cristiano- adquirió una colección de coronas de Torah de plata de la guerra, que traen pequeñas campanas adentro llamadas «rimonim»… Y dice Rossmeisl «Cuando escucho el tintinear del rimonim judío me hace temblar, y con la primera llamada telefónica […], cuando se la coloca delante del auricular y se la hace sonar hace que la otra persona tiemble, a diez mil kilómetros de distancia«.

    Pienso entonces que así como puede haber divergencias de pensamiento con respecto a lo sabido de Caruso, también puede haber convergencias, coincidencias y posibilidades de diálogo y de rehistorización del ahora: del cómo esto puede ser abierto, explicitado y mostrado como una parte del pasado que no se conocía, pero finalmente del pasado que tenemos en común en tanto comunidad analítica vinculada con Caruso.

    Y retornando a Rossmeissl, él dice buscar devolver un “poquito de lo bueno”, qué mayor muestra simbólica del significado de una creencia y, por ello, causa de la persecución de una raza, que sus estandartes religiosos.

    En el mismo documental se presenta que «A principios de 1949 las autoridades soviéticas devolvieron más de un millón y medio de obras de arte. La mayoría a países de Europa de Este, las devoluciones se detuvieron a comienzos de la década de 1960. Con la caída de la URSS en 1991, vinieron los primeros informes sobre los depósitos secretos donde quedaban decenas de miles de “obras de arte trofeo”, lejos de la vista del público». Obras de arte que comenzaron a ser reclamadas por Alemania, entre otros.

    Y otra vez entran estas encrucijadas insalvables: un grupo de rusos  a los que les parece que quedarse con ese arte es una mínima cuota por todos sus muertos en la guerra y, por otro lado, otro grupo de rusos donde está Mikhail Shvydkoi, ministro ruso de cultura de 2000 al 2004, quien dice: «Esto siempre fue una carta política de los extremo-nacionalistas [rusos]. Mi posición es simple: Debemos hallar una solución civilizada. Recuerden, debemos de vivir en Europa juntos por un largo tiempo. El saber que una pintura alemana está colgada en la pared del Museo Pushkin no puede curar el dolor de mi padre volviendo a casa de Stalingrado sin los dedos».

    Sus opositores le discuten que no hay una familia en Rusia que no haya perdido a alguien en la Segunda Guerra Mundial, generación que todavía vive con esas pérdidas. Y piensan que “Hay que dejarlos en paz, Alemania provocó dos guerras, es inmoral que todavía estén pidiendo que se les devuelvan las piezas de arte. Hay que dejar pasar dos o tres generaciones y entonces buscar resolver esa cuestión. Ahora es imposible resolver ese problema sin lágrimas de sangre». He aquí una muestra de la necesidad para algunos de “hacer pausas” como se decía más arriba.

    Cuando Roissmeissl logra, tras una búsqueda exhaustiva, devolver sus objetos religiosos a la familia Weinschenk  para lo cual se prepara una emotiva ceremonia, él reflexiona «No se trata de investigación, ni de historia del arte, ni del contenido en plata de los objetos… Es que de esto, vuelve a crearse vida, vida que resuena en los corazones de la gente«.

    Los hallazgos de Roissmeissl y su intento por devolver objetos que son preciosos por su significado simbólico e histórico son un intento de restauración en el otro y quizá en sí mismo por el pasado alemán del que proviene –esta ya es conjetura personal-.

    Y agrega, «El arte pertenece a la humanidad. Sin esto, somos animales. Solo luchamos, vivimos, comemos. El arte es lo que nos hace humanos«

    …Para muchos de nosotros el psicoanálisis y la búsqueda de su ejercicio es asimismo un arte, que requiere de pasión, de trabajo y de jugarse adelante y atrás del diván. Las posibilidades que nos presenta a nivel teórico y clínico permiten tanta plasticidad como deseo tenga el que las ocupa.

    Me parece importante concluir con la brújula apuntando hacia la creación que abre la continuación de recorridos, posibilita y apuntala elaboraciones, en una disposición a la vida, no dejando de tener en cuenta que se va a acabar, que permanentemente nos hace resbalar y justo por ello hay que contemplarse al caminar.

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    “The war against the inferior”. Sitio de internet “The History of Nazi Medicine in Vienna”

    Sitio de internet del Círculo Psicoanalítico Mexicano A.C: www. cpmac.net

    Filmografía.-

    Documental “El saqueo de Europa parte I”. (2006) Escrito, dirigido y producido por: Berge, R.;Newnham, N.; Cohen, B. Basado en “The rape of Europe” by Linn H. Nicholas. Actual Films in Association with Agon Arts & Entertainment & Oregon Public Broadcasting.

     


    1Cabe mencionar que los miembros activos son los así llamados responsables y representantes de todas las actividades relacionadas con el funcionamiento del CPM. Los miembros adherentes son los que participan en seminarios de la formación impartida por el CPM (Con base en la página oficial del Círculo Psicoanalítico Mexicano www.cpmac.net).

    2“Las teorías y las escuelas como los microbios y los glóbulos, se devoran mutuamente y por su lucha garantizan la continuación de la vida”. Marcel Proust. Epígrafe usado por Roudinesco (1986). p. 6.

    3Me parece que la Generación 25° -a la que pertenezco- es de las pocas donde todavía se leyó a Caruso. Desconozco si actualmente y en un futuro formaría parte del seminario “La Institución Analítica” o algún otro.

  • La presencia de Igor A. Caruso en Brasil *.

    La presencia de Igor A. Caruso en Brasil *.

     Eliana Rodrigues Pereira Mendes

     

    Igor Caruso nace en Rusia, en una familia noble de ascendencia italiana, llegó a ser un renombrado psicoanalista en Viena, especialmente en el periodo posterior a la segunda guerra mundial. Fue uno de los principales representantes de la corriente de psicoterapia existencial y fundador del Círculo Vienés de psicología Profunda en 1947, además de uno de los fundadores de la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (IFPS) en 1962. En Brasil ayudó a consolidar el Círculo Psicoanalítico de Minas Gerais (CPMG), en 1963 y participó en la fundación del Círculo Brasileño de Psicoanálisis (CBP), que congrega Círculos federados en varios estados brasileños. Importante en la creación y desarrollo de otros círculos de trabajo psicoanalítico en América Latina, no se alineaba a los rígidos patrones de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API) y quería darle al psicoanálisis

    … una orientación intelectual, espiritual y filosófica. Lo consideraba, a la luz de la fenomenología, como un método de edificación de la personalidad humana (o personalismo), destinado no a adaptar al sujeto a los principios de realidad, sino a resolver las tensiones resultantes de su relación conflictiva con el mundo. (Roudinesco; Plon, 1987. P. 104)

    El presente escrito tiene como objetivo reavivar su memoria, en ocasión de los cincuenta años de existencia de la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas, conmemorados en 2012, y de los cincuenta años del Círculo Psicoanalítico de Mina Gerais, que en 2013 cumple también su cincuentenario, homenajeando a quien fue uno de nuestros primeros maestros.

    Igor Caruso estuvo en Brasil en dos ocasiones: la primera en 1956, cuando fue fundado un grupo de estudios psicoanalíticos en Pelotas, en Rio Grande do Sul; la segunda, fue en Belo Horizonte, en los años 1968 y 1969.

    La primera invitación a Caruso fue hecha por Monseñor Malomar Lund Edelweiss, sacerdote de la Iglesia Católica, que, junto con el matrimonio de Gerda y Sigfried Kronfeld, fundó el grupo de estudios psicoanalítico de Pelotas (RS).

    El profesor Edelweis en 1956 era Director de la Facultad de Filosofía de Pelotas. Quien le presentó el nombre de Caruso fue el psicoanalista húngaro Belá Székely, naturalizado argentino, que le habló acerca de la nueva orientación carrusiana: “…de cierto modo existencialista, pero en cierto sentido cristiano y humanista.” (Amoretti, 1992. P. 116) Le fue presentado tanto desde el punto de vista de su capacidad intelectual, cuanto como un profesional psicoanalista. Belá Székely mostró a Edelweis el primer libro publicado por Caruso –Psychoanalyse und Synthese der Existenz-, traducido al español como Análisis Psíquico y Síntesis Existencial. Esas referencias condujeron al profesor Edelweiss a Viena, donde realizó un análisis con el propio Caruso y, a su retorno a Brasil, fundó el Círculo Psicoanalítico de Psicología Profunda, de inspiración carrusiana. En la misma época, fundó también el Instituto de Psicología anexo a la Facultad Católica de Pelotas. La invitación inicial fue para una visita a la ciudad, pero Caruso fue también a Porto Alegre para hablar en la Universidad Católica de ahí. Caruso permaneció casi cinco semanas en Brasil dando cursos, sobre los cuales se publicó el libro Bios, Psyque, Persona, que presentaba la evolución de su pensamiento en relación al ser humano, considerado desde el punto de vista tanto filogenético como ontogenético. En esa ocasión fue muy apreciado y aplaudido. Fue también a São Paulo para dar conferencias.

    ¿Cómo se dio la opción de Caruso para ser maestro y padre intelectual de los primeros analistas de ese grupo? La verdad, era más fácil hacer una formación analítica en esa época, en Buenos Aires, por la proximidad geográfica con Rio Grande do Sul. Ya había analistas destacados, como Pichon-Rivière, Marie Langer, Angel Garma, entre ortos, que yaimpartían formación psicoanalítica. Pero el grupo prefirió apostar la formación con Caruso. Por ser un grupo de orientación católica, fue importante la visión carrusiana humanista y cristiana, que podría ser también pastoral y religiosa.

    Al final de la década de 1930, el gobierno austriaco, controlado por los nazis, promovió duras persecuciones al psicoanálisis, que acabaron por llevar a Freud a exiliarse en Inglaterra.

    “En ese periodo, la Iglesia Católica, poderosa en Austria, fue tal vez la única institución de envergadura que pudo ofrecer cierta resistencia, no exenta de riesgos, a los nazis, permitiendo también un relativo abrigo a los profesionistas de la salud mental que no deseaban colaborar” (Amoretti, 1992, p. 119)

    Incluso en la pos-guerra había cierto clima de hostilidad en Viena, principalmente hacia Freud y sus discípulos. Así que, fue natural, que –cuando Caruso creó el Círculo de Psicología Profunda buscando mantener viva la llama del psicoanálisis-, hubiese aproximación e inclusión de muchas personas con fuertes vínculos católicos, entre ellos, el barón Viktor Von Gebsatell, psicoanalista cristiano, que fue analista de Caruso de 1944 a 1945. El propio Caruso había hecho su formación en Lovaina, en Bélgica, en una universidad católica.

    En esa época, sus escritos dan a percibir una crítica que se dirige más consistentemente a la “visión de hombre” delineada por la teoría freudiana, particularmente a través de la teoría de las pulsiones y de la sexualidad. A ella se contrapone una visión de la totalidad de la persona humana y particularmente de una jerarquía de valores, en la cual los valores religiosos y la creencia y la fe en Dios ocupan el lugar primordial. Su primer libro Análisis psíquico y síntesis existencial trata de esos asuntos, además de resaltar la importancia del método freudiano de análisis psíquico, al cual no había que objetar.El libro revela eclecticismo teórico, observándose que Jung es muy citado en él, tal vez mas que Freud, y Dios, religión y vocación predominan en el índice de conceptos sobre los contenidos psicoanalíticos clásicos. La orientación psicoterapéutica de Caruso era denominada psicoanálisis personalístico. Caruso no se consideraba freudiano, ni junguiano, ni adleriano, tampoco se alineaba a ninguna otra vertiente psicoanalítica.

    Sería considerad carrusiana una escuela que se caracterizase por un conjunto de elementos como la inserción de la teoría en el marco de la fe y de los valores cristianos, con cierto eclecticismo teórico, aunque no explícitamente reconocido por Caruso, con una crítica a aspectos teóricos diversos del psicoanálisis. Tal vez por todo eso Caruso había rechazado ese su primer libro e impedido la traducción al portugués. Más tarde el mismo solicitaría a sus pares que no se dijeran “carusianos”, ya que él se veía, como un “freudiano”.

    Siguiendo su trayectoria de pensamiento, en el peridodo de pos-guerra, la crítica a cualquier ortodoxia o dogmatismo existentes transforman el Círculo de Psicología Profunda en el centro de una variada riqueza de estudios, donde psicoanálisis, psicología analítica y psicología existencial, ecumenismo, etología, antropología, filosofía y psicopedagogía atraerán la atención y la participación, en mayor o menor grado, de personas como Konrad Lorenz, Jean Piaget, Jacques Lacan, entre otros. En esas circunstancias, los pensadores de la Escuela d Frankfurt comenzarán a ser estudiados (adorno, Horkheimer, Erich Fromm) y después Herbert Marcuse, Norman Brown, Jean-Paul Sartre, Ernest Bloch, lo que llevó a Caruso a confrontarse con los textos de Marx, Engels, Lukács, Reich y otros marxistas. La trascendencia vertical –Dios-, que daba sentido a la existencia humana, se transforma, en un movimiento de rotación, en la esperanza de una trascendencia horizontal, es decir, histórica: en la historia de los hombres concretos, que con esperanza y a través de la praxis, tendrán que conquistar su liberación y dar sentido a su vida. El reflejo de esa riqueza de contenidos incorporados va a manifestarse en la extensa obra escrita de Caruso, que abandona gradualmente la actitud ecléctica en relación a la teoría y la práctica psicoanalíticas, tornándose progresivamente materialista freudiano. Simultáneamente, Caruso desarrolla una intensa clínica en Viena, además de asumir un papel importante en la difusión del psicoanálisis en el mundo latinoamericano: primero participando en la fundación del Círculo Brasileño de Psicoanálisis (CBP); después en los Círculos de Colombia, de México y de Argentina. En ese periodo también funda la Federación Internacional de Círculos de Psicología Profunda, la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (IFSP), en las cuales el común denominador, según Caruso, es la técnica psicoanalítica clásica freudiana, junto a la apertura a todas las cuestiones sociales.

    En los años 1960 Caruso viajó por segunda vez a Brasil. El profesor Edelweiss fue invitado por un grupo de psiquiatras de Belo Horizonte a fin de hacer análisis didácticos para la formación de analistas. Ese grupo, del cual deriva el Círculo Psicoanalítico de Minas Gerais, invitó a Edelweiss a radicar en Belo Horizonte, y efectivamente el Círculo fue creado en 1963, cumpliendo cincuenta años en 2013. El profesor Edelweiss era el analista de todos los candidatos, además de dar cursos sobre la teória psicoanalítica y cuidar a la sociedad incipiente. En el intento de proporcionar una formación más integral a ese grupo, dar la oportunidad de realizar análisis personales y supervisión con alguien de la estatura de Caruso, este permaneció con nosotros entre 1968 y 1969. En esa ocasión impartió un curso titulado La filogénesis y la ontogénesis de la personalización, que fue ofrecido a todo público interesado de Belo Horizonte, inclusive profesores y alumnos de las universidades de la ciudad, además de otras personas deseosas de adentrarse en el tema. Su presencia oxigenó al Círculo naciente y fue muy importante en ese primer momento, para consolidar sus bases psicoanalíticas y la convivencia entre pares.

    Bajo su inspiración fueron formados Círculos en otras ciudades brasileñas, como Rio de Janeiro, Salvador y Recife. Caruso influenció tanto como fue influido por su experiencia en Brasil.  Coincidentemente, el año de 1968 fue un periodo de recrudecimiento de la dictadura militar en nuestro país, durante la cual la libertad política sufrió duras restricciones. Ciertamente, el hecho de vivenciar esa agitación a través de sus analizados le trajo más inquietudes existenciales, exactamente en el momento en que sus convicciones estaban en cuestión.

    Por amor a la verdad de su causa, Caruso abandonó una posición cómoda que le daba importancia y proyección internacional como el mayor líder mundial de un psicoanálisis con matiz religioso e hizo una autocrítica digna de admiración a ese respecto en 1971, cuando, entre otras cuestiones pregunta: “¿No será la religión, necesariamente, una infantilización del hombre? ¿Será que el hombre puede, aún, cumplir su misión específica que consiste en humanizar integralmente a la naturaleza, a la sociedad, al Cosmos, y seguir creyendo que existe una Razón extrahumana?” (Amoretti, 1992, p.121).

    Ese radical cambio de orientación ideológica de Caruso, coincidente con el periodo pos-fundación del Círculo Brasileño de Psicoanálisis, permite asumir el impacto y las contradicciones vivenciados por los integrantes del amanecer de ese grupo y la posibilidad del sentimiento de haber sido sometidos a un engaño, cuestión que, en tanto, sólo podría ser respondida por ellos. Ya los más nuevos podrían tal vez resentirse de una posición que no fue estrictamente frreudiana en la concepción inicial de Caruso, o que los volvería ‘menos psicoanalistas’ en frente de los nuevos modelos teóricos kleinianos, winnicottianos y después lacanianos. Para quien no está en el centro del mundo (como nosotros, en América Latina), existe una gran necesidad de estar actualizado con lo que se configura como los últimos modelos teóricos de un momento dado.

    Lo que acabo ocurriendo fue que, a lo largo del tiempo, hubo un abandono completo del estudio de los libros y trabajos de Caruso, principalmente después de su salida de Belo Horizonte. Puede haber contribuido para eso el hecho de que, en su conjunto, la obra de Caruso, extremadamente rica, se volvió compleja y de difícil comprensión. Ya que lleva consigo una contradicción interna, que resulta de las diferencias profundas de perspectiva entre cada una de sus diferentes fases. Es necesario hacer un inventario completo de su obra con un análisis específico de contenido de cada texto, de cada libro, además de un análisis en conjunto. Tal procedimiento podrá mostrar una teoría para el análisis sistemático de las ideologías y de las contradicciones, que no se ven en ninguna otra escuela psicoanalítica. Eso evidencia también una harmonía interna en esa trayectoria, aspectos permanentes de su identidad personal e intelectual, de acuerdo con el concepto “carusiano” de personalización (permanencia y superación). Caruso entendió que el ser humano, independientemente de sus ideologías, no pierde ni gana valor por sus creencias. Ellas son solamente las herederas del narcisismo infantil, ahora modificado, en “libido narcisista” fuertemente investida en la constitución del ideal del yo y expresada a través de múltiples ideales, lo que coloca todo el sistema de creencias e ideologías en contexto con un abordaje metapsicológico y pulsional, por tanto esencialmente freudiano, sin, con todo, excluir la influencia de la dialéctica permanente de la socialización.

    Como herencia cultural de Caruso, en su primera fase de 1966 a 1971, (Amoretti, 1992 p.122) Amoretti comenta que ocurre una experiencia única en Brasil, de aproximación del psicoanálisis con la religión. Por interés mutuo del Círculo Psicoanalítico de Rio Grande do Sul y de la Iglesia Católica en difundir al psicoanálisis con el objetivo de una renovación teológica, fueron organizados cursos para padres y monjas de aquellas comunidades, y esos religiosos comenzaron su análisis personal. Es cierto que muchos de esos padres y monjas abandonaran su orden religiosa. Algunos hicieron formación psicoanalítica, pasando a integrarse al Círculo Brasileño de Psicoanálisis hasta que, finalmente, en 1971, esos cursos fueron prohibidos por un obispo conservador. Hay evidencia aún de que la realización de los cursos continúo repercutiendo en las órdenes religiosas, y las nuevas ideas fueron diseminadas por todo Brasil, particularmente a través de religiosos que más tarde se alinearían al movimiento de Teología de la Liberación.

    Personalmente, quiero recordar que la Iglesia Católica tuvo mucha importancia en ese momento de fuerza de oposición a la dictadura militar. Varios otros líderes  derivados de ese movimiento llegaran a ser parte del entonces naciente Partido de los Trabajadores, que se opuso al gobierno militar hasta que la dictadura fue derribada.

    Caruso tuvo traducidos al portugués dos libros: Psicoanálisis y dialéctica y La separación de los amantes, una fenomenología de la muerte. Escribió varios artículos para revistas que fueron muy leídos y bien aceptados en esa época.

    No puedo dejar de hablar de mi experiencia personal con Caruso. En 1968, cuando su estancia en Belo Horizonte, mi ciudad natal, fui a tomar su curso La filogénesis y la ontogénesis de la civilización, dictado en francés. En esa ocasión, era todavía una estudiante universitaria, pero algunos de nosotros, universitarios, tuvimos la oportunidad de participar de esos cursos porque nuestra profesora de psicoanálisis era una de las organizadoras del curso. Mi interés por el psicoanálisis aumentó más lo que inspiro a seguir la profesión de psicoanalista. El profesor Caruso gustaba salir después de clases con el grupo de universitarios, encuentros de los que participé muchas veces y mantuvimos animadas conversaciones. Su alta posición intelectual no nos alejaba de él, un hombre sensible y amable. Sin duda, era una persona compleja y profunda. Lo mismo “no siendo transparente, permitía ser descifrado por quien se aproximase afectivamente a él.” (Correa, 1981, p.34). Comenta también que como amigo era acogedor y, rompiendo su estilo reservado, conseguía expresar afecto y cariño a través de pequeños gestos.

    Fue con alegría y satisfacción que vine a ocupar, por casualidad, con un grupo de colegas, como nuestro primer consultorio psicoanalítico, exactamente el apartamento que Caruso uso en su estancia en Belo Horizonte. Siempre considere esa coincidencia un buen augurio para mi vida profesional y personal.

    Referencias

    Amoretti, R. (1992), “Labirintos da identidade: fragmentos da história do Círculo Brasileiro de Psicanálise (CBP)”. En: Estudos de Psicanálise, São Paulo, n. 14, 1992, p. 113-123. Publicação do Círculo Brasileiro de Psicanálise.

    Corréa, C. P. (1981), “Obituário de Igor Caruso.” En: Estudos de Psicanálise, Salvador, n. 10, 1981, p. 33-35. Publicação do Círculo Brasileiro de Psicanálise.

    Roudinesco, E.; Plon, M. (1997), Dicionário de psicanálise. Rio de Janeiro: Zahar.